sábado, 30 de octubre de 2021

"Dr. Jeckyll y Mr. Hyde"

La irregularidad de Morón, a lo largo del presente torneo de la Primera Nacional, no es novedad. 

Más allá de las estadísticas, que lo marcan con claridad, como el equipo que más partidos ganó dentro de la Zona "B" (14) y al mismo tiempo, el conjunto que más perdió (13), en 32 jornadas, durante el transcurso de la actual temporada, el Gallo alternó pequeñas rachas de dos o tres victorias consecutivas, en varias ocasiones, con otras tantas caídas, también en reiteradas oportunidades, tanto es así, que en materia de goles, hoy registra una diferencia "neutra", de 33 tantos a favor como en contra.

Del mismo modo, tampoco resultado ninguna novedad que, en su derrotero desparejo de "buenas, regulares y malas", a la fecha, siempre le costó enfrentar a los equipos que "habitan" de la mitad de tabla hacia abajo, desde aquella derrota con los "bloopers" de Matías Mansilla, en Jujuy, cuando el "Lobo" norteño aún no había sumado triunfo alguno, en las fechas iniciales, pasando por el empate en cero de local, ante Brown de Puerto Madryn, en el Oeste, cuando el equipo de la Patagonia apenas había podido cosechar un par de unidades, promediando la primera rueda, o el traspié sin atenuantes ante Villa Dálmine en Campana, en momentos que el conjunto "Violeta" no podía salir del fondo de la tabla y no conocía lo que era sumar de a tres, en la presente campaña, casi en el cierre de la primera ronda.

Lo que sí constituyó una dura "novedad", en su reciente "excursión" a Tandil, para enfrentar a un "colista" Ramón Santamarina, que venía de prescindir de los servicios de Héctor Arzubialde y generar su tercer cambio de cuerpo técnico en el certamen, es que aquella notable irregularidad, evidenciada a lo largo de toda la temporada, fuese capaz de producirse dentro de un mismo partido, entretiempo de por medio, en una suerte de "Dr. Jeckyll y Mr. Hyde", en 15 minutos de descanso.

Y es que Morón jugó un gran primer tiempo, con muy buena circulación de pelota, recuperación pronta en el medio para salir rápido de contragolpe y una presión permanente en todos los sectores, dentro de un equipo "corto" entre líneas, al igual que sucediera en la primera mitad de partido, hace casi una semana, en el contundente 3 a 0 a Defensores de Belgrano, en el Nuevo Francisco Urbano.

En este contexto, donde el Gallo asumiría el rol de protagonista excluyente desde el "minuto cero" de juego y con buenos arranques de Brian Orosco, desequilibrando con su velocidad y gambeta a los volantes locales, para asociarse con Gastón González, por el medio, Alan Schönfeld en la derecha y los puntas, Mateo Levato y Tobías Zárate, alternándose en el frente de ataque, tras unos primeros minutos de dominio sin profundidad, comenzarían a gestar situaciones clarísimas de gol, como para que Morón se fuese al descanso en ventaja, incluso por más de un tanto de diferencia.

Claro que, para irse al descanso con una ventaja de dos o tres a cero, primera hubiese sido necesario abrir el marcador con el primero, y es allí donde todo lo muy bueno edificado por la visita en la gestación, se iría desdibujando a medida que fuese dilapidando, una tras otra, ocasiones inmejorables frente al arco de Santamarina.

De los '15 en adelante, podríamos contabilizar una media vuelta en el área de Tobías Zárate, tras un tiro de esquina de Gastón González, que parecía tener destino irremediable de red y sin embargo, se perdería apenas ancha... O la más clara, el mano a mano que supiera generarse Mateo Levato, en base a potencia y habilidad, para "picarla" por encima del pronto "achique" de Nicolás Avellaneda, arquero local, para "colgarla" en el "techo" del arco, después de una definición bárbara... o el mano a mano que tendría Gastón González, ingresando por derecha, luego de una "guapeada" de Schönfeld, pero el remate bajo y esquinado del talentoso volante del Gallo, hallaría la punta del botín del mismo Avellaneda, para sacarla al córner... o el remate "a quemarropa" de Alan Schönfeld, que el eterno "Pucho" Barsottini impediría arrojándose con "timming" al piso... U otro derechazo del mismo Schönfeld, que prefirió rematar al arco, cuando quizá  tenía mejores opciones con Levato en el primer palo y Zárate en el segundo... Y hasta el claro penal no sancionado por Diego Abal, en perjuicio del propio Tobías, sujetado y tirado al piso de espaldas, dentro del área, por un defensor local, pero de frente a los ojos de un árbitro que decidió ignorar una infracción indubitable.

