lunes, 29 de abril de 2013

Sin cambios para visitar al "Calamar", este martes, desde las 15 y sin TV.

Aún con los ecos del desahogo por la victoria ante Témperley, el último miércoles en el Urbano, por el postergado de la fecha 33º de la "B" Metro (suspendido el martes 2 de abril, en virtud de la feroz tormenta que anegara múltiples barrios de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y de la Ciudad de La Plata y sus alrededores), el Deportivo Morón no cuenta con demasiado tiempo para festejos, dado que mañana, martes 30 de abril y desde las 15 hs., el Gallo deberá visitar a Platense en el "Estadio Ciudad de Vicente López", sin televisación en vivo y el arbitraje de Martín Gonaldi, encuentro correspondiente a la 38º jornada del torneo de la primera "B" Metropolitana, temporada 2012/2013.

Para dicho cotejo, y por primera vez en cinco ocasiones anteriores, desde que asumiera la dirección técnica del Gallito, Mario Darío Grana repetirá equipo, respecto del once que iniciara el partido ante el "Gasolero", con una única modificación en el banco de los suplentes, a partir de la vuelta al primer equipo del neuquino, Dante Martín Zúñiga, quien ante el "Celeste" cumpliera con la fecha de suspensión, por haber alcanzado el límite de cinco amarillas, e ingresará en lugar del juvenil volante central, Rodrigo Basualdo.

En consecuencia, el elenco titular del Gallo, que intentará prolongar la alegría del miércoles próximo pasado, con otro buen resultado ante el "Calamar", será el siguiente: Alejandro Esteban Migliardi (capitán); Osvaldo Héctor Vila, Gonzalo Nicolás Juárez, Ariel Omar Berón, Ariel Otermín; Luis Ferreyra, Lionel Coudannes, Martín Rodrigo Granero, Matías Exequiel Orihuela; Mariano Matías Martínez (cuatro amarillas), Damián Emilio Akerman.

Completan el listado de concentrados en el ya tradicional escenario del predio de "Las Clavelinas", en Ingeniero Maschwitz, e integrarán el banco de los relevos, mañana desde las 15 hs.: Diego Alberto Ezquerra, Cristian Leandro González (cuatro amarillas), Juan Martín Cadelago (al límite de amonestaciones), Dante Martín Zúñiga, Armando René Lezcano, Víctor Damián Meza y Ramón Darío Abila.

                                            Foto: Leonela Albañir.

jueves, 25 de abril de 2013

Sangre, sudor y Grana.


Si en la previa de la confirmación de Mario Grana, como nuevo director técnico del Gallo (tras el demorado adiós de Norberto Salvador Daniele), existía una certeza entre los socios y simpatizantes del Deportivo Morón, sobre alguna cualidad distintiva y sobresaliente que pudiese devengar de la contratación de uno de lo últimos ídolos modernos, era que nadie como él, podría ser capaz de hacer entender a este desdibujado plantel del significado que conlleva jugar en Morón y en particular, contagiarles algo del amor propio, la prodigalidad y el coraje dentro del campo, que supo construir como marca registrada durante sus años de jugador profesional, vistiendo la del Gallo o cualquier otra que le haya tocado defender, tanto dentro como fronteras afuera del país.

Por eso, más allá de alguna polémica marginal sobre la oportunidad de su contratación o la experiencia que pueda acreditar como entrenador, fundamentalmente en el Paraguay (aunque, en este punto, dable es destacar que no cualquier técnico ha sido capaz de dirigir a un “grande” del fútbol guaraní como Cerro Porteño, máxime siendo foráneo y prescindiendo de la idolatría que también supo ganarse entre la afición del centenario “Ciclón” de “Barrio Obrero”), sorprendió en las primeras cinco fechas, ya en su mueva función de “bombero” en este enorme incendio llamado Deportivo Morón, que los jugadores de este bipolar plantel no hubieran podido demostrar en esos matches, prácticamente poco y nada del espíritu ganador, combativo y el temperamento, que intuimos debiera haber sido el primer trabajo de contagio y concientización emprendido por Grana, sólo reflejado en el esfuerzo y la frescura de los juveniles promovidos con mayor continuidad y confianza por el nuevo entrenador, tales los casos de Matías Exequiel Orihuela, Ariel Omar Berón y Rodrigo Basualdo; éstos dos últimos, los de menor rodaje y mayor rendimiento dentro de la cancha.

Sin embargo y desde el empate en cero con Central Córdoba de Rosario, en el “Gabino Sosa”, y a pesar que los resultados hayan sido más que esquivos durante algunas fechas más, evidentemente y a partir del ejemplo juvenil de los menos experimentados, el resto de sus compañeros comenzarían a dar algunas tenues señales de reanimación vital dentro del campo de juego, como para intentar poner en práctica un camino de retorno absurdamente tardío, pero no lo suficiente como para intentar sumar los puntos necesarios que nos alejen del descenso en este temporada, por mérito propio, y fundamentalmente, con el objeto de acopiar la mayor cantidad posible de unidades, de acá y hasta el final del torneo, de validez testimonial durante el presente campeonato, pero de importancia sustancial para engrosar el inquietante coeficiente de la compleja campaña que se nos avecina, en la 2013/2014.

