sábado, 13 de julio de 2024

Las (malas) rachas no son "for ever"

Y un día Morón volvió a ganar y para ello, a convertir un gol, cortando una “sequía” de cinco partidos consecutivos sin triunfos ni “gritos”.

De “yapa”, con la victoria 1 a 0 frente a Chaco For Ever, extendió a cuatro cotejos en fila con la valla propia en cero y cosechó el primer triunfo bajo la conducción técnica de Cristian Díaz.

Y Morón ganó bien, sin sobrarle nada, por supuesto, como ya nos tiene acostumbrados este equipo modesto del Gallo, que además de luchar contra sus limitaciones, cada quince días tiene que lidiar con un terreno de juego propio decididamente imposible y en el que, no importa lo que se haga o cuándo se haga, desde un tiempo a esta parte parece un problema insoluble, y crucial para la práctica de fútbol, en especial a ras de piso.

Para “muestra”, basta un “botón”: sobre el lateral izquierdo, de espaldas a la tribuna visitante, la pelota en lugar de picar y salir hacia afuera de los límites del terreno de juego (como indica la lógica y hasta alguna ley elemental de la física), el rebote de la pelota contra ese sector raleado de pasto, genera un bote a tierra exactamente inverso, es decir, hacia adentro, “regresando” el balón al juego, para sorpresa de defensores y atacantes, entre la línea de fondo y el área grande.

De vuelta al partido, con el regreso de Gastón González, tras cumplir con la fecha de suspensión, Cristian Díaz volvió a apostar al once de inicio que le brindara la mejor versión, durante el primer tiempo del cotejo ante Defensores en el Bajo, con la única modificación del capitán por Mariano Bracamonte.

Del otro lado, un Chaco For Ever que llegaba con idénticos problemas y necesidades a Morón, sin triunfos de visitante a lo largo del torneo, en los primeros minutos intento plantarse de igual a igual, complicando con su delantero centro, Jonathan Dellarosa, “tirado” unos metros atrás, sobre la derecha de la defensa local, para recibir entre la espalda de Rodrigo Arciero y Brian Machuca, para sorprender con cambios de frente, para la llegada de Gonzalo Cañete, el volante diestro, que tuviera en sus pies las mejores aproximaciones de la visita, en ese primer tiempo.

Por el lado de Morón, ante la imposibilidad de jugar por abajo y la lejanía táctica de un volante de buen pie para el primer pase ofensivo (lo haría durante algunos minutos, Lautaro Disanto, pero luego se “perdería”), los defensores estarían obligados al “pelotazo”, para “saltear” líneas y posibles complicaciones con el estado del campo, con un buen partido de Matías Romero, “pivoteando” y “aguantando” cada envío aéreo, propiciando la llegada de Gonzalo Berterame o algún mediocampista, como Gastón González, generando un puñado de oportunidades de gol, a través del propio Berterame, Disanto y un cabezazo de Fernando Moreyra.

Tras el entretiempo, con los ingresos de Matías Castro por Machuca y de Mauro Schönfeld en lugar de Romero, Cristian Díaz modificaría la idea táctica original, retrocediendo a Arciero al lateral derecho, plantando una línea de cuatro tradicional en el fondo y con Mauro Schönfeld como externo por derecha, generando también una línea de cuatro en el medio, propiciando mayores libertades en González, para acercarse a sus defensores y convertirse en ese primer pase claro, ausente en los primeros 45’.

Con otro esquema y sin Romero en cancha, no hubo más pelotazos a distancia y el juego comenzó a ser más fluido entre los medios, con mayor participación de Julián Vitale y un Matías Castro, en su presentación con la camiseta del Gallo, mostrándose como alternativa en el área, a partir de permanentes diagonales del centro hacia la derecha, para mover a los centrales visitantes de su posición y juntarse con Schönfeld, “picante” desde su ingreso y jugando sin dudas su mejor partido en la primera de Morón.

Y así llegaría el ansiado gol, “ausente sin aviso” desde hacía cinco fechas, con una pelota peleada en “tres cuartos” por Gonzalo Berterame (siempre destacado por juego y sacrificio), para que el pase atrás/rebote apurado y obligado de su rival, contara con la ayuda inestimable del “resbalón” de un ex Morón, Luciano Lapetina (esta vez, la cancha jugó involuntariamente a nuestro favor?), “gentileza” aprovechada por Mauro Schönfeld para controlar el balón y al ingresar al área, definir con calidad al palo diestro del arquero (previo recorte hacia dentro, con pierna derecha, para hacer pasar de largo a su marca), abriendo bien el empeine de su botín zurdo, desatando el festejo contenido, dentro y fuera de la cancha, con mucho de desahogo, a los 29’ del segundo tiempo.

De allí y hasta el final, Morón controlaría el trámite casi sin sobresaltos, máxime cuando Chaco For Ever se quedara con diez, por una roja directa, correctamente sancionada por Juan Cruz Robledo, árbitro del partido, para que el Gallo se quedara con tres puntos necesarios y vitales como el “oxígeno”.

Las (malas) rachas no son “for ever”.

 

@elgallogustavo.



      📸: Eduardo Fabián Acuña.


1 comentario:

  1. Lo bueno que el técnico está armando el equipo de atrás para adelante arrancando con 5 atrás, lo malo es que no tenemos gol, y lo desastroso es el campo de juego, quisiera saber que van a hacer los dirigentes con eso...

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