Al término de un muy buen primer tiempo del Gallo, que sólo explicaba la "chapa" parcial de 0 a 0, por la ausencia de precisión en la definición de la visita, pese a las situaciones repetidas y al domino del desarrollo, en todas las líneas, que por momentos se convirtiera en un auténtico "monólogo" de Morón, la sensación imperante era saber hasta cuándo podría sostener el elenco local, el asedio sobre su arco, y al mismo tiempo, que el equipo de Bovaglio en una tendría que "acertar", para comenzar a inclinar en el resultado, una "balanza" claramente a su favor en el juego, durante los '45 iniciales.

Sin embargo, la "metamorfosis" que sufriría el equipo en el entretiempo, resultaría tan evidente como incomprensible, permitiéndole a Santamarina adelantarse unos metros en el campo de juego, primero para contrarrestar la presión visitante y luego, para animarse a "desnudar" algunas debilidades defensivas, que el "monopolio" del terreno y el balón, en la primera parte, no fueran posibles de advertir por "culpa" del propio Morón.

Y así, entre la baja de "tensión" en el visitante y el mayor atrevimiento del local, a los '12 del complemento, Bruno Galván sacaría largo con el pie, desde su área, mientras la defensa del Gallo se adelantaba para "achicar" espacios, sin percatarse que el rechazo rápido de los medios de Santamarina, hallaría mal parada a la última línea de Morón, situación que aprovecharía otro "inoxidable" como Martín Michel, para ganarle la "espalda" a Lucas Abascia, sin Cristian Broggi ni Franco Verón, cerca para la cobertura, definiendo con la calidad que lo caracteriza, en el mano a mano con Galván, para el 1 a 0 sorprendente de Santamaría en su segunda situación en el partido (la primera, había resultado un "aviso", minutos antes, en un centro que Guillermo Vernetti, solo por el segundo palo no supo capitalizar), y que a "contramano" del balance general del trámite, en '45 más '12, no se condecía con los merecimientos de uno y otro.

Así las cosas, este Morón "frágil de mandíbula", ante el primer "puñetazo", como en la mayor parte del torneo, en especial de visitante, no podría recuperarse más del "golpe" de "nocaut" local,  tanto es así que demoraría no menos de 20 minutos en recuperar la "vertical", sin el desequilibrio de Brian Orosco, ni la claridad de Gastón González, ni el aporte de Alan Schönfeld, con Mateo Levato y Tobías Zárate "aislados" en ataque, en una visita que habría de perder por completo su volumen de juego, y para colmo, el buen andar en el medio de Norberto Palmieri, reemplazante a último momento de un lesionado Cristian Lillo, también se desdibujaría con el correr de los minutos, sumados a la permeabilidad de una defensa, que sin la contención de antes en el medio, y con el apuro de "empujar" el equipo hacia adelante, comenzaría a ofrecerle al local, tantas dudas como espacios para la contra.

Por si fuera poco, cuando superada la media hora del segundo tiempo, la visita esbozara una leve reacción,  Diego Abal volvería a resultar determinante en el resultado final del partido, con otra acción de penal no sancionado en favor de Morón, en este caso, aún más evidente y flagrante que la jugada de la primera parte: en un centro al "corazón" del área, Nicolás Avellaneda saldría lejos a "romper", con Mateo Levato ingresando a la carrera, para conectar el cabezazo... En definitiva, el único que terminaría "roto" resultaría el "7" de Morón (por un violento "rodillazo" del arquero), aunque para el árbitro, la jugada determinaría un tiro libre para el local, por falta del hombre de Morón... sencillamente vergonzoso.

Y entre bajones de "tensión" repentinos, despropósitos arbitrales y tal vez, la reedición de aquél eterno "apotegma" futbolero que advierte, "que los goles que se no se convierten en el arco contrario; se terminan padeciendo en el propio", en otro "quedo" defensivo inexplicable, Santiago Sayago, recién ingresado en Santamarina, hallaría demasiadas ventajas para cabecear, entre los centrales y Mariano Bracamonte (reemplazante de Broggi), para poner el 2 a 0 a los '37 de la segunda mitad, con la contundencia que debió tener Morón en el primer tiempo y al final, terminó sufriendo de su rival en el complemento.

Con el "pitazo" definitivo y las "manos vacías", Morón se bajaría de la lucha por el primer puesto de la zona y la final, mientras que ahora dependerá de resultados ajenos, en las próximas dos fechas, para saber si concreta su clasificación a "Copa Argentina" y "calculadora en mano", si le alcanzan los puntos para ingresar al Reducido, con Almagro de local y Güemes en Santiago de Estero, nada menos, en los últimos duelos de la temporada.

Pero lo más importante... sin pretender regularidad, donde no la hubo en 32 jornadas, por lo menos evitar que esos vaivenes tan marcados se den dentro de un mismo partido, para poder aspirar a que "sobreviva" algo del "sueño".

"Dr. Jeckyll y Mr. Hyde", versión Morón.


