domingo, 15 de septiembre de 2024

"Todo pasa"...

Entre tantas peculiaridades que ha evidenciado esta penosa temporada del Deportivo Morón, una de ellas, ha sido la resucitación sistemática (y metafórica, claro está) de “muertos” futbolísticos.

Sin ir más lejos, este último sábado, el Gallo “revivió” a un Aldosivi que no ganaba desde hacía seis fechas, y le permitió además conseguir su mayor diferencia de gol en toda la competencia: 3 a 0.

En efecto, tras el “espejismo” del pasado fin de semana, el equipo de César Monasterio volvió a la “normalidad” y cayó 3 a 0 en su visita a Aldosivi, en el José María Minella de Mar del Plata, en otro partido que empezó perdiendo desde el “vestuario”, cuando poco y nada había pasado, pero esta vez no pudo revertirlo, como en la fecha pasada ante Estudiantes de Río IV.

Con Iván Vaquero como externo por izquierda, en lugar del suspendido Mariano Bracamonte y el regreso de Nicolás Henry como lateral zurdo, Morón una vez más se complicaría solo, perdiendo una pelota en el medio, para que el “Tiburón” facture el “regalito” prematuramente: Lautaro Disanto que intenta jugar hacia atrás con Julián Vitale, que mal ubicado o sorprendido no logra retener el pase y en su defecto, lo “rebota” para que Alan Sosa, el “7” local se acerque al área sin oposición y saque un remate “teledirigido” al fondo del arco de Juan Martín Rojas, apenas cumplidos los seis minutos de juego.

Tras algunos minutos de incertidumbre, en los cuales Aldosivi pudo y estuvo cerca de usufructuar el gol tempranero, para aumentar la ventaja, paulatinamente Morón volvió a ponerse en partido y a “merodear” el arco local, claro que fiel a su costumbre, todo se redujo a centros sin destino, para un Matías Castro que “choca” sin sentido y no gana ninguna, ni de alto, ni por abajo, y el resto de sus compañeros que evidencian igual de voluntad, pero con idénticas carencias de “herramientas” futbolísticas para torcer un destino de derrota, que parece marcado de antemano, ante la impotencia de un Morón que roza la lástima.

Sin embargo, en aquél pobre primer tiempo, una mano insoslayable para todo el estadio mundialista, menos para un reconocido caradura como Luis Lobo Medina, privaría a la visita de la posibilidad del empate, por un penal clarísimo no cobrado, que para este  Gallo deshilachado no resultaría garantía de nada, pero tal vez hubiese modificado el devenir de las cosas.

Ya en el segundo tiempo, en poco más de cinco minutos Aldosivi definiría el pleito de manera increíble, con otros dos goles casi calcados: desbordes por el lateral de Vaquero, devenido otra vez a marcador de punta, por el ingreso en el entretiempo de un disminuido Gonzalo Berterame, en lugar de Henry, ambos con despejes a medias de Rojas y la ausencia de toda la defensa en los rebotes, para que Elías Torres, el “11” local, “facture” por duplicado y se convierta en la insospechada figura del partido, con sus dos goles (a los 4’ y 11’ del segundo tiempo), con la inestimable complicidad (como todo el torneo) del arquero y su última línea.

De allí y hasta el final, con el resultado definido desde los albores de la segunda mitad, las mejores chances de descontar estuvieron en los pies de Matías Romero, que con sus conocidas limitaciones a cuestas, generó en 15 minutos bastante más que Castro en 75’.

Ahora será tiempo de recibir a Mitre de Santiago, para intentar sumar esos tres puntos que nos “salven” matemática y definitivamente de reválida y descenso.

Ya sólo faltan seis partidos para que termine este calvario de torneo.

Y no bastan los ensayos de autocrítica de los responsables primarios y principales de tamaño papelón y desastre, en los micrófonos de los medios partidarios.

El daño infligido a Morón es cruel y es mucho. Máxime cuando la hipocresía se apodera del discurso público, mientras en privado aflora la verdad inconfesable e incómoda (como las "goteras" del gimnasio).

“Todo pasa”, rezaba el paradigmático anillo de Julio Humberto Grondona.

 

@elgallogustavo.



      📷: Ilustrativa.

 

lunes, 9 de septiembre de 2024

Ganó Morón y es noticia

Por fin... Volvió a ganar Morón.

Debieron pasar 57 días para que el Gallo volviese a sonreír y a sumar de a tres, desde el sábado 13 de julio, por la fecha 23, en la victoria 1 a 0 ante Chaco For Ever, en el Nuevo Francisco Urbano, con el gol de Mauro Schönfeld (29’ ST).

O cuatro meses y once días, desde la última vez que dio vuelta un resultado y convirtió dos goles en un mismo partido, desde el 28 de abril, por la fecha 13, también en el Oeste, tantos de Gastón González de penal (10’ ST) y Patricio Núñez (29’ ST), ante Aldosivi, casualmente el próximo rival del equipo de un César Monasterio, que además consiguió su primera victoria como entrenador del equipo.

