Foto: gentileza, Osvaldo Abades (h) |
Mario Darío Grana.
De esta forma y en
los albores del viernes, Blas Armando Giunta (un permanente favorito en
las preferencias de dirigencia e hinchas, cada vez que, con fulgurante
frecuencia, el puesto de entrenador hubo de hallarse vacante),
desembarcaba nuevamente en el Gallo, para sorpresa y beneplácito de
muchos, tras arribar a un rápido acuerdo y asumir el compromiso y el
desafío de enderezar otra vez el rumbo, de este permanente navío al
garete que es el Deportivo Morón, en materia de fútbol profesional.
Con
tan sólo un par de ensayos formales con sus nuevos dirigidos, Blas
Armando Giunta debió "salir al toro" vertiginosamente y con la urgencia
manifiesta de ganar para retemplar los atribulados ánimos de
protagonistas y simpatizantes, pero fundamentalmente para no perder de
manera definitiva, el tren de un torneo corto, esquivo y propenso a
castigar con dureza los puntos abandonados en el camino.
Así
las cosas y ante el atildado UAI Urquiza, en un Nuevo Francisco Urbano
sólo para socios con facilidades diurnas y en día de semana, Giunta
debió calzarse sin transición alguna, el buzo de DT tras nueve años y
que, en opinión de más de uno, de no habérselo quitado por la necedad de
un ex presidente, el destino futbolístico del Gallo en igual lapso,
hubiese resultado drástica y diametralmente puesto al oprobio soportado,
en casi una década de inoportuno distanciamiento mutuo.
Como
sea, desde los primeros minutos del segundo ciclo del "proceso Giunta",
pudo advertirse un Morón retemplado en ánimo y confianza, así como más
seguro de sus potencialidades y mucho (pero mucho, mucho...) más
ambicioso en sus intenciones, más allá de dibujos tácticos y el número
final de delanteros en cancha.
Con una receta
inicial tan simple como inexplorada hasta el presente, el Gallo buscó
adueñarse del trámite y el protagonismo, a partir de la puesta en marcha
de un orden táctico que, desde los minutos iniciales del encuentro,
habrían de contraponerse con meridiana y descarnada claridad, respecto
de la anarquía estratégica que caracterizada al anterior cuerpo técnico.
Tanto
es así, que en menos de diez minutos el Gallito habría de generar más
aproximaciones y desequilibrios ofensivos, que la sumatoria de lo poco,
pobre y malo evidenciado frente a Platense y Acassuso.., juntos.
Con
la seguridad en el debut forzoso de Agustín Gómez en el arco (dada la
suspensión de Sebastián Peratta), los buenos rendimientos de Cristian
González y Emiliano Mayola en la zaga (fundamentalmente en el
complemento, tras un comienzo con algunas dudas), el interesante
entendimiento de Jonathan Páez con Damián Toledo, "el Patrón del Medio"
-sin dudas el sector del campo más deficiente en la "era Pasini"-,
sumado al buen rendimiento del tridente ofensivo, con la confirmación
del gran momento de Cristian Yassogna (el mejor "compadre" ofensivo de
Damián Akerman, desde los tiempos de Diego Barrios Suárez a esta parte),
más la recuperación futbolística de Leonel Altobelli, no resultaría
extraño que el Gallo trasladase sus ambiciones al marcador, a través del
primer "Yassognaso" de la tarde.
Y eso que
enfrente se plantaba de igual a igual, un equipo más que interesante y
mejor trabajado como la UAI Urquiza, habituado al buen trato del balón,
el juego colectivo y a un sólo toque, a partir de intérpretes de muy
buen pie como Isaac Suárez, Raúl "Dudy" Pérez y Nicolás Beauchet.
Por
eso, en dicha primera etapa, la visita habría de tener un par de
chances para abrir el marcador o bien retirarse al entretiempo con
empate, destacando la solvencia de Agustín Gómez y el aplomo progresivo
de la última línea del Gallo.
En el complemento
y con la tranquilidad de la ventaja inicial, el once de Blas Giunta
habría de mantener los principios que justificaran la ventaja parcial,
para sostener en el orden, la ambición ofensiva y la paciencia, los
valores fundacionales para la búsqueda del segundo y definitivo
desequilibrio, el cual llegaría antes de los diez minutos del segundo
tiempo, a partir de una linda combinación ofensiva y otra contundente
definición de la figura del partido: Cristian Román Yassogna.
Ya
con el cotejo dos a cero, los intentos en ataque de la visita habrían
de tornarse cada vez más testimoniales, permitiéndole al dueño de casa
administrar las energías, sin renunciar por ello al protagonismo y la
búsqueda de una diferencia más amplia.
Como
dato negativo, de una jornada de sonrisa para el hincha del Gallo, debe
admitirse que en sólo un aspecto pudo verificarse la continuidad de un
proceso en el otro: al igual que en tiempos de Pasini, Murphy
continuaría su obra de imponderables físicos ya en horas de Giunta,
cobrándose la (mala) suerte de dos nuevas víctimas de las lesiones,
tales los casos de Jonathan Páez y de Carlos Ramos (de buen partido).
El
pitazo final de Lucas Di Bastiano encontraría a un Morón tan feliz como
desahogado, con la satisfacción de haber ganado con justicia y hecho un
buen partido, dándose hasta el desusado lujo (máxime en el Oeste y por
estos "flacos" tiempos), de haber podido hilvanar más de dos pases
acertados y consecutivos, ofreciendo lo más parecido al buen fútbol que
se haya visto en el nuevo estadio, desde su inauguración hasta nuestros
días.
Con la receta simple y sin embargo jamás
vista, en el proceso precedente, del órden táctico como estandarte, Blas
Armando Giunta regresaría a calzarse el buzo de técnico de un Gallo,
detenido en el tiempo desde hace 25 años, pero que desde hace una
década, justamente el mismo tiempo de su ausencia, ni siquiera peleara
por nada serio, a excepción de la traumática experiencia con el
descenso, de la inolvidable (por lo angustiante) temporada pasada.
Volvió
Giunta tras nueve años y el equipo reaccionó "en esste missmo
insstante". Quizá resulte prematuro y hasta temerario ilusionarse, pero
quién y por qué podría negárnoslo?...
Si en el
2004 haría "magia" con Lezcano y Tejera, hoy el material a disposición
es mucho más rico, desde lo nominal, por lo menos, como para apostar a
una recuperación que nos devuelva la alegría y las ilusiones perdidas,
de tantas frustraciones y amarguras repetidas y mal habenidas.
Sólo
hacía falta darle órden a la anarquía y sentido común al
empecinamiento, para volver a sumar y a creer que puede ser posible, de
una vez por todas, que este vapuleado Gallo "Yassogne" definitivamente
con un futuro venturoso.
Por lo pronto, volvió Giunta... Y el equipo, finalmente, parece irse "Armando" (Blas Armando...).
Gustavo Adrián Requelme.
@elgallogustavo.
(de haber podido hilvanar más de dos pases acertados y consecutivos, ofreciendo lo más parecido al buen fútbol que se haya visto en el nuevo estadio, desde su inauguración hasta nuestros días.). Disiento con esto ya que con grana en el banco se hicieron grandes partidos, tales casos uai, armenio y flandria.
ResponderEliminarCon Armenio merecimos perder 3 a 0, al cabo del PT y terminos ganando de igual modo, por el mérito individual de Migliardi y Barbieri, como lo fuera por la actuación descollante de Orihuela, ante la UAI. El único partido en que se vio algo de fútbol colectivo fue ante Flandria (uno sobre 20, 25??) y habría de colaborar en gran medida la actuación de Akerman y el flojísimo nivel del rival. De todos modos y aceptando el disenso, desde ya, te recuerdo que los procesos se valoran a su fin y todos bien sabemos cómo terminó el ciclo de Grana y lo costoso que resultara para la institución, al obtener menos del 30 por ciento de los puntos en juego. Porque, en definitiva, de no mediar la racha providencial de cinco triunfos consecutivos con Pasini y el gol mal anulado por Lupani, frente a la 5° apenas reforzada de Flandria, hoy estaríamos jugando el "Torneo de Transición" de la "C", junto a Riestra, Luján y Argentino de Quilmes. Ejerzamos un tipo de memoria totalizadora, y no otra selectiva, de confornidad a nuestros gustos e intereses. Saludos, Gustavo A. Requelme.
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