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                       📸 : Deportivo Morón.


sábado, 23 de octubre de 2021

El "fuego" del Gallo "consumió" al "Dragón", en '45

En tan sólo 45 minutos, frente a Defensores de Belgrano, en la tarde de sábado del Nuevo Francisco Urbano, este Morón desparejo e irregular, como todos sus adversarios y el propio torneo de la "B" Nacional, recuperó la "memoria" individual y colectiva, "compendiando" en apenas un tiempo de juego, los mejores argumentos que esgrimiera a lo largo de la temporada, en cada momento del certamen en que ganó o perdió, pero gustó desde la propuesta y la intensidad: la saludable intención de monopolizar la pelota, el manejo del balón a uno o dos toques, la presión alta para quitar y salir rápido de contra y la "voracidad" para buscar siempre el arco de enfrente, aunque gane por una diferencia "tranquilizadora" para cualquier otro equipo.

Y es que Morón, después de la "pálida" imagen del último cotejo de local, en el regreso del público al estadio, frente a Villa Dálmine, y un triunfo necesario como visitante, en la Isla Maciel, ante San Telmo, para no perder "terreno" en la "lucha a tres frentes" en el torneo (ascenso directo, clasificación al Reducido y "boleto" a la próxima edición de la "Copa Argentina"), aunque sin jugar bien, procuraba "reconciliar" su imagen con la gente del Gallo, y como extensión, volver a ganar en el Oeste, una "fortaleza" durante gran parte de la actual campaña, que se había desdibujado en los fechas pasadas.

Y así las cosas, en apenas '45 minutos, Morón sacó tanta diferencia en el juego, individual y colectivo, a un siempre complicado Defensores de Belgrano, que llegaba al Oeste con apenas tres unidades menos que el Gallo, que el 3 a 0 parcial en el entretiempo, bien podría haber sido un 5 a 0, como en el balance final del encuentro, el segundo tiempo, a excepción de los primeros '10, prácticamente estuvo demás, y aún así el equipo de Lucas Bovaglio pudo y mereció estirar la ventaja, por lo menos un gol más, y si hubieran sido dos o tres, también hubiese estado acorde a las diferencias siderales entre un equipo y otro.

Con el mismo once que iniciara el pasado cotejo ante el "Candombero", desde el pitazo inicial de Mario Ejarque, Morón intentaría "acorralar" a su rival, apretándolo bien cerca de su zona defensiva, para forzar el error adversario y procurando el desequilibrio con la fórmula repetida y no por ello, menos exitosa, del desborde por la bandas, a partir de una defensa sólida y adelantada algunos metros, "punta de lanza" de los intentos que se prolongarían en el muy buen partido de Brian Orosco, el criterio habitual e imprescindible de Gastón González, la solvencia de Cristian Lillo para hacerse "patrón" del círculo central y dos delanteros bien "picantes", como Mateo Levato y Tobías Zárate, siempre bien acompañados por la "polenta" de Alan Schönfeld.

Por eso, no sería de extrañar que Morón hallara una pronta ventaja, apenas superado el primer cuarto de hora de juego, a partir de una recuperación de Levato en "tres cuartos", la habilitación para la corrida vertical de Orosco, prolongando por derecha hacia la posición de Schönfeld, para que el "tractor" del Gallo llegara al fondo, tal su costumbre, y con ojos "bien abiertos" metiera el centro preciso al "corazón del área", donde esperaba Zárate y la llegada de Gastón González, este último mejor perfilado para pegarle el derechazo justo y poner al Gallo merecidamente 1 a 0, a los '16. 

Apenas un par de minutos antes, Brian Orosco había "desnudado" las facilidades de la última línea visitante, en especial por el medio, con una habilitación a un toque, para dejarlo "cara a cara" con Ignacio Pietrobono, pero su remate se iría demasiado alto sobre el travesaño del arco de "Defe".

Lejos de conformarse con la ventaja mínima, y consciente de las diferencias marcadas en el juego, entre el Gallo y el "Dragón", seis minutos más tarde, de un tiro de esquina desde la derecha a cargo de González, el envío corto terminaría en los pies de Orosco, para hacer el "2-1" a la marca solitaria de Iván Nadal, un Orosco que habilitaría otra vez a Gastón González, y el centro del "8" de Morón buscaría la cabeza de Mateo Levato, en el área, cabezazo que apenas podría contener Pietrobono con las "uñas" sobre poste diestro y del rebote, sobre el lado puesto del ataque, Zárate remataría al travesaño y Levato, con "olfato" goleador, daría la vuelta del centro a la derecha del área chica, para impulsar el "pase" del "larguero" al fondo de la red, con un derechazo "seco" para el 2 a 0 de Morón, a los '22 de juego.