Por ello, y ante el posible interrogante sobre qué habría de cambiar en el primer equipo, en el corto lapso que mediara entre la injusta derrota del último domingo ante Atlanta, pero caída al fin, y el triunfo con justicia, aunque sin que sobrara demasiado, frente a Témperley del miércoles próximo pasado, un intento de explicación podría sintetizarse en una única y contundente virtud, de igual valor emocional y futbolístico: la ACTITUD.

En efecto, este acomplejado Morón que deambulaba por los campos de juego, sin saber bien qué plantear y en especial, incapaz de recuperarse anímicamente ante el primer cimbronazo en contra, supo hallar ante el “Gasolero” los goles que quizá no encontró ni fuera capaz de generar, en términos merituables y de desequilibrios indispensables, en los cotejos previos, a excepción del desnivel inicial ante Almagro en el Urbano, que luego deviniese en un cachetazo feroz, más a fuerza de deméritos propios que de virtudes ajenas (como en varios pasajes de la presente campaña, dicho sea de paso).

Sin embargo, con una mayor dosis de solidez irradiada desde el fondo, a partir de una saludable vuelta de Gonzalo Nicolás Juárez a la titularidad (en esta ocasión, más parecido al férreo defensor que enfrentáramos con la casaca de Acassuso y no la versión lenta y vulnerable de comienzos de torneo), correctamente secundado por Ariel Berón en el centro y Osvaldo Héctor Vila en el andarivel derecho, aunque mostrando las mismas dudas y ventajas de siempre por la franja opuesta, solucionadas en buena medida, a partir del ingreso de un combativo Juan Martín Cadelago por Ariel Otermín.

Y un mediocampo más balanceado y “raspador”, gracias a las incorporaciones de Martín Rodrigo Granero y fundamentalmente, del reaparecido Luis Ferreira, quien sin minutos en el presente torneo, constituyera uno de los puntos más altos del equipo, facilitando la tarea defensiva de Vila, con su cobertura del carril derecho, por donde no permitiese progresar a los volantes de creación del “Celeste”. La excepción a esta búsqueda táctica, la constituyó nuevamente Lionel Coudannes, un volante de enormes cualidades técnicas, pero con enormes deficiencias temperamentales.

Con un 4-4-2 más acorde a un equipo de la “B” Metropolitana, y planteando el esquema lógico de juego para la categoría, con más lucha en el medio que lujos improductivos, este Deportivo Morón renovado desde lo anímico y un poco mejor plantado, y tal vez más asentado en la realidad que le toca transitar, se las ingenió para generar el poco o mucho fútbol del que había adolecido en las mayoría de los encuentro precedentes, siempre desde la asunción de Mario Grana, lo que determinase que Mariano Matías Martínez pudiera acompañar más efectivamente en ofensiva a Damián Emilio Akerman, sin tener que desgastarse inútilmente en el intento por recuperar el balón en mitad del campo, neutralizando su enorme potencial como delantero asistidor o referencia de área, no exento de un sacrificio y una prodigalidad encomiables y subrayables.

Precisamente a través de la mejor dupla ofensiva que pudiese exhibir el Gallo en la temporada, llegarían los dos demorados y ansiados gritos durante la primera etapa, primero ante una habilitación perfecta de Damián Akerman para que Martínez facture ante la salida de Federico Crivelli, y más tarde por intermedio del propio Akerman que, tras ocho largas jornadas anotaría su gol 23 en el actual torneo, para sacarse la mufa de una sequía sin precedentes en la campaña y de significativa e indudable relación en el bajón futbolístico del equipo, en el marco de las últimas diez fechas sin victorias, con ocho derrotas y sólo dos empates.

Claro está que, si a este Morón muy pocas veces las victorias le resultaron sencillas y holgadas, mucho menos en el actual contexto de necesidad y austeridad, el regreso al triunfo ante el “Gasolero” habría de resultarle relajado y vistoso, convirtiendo una vez más a Alejandro Esteban Migliardi en “San Chiche”, merced a un par de salvadas providenciales, ante una visita que, sin embargo, acercaría peligro hasta el arco del capitán del Gallo, en un par de contadas y punzantes oportunidades, limitándose en definitiva, a monopolizar la tenencia del balón (fundamentalmente en el segundo tiempo y ante la necesidad de salir a revertir el dos a cero en su contra), pero sin hallar jamás la profundidad requerida, salvo en aquellas contadas ocasiones referidas, en las cuales respondiera con acierto el eterno “patrono del arco del Deportivo Morón”.

Un apartado especial para la impresentable y dudosa actuación de Paulo Vigliano, árbitro del partido, quien desde el dos a cero en adelante, inclinara decidida y grotescamente la cancha en favor de la visita, sancionando con falta para Témperley, toda jugada de roce normal en un deporte de contacto e inventando la infracción, en el caso que ni siquiera se hubiese producido el cruce entre protagonistas. En este punto y si bien hemos asistido a más de una performance fallida durante las últimas temporadas, en el marco de un referato argentino que, por lo menos en el ascenso, transita entre lo regular y lo horrible, en el caso particular de Vigliano, habría de llamar profundamente la atención (y enervar lo ánimos en el Urbano), la actitud y decisión desvergonzada e indisimulada de favoritismo con la visita, con el colofón de un claro penal no sancionado en perjuicio de Armando René Lezcano, en la segunda etapa.

