Es de esperar que muchos alcahuetes y genuflexos de
turno, critiquen nuestras palabras y moral editorial, haciendo hincapié
(como lo han hecho en muchas ocasiones) en nuestra supuesta "mala
leche", o en ser "anti-Morón", y no se en cuánto agravio (trillado)
más. Lo único cierto es que nos debatimos entre permanecer o no, en la tercera
categoría del fútbol argentino.
Mientras muchos buscan culpables y se refugian y se
excusan en "la mala onda", con el fin de "lavarse las
manos" y no reconocer errores u horrores, nos hundimos poco a poco en el
océano oscuro de los promedios.
Hay una famosa frase que dice: "no hay peor ciego,
que el que no quiere ver". Sí, señores, en el "Mundo Morón"
estamos cegados por la soberbia, la tozudez y el capricho de sostener lo
insostenible, de echar culpas a propios y extraños, buscando desesperadamente
mirar “la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en uno mismo”, haciendo alusión
a la famosa frase expresada por Jesús.
En este "Mundo Morón" donde aquél que se atreve
a expresar su descontento es señalado con el dedo acusador como un traidor, un
"mala onda" y desestabilizador, seguimos gastando energías,
buscando un enemigo de turno, con el fin de trasladar nuestras miserias y
culpas en el otro, sin darnos cuenta que el barco se nos hunde de a poco.
Algunos piensan que estamos en el Titanic, el barco indestructible, el barco
del triunfo, y tal vez no se dieron por aludido que hasta el mítico Titanic
sucumbió y se hundió en el fondo del mar, a causa de un iceberg cuyo verdadero
peligro no era visible, ya que la punta del mismo no representaba una amenaza
capaz de hundir semejante estructura. Cuando quisieron reaccionar para salvar
la embarcación, era demasiado tarde. En el "Mundo Morón" también pasa
lo mismo. Vemos los problemas como una simple amenaza, como pensando que
todavía falta mucho para el cierre del campeonato y que todavía es posible
"salvar el barco", subestimando consciente o inconscientemente la
cruda realidad.
El presente nos indica que Morón vive una situación
delicada, donde algunos jugadores no pueden vestir nunca más la casaca del
Gallo. Casos como el impresentable Gonzalo Juárez y otros más, son claros
ejemplos de esta triste situación.
Un Gonzalo Juárez, que jamás sintió la camiseta del
Deportivo Morón, que no hizo mérito alguno para ser parte de este plantel
(mucho menos para permanecer en el mismo), fue sostenido por Mario Darío Grana
en varias oportunidades, mientras tanto que el ex Acassuso, sólo pagó tal
confianza a base de expulsiones y pésimos rendimientos dentro del verde césped.
Recurriendo a otra famosa frase y para salir en "defensa" del
cuestionado defensor, podemos decir que "La culpa no es del chancho, sino
de quien le da de comer"...
Ayer Morón perdió nada menos que ante Nueva Chicago. Derrota que duele en el alma, no sólo porque se trata de nuestro clásico de toda la vida, sino también porque cada derrota nos hunde más en la tabla de los promedios. Un Morón desordenado, sin ideas, trató de buscar la igualdad sin tener en claro lo que quería. Si bien la temprana expulsión de Gonzalo Juárez al comienzo del segundo tiempo complicó aún más la situación, no es excusa para decir lo mal que se jugó. Chicago no fue mucho más que Morón, pero a diferencia de su rival, sabía que quería y qué vino a buscar, desplegando un juego poco vistoso, pero efectivo y compacto en todas sus líneas, cualidades de las cuáles carece desde que empezó la segunda y definitiva etapa del campeonato, el conjunto de Mario Grana.
Mientras trasladamos errores propios (jamás asumidos) en
los demás, culpando de nuestros caprichos e impericia en los “mala onda”, “mala
leche” y hasta “mufas”, y nos seguimos enfrentando entre nosotros, el Titanic
del Oeste navega sin rumbo, despojado de un verdadero capitán que intente
asumir con valentía, grandeza y decisión, el timón de este navío a la deriva,
para procurar corregir a tiempo un errático y fatídico rumbo, que hoy parece encaminarnos (por pecados de
soberbia y obcecación), en dirección inexorable hacia su hundimiento y posterior
"descenso" a aguas turbias.
Un triste barco al garete…, llamado Deportivo Morón.
Por: Marcos Ruiz Carrizo, para “Club Deportivo Morón, el
Gallito”.
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