Sin espacio para la mínima reacción de la visita, el Deportivo Morón, como un boxeador que ya había colocado dos "manos" de nocaut, a los '38 terminaría por derribar a su oponente, derecho a la "lona" y por toda la "cuenta", cuando de un rechazo/habilitación larga de Leonel Bontempo, por izquierda, Tobías Zárate le ganara la "espalda" al lateral diestro visitante, Nicolás Alvarez, y puesto a "correr" frente a Luciano Goux, le sacara "varios cuerpos", y enviar un centro preciso rumbo al "punto penal", para que Mateo Levato convirtiera su segundo tanto con la camiseta del Gallo y el tercero en el partido, con todo el arco a su disposición, Pietrobono indefenso y Gonzalo Mottes, segundo marcador central del "Dragón", como un "espectador de lujo" del 3 a 0 local.

Hasta el final de la primera etapa, Morón podría haber convertido alguna ocasión más, mientras Bruno Galván no pasaría sobresalto alguno, salvo en una acción en que Ejarque debió sancionar empujón conta el "1" de Morón, pero la visita no supo aprovechar el "siga siga" para descontar antes del cierre.

El complemento, con la "chapa" 3 a 0 a favor de Morón y una superioridad también contundente en el juego, prácticamente estaría demás, a excepción de los primeros '10 de la segunda mitad, en la que Morón contaría con no menos de tres ocasiones manifiestas de gol, para estirar aún más su ventaja, en los pies de Zárate, Orosco y Levato, que por muy poco no se "llevara la pelota", en su segundo partido como titular y el primero con el dorsal "7" ante el público del Gallo.

Más allá de un penal en favor de Defensores (sobre Gonzalo Aquilino y a falta de diez minutos para el final del encuentro), no sancionado por Ejarque, pese a ello, de buen arbitraje, al equipo de Lucas Bovaglio le sobraría el segundo tiempo, en un contundente 3 a 0, que bien podría haber sido cinco o seis a nada, porque la visita jamás inquietó a la sólida defensa del Gallito.

En la mejor versión de toda la campaña, incluso por encima del triunfo frente a Barracas Central , en tan sólo '45 de juego, Morón lograría un "compendio" de todos aquellos atributos individuales y colectivos, que nos ilusionaran en varios partidos, pese a la irregularidad de su campaña y lo desparejo de su rendimiento, a lo largo de 31 jornadas.

A dos del líder de la zona (Barracas), a uno del escolta (Güemes) e igualando la tercera ubicación en 47  puntos, con Independiente Rivadavia de Mendoza, pero con dos goles menos a favor, razón para ocupar el cuarto "escalón" de la tabla, el viernes tocará revalidar todo o parte de lo bueno evidenciado ante "Defe", cuando visite por la noche, la bella Tandil, para enfrentar al "colista", Ramón Santamarina.

A falta de tres fechas para el cierre del torneo, una contundente "inyección" a la ilusión de Morón.

"Crucemos los dedos", por un poco de regularidad, de aquí y hasta el final, que nos depare una alegría que ni siquiera nos animamos a mencionar en voz alta. 

El "fuego" del Gallo "consumió" al "Dragón" y va por todo.


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lunes, 18 de octubre de 2021

"Desahogo", a ritmo de "Candombe"

Luego de tres fechas sin sumar, con dos derrotas (ambas de local, en una auténtica "rareza" para la "media" de rendimiento de esta temporada) y un empate en San Juan, el Gallo necesitaba imperiosamente volver a sumar de a tres, para no seguir perdiendo terreno en su lucha a múltiples frentes: el liderazgo de la zona, que otorga el acceso a la final y dos chances de ascenso (la más compleja y remota de todas, pero no por ello, imposible), la clasificación entre los cuatro primeros, que asegura un "boleto" en el Reducido por el segundo ascenso y, finalmente, la ubicación dentro de los primeros siete de la tabla de la zona "B", a fin de asegurar su participación en la próxima edición de la "Copa Argentina", certamen que a Morón le trae recuerdos imborrables, pero que, sin embargo, hace ya tres años que no califica para su disputa.

Por ello, el equipo de Lucas Bovaglio, acostumbrado a "caer y levantarse", casi como una "resiliente" constante, en una campaña notoriamente irregular y sin embargo, provechosa en puntos pese a lo desparejo de su transcurso, supo "hacerse fuerte" en el "Osvaldo Baletto", en la "mítica" Isla Maciel, "hogar" del siempre complicado San Telmo, de gran campaña en el presente torneo y también en la precitada "Copa Argentina".

Con el regreso de Leonel Bontempo, luego de su fecha de suspensión por cinco amarillas, en lugar de Cristian Paz, y con la modificación táctica de dos "referencias de área", por primera vez en toda la competencia, con el ingreso desde el inicio de Mateo Levato, en lugar de Santiago Nagüel, el Gallito intentaría "volver a las fuentes" y presionar bien alto a su rival, desde el minuto cero, procurando asimismo hacerse protagonista del trámite, ante un buen equipo "Candombero", que al igual que Morón, hace de la tenencia del balón, su principal "arma" futbolística, tanto en ataque como en defensa.