En definitiva, una justificada victoria del Gallo, tan esperada como necesaria, para cortar una racha nefasta de dos puntos sobre los últimos 30 en juego y de sólo diez unidades sobre los 45 posibles, hasta la noche del miércoles último en el Urbano, donde el Deportivo Morón cosechara su tercera alegría en toda la segunda rueda, tras los lejanos triunfos ante San Telmo en el Oeste (fecha 23º) y Defensores de Belgrano, en el “Juan Pascuale” (jornada 26º).

Esperemos que este demorado desahogo, no constituya tan sólo un oasis en el desierto y que, con la prédica que imaginamos parte desde el propio banco de los suplentes y se irradia en los más jóvenes del equipo, a los que se suman los ídolos de siempre (Chiche y Damián), más alguno de los arribados para la presente temporada (Martínez), pero contagiados del fervor que baja desde un público que acompaña de manera conmovedora, alcance para generar una mejora individual y colectiva, que más tarde se traslade a lo futbolístico, para cosechar de aquí y hasta el final del torneo la mayor cantidad de puntos posibles, de cara al inicio de la temporada más decisiva de nuestra historia, desde la de 1999/2000 hasta nuestros días.

Porque en definitiva, al “desierto” futbolístico se lo contrarresta lógicamente con agua, el mismo líquido vital que deberá surgir invariablemente, del SUDOR esforzado de un equipo solidario. El mismo SUDOR que, no hace muchos años, solía regar generosamente uno de nuestros mayores referentes contemporáneos, en materia de temperamento y esfuerzo al servicio del conjunto, hoy precisamente, sentado en el banco de los suplentes, con el buzo de técnico.

Ojalá alcance con el ejemplo.


                                           Fotos: Osvaldo Abades (h).

Instantáneas de una victoria necesaria ante el "Gasolero"...


La ansiada vuelta al triunfo en el Urbano, en imágenes en movimiento...





martes, 23 de abril de 2013

Cuatro cambios para recibir al "Gasolero", este miércoles a las 21, sin TV.

Dentro de la actual seguidilla de partidos, en condición de local, que le toca afrontar al Deportivo Morón y que se halla a punto de tocar a su fin, por el momento sin sumatoria de puntos, mañana miércoles 24 de abril, desde las 21 hs., el Gallo recibirá en el Urbano a Témperley, con el arbitraje de Paulo Vigliano y sin TV en vivo, en el postergado de la fecha 33º del torneo de la primera "B" Metropolitana, temporada 2012/2013. 

Tras la caída del domingo último ante Atlanta y con una racha, al parecer "eterna", de diez cotejos sin victorias (con ocho caídas y sólo dos empates), el Gallito intentará sumar de a tres por primera vez bajo la dirección técnica de Mario Darío Grana, con quien hasta el momento, registra sólo un punto (el cero a cero en Rosario, frente a Central Córdoba) sobre quince posibles y un único gol a favor (la victoria parcial ante Almagro, de Ariel Otermín, que luego devendría en un rotundo 1-4), con cuatro cambios en comparación al once que iniciara el encuentro ante el "Bohemio".

De esta manera, Alejandro Esteban Migliardi regresará a la titularidad, tras cumplir con la fecha de suspensión por acumulación de tarjetas, en lugar de Diego Alberto Ezquerra; Gonzalo Nicolás Juárez, recuperado de su desgarro, reemplazará a Cristian Leandro González, en una modificación de índole táctica; al igual que las razones para el ingreso de Luis Ferreyra (quien no jugara en toda la presente temporada, con el único antecedente de haber ocupado un lugar en el banco, el domingo pasado) por Claudio Martín Cabrera. Finalmente, completando el "póker" de cambios, Martín Rodrigo Granero retornará al primer equipo, en sustitución de Dante Martín Zúñiga, quien ante Atlanta recibiera de parte de Lucas Di Bastiano, árbitro del encuentro, el quinto cartón amarillo.

En consecuencia, el once titular del Gallo que arrancará el cotejo ante el "Gasolero", mañana desde las 21, en el Francisco Urbano, alistará a: Alejandro Esteban Migliardi (capitán); Osvaldo Héctor Vila, Gonzalo Nicolás Juárez, Ariel Omar Berón, Ariel Otermín; Luis Ferreyra. Rodrigo Basualdo, Martín Rodrigo Granero, Matías Exequiel Orihuela; Mariano Matías Martínez, Damián Emilio Akerman.

Con el plantel concentrado en el predio de "Las Clavelinas", en Ingeniero Maschwitz, tras el entrenamiento vespertino de este martes (práctica que iba a realizarse en el Francisco Urbano y que fuera trasladada hacia el habitual lugar de concentración del Gallito, en virtud del "banderazo" organizado por socios y sinpatizantes del Deportivo Morón, con el leit motiv de solicitar la renuncia del vice 2º de la institución, Hugo Toschi, a la presidencia de la subcomisión de fútbol), esta noche se conoció asimismo, el programa para el próximo compromiso del Gallo, que tendrá lugar el venidero martes 30 de abril, a las 21 hs., con televisación en vivo de TyC Sports y arrbitraje de Martín Gonaldi, ocasión en la que Morón visitará a Platense en el "Estadio Ciudad de Vicente López", en el marco de la 38º fecha del torneo de la primera "B" Metropolitana, temporada 2012/2013.

