De entrada nomás, el Gallo evidenciaría las falencias en su última línea, que lo han venido acompañando desde comienzos de campeonato, con especial debilidad sobre ambas bandas, con flojos partidos de Rodrigo Lemos y Ariel Otermín (otra vez, en ambos casos), lo que sería aprovechado por el local para generar los primeros síntomas de desequilibrio sobre el arco visitante, a partir de las buenas actuaciones de dos ex Morón: Esteban González y Gastón Ada.
Luego de un par de sofocones en el área de Sebastián Peratta y cuando el desarrollo del partido parecía encaminarse hacia una medianía compartida, aunque siempre con el manejo del balón a cargo del "Quemero", un mal retroceso defensivo (al igual que ocurriese sólo una semana atrás, frente a Estudiantes en Caseros), permitiría que el "Pelado" González, sin marcas y con espacios, metiera desde el medio una asistencia perfecta a Franco Caballero, para que el "9" local ingrese al área con la facilidades que le diera Otermín en la marca, y de emboquillada, ante la salida tardía de Peratta, colocara el uno a cero para Acassuso, sobre los '35 de la primera etapa, en un merecido premio para el único equipo que, hasta allí, había propuesto algo concreto sobre el césped ralo del "Ciudad de Vicente López".
Sin repetir actuaciones recientes, y durante esa primera etapa, Morón jamás habría de manejar el balón, ni tampoco ganar los anticipos en el medio, como para cortar los circuitos ajenos y poner en funcionamiento los propios, tanto es así que las llegadas más claras y únicas de la visita, en ese lapso, serían un centro peligroso de Cristian Yassogna, que a poco estuviese Gerardo Martínez de capitalizarlo sobre la línea, y luego de la apertura del marcador (precisamente en la jugada siguiente), una escapada del propio delantero, devenido a volante derecho del Gallito, que mano a mano con Julio Salvá, terminaría por desviar su remate muy cerca del poste izquierdo.
Y si hasta allí, Morón había tenido serias dificultades para recuperar la pelota y administrarla en consecuencia, en tiempo cumplido y como resultado de una acción intrascendente de juego, netamente de interpretación, Gerardo Martínez trabaría abajo ante Gastón Ada y, como consecuencia de ella y ante la mirada de José Carreras, el "10" del Gallo habría de pisar al media punta local, y pagando un caro precio a sus antecedentes históricos, recibiera una roja directa, de parte del árbitro, quien consideraría como intencional el "pisotón" de Gerardo.
Así las cosas, y al término de un muy pobre primer tiempo de Morón, nuevamente apostando a las "patriadas" solitarias de Leonel Altobelli, como para preocupar a una defensa "Quemera" que, en los escasos intentos ofensivos visitantes, había desnudado potenciales vulnerabilidades a explotar, se imponía la sustitución de un muy inexpresivo Adrián Peralta, y permitir el ingreso de Javier Pérez, para acompañar a Altobelli y generar el revulsivo y desequilibrio necesarios, que ya ofreciera de manera determinante, en el triunfo ante Deportivo Riestra.
No obstante, y en la primera aproximación de riesgo de Acassuso, en el complemento, el Deportivo Morón sacaría a relucir otro de sus grandes déficit del presente torneo, hasta la fecha, tan reiterados como irresueltos: pérdida de marcas en el medio, contra rápida, taco de Gastón Ada para habilitar en soledad al goleador de la tarde, Franco Caballero (quien, antes de este encuentro, no había convertido en la temporada), para deshacerse con facilidad de la marca de Otermín y cara a cara con Peratta, superar el achique presuroso del alicaído golero del Gallito. Dos a cero, a los '4 del segundo tiempo, y con un jugador menos (y ese futbolista de menos, por si fuera poco, Gerardo Martínez, a fin de pintar un panorama tan negro como el cielo de Vicente López).
En un intento desesperado y tardío por intentar revertir una historia que, a esa altura y de acuerdo al desarrollo del cotejo, parecía "cosa juzgada", el técnico del Gallo agotaría los cambios, sobre los '15, enviando al terreno de juego a Lucas Nanía y Cristian Broggi, en reemplazo de Gabriel Díaz y Rodrigo Lemos, generando algún desequilibrio inicial por izquierda, el propio Nanía, para lentamente desdibujarse, junto al resto de sus compañeros, ya sin ideas y tal vez tampoco piernas, en el transcurso adverso del cuarto partido en menos de quince días.
De allí y hasta cerca del epílogo, lo más "destacado" del encuentro, pasaría por el "espectáculo" brindado por Blas Armando Giunta, al resistirse a abandonar el banco visitante, tras su expulsión, a instancias del juez asistente, lo que determinaría que el "sanguíneo" técnico del Gallo, primero le pidiese explicaciones al propio línea y, más tarde, encarara al cuerpo técnico de Acassuso, dentro de un encono personal con antecedentes recientes, y que proviene de un contrapunto público, tras la eliminación del Gallo a manos de "Ssuso" por penales, en "Copa Argentina" y a principios de temporada.
Tal vez, resultaría más conveniente y provechoso para el equipo que, en lugar de resistir una expulsión y enfrentarse con terna arbitral y cuerpo técnico contrario, suspendiendo las acciones durante más de cinco minutos, en momentos en que el Gallo necesitaba descontar el resultado, para conservar alguna chance en la tarde, Blas Giunta debería, ya más calmado, reveer un sistema táctico de 4-4-1-1 que, lejos de reportarle solidez defensiva, genera una improductividad ofensiva, graficada en la orfandad alarmante de un laborioso, aunque "Kunfunesco" Leonel Altobelli.
Porque, en definitiva, no siempre los partidos y ocasionales adversarios, nos darán la chance de "corregir" sobre la marcha y dar vuelta la historia en '45, en presencia de un Morón que, a la luz de los hechos, no es la primera vez que dilapida el primer tiempo, en beneficio de los intereses y sistemas tácticos rivales.
El descuento de Lucas Nanía, en el quinto minuto adicionado, sólo serviría para decorar el resultado final y ofrecer una falsa sensación de partido "cercano", y a tiro del empate, cosa que realmente nunca había sucedido en su desarrollo, más allá de las facilidades de una última línea "Quemera" que, por desgracia, el once de Giunta se acordaría demasiado tarde de explotar.
Mucho por corregir, con mucho torneo aún por delante, para un Morón francamente ciclotímico. Quizá en esto último (las posibilidades de corrección y recuperación, que otorga un campeonato de 42 fechas), radique el único aliciente, dentro de otro paso en falso de un Gallito que, en seis jornadas disputadas, no ha logrado regularidad ni mucho menos equilibrio.
A seguir esperando.
Gustavo Adrián Requelme.
@elgallogustavo.
Foto: Prensa, Deportivo Morón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario