Foto: gentileza, Leonela Albañir. |
Luego
de la pobre actuación del último domingo, en el empate en cero frente a
Almagro, el Deportivo Morón no sólo debía revalidar dicha unidad de
visitante, con un triunfo necesario (y ante un rival directo) de local,
sino que también precisaba demostrar que todo lo bueno exhibido en las
dos victorias consecutivas, no habían sido el resultado del azar o de un
mero envión anímico, ante el cambio repentino de cuerpo técnico.
Ante
ello, el Gallo saltaría al mejorado terreno de juego del Nuevo
Francisco Urbano, revalidando las premisas y credenciales que tan buenos
resultados arrojaran sucesivamente, primero frente a la UAI Urquiza, y
más tarde ante Italiano en Ciudad Evita.
Presión
alta (que no es lo mismo que "hipertensión arterial"), órden táctico,
pocos metros de distancia entre líneas, entrega, sacrificio y mucha,
pero mucha solidaridad, volverían a erigirse en las virtudes destacadas
de un Morón by Giunta, que habría de controlar las acciones de principio
a fin, aún sin la pelota, evidenciando al mismo tiempo, un grado de
concentración y compromiso en sus protagonistas, digno de elogio, que
eximiría de mayores intervenciones a un Sebastián Peratta, devenido en
espectador de lujo por las virtudes colectivas de sus compañeros.
Con
un línea defensiva verdaderamente granítica, a pesar del "mal de
ausencias" que aqueja con especial hincapié a la defensa del Gallo, este
Deportivo Morón de Blas Armando Giunta asoma casi inexpugnable para los
rivales de turno, asentado en dos laterales prolijos y eficientes, a lo
que Gastón Montero, en lo particular, le agrega una dosis de
interesante criterio a la hora del ataque; sumados a dos centrales de
idéntico perfil zurdo y que, sin embargo, se complementan cada vez con
mayor acierto, aventando todo peligro, tanto de arriba como de abajo, o
anticipando con timming y eficiencia, cuando la jugada o el relevo
defensivo así lo requieren.
En este punto, es
imprescindible subrayar la tarea sobria, eficaz y solvente, de un
Emiliano Mayola nuevamente figura de la cancha, que por mérito propio e
imperio de los buenos y sostenidos rendimientos, pasara de prescindible
en la "era Pasini", a pieza insustituible de una última línea que genera
hacia afuera, un grado tal de seguridad y garantía, que uno desde las
gradas pareciera intuir que, salvo un acierto "maradoniano" del rival o
una distracción fatal de los nuestros, resultaría casi imposible que el
adversario nos coloque a un delantero cualquiera, cara a cara con el
"Flaco" Peratta.
En el medio, frente a la
"Villa" habría de aparecer el generador de juego, que el equipo estaba
necesitando y nosotros estábamos esperando, hallado en los pies de un
Federico Domínguez, grata y absolutamente consolidado en su puesto,
sapiente a la hora de la distribución del balón y pródigo al momento de
colaborar para cerrar la banda izquierda, de conformidad a la doble
función que se le exige desde el cuerpo técnico.
Y
por si fuera poco, autor de un golazo (el primero que convierte alguien
distinto a Damián Akerman y Cristian Yassogna), con una definición de
zurda formidable, para cerrar el cotejo desde lo numérico, puesto que en
lo futbolístico se hallaba definitivamente clausurado, desde hacía
bastante tiempo antes.
En el círculo central,
hasta la lesión de Damián Toledo (otro más que se suma a una enfermería
desbordada), habríamos de encontrarnos con la presencia y el aplomo del
"Patrón del Medio". Sin embargo, y en su ausencia, hallaríamos asimismo a
la mejor versión, de lo visto hasta el momento, del santiagueño
Jonathan Páez, quien puesto como nuevo líder del mediocampo, hubo de
responder de la mejor manera, jugando verdaderamente un gran partido,
con timming y precisión para el quite, criterio para el primer pase
ofensivo y, por si fuera poco, una dosis interesante de personalidad y
don de mando para ordenar a sus compañeros.
Por
el carril opuesto, el derecho, cómo olvidar al más solidario por
aclamación, dentro de un equipo absolutamente solidario, y que en el
primer tiempo anduviera más retrasado, para colaborar con Rodrigo Lemos
en el armado de la "muralla" de contención de la banda diestra; para
luego, en el segundo tiempo y con mayores espacios, contara con más
libertades para sumarse en ataque y, por ejemplo, meter un pase gol
formidable de derecha a izquierda, al pecho mismo de Federico Domínguez,
para que el oriundo de Villa María sentenciara la partida. Hablamos,
claro está, de Cristian Yassogna, el más generoso, dentro de un equipo
igualmente generoso a la hora del sacrificio.
Finalmente,
en la delantera, el Gallo siempre contará con el jugador más
trascendental en la historia de la institución, goleador histórico y
líder en presencias con la camiseta de Morón, y "martín pescador" ante
cada error de las defensas ajenas, para dejar en ridículo al arquero de
San Carlos, con una gambeta corta y definir con la frialdad de los
elegidos, abrir la cuenta del partido, engrosar su fantástica
estadística y hacer reventar de gozo, por 142 vez, las gargantas de
todos los hinchas del Deportivo Morón.
Y está
Leonel Altobelli, un jugador de otra categoría, veloz y desequilibrante
ante cada corrida, y sin dudas, uno de los que más kilómetros recorre,
al cabo de cada partido, detrás seguramente de Cristian Yassogna.
Y
hasta está un recuperado Emnanuel Pío, que con cada vez más minutos en
cancha, comienza a demostrar su nivel y jerarquía, tan sólo con un toque
de primera o "limpiando" tres rivales en la marca, apretado contra la
línea de costado.
Y está este Morón de Blas
Giunta, en definitiva, que sumó diez puntos de doce posibles, desde su
llegada y alcanza también los cuatro cotejos con la valla propia en
cero, precisamente desde su arribo al banco de suplentes del Gallito.
Morón ganó, gustó y hasta pudo golear, porque contó con ocasiones como para engrosar la chapa final de 2 a 0.
Morón
lo justificó de principio a fin, anclado en sus virtudes innegociables,
y ahora también comienza a encontrar el fútbol tan deseado.
Morón venció claramente y con justicia a Villa San Carlos y, en definitiva, vuelve a ilusionar, de pleno derecho.
"Morón vuelve a enamorar", y es más que un viejo slogan.
Gustavo Adrián Requelme.
@elgallogustavo.
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