Finalmente, con relación al árbitro del encuentro ante el "Celeste", Paulo Vigliano (nacido en La Plata, el 11 de mayo de 1978), registra un récord moderadamente negativo dirigiendo al Deportivo Morón, con dos triunfos, dos empates y tres caídas, sobre un total de siete cotejos. El último antecedente se remonta al 1º de marzo de 2013, por la fecha 29º de la "B" Metro, temporada 2012/2013, en el empate agónico de Mariano Matías Martínez, a los '44 del complemento, para el uno a uno final frente a Brown de Adrogué, en el Francisco Urbano, aún bajo la dirección técnica de Norberto Salvador Daniele.

                                          

                                           Foto: Osvaldo Abades (h).

lunes, 22 de abril de 2013

Alguien que se anime a cambiar la historia.



¿Qué fue de aquél equipo contundente y hasta lujoso de las primeras tres fechas y algunos otros breves pasajes del actual torneo de la “B” Metropolitana, en su temporada 2012/2013; en la campaña número 23, para el caso particular del Deportivo Morón, que desde los albores del nuevo milenio, predijo el regreso a la “B” Nacional como un trámite burocrático y hoy, a más de dos décadas, ha hecho trizas infinidad de sueños y promesas de campeonato, mientras año tras año resigna prestigio, esperanzas y dinero, incapaz de decirle adiós definitivo a esta primera “C” “Premium” que es nuestra pesadillesca “B” Metro?.

¿Qué pudo mediar entre aquél conjunto apabullante que borró del Urbano a Platense, entonces líder del torneo, hace exactamente una rueda, para convertirse en el equipo desangelado, apático y vergonzante de la segunda fase, en la que cosechara diez unidades sobre 45 posibles; en una campaña de descenso directo y sin escalas para reeditar choques históricos con Excursionistas, Luján o Defensores Unidos de Zárate, que no se registran desde el último paso del Gallo por la vieja “C”, en 1980, de no mediar, durante los dos últimos años, la azarosa defección de General Lamadrid en la temporada 2011/2012 y de Central Córdoba de Rosario y San Telmo, en la actual, para evitar lo que en condiciones normales hubiese sido un descenso tan anunciado como merecido, por más que nos duela en el alma?.

¿Cómo puede ocurrir que, los mismos once que en un cuarto de hora borraran de la cancha a Chacarita y comenzaran a ganarle dos a cero, con tiempo y espacio para propinarle una goleada memorable, hayan sido capaces de, sin bajas por expulsiones ni la intervención de factores extradeportivos, en sólo media hora pasar a caer por 3 a 2 y lo que es peor, tras acceder al laborioso y merecido empate en tres, a minutos del final, volver a perderlo, esta vez de manera definitiva, en el descuento de un partido inolvidable por lo insólito y doloroso; engarzando un nuevo eslabón a la cadena de Florencio Varela, en el 2005, Español en el Urbano, un año más tarde y otras tantas tardes y noches de decepciones y fracasos, en que únicamente a nosotros, parecieran escapársenos finales y partidos decisivos antológicos, con el último aliento de los encuentros, de manera sistemática y a través de los años?.

¿Cómo resulta posible que este plantel que se ubica 16º, a 21 puntos de los punteros, Atlanta y Villa San Carlos, y que se fuera de vacaciones en la séptima colocación, a sólo 8 unidades del “Bohemio”, hilvanando para ello una nefasta y al parecer eterna racha de diez encuentros sin victorias, con dos empates y ocho traspiés, con dos puntos sobre los precedentes 30 en juego; presente como último antecedente victorioso en la temporada, el claro e inobjetable triunfo del pasado 6 de marzo sobre Instituto de Córdoba, en el Estadio San Juan del Bicentenario, donde por si fuera poco, diera muestras de un coraje y una capacidad de recuperación, hoy imposibles de imaginar o menos creer, revirtiendo un resultado adverso de forma más que merecida, algo que jamás ocurriría en 37 jornadas de la “B” Metro?.

¿De qué manera explicar que, este equipo que se fagocitó a Norberto Salvador Daniele, uno de los verdaderos “padres de la criatura”, sin por ello disimular su cuota parte de responsabilidad en el actual fracaso rotundo del conjunto que él mismo formó, a partir de su incapacidad manifiesta para acertar el esquema táctico adecuado y sus mejores interlocutores, tras nada menos que 31 fechas, extendiendo obstinadamente una partida tan necesaria como demorada, con la anuencia inverosímil y cómplice de la propia dirigencia; no haya sido capaz de evidenciar la “primavera” motivacional y de rendimiento que demuestran todos los equipos del mundo, al momento del cambio de un cuerpo técnico, para en contraposición, profundizar sus insolubles dilemas futbolísticos y endémicos complejos emocionales, al punto de conseguir un punto sobre los quince posibles bajo la conducción táctica de Mario Darío Grana, amenazando al mismo tiempo, con incendiar “a lo bonzo” a otro ídolo de la institución (esta vez en tiempo récord), dentro de este Morón que desde hace años, en el banco de los suplentes y antes que un entrenador, pareciera necesitar un psicólogo, un pastor y un bombero voluntario, para evitar la auto combustión de sucesivos planteles y campañas decididamente ígneas?.