Así las cosas, antes de los '10 de juego, la visita avisaría con un tiro de esquina desde la izquierda, ejecutado por Brian Orosco, de buen partido, pese a sus intermitencias, cuyo centro bajo resultaría impactado de manera defectuosa por Franco Verón (para destacar, su permanente vocación ofensiva y su "olfato" casi de delantero, para "estar" en el lugar del área donde acude la pelota), pero su remate resultaría rechazado por un defensor, antes que pudiera intervenir Alan González, el arquero local, hijo del recordado "Nacho" González.

Sin desplegar un gran fútbol, ni mucho menos, pero con un buen encuentro de sus medios, con Cristian Lillo "bancando la "parada" como único "cinco" enteramente de marca, Gastón González desdoblándose entre la ayuda en el quite y la "escalada" ofensiva, más el aporte de claridad de Orosco y la velocidad de Alan Schönfeld, en esa primera mitad, el Gallo contaría con un puñado de muy buenas oportunidades para abrir el marcador, pero entre Alan González y algunas deficiencias en las "puntada final", le negarían a Morón una ventaja parcial, que no habría estado mal, al término de los '45 iniciales.

En este sentido, las más claras del Gallito estarían en los botines de Tobías Zárate, pero el "1" local respondería con acierto, tanto en un gran tiro libre con destino de gol, como en el mano a mano por derecha, tal vez el perfil menos beneficioso para un incisivo "heredero", sin fortuna ni resolución para el "pase a la red". 

Pese a ello, San Telmo también contaría con algunas ocasiones para poner en "apuros" a Bruno Galván, en este caso, más que por aciertos ajenos, por las debilidades que evidenciaría una última línea de Morón, que sin dudas extraña la mejor versión de su capitán, Cristian Broggi, y que no termina de ensamblar una zaga central confiable, pese al correcto partido de Lucas Abascia y Franco Verón, con una mejora ostensible en el rendimiento de Abascia, de flojo partido una semana atrás, frente a Dálmine en el Oeste, en posición de lateral zurdo.

De esta manera, un par de despejes cortos y en la "medialuna", generarían peligrosos remates desde fuera del área, de los volantes de "Telmo", con el buen pie y la claridad conocidas de dos ex Morón, como Damián Toledo y Ramiro López, o los desbordes por la puntas y los centros al "corazón" del área visitante, en procura del siempre peligroso Javier Velázquez y la habilidad y potencia de Thomas Amilivia, ese joven gran delantero que tiene el "Candombero".

En el complemento, el trámite se tornaría más discreto y peor jugado que en el primer tiempo, con demasiado apuro en unos y otros, por torcer un empate que servía de poco a ambos, en la lucha por mantenerse en los puestos de arriba, en el caso del Gallo, y acercarse un poco más a los mismos, en las "urgencias" del dueño de "casa".

En ese contexto, Nahuel Viñas, árbitro del encuentro, invalidaría un gol, entendemos que legítimo de Cristian Broggi, y minutos más tarde, Franco Verón, otra vez imponiéndose en ataque, cabecearía al centro del área, para el ingreso de Lucas Abascia, mano a mano con Alan González, aunque el brazo del arquero resultaría unos milímetros más largo que la pierna del zaguero del Gallo, para evitar lo que parecía la ventaja del visitante.

Como contrapartida, San Telmo continuaría preocupando a la defensa de Morón, a partir de la mayor velocidad o repentización de los volantes para ganar las "segundas pelotas", cerca del área visitante, como en los desbordes laterales, para que el mejor del local, Amilivia, intentara tanto de arriba, pese a tu estatura, como por abajo, merced a su gambeta, por momentos, indescifrable.

Cuando el partido parecía encaminarse a un reparto de puntos, con "sabor a poco" para ambos, Guillermo Villalba, que había ingresado algunos minutos antes, en reemplazo de Tobías Zárate, intentó ganar de cabeza en el área, "comiéndose" un terrible "botinazo" en la cara, producto de la torpeza y la desesperación en la marca local, jugada con riesgo para la integridad física del delantero de Morón, que con buen tino, Nahuel Viñas sancionara con penal para los de Bovaglio.

Luego de un par de minutos, de reclamos y conciliábulos, y los infructuosos intentos de Alan González por "hablarle" a su homónimo del Gallo, para ponerlo nervioso, el talentoso volante del Gallo le "respondería" con una exquisita definición, casi "picando" la pelota sobre su palo izquierdo, bien arriba y no tan violento, para dejar en "ridículo" al arquero y poner el festejado uno a cero para la visita, a los '37 del complemento.