Por fin volvió a ganar Morón, pese a comenzar perdiendo desde los "vestuarios", con el gol de Luis Abraham a los 3 minutos de iniciado el juego, luego de un tiro de esquina desde la derecha, el centro que rebota en el punto del penal, sin que nadie la toque y desde afuera del área, con total liberad, sin cobertura de la "segunda pelota",, el lateral zurdo de Estudiantes de Río Cuarto "clavara" un "zapatazo" a media altura y al palo más lejano, de un Juan Martín Rojas que nada podría hacer, para evitar el 1 a 0 de la visita, en su primera aproximación "seria".

Con este panorama prematuro de por medio, la posibilidad de sumar, no sólo un triunfo necesario, sino tan sólo un punto, parecía menos que una quimera, para un equipo que sólo una vez había revertido un resultado y que venía de convertir apenas cuatro goles en los últimos siete juegos sin triunfos, con tres derrotas en fila.

Sin embargo, más allá de una buena atajada del propio Rojas, ante un remate a distancia de William Machado, un par de minutos más tarde de la apertura del marcador, Morón comenzaría a evidenciar esa positiva respuesta anímica que esbozaria una semana antes, en la caída en el final ante Colón en Santa Fe, que le permitiría acercarse a un empate que mereció, en los cinco minutos agregados.

Con el juvenil Thiago Lauro como "abanderado", la figura excluyente de la tarde-noche en el Oeste, bien acompañado por un Lautaro Disanto activo y "picante" cerca del área rival, más el orden ya acostumbrado de Julián Vitale (un auténtico "técnico" dentro de la cancha) y un recuperado Santiago Sala, con todas sus limitaciones a cuestas y sin sobrarle nada, el Gallo demostraría rebeldía para modificar su suerte y personalidad para ir al frente, con fútbol o sin él, generando un par de aproximaciones al arco visitante, siempre en los pies o la cabeza de Lautaro Disanto.

Hasta que a los 31 minutos del primer tiempo y luego de un lateral largo desde la derecha, a cargo de Rodrigo Arciero (de mejor "semblante" en los últimos dos cotejos), la pelota "picaría" en el centro del área, sin que nadie la tocase, hasta que Vitale lograra apenas "peinarla" hacia atrás, donde llegaría sólo Lautaro Disanto, para impulsarla al fondo del arco, para un enorme grito de gol y desahogo dentro y fuera de la cancha.

Con el envión anímico del merecido empate, el Gallo aprovecharía su momento, como muy pocas veces en el presente torneo, valiéndose de una sucesión de errores visitantes, para que el mejor de la noche, Thiago Lauro, se emocionase y nos hiciera emocionar a todos, con su primer gol como profesional, a los 43 minutos de la etapa inicial.

Estudiantes de Río IV que intenta salir jugando por su lateral izquierdo y ante la buena cobertura de Morón, emprende el camino de regreso hasta su arquero, Juan Strumia, que dentro de su área grande y simulando preparar un remate largo, le marca el pase corto por el centro, a su compañero, Marcio Gómez, que mal perfilado y presionado por Matías Castro (sin chances de gol, pero una vez más, de encomiable voluntad para ir a todas y "fajarse" con los defensores rivales), perdería contacto con el balón, para que Thiago Lauro la dominara fuera del área e ingresando a ella, el joven de 19 años, con inferiores en Cambaceres y su primer contrato profesional firmado en el Gallo, definiera con serenidad y categoría junto al poste zurdo de Striuma, para las lágrimas contagiosas del pibe y el 2 a 1 de Morón, antes del cierre de los 45' iniciales.

El complemento casi que estuvo de más, con un Morón que prefirió resguardar la diferencia, esperando a su rival en campo propio y un Estudiantes de Río IV, sin ideas ni variantes, que jamás supo complicar a la defensa del Gallito, generando entre ambos un segundo tiempo sin situaciones de gol, entre la necesidad local de atesorar el demorado triunfo y la impotencia visitante.

Debieron pasar demasiadas semanas y hasta meses, para volver a gritar no uno, sino dos goles, para revertir un resultado adverso y sumar de a tres, luego de ocho fechas "eternas".

Ojalá sea un nuevo comienzo, para ganar en confianza y puntos extras, necesarios para alejarse definitivamente del fondo de la tabla y comenzar a pensar en la próxima temporada.

Ganó Morón y vaya si es noticia.


@elgallogustavo.



      📸: Deportivo Morón.


lunes, 2 de septiembre de 2024

Lo perdió sólo...

Morón volvió a perder, hilvanando su tercera derrota consecutiva, en una visita a Colón en Santa Fe, que a priori resultaba un partido "perdible", dada la disímil actualidad de ambos, pero con el 0-1 puesto y a la luz del desarrollo de un encuentro chato, parejo y disputado, el equipo de César Monasterio debió traerse un punto, pero otra vez, le facilitó las cosas a un rival que no sabía cómo romper el cero, hasta complementar su insólita inoperancia en el arco ajeno, con sus infaltables y decisivas "contribuciones" en el área propia.