¿Cómo hallar una explicación a un conjunto que, formado para pelear seriamente el ascenso, en virtud no a los lógicos deseos, sino a los antecedentes recientes e incontrastables de incorporaciones de jerarquía, con pasados de “B” Nacional y hasta incluso Primera, y con varias estrellas en sus firmamentos, producto de participaciones destacadas dentro de vueltas olímpicas ajenas; 37 fechas más tarde, sean esa suerte de “zombis” que deambulan por la cancha, sin noción táctica, ni ánimo o siquiera vergüenza deportiva, para lograr torcer una caída libre que nos compromete tan seriamente de cara a la próxima temporada 2013/2014, donde el Gallo arrancará en puestos de descenso, junto a Defensores de Belgrano y distante a doce puntos de Barracas Central y catorce de Tristán Suárez, en un torneo que seguramente deberá albergar una campaña de campeón, para evitar lo peor, con el agravante de haber reducido el margen de error a menos de la mínima expresión?.

¿De qué forma justificar que, este plantel que implica una erogación mensual tres veces superior a la que conllevaba el mantenimiento del paupérrimo equipo de la temporada 2011/2012, con sus emolumentos al día, concentraciones con todas las comodidades y pretemporadas en predios y hoteles de categoría, a diferencia de aquella impresentable plantilla profesional de la anterior campaña, que soportara cinco meses sin cobrar su sueldo y la acefalía casi total de dirigentes, a punto tal que la pretemporada marplatense la organizase y casi pagase de su bolsillo, el propio recién llegado “Gato” Daniele; haya conseguido a la fecha sólo cinco puntos más que ese conjunto vergonzante para nuestra historia, pero que sin embargo y en su defensa, suplían con una voluntad encomiable las siderales diferencias de antecedentes y categoría de protagonistas, entre un equipo y el otro?.

¿Cómo comenzar a entender las razones que han llevado a un plantel profesional a tamaño bajón futbolístico y anímico, que hoy amenaza con generalizar la “metástasis” hasta el final del presente torneo, y no ofreciendo, por el contrario, mínimas razones objetivas y comprobables para confiar en una recuperación de la vertical, al menos mínima; para que la actual “hemorragia” de puntos no se extienda durante los cinco partidos que restan, tres de los cuales tendrán lugar en el Francisco Urbano, en un injusto y deslucido adiós dentro de la cancha, solamente reivindicado en el fervor del afuera, más presente que nunca en esta coyuntura sombría, pero que a pesar de la pasión sin límites, torna aún más melancólicamente amarga la partida de nuestro viejo y entrañable estadio?.

En definitiva, tan sólo se trata de un puñado de preguntas retóricas, cuyas respuestas intuimos, pero que en rigor de verdad, quisiéramos saber con meridiana precisión y sin embargo desconocemos.

Con todo, aquello que no podemos desconocer y, en su caso, hoy excede el marco de una simple presunción, resulta el hecho de saber a ciencia cierta, cuál ha sido la constante que emparenta y atraviesa como una línea de tiempo, el fracaso inapelable del actual plantel, con la sucesión eslabonada de frustraciones, promesas incumplidas y sueños rotos, a través de 23 años de desatinos repetidos en la selección de jugadores y cuerpos técnicos, que han llevado al Deportivo Morón al borde de un retroceso de más de tres lustros en su historia futbolística, de consumarse en lo mediato un impensado y evitable descenso a la primera “C”.

Pero mientras “aquellos, los de antes”, sigan siendo “hoy, los de entonces”, quizá deberíamos comenzar a “amigarnos” con la idea de reeditar viejos duelos con Excursionistas, Luján o Defensores Unidos de Zárate, a sabiendas que a iguales recetas, los resultados serán indefectiblemente cada vez peores.

Ojalá, por el bien del Gallo y de nosotros mismos, haya alguien que se anime a cambiar la historia, comenzando por los nombres propios.


sábado, 20 de abril de 2013

"Chiche" Migliardi, una baja sensible para recibir a Atlanta, el domingo desde las 13, sin TV.

Con la baja más que sensible de Alejandro Esteban "Chiche" Migliardi, quien fuera informado por el árbitro Angel Norberto Bracco, al término de la derrota 1-4 frente a Almagro, por quitarse el buzo de arquero, razón por la cual el "1" del Gallo llegó a la quinta tarjeta amarilla y deberá purgar una fecha de suspensión, por lo que se perderá el cotejo ante Atlanta; el plantel del Deportivo Morón agota las horas que median hasta las 13 hs. de mañana, cuando reciba al "Bohemio" en el Francisco Urbano, sin televisación en vivo y el arbitraje de Lucas Di Bastiano (6 encuentros dirigiendo al Gallito, con 1 triunfo, 4 empates y 1 caída, con el último antecedente de la fecha 11º, en la igualdad en dos, frente a Deportivo Armenio), en el marco de la 37º jornada del torneo de la primera "B" Metropolitana, temporada 2012/2013.