Para colmo de "males", en el caso de "Telmo" o de "bienes" para el Gallo, un rato más tarde, Javier Velázquez reaccionaría de manera incompresible contra Franco Verón, en mitad de cancha y en una jugada intrascendente, aplicándole un codazo en el rostro, para dejar al local con "diez", en la muestra más lapidaria de la impotencia del local.

Pero como en Morón, "si no se sufre, no vale", en el descuento y en la última "bola" de la tarde, en la Isla Maciel, tras un par de tiros de esquina, el rebote le quedaría fuera del área al ingresado, Rodrigo Depetris, cuyo remate se iría apenas "ancho" sobre el "caño" zurdo del arco de Galván.

El pitazo final de Viñas, de correcto arbitraje traería el "desahogo" esperado para Morón, que lograba cortar la racha negativa de tres partidos sin ganar y al sumar de a tres, volvía a acomodarse en los puestos de vanguardia, con 44 unidades, quinto por diferencia de gol, pero igualando los puntos con el tercero (Ferro, aunque con un encuentro menos) y con el cuarto, Independiente Rivadavia de Mendoza, "propietario" hasta hoy del último "pasaje" con derecho al Reducido por el segundo ascenso.

Ahora, es tiempo de Defensores de Belgrano, en el Nuevo Francisco Urbano, el venidero sábado a las 17, a falta de cuatro "duelos" para el final de la fase de clasificación.

A "recuperar la memoria" de local.


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lunes, 11 de octubre de 2021

"Deseo y decepción"

Morón jugó mal (otra vez) y perdió bien (una vez más).

Frente a Villa Dálmine, uno de los equipos de peor rendimiento en la zona “B”, pese a su “levantada” de las últimas fechas, el equipo de Lucas Bovaglio decepcionó dentro de la cancha, cuando fuera de ella, el deseo del volver al Nuevo Francisco Urbano, resultó el tópico más hablado, desde la confirmación oficial del público en los estadios.

Y es que (parte) del Pueblo de Morón regresó a su “casa”, tras 18 meses de obligada ausencia por la pandemia, demasiado tiempo de ausencia y de esfuerzo en los días previos, para ponerse al día a pesar de los apremios económicos, para que en el rectángulo de juego, al cabo de '90 minutos para el “bostezo” y un piadoso olvido, los protagonistas le devuelvan tan poco, incluso más allá del resultado adverso.

Y es que este Morón, en “caída libre” desde hace varias fechas a esta parte, volvería a perder con un equipo mediocre, que no casualmente deambula por el fondo de la tabla, quien lo superaría con muy poco, a partir de una cuota mínima de “oficio”, combinada con oportunismo, contundencia e inteligencia táctica para detectar y explotar al máximo las debilidades y “licencias” de su rival.

Y es que a Villa Dálmine lo “agrandó” el propio Morón, “invitándolo” a atacarlo y “lastimarlo”, cuando la visita se dio cuenta que esta versión “desdibujada” del Gallo, resultaba incapaz de incomodar una tarde tranquila de Emanuel Bilbao, arquero de la visita, y que con sólo proponérselo, podía aprovechar las inconsistencias de un medio local sin quite ni juego, y una defensa permeable en el “mano a mano”, en velocidad o “pelota parada”.

Y es que Morón se debatió en '90 minutos contra su propia impotencia, carente de ideas y de fútbol asociado, tanto es así que, en términos recientes de Gerard Piqué, respecto del Barcelona “post Messi”, este devaluado Gallo podría haber jugado dos horas más, el último sábado, y no ser capaz de generarle una sola opción seria de gol a su rival.

En ese contexto, Alan Schönfeld y Gastón González serían los únicos capaces de utilizar adecuadamente el “salvavidas”, ante el evidente “naufragio” individual y colectivo del equipo, pero los arrestos personales de uno y el criterio para manejar el balón del otro, no hallarían eco en sus compañeros, y muchos menos en el propio Bovaglio, que reemplazara a González pasados del '15 del complemento, en una modificación que terminaría por “sepultar” las escasas chances reales de dar vuelta el partido, tanto en el trámite como en el resultado.

En un primer tiempo “soporífero”, con mejor juego de la visita y buenas intenciones del local, aunque sin ideas ni precisión, Villa Dálmine hallaría la primera ventaja a los “44 de la etapa inicial, usufructuando los tres “detalles” que terminarían siendo determinantes para la “chapa final” del encuentro: la mayor velocidad o repentización para ganar los duelos individuales en el medio, en primera o segunda pelota, la facilidad para ganar la espalda de los laterales y la lentitud para recuperar posiciones, lo que le permitiría a Santiago Moyano (volante diestro), recuperar el balón y “ponerlo a correr” por derecha a Lautaro Díaz (delantero por afuera), y ensayar un centro a contrapierna de una defensa ausente, ante la llegada solitaria y goleadora de Alejandro Gagliardi (centrodelantero, que aún visiblemente excedido de peso, hiciera lo que quisiera con sus marcadores, durante toda la tarde).

