domingo, 9 de noviembre de 2025

Lo pasó por encima, pero la serie quedó abierta

Morón jugó uno de los mejores primeros tiempos de todo el campeonato, comparable a aquellos 45' iniciales en Mataderos, con la diferencia que debió resignarse al 0 a 0 en el entretiempo, en lugar de la ventaja de dos goles marcada ante el "Torito", en su propia "casa" y ante su gente.

Y es que, ya al minuto de juego, de la semifinal de ida frente a Deportivo Madryn, en el Nuevo Francisco Urbano, el equipo de Walter Otta había generado dos remates al arco de Yair Bonnin, el buen arquero de la visita y a la postre, la gran figura del encuentro, ambas ocasiones en los pies de otro Yair, González, el "10" del Gallito.

En esa primera parte, con Matías Ballini en lugar de Gastón González y Juan Manuel Olivares por Fabricio Sanguinetti, respecto del once de inicio, hace una semana, en la clasificación frente a Atlanta, en Villa Crespo, Morón fue abrumadoramente superior a su rival, a quien no permitiera pasar la mitad del campo en más de un cuarto de hora, "apretándolo" cerca de su arco, que injustamente permanecería en cero, por mérito exclusivo del referido "uno" de Madryn.

Y es que, en ese primer tiempo, el líder de la fase regular en su zona y finalista por el primer ascenso, jamás pudo inquietar a Julio Salvá, prácticamente un "espectador de lujo", como pocas veces durante toda la campaña, y como contrapartida, un Morón que iría a cada pelota como si fuese la última, provocaría no menos de seis opciones francas de gol, algunas de ellas mal definidas o resueltas en la "puntada" final, el déficit que acompañara al conjunto de Walter Otta a lo largo de la temporada, y otras evitadas por un golero visitante que, hasta allí, parecía infranqueable.

Pero además, esa supremacía del Gallo no derivaría de situaciones de peligro aisladas, sino de una gran labor individual y colectiva, de un equipo que recreó aquellos mejores momentos de la campaña, en las que superó a sus rivales por juego asociado, fútbol de alto nivel y una presión permanente y asfixiante, demostrando en la noche del Oeste, y en apenas 45 minutos, ser mucho, pero mucho más que "la ballena del comisario", absolutamente impotente de contener a un Morón que lo pasó literalmente por arriba, aunque no pudiera traducirlo en el marcador a su favor.

Ya en el complemento, el Gallo no aflojaría la presión alta sobre su rival y en la jugada menos pensada, a los cuatro minutos de reiniciado el pleito, conseguiría algo de justicia mínima ante tamaño "baile": luego de una mala salida de Bonnin, en el único error del arquero de Deportivo Madryn, Yair González tomaría el balón y remataría sobre el cuerpo del golero visitante, que compensaría su yerro, rechazando la pelota al tiro de esquina. 

Rápido de reflejos y sin dejar ni respirar a su rival, el mismo Yair González ejecutaría el tiro de esquina desde la izquierda y con la defensa de Madryn a mitad de camino, entre el retroceso y la confusión que le provocaba la presión del Gallo, perdería de vista la llegada al área de Franco Vázquez, una de las figuras de Morón, que de zurda la empalmaría al gol, a media altura y sobre el poste derecho, dejando parado al "1" de Madryn, para el delirio de todo el Oeste y para que el resultado comenzara a tener un poco más de correspondencia con el trámite del partido.

A partir de allí, Morón dejaría que la necesidad de su rival tomase el dominio de las acciones, aunque sin generarle peligro cierto al arco de Salvá, más allá de algún centro con "suspenso", más por el riesgo latente de las dos "torres" ofensivas de la visita, Germán Rivero y Luis Silba, que por la incidencia real de ambos en el encuentro, que resultaría nula por la excelente respuesta, una vez, de toda la defensa, con una actuación consagratoria de Joaquín Livera, impasable en la marca e imparable en la faz ofensiva, mostrándose siempre como alternativa por la banda izquierda.

En una previa plagada de polémicas y desconfianzas, y no sin razón, por los antecedentes nefastos de Deportivo Madryn, durante toda la temporada, hubo un claro penal por lado, no cobrados por Pablo Dóvalo y sus asistentes: primero, por una mano de Franco Lorenzón, promediando la segunda etapa y luego, casi en tiempo cumplido, por un "patadón" infernal a Ivo Costantino, en el área chica.

El pitazo final de Dóvalo, de regular arbitraje, pero sin acciones polémicas, más allá de los penales referidos, dejaría a Morón con la tranquilidad de haber cumplido con su parte, en los 90' de ida, aunque con la sensación cierta y clara que el resultado pudo y debió haber sido más abultado a su favor.

Ahora, a no bajar la guardia ni relajarse, tanto dentro como fuera de la cancha. 

En Madryn, con un arbitraje dudoso y opacidad de imágenes, seguramente van a tratar que el Gallo sea "pollo".

Por todo y contra todos, con la guardia alta y los ojos bien abiertos.

Ni "llorones", ni incautos. Atentos.

En un partido normal, el Gallo ya demostró ser mucho más que "la ballena del comisario".


@elgallogustavo.



       📸: Eduardo Fabián Acuña.


1 comentario:

  1. El equipo fue una topadora, todos puntos altos. Me dejó dudas la entrada de Sanguinetti como que no se metió en el partido.

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