En reemplazo del capitán "Chiche", ingresará el "Vasco" Diego Alberto Ezquerra -su ultimo partido fue el 7 de noviembre de 2012, por la Cuarta Eliminatoria de la Zona Metropolitana, de la "Copa Argentina Sancor Seguros", edición 2012/2013, en el 2-1 ante Dock Sud, con doblete de Ramón Darío "Wanchope" Abila-, cambio que, de conformidad con lo visto durante la práctica de fútbol del viernes, no resultará el único, puesto que en comparación con el once que iniciara el cotejo ante el "Tricolor" de José Ingenieros, Claudio Martín Cabrera ingresará en lugar de Lionel Coudannes y Dante Martín Zúñiga en reemplazo de Armando René Lezcano. De esta manera, Mario Darío Grana cambiará el esquema táctico de un 4-3-1-2 a un 4-4-2, con los siguientes protagonistas: Diego Alberto Ezquerra; Osvaldo Héctor Vila, Cristian Leandro González, Ariel Omar Berón, Ariel Otermín; Claudio Martín Cabrera, Rodrigo Basualdo, Dante Martín Zúñiga, Matías Exequiel Orihuela; Mariano Matías Martínez y Damián Emilio Akerman. 



Con relación al árbitro del encuentro, Lucas Ariel Di Bastiano, nacido el 2 de junio de 1976, en la Ciudad de La Plata, desempeña funciones en el Servicio Penitenciario de Florencio Varela, siendo hijo de un ex futbolista del ascenso, Rubén Di Bastiano, lateral izquierdo campeón con Témperley en 1974.

Su récord con el Gallo es tan reciente como neutro en materia de resultados, con una victoria, cuatro empates y una derrota, sobre un total de seis partidos dirigidos. 

El último antecedente se remonta al lunes 8 de octubre de 2012, en la igualdad 2 a 2, frente a Deportivo Armenio en el Francisco Urbano, por la 11º fecha del torneo de la “B” Metropolitana, temporada 2012/2013, con goles de Damián Emilio Akerman y de Mariano Matías Martínez para el Gallito, y de José Manuel Caspary (hoy en primera división, con la casaca de All Boys) y Maximiliano Eduardo Gay para el conjunto de la colectividad Armenia.

Más allá en el tiempo, el segundo antecedente más próximo, se ubica en el 13 de noviembre de 2011, cuando un Deportivo Morón sin rumbo y acosado por el descenso, le daba la bienvenida en el banco de los suplentes al "Gato" Norberto Salvador Daniele, dando inicio de esta forma a su tercer ciclo como DT en la institución.

En aquella ocasión y por la fecha 16 del torneo de la "B" Metro, temporada 2011/12, el Gallito visitaba el "Estadio Osvaldo Baletto" de la Isla Maciel, cayendo por 2 a 1 ante un San Telmo dirigido por Facundo Bessada y que contaba en sus filas con Armando René "Pipi" Lezcano y Lucas Omar Rodríguez Pagano, éste último autor del gol de la victoria "Candombera", en un cotejo que había comenzado con el triunfo parcial de Morón, por intermedio de una conquista de Sergio Ariel Viturro, pero que luego el local lo daría vuelta, a través del empate convertido por Ricardo Daniel Segundo y el referido gol del actual laterla/volante por izquierda del Gallito, para la alegría agónica de "Telmo".

                                      "Chiche" Migliardi, una ausencia sensible frente al "Bohemio".

El último cumpleaños del Francisco Urbano.

Este domingo, coincidente con la realización del cotejo entre el Deportivo Morón y Atlanta, por la 37º fecha del torneo de la primera "B" Metropolitana, temporada 2012/2013, se cumplirá uno de los aniversarios más melancólicamente entrañables para todos los socios e hinchas del Gallo.

En efecto, un 21 de abril, pero de 1956, abría sus puertas el Estadio del Club Deportivo Morón (que tiempo después adoptaría el de "Francisco Urbano", en homenaje al ex presidente que lo ampliara y modernizara ), la casa histórica de nuestra institución y el "segundo HOGAR" de muchos de nosotros, invariablemente emparentado con historias personales de vida, recuerdos emotivos, ausencias inolvidables y por sobre todas las cosas, un único y compartido sentimiento colectivo: la PASION por una divisa y unos colores, marcados a fuego en nuestras "plumas" e inalterables a través de los tiempos, las alegrías e incluso los sinsabores.

Por todo ello, a 57 años de la apertura de nuestra primera CASA y en el último de sus cumpleaños, un recorrido breve y sencillo, por parte de su rica HISTORIA, que es nada menos que la nuestra, a tan sólo cuatro encuentros oficiales de despedirnos para siempre de nuestro TEMPLO, nuestro FARO y también REFUGIO de nuestro SUEÑOS más atesorados: el ESTADIO FRANCISCO URBANO.

Breve reseña histórica:


El Estadio Francisco Urbano, inaugurado el 21 de abril de 1956, contiene en su totalidad tres tribunas (dos populares y una platea), con una capacidad para albergar a 19 mil personas.