El complemento no traería más que la cruda confirmación de la impotencia de Morón para generar juego y zozobra en la defensa visitante, sumándose a la imprecisión alarmante del primer tiempo, la necesidad y el apuro lógicos de hallarse en desventaja. Y ante su público, luego de 18 meses de ausencia.

Sólo Gastón González, en un par de oportunidades, una en cada tiempo y Mateo Levato, minutos después de su ingreso, harían “despertar” de su “letargo” al golero visitante, con remates desviados desde afuera del área y siempre por arrestos individuales.

A los '30 de la etapa final, un rechazo largo desde campo visitante, generaría una buena corrida por izquierda de Alejandro Gagliardi, quien luego de superar con facilidad a Cristian Broggi y evitar el repliegue tardío de Cristian Paz, ensayaría un centro al “corazón” del área, superado Franco Verón (desde el inicio, por Leonel Bontempo, suspendido por cinco amarillas) y con Lucas Abascia (de lateral por izquierda) fuera de escena, para que el ingresado Laureano Tello y sin oposición de los volantes, llegara solo de frente al arco, para hacer estéril el esfuerzo de Bruno Galván y “sentenciar” en el resultado con el 2 a 0, un duelo que estaba resuelto desde mucho antes, desde el juego y la incapacidad manifiesta de Morón en su peor tarde.

El pitazo final de Andrés Gariano, de regular desempeño, pero sin decisiones polémica que incidieran directamente en el resultado adverso, “dibujaría” un tono gris de decepción dentro de la cancha, en contraposición al deseo y “color” del regreso de la gente al Nuevo Francisco Urbano.

Una decepción que se prolongaría aún afuera del campo de juego y que agregaría un episodio vergonzoso, en la puerta de los vestuarios, con la agresión de un miembro de la secretaría técnica, ante los insultos y desbordes de un socio, pasado de “revoluciones” y de “copas”. Como sea, más allá del “estado alterado” de un socio, jamás un allegado a la comisión directiva, con responsabilidades institucionales, puede permitirse responder al agravio con un acto de agresión verbal o física. Ese tipo de comportamientos, separan a los hinchas comunes de los verdaderos dirigentes. Cuando no se está a la altura, no hay excusa que lo justifique.

Como sea, del deseo en las tribunas, a la decepción dentro de la cancha.

Y cinco fechas por delante, para profundizar la debacle u operar el “milagro”.

 

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sábado, 2 de octubre de 2021

Se pudo ganar, se pudo perder. Punto

Morón consiguió su primer empate de visitante, tras 28 fechas, en su visita al "Hilario Sánchez" de San Juan, en un partido que pudo "abrir" al comienzo del complemento, lo tuvo para el "golpe" de "nocaut" tras el desnivel y en la primera aproximación seria de San Martín, se "descuidó" en la marca de Ezequiel Rescaldani, el "artillero" local y comenzó a "repartir" puntos ante un rival al que tenía "controlado", para terminar "sufriendo" el trámite hasta el final, tanto que lo pudo perder en el epílogo.

Con el único cambio táctico de Santiago Nagüel, por Alan Salvador, respecto del "once" inicial frente a Brown de Adrogué, en el Oeste, el equipo de Lucas Bovaglio pretendió "volver a las fuentes", en los minutos iniciales, procurando presionar a San Martín de San Juan, en la salida de su zona defensiva, algo que lograría en el primer cuarto de hora de juego, sin generar situaciones de riesgo en el arco de enfrente, pero quitándole la pelota al local, incomodándolo en la salida e imponiéndose en el medio, nuevamente con Norberto Palmieri acompañando a Cristian Lillo (uno de los más destacados), para liberar a Gastón González en la creación y en la búsqueda de Alan Schönfeld por derecha y Tobías Zárate por el centro.

De allí en adelante, y más allá de un mejor posicionamiento paulatino de San Martín, un "protagonista" impensado comenzaría a incidir en el juego, en especial, en favor del local: el fuerte viento, que en aquella primera mitad favorecía a los sanjuaninos, complicaría cada salida desde el fondo visitante y "frenaría" la pelota en varias ocasiones, en los intentos por salir largo desde el arco o profundizar en ofensiva.

Como contrapartida, el "viento de popa" empujaría al local, más que su fútbol, a emparejar las acciones en un discreto primer tiempo, con Gastón González, una vez más, el más claro del Gallo, y el "Mudo" Pablo Ruiz, en San Martín, intentado hacer pesar su habilidad y en especial, su buena "pegada", para complicar, en conjunción con el viento, a Bruno Galván.

Pese a la "ventaja" del  "viento de cola", San Martín sólo arrimaría algo de peligro, en la primera etapa, a través de un envío desde la izquierda, que terminaría en gol sanjuanino, aunque el juez asistente y Bruno Bocca, de correcto arbitraje, anularían por una posición adelantada irreprochable.

