Por Marcos Ruiz Carrizo (enviado especial).
Se cuenta que por la tarde-noche de Vicente López , once jugadores con uniformes rojo y blanco, se vistieron de
"Gladiadores", tratando de revivir aquellas grandes epopeyas de la
historia bélica.
Histórica fue la tarde que se vivió en el día de ayer en el
Ciudad Vicente López. No sólo por el encuentro frente a San Lorenzo después de
31 años, sino también por el espectáculo que se vivió en las tribunas.
La tarde planteaba algunas incertidumbres para los hinchas
del gallo. ¿Ibamos a encontrarnos con un equipo lleno de dudas? (a pesar que en
los últimos partidos se mostró una leve mejoría) ¿O un equipo dispuesto a
comerse la cancha como lo hizo frente a Instituto de Córdoba, aquel 6 de marzo,
en el cual el gallo dio una verdadera lección de fútbol? Interrogantes que se
irían a develar en el transcurso del encuentro...
¿Quieren saber la respuesta?
La respuesta señoras y señores, es la segunda opción. Morón salió a comerse la
cancha. Con mucho amor propio, dejó de lado aquel Morón frío, desganado y
dubitativo, para convertirse en once gladiadores, dispuestos a dejar hasta la
última gota de sudor.
San Lorenzo presentó una formación en su mayoría titular. Un
equipo que viene en franca remontada. Morón por su parte, presentaba un equipo
que de a poco viene encontrando el rumbo, un rumbo que se perdió en la segunda
etapa del campeonato, y nos hizo deambular bajo una racha realmente adversa.
Lo cierto es que "Gallos" y "Cuervos" se
veían nuevamente las caras después de muchos años. El partido comenzó con un San Lorenzo tratando de ejercer su
superioridad por ser un equipo que milita en Primera División. Trató de
adueñarse del campo de juego a través de un Buffarini movedizo, que recorrió
toda la cancha, y de un"Pichi" Mercier (ex gallo) distribuyendo la
pelota por el medio campo. Morón esperaba de manera ordenada (como no se lo
veía hace mucho tiempo) cada ataque de San Lorenzo.
Morón cortaba cada ataque del "Cuervo" gracias a
una defensa solidaria, en la cual cada uno estaba totalmente comprometido con
su función. Vale la pena destacar al pibe Berón, aportando su cuota de
sacrificio, sacando casi todas la pelotas del rival, haciéndose amigo de la
camiseta titular del gallo.
Otro guerrero fue Martín "Vikingo" Granero.
Gladiador incansable del medio campo, cortando los ataques, metiendo su ya
conocida cuota de garra y sacrificio. Chiche mostrando seguridad bajo los tres
palos, Mariano Martínez aportando sus ganas y sacrificio en cada pelota,
corriendo a todas, sin dar ninguna por perdida, y un "Pipi" Lezcano movedizo, inquieto
y molesto para el equipo de Boedo. En fin, todo el equipo fue figura.
San Lorenzo por su parte, no demostró mucho por ser un
equipo de Primera. Algunos de sus ataques fueron a través de pelotas paradas y
algún que otro centro que era bien absorbido por la defensa del gallo.
Nota aparte para un impresentable árbitro Ariel Montero, que
inclinó notablemente la cancha para San Lorenzo, cobrando cada pelota divida a
favor del “Cuervo”. Tampoco mostró firmeza a la hora de expulsar a Buffarini
(ya amonestado), tras propinarle una clara patada al "Pipi" Lezcano.
Los cambios realizados por Mario Grana, no aportaron mucho,
y sin dudas fue lo más flojo que tuvo Morón, ya que Mariano Messera, (ingresó
por Dante Zúñiga) no aportó mucho debido a su prolongada inactividad, quitando
marca y presencia en el medio campo, permitiendo el avance de un San Lorenzo
que sin muchas ideas y con la ayuda del limitado árbitro, trataba de acercarse
al arco defendido por "Chiche". También ingresó Coudannes (tibio,
dubitativo que siempre le falta cinco para el peso). Otros de los que ingresaron, fue Cristian
González, que no tuvo mucha participación en el partido, debido a sus escasos
minutos en el campo de juego.
Lo más destacado del encuentro no fue solamente la entrega
del equipo, sino también la hinchada del
gallo. Hinchada sufrida, fiel, necesitada de alegrías deportivas, alegrías que
se vienen negando desde hace 23 años tras aquel ascenso al Nacional. 8000 almas
vestidas de rojo y blanco alentaron de principio a fin, dejando en cada canto
el amor y pasión que siente por estos colores. Sin duda se demostró a todo el
país que Morón tiene hinchada de primera, y nada tiene que envidiarle a los
grandes del fútbol nacional. El aliento al equipo bajó en todo momento, nunca
se dejó de escuchar el famoso "Dale Morón", entre otras canciones que
cubrieron el estadio de cánticos gallos. Música para los oídos...música para el
que corazón explote de alegría y emoción en cada hincha, alentando al gallo de
Morón!!
Por su parte, Morón intentó atacar de contra, o con alguna
pelota parada. La más clara que tuvo, fue una al final del primer tiempo a manos del
Pipi Lezcano, que Torrico logró desviar con cierta dificultad.
El resto ya lo sabemos. Se fue a penales, y por esas
cuestiones que tiene el fútbol, quedamos afuera de la Copa.
Once gladiadores dieron lo mejor de sí, dejaron lo que
tenían que dejar y entendieron que esto es Morón, que acá se tiene que dejar la
vida en cada encuentro, en cada pelota.
Es una lástima que no se haya jugado de esta manera durante toda la
segunda etapa del campeonato. Estaríamos seguro que la realidad sería otra a la
presente.
Se dice que estos gladiadores murieron de pie...se dice que
en el Ciudad Vicente López, dejaron sus vidas en pos de una hazaña que cerca
estuvo de concretarse....
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