Los terrenos de 2,5 hectáreas en donde hoy se ubica, fueron conseguidos bajo la presidencia de Lorenzo Capelli, en 1955. Ese mismo año comenzó la construcción de la primera tribuna de madera con tablones del viejo estadio de Ferro Carril Oeste.

Aunque la obra terminada tenía capacidad para albergar a 1.500 personas, en 1956 comienza a construirse un segundo tramo, sobre la Calle Humberto Primo (hoy, Juan José Valle), que aumentaría la capacidad a 5.000 simpatizantes. A fines de 1960 se edifican la primera tribuna y platea de cemento, bajo la presidencia de Francisco Urbano. El 9 de julio de 1961, en un encuentro amistoso frente a Atlanta, se inaugura el Estadio Francisco Urbano, con tribunas de cemento con capacidad para 10.000 personas. El primer encuentro oficial fue el 22 de julio de ese año, y Deportivo Morón venció por 5 a 1 a Defensores de Belgrano. En 1965, bajo el mandato de Víctor Ramallo, comienza la construcción de una tribuna popular de cemento tras el arco que da a las vías del ferrocarril. Asimismo, en 1967 se inaugura en el club la primera pileta olímpica (más tarde cubierta y climatizada) del Oeste.

El 30 de diciembre de 1968 se inauguraron las torres de iluminación artificial del estadio, en un encuentro amistoso frente a Boca Juniors. El 21 de mayo de 1969 queda concluida la tribuna de cemento sobre la calle Almirante Brown. Además, se encuentran las canchas de fútbol 5, y un gimnasio cubierto con canchas de distintos deportes como básquet, voley y handball.

En 2007 la Secretaría de Planificación Estratégica e Infraestructura Urbana del Municipio de Morón y el Consejo Asesor propuso el traslado del estadio, el cual fue aprobado por los socios en diversas asambleas (en 2011) y puesto en marcha a principios de 2012 (obra cuya primera etapa, que incluye el nuevo estadio, finalizará el próximo 15 de junio de 2013). 

El miércoles 4 de abril del 2012, tras un feroz tornado que azotó la zona, el estadio del Club Deportivo Morón sufrió daños en distintas instalaciones (destrución completa del microestadio y gimnasio, caída de torres de iluminación, carteles destrozados, etc.). Debido a la construcción del nuevo estadio no se sustituyó el techo del "Gimnasio Rafael Grosso", aunque sí se recolocaron las dos torres de iluminación siniestradas por el temporal.

Fuente: Wikipedia.


miércoles, 17 de abril de 2013

La pesadilla de un “team” que nos quita el “dream”.



Y este equipo concebido como el “dream team” o “equipo de los sueños”, desde hace rato que se ha convertido en el “equipo de las pesadillas” para todos los simpatizantes y socios del Deportivo Morón y en el “equipo de los desvelos” para la propia dirigencia del Gallo.

Y realmente ha sucumbido de tal forma, en particular desde el receso a esta parte, que este inicial “dream team”, hoy no sólo que se ha erigido en el “equipo de las pesadillas” para todos los socios e hinchas de Morón, sino que la metamorfosis ha sido de tamaña dimensión y gravedad que, en términos cinematográficos, este plantel pesadillesco es, ni más ni menos, que la versión más escalofriante de la saga completa de “Freddy Krugger”.

Con nueve partidos sin ganar, siete de los cuales fueron derrotas, este Morón futbolísticamente deshilachado y anímicamente fulminado de finales de campeonato, en definitiva registra una estadística apabullante, por lo catastrófica, de tan sólo diez puntos obtenidos sobre 42 posibles (dos victorias y tres empates), en 14 jornadas disputadas durante la segunda parte de la temporada, con un saldo goleador de 14 tantos a favor y nada menos que 24 en contra, en el mismo lapso.

En el marco de esta campaña, francamente de descenso directo, de no mediar las paupérrimas performances de Central Córdoba de Rosario y San Telmo, hoy el Gallo tendría más complicaciones de la que ya tiene, en materia de promedios; problemas que se potenciarán exponencialmente en la temporada 2013/2014, partiendo en zona de descenso, junto a Defensores de Belgrano, y a una decena de puntos como mínimo, del conjunto más cercano en coeficiente, dentro de la próxima tabla de “promiedos”, que constituirá sin dudas, nuestro mayor motivo de desvelo y angustia durante toda una larga temporada de 40 fechas.

Con el antecedente reciente de una mejoría ostensible en Rosario, más en materia de actitud que de aptitud, en el empate en cero en el “Gabino Sosa”, este Morón sensible a los golpes e incapaz de hallarle solución a los problemas tácticos que lo persiguieran en todo el presente torneo, arribaba al Urbano, a escasos minutos de su melancólico y definitivo adiós, con la necesidad de comenzar a sumar de a tres, ante un Almagro limitado, aunque ordenado, equilibrado, contundente e inteligente a la hora de usufructuar todas las ventajas y “ofertas por fin de temporada” que, invariable e inexorablemente, ofrecen partido tras partido un mediocampo y una defensa del Gallo, con más grietas, dudas y contradicciones que explicación de Leonardo Fariña.