En los minutos finales de etapa inicial, el Gallo contaría con dos jugadas clarísimas de gol: la primera,  en los pies de Lucas Abascia (el mejor de la tarde cuyana), al "empalmar" en el área un tiro libre desde la izquierda de Leonel Bontempo, remate que impactara en el travesaño, rebotara en la espalda del arquero y contrariamente a la "lógica", en este tipo de jugadas de "pinball", en lugar de meterse el arco, la pelota increíblemente saldría impulsada hacia afuera.

En la segunda chance, a poco del cierre de la etapa, un tiro de esquina desde la derecha, a cargo de Gastón González, hallaría por el segundo palo un nuevo impulso, para que Tobías Zárate cabeceara al gol, a metros del arco, aunque su "desvío" se encontraría con la "salvada" providencial de Juan Pablo Cozzani, arquero local, parado precisamente entre la trayectoria del balón y el desnivel de Morón.

Ya en el complemento, a los '4 de la etapa de cierre, una salida imperfecta desde el fondo, resultaría bien "leída" y recuperada por Cristian Lillo, para habilitar por izquierda a Zárate y el "heredero" generoso, en lugar de intentar la personal, cedería al medio con destino a Gastón González, para que el "10" del Gallo remate fuerte, preciso y rasante, para ubicarla junto al poste zurdo de Cozzani, y adelantar a Morón, como "premio" tardío" a las opciones del primer tiempo.

En los minutos posteriores a la apertura del marcador, la "sensación" de "nocaut" podía intuirse en el "Hilario Sánchez", ante un San Martín que acusaría recibo del "impacto" y un Morón que cuando se lo propusiera y ajustara la "mira", en otra recuperación como la del gol, hallaría las condiciones para "rematarlo" de contrataque.

Por desgracia, cuando más tenía "controlado" el trámite del encuentro, ante un local que apenas podía recuperar la "vertical", entre su falta de fútbol y la "conmoción" por el desnivel de la visita, una infracción innecesaria de Santiago Sala (recién ingresado por Santiago Nagüel, de flojo partido, como todos los que "pasaron" por la banda zurda de la ofensiva del Gallo), determinaría un tiro libre en el borde del área, bien ejecutado por Ezequiel Rescaldani y determinado una gran atajada de Bruno Galván, que pese a desviarla sobre el travesaño, resultaría bastante más costosa para Morón: minutos más tarde, del tiro de esquina del Pablo Ruiz, el propio Rescaldani le ganaría la posición a Cristian Paz, para cabecear al gol, a los '24 del complemento, pero además, el esfuerzo de la jugada anterior, sacaría del partido a Galván, con una molestia en el ciático.

En la última media hora de partido, un Morón que permitió "revivir" al local, para llegar al empate, cuando futbolística y psicológicamente lo tenía controlado, comenzaría a "sufrir" el tramo final del "pleito", ante un San Martín de San Juan "agrandado" por el 1 a 1 y el "empuje" de su gente en las tribunas.

Y así como pudo ganarlo, luego de la apertura del marcador, en los instantes finales lo pudo perder, con un rechazo "in extremis" de Abascia, cuando un nuevo remate de Rescaldani tenía destino de gol o en el descuento, ante un iintento cruzado de Gonzalo Berterame, apenas "ancho" por el palo izquierdo de un Juan Martín Rojas, que poco podía hacer para evitar el "susto" del "estribo".

El pitazo final de Bocca, dejaría al Gallo con sensaciones contrapuestas: la "nostalgia" de haber "sentido" el partido "a pedir de Morón", luego del uno a cero, y la posibilidad cierta de haberse vuelto con las "manos vacías", luego del empate y el "empuje" final sanjuanino.

A falta de seis jornadas para el final del torneo y pese a acumular tres fechas sin sumar de a tres, con su primer empate fuera de "casa", el equipo de Bovaglio sigue en la "lucha", en el cuarto lugar, último puesto clasificatorio al Reducido y a cuatro unidades de Barracas Central, el nuevo líder de una zona, en la que parecen "pelearse", pero por NO ganarla.

Ahora llega Villa Dálmine, el próximo sábado por la tarde, coincidente con el regreso del público del Gallito al  Nuevo Francisco Urbano.

Punto que "sirve" en su "excursión" a San Juan, llega el tiempo de refrendarlo de local, con un triunfo que sume y convenza.

Tan cerca y a la vez, tan lejos, el margen de error se reduce fecha tras fecha. A no "perdonar", ni darle chances de "resurrección" a los rivales que vienen.

Difícil, pero no imposible, el sueño sigue intacto. Y en gran medida, sigue dependiendo sólo de Morón.


@elgallogustavo.



               📸: Deportivo Morón.