Con todas sus debilidades a cuestas, ya conocidas, referidas y padecidas hasta el cansancio, el Gallo llegaba a este pleito ante el “Sabalero”, con un “mal de ausencias” extra, a partir de las lesiones de Gonzalo Berterame, Gastón González, Nicolás Henry y Agustín Curruhinca, sumadas a la suspensión de Fernando Moreyra, el más regular de la defensa, expulsado en el final de la caída frente a Almirante Brown.

Con Brian Machuca por Moreyra, acompañando en la zaga a Agustín Gómez, Iván Vaquero en lugar de Henry, Mariano Bracamonte reemplazando a Patricio Núñez, Thiago Lauro por González y Santiago Sala en lugar de Curruhinca, Morón supo llevar a Colon a su juego, bajando el ritmo y la intensidad a las urgencias del “Sabalero”, redondeando un buen primer tiempo, con la tenencia del balón, sin pasar sobresaltos en su última línea y generando un par de chances de peligro, como el anticipo de Matías Castro, apenas iniciado el partido, que terminaría en la cancha de Unión (por lo alto y desviado del remate) y la más clara de la primera mitad, con la media vuelta de Bracamonte, dentro del área, despejada al tiro de esquina por Manuel Vicentini, en el único intento visitante en todo el cotejo, con destino cierto de arco.

Con buenos rendimientos de Thiago Lauro, hasta que “aguantara” físicamente, de Lautaro Disanto (el único capaz de aportar algo de claridad, en ausencia de Gastón González), de Bracamonte, “obligando” permanentemente, más allá de su “barullo”, de Julián Vitale y el correcto desempeño de toda la defensa, en particular de los laterales, con Vaquero en buen nivel y tal vez, el mejor partido de Rodrigo Arciero, desde su debut con gol incluido, en el “espejismo” del 3-0 de la primera fecha con Brown de Adrogué, Morón llevaba con acierto y sin sufrimiento en su arco, el desarrollo de un cotejo en el que Colón buscaba, pero sin ideas, e incluso dejando “huecos” en su retroceso, algunos aprovechados por Morón, en el complemento, como en aquél desborde y centro de Vaquero, que Bracamonte en el punto del penal, remataría al arco con zurda y la pelota rebotaría en su pierna derecha, para irse desviada por encima del travesaño.

Hasta ese momento, el equipo de Rodolfo de Paoli sólo había inquietado con un remate fuerte, bien contenido por Juan Martín Rojas y un par de remates “envenenados” de Brian Farioli, el “10” del “Sabalero”.

Pero en apenas dos minutos, entre los 38 y 39 del segundo tiempo, todo lo bueno hecho por el Gallo, dentro de sus limitaciones, que le alcanzaban para “maniatar” y controlar a Colón ante su gente, se esfumaría en beneficio de las incapacidades locales, entre malas decisiones, errores repetidos y hasta ingenuidad en acciones puntuales.

Como en la jugada de la expulsión de Emilio Lazza, que había ingresado diez minutos antes por Sala y en su pretensión de anticipar de cabeza a su rival, en una acción intrascendente, pegada al lateral izquierdo, saltara de manera evitable e imprudente con la rodilla en alto, provocando la falta y la roja directa de Fabricio Llobet.

Y de ese tiro libre, mal ejecutado en principio, tanto que parecía pelota recuperada por la visita, la escasa y tardía reacción de los jugadores de Morón, permitirían recuperar el control del balón largo y del intento de rechazo “al bulto” en la puerta del área grande, la pelota con algo de fortuna se introduciría dentro de la misma, entre el amague y “recule” de Rojas en salir a cortar, el rechazo defectuoso de cabeza de Gómez, que terminaría con Fernando Barrientos habilitando (involuntariamente) de "pecho" a Nicolás Talpone, mal cerrado por los defensores y con al arquero a mitad de camino.

Uno a cero a falta de seis minutos para el final de un partido, que de no mediar tamaña cantidad de “licencias”, dudas y errores por parte de Morón, tenía destino irremediable de empate sin goles.

Pero habría más, en los cinco minutos agregados, porque el Gallo apretaría como nunca a su rival, contra su área y lo lograría, pero su conocida inoperancia ofensiva, lo privarían de un empate justo, en dos acciones tan claras como emblemáticas de su incapacidad irremediable de llegar al gol: en la primera, Matías Romero, mal ubicado, se interpondría de manera insólita, en el remate al arco de Rodrigo Arciero rechazando su intento, y en la última “bola” de la noche, Iván Vaquero tomaría un inmejorable rebote en el área y con el arco a su merced, la mandaría… a Rosario.

No lo ganó Colón. Lo perdió Morón.

A falta de ocho fechas, trece puntos nos separan del descenso y la reválida.

Ojalá no lo suframos más de la cuenta. Ya la decepción es demasiada para terminar penando por la permanencia.

 

@elgallogustavo.



        📸: Deportivo Morón.