Aún así, y con más empuje que ideas, este Gallito pesadillesco alcanzaría el primer desnivel ante el “Tricolor” de José Ingenieros, a través de una arremetida de Ariel Otermín, para empujar al gol un balón decidido a recorrer la línea de meta sin intenciones de ingresar en el marco contrario, para pasar a ganar a los ’12 de iniciado el encuentro, en un comienzo auspicioso y que invitaba a soñar con la clausura de todas la nefastas rachas adversas reseñadas hace un momento.

Sin embargo, ya sin el “Gato” Daniele en el cuerpo técnico, este equipo continúa adoleciendo de una incapacidad manifiesta a la hora de manejar los tiempos de los cotejos, máxime hallándose en ventaja, a lo que debe sumarse, por si no resultase suficiente, una falta de fútbol e ideas alarmante, en comparación con aquellos planteos verticales y ambiciosos del “kamikaze Viejo Lobo”.

Es que este Morón, versión Mario Grana, se plantea como un equipo más equilibrado, por lo menos desde lo teórico, pero bastante más temeroso y cuidadoso de aquél de Norberto Salvador Daniele, que era capaz de jugarse todo a un solo pleno, sin términos medios entre las opciones de “plata y mierda”.

Dentro de esta búsqueda menos ambiciosa y quizá más realista, ajustada a la verdad emocional y futbolística de un equipo desorientado y desconfiado de sus propias virtudes y fortalezas, resulta evidente que cualquier traspié circunstancial, por menor y marginal que pudiese resultar, se torna insostenible para un conjunto que se desMORONa con la facilidad y fragilidad de un castillo de naipes.

Y es precisamente allí, en presencia de la primera adversidad, donde la realidad de un equipo entregado y sin alma, se conjuga con la alarmante falta de respuestas futbolísticas reseñadas, que convierten a dicha dificultad en un verdadero drama y a cualquier posible inconveniente pasajero, en un dilema indisoluble con pronóstico previsible de cosa juzgada.

Por si fuera poco, ya todos los rivales son concientes de la debilidad emocional de este Gallo sin plumas ni cresta, y se valen de los argumentos futboleros más elementales para complicarlo, tales como los pelotazos frontales a espaldas de los centrales o los centros al área chica, para que los propios defensores de Morón se compliquen solos o de cuyos rebotes cortos, pifiados e imperfectos crezcan y florezcan las opciones de gol ajenas.

Porque desde hace algunas fechas, más precisamente desde el fatídico 3-4 con Chacarita, en adelante, a este equipo de “Freddy Krugger” no le convierten simplemente “goles”, sino más bien que las anotaciones rivales se generan y cristalizan en medio de verdaderos “bloopers” de nuestros volantes y defensores.

En este punto, habrá que agradecer que no nos hayan televisado en directo, más de lo que lo han hecho a la fecha, puesto que de otra manera y por lo (mal) hecho en las últimas nueve fechas, nuestros defensas y volantes de contención serían abonados permanentes a secciones tales como el “No top ten” de ESPN.

Volantes que pierden el balón de manera inverosímil en mitad del campo y con todo el resto de sus compañeros en función ofensiva, para generar contras letales, que ni siquiera son capaces de solucionar a posteriori, porque encima no tienen la velocidad, ni el amor propio o la vergüenza deportiva como para darle alcance a sus rivales; defensores incapaces de rechazar con acierto un envío a la propia área, intentando una y mil veces el despeje necesario o que, cuando ocurre, sobreviene una pifia o rechazo corto que termina en el pecho, la cabeza o el empeine goleador del delantero más próximo; volantes que se dejan anticipar o llegan siempre tarde a la hora de los rebotes, y que no se animan a un cambio de frente o deciden jugar en corto, para no hacer más evidente su falta de coraje, temple y compromiso en los momentos de nerviosismo y confusión compartidos; son algunas de las múltiples instantáneas que ofrece partido a partido, un equipo sin alma, sin convicción, sin capacidad de reacción y sin entereza, que desde hace un largo tiempo a esta parte, deambula por la cancha entre el bochorno repetido y el ridículo sin fin.

No por casualidad, resultan los más jóvenes, los puntos más altos y las apuestas más acertadas de este ciclo reciente de Mario Grana, a partir de la inclusión de juveniles valores como Ariel Omar Berón, Matías Exequiel Orihuela y fundamentalmente, Rodrigo Basualdo (categoría ’93 y un par de partidos en primera), quienes enarbolan las banderas de las ganas, el sacrificio, la voluntad y la vergüenza deportiva, valores justamente ausentes en muchos de sus experimentados y desangelados compañeros.

En definitiva, este plantel concebido para el “ensueño” a principios de temporada y que hoy le quita el “sueño” a cada uno de nosotros, debería verse reflejado un poco más en los rostros de sus seguidores y fieles hinchas, del otro lado del alambrado, quienes la están padeciendo semana a semana, con este plantel de verdaderos zombies que no generan ni devuelven nada, y que sin embargo, y a pesar de cualquier eternización de rachas adversas, jamás habrán de acostumbrarse a perder y resignarse a vivir en el desencanto deportivo permanente, algo que deberían imitar dentro del campo de juego, varios de los que hoy (des)visten la casaca del Gallo, ignorantes de su historia, su significación simbólica y su peso específico.

                                            Foto: Osvaldo Abades (h).



Imágenes de otra noche de pesadilla en el Francisco Urbano...