domