Telón de fondo para una temporada fácilmente olvidable, con un resultado más que previsible: 0 a 0.
En la tarde del jueves, en el cierre formal de la etapa regular del Torneo de la Primera Nacional, Morón empató en cero con Temperley, en el Nuevo Francisco Urbano, en un duelo para cumplir con el fixture, entre dos equipos que no jugaban por nada.
Con muchos cambios, el Morón de César Monasterio (habrá sido su última vez en el banco del Gallo?) enfrentó al "Gasolero" de Walter Perazzo, con muchos cambios, cuyas ausencias indicarían muy posibles bajas para la próxima temporada y varios chicos de inferiores entre los relevos.
Así las cosas, con Agustín Rufinetti en el arco (otra vez, de buen partido, las pocas veces que debió intervenir y manteniendo su segunda valla en cero, de manera consecutiva), Gerónimo Ulibarri como lateral derecho (en lugar de Rodrigo Arciero), Facundo López (por Agustín Gómez) y Emilio Lazza en la zaga (en reemplazo de Fernando Moreyra, con una molestia física) e Iván Vaquero por la banda izquierda (sin Nicolás Henry, siquiera en el banco).
En el mediocampo, Santiago Sala en lugar de Gonzalo Berterame, Julián Vitale, Thiago Lauro y Lautaro Disanto, con Pablo Cáceres (por Matías Romero) y Mariano Bracamonte, una vez más el destacado del partido.
Tras un primer tiempo para el "bostezo", en duelo de "impotencias" y desmotivaciones, entre el calor sofocante, el estado del campo de juego (malo en todo el campeonato y máxime luego del recital del último viernes), más allá de un par de remates desde afuera de Bracamonte, una salida en falso de Facundo López, mal definida por el punta visitante y un envío desde lejos, bien respondido por Rufinetti, los primeros 45' resultaron un fiel reflejo del pobre torneo de ambos, en especial de Morón, que muy pocas veces "hizo pie" en la interminable temporada de 38 capitulos.
En el complemento, por lo menos, el Gallo se animó un poco más y pudo haberse quedado con el triunfo, a partir de los ingresos de Agustín Curruhinca, Mauro Schönfeld y el debut absoluto del juvenil Valentino Roncarolo, con el buen remate desde afuera de Bracamonte, que apenas pudo rechazar Francisco Rago, el buen arquero del "Celeste" y de su rebote, Schönfeld no pudo sacar rédito, al llevarse la pelota por delante, en lugar de rematar de primera o intentar un control más corto.
Un Schönfeld que tendría su revancha, casi inmediatamente, con una muy buena corrida por izquierda, la llegada al fondo y el centro atrás, en el área grande, para que Curruhinca tuviese el tiempo suficiente de parar el balón, levantar la cabeza y meter un remate con destino de red, que sólo una formidable reacción del "1" visitante, pudo evitar que se transformara en el gol de un triunfo justo, por lo hecho en el complemento.
Ahora será tiempo de un larguísimo receso, hasta febrero de 2025, con infinidad de dudas (respecto al futuro técnico y la renovación casi por completo del actual plantel) y una sola certeza: que, quienes tomen las decisiones en materia de fútbol, algo que aún no queda claro quiénes serán sus responsables, "nuevos" o "reciclados", no vuelvan a equivocarse de manera tan burda como en este paupérrimo 2024.
Telón de fondo para el torneo.
A mirar definiciones y festejos ajenos por la tele.
Y a cruzar los dedos para lo que viene.
@elgallogustavo.
📷: Eduardo Fabián Acuña.
No hay comentarios:
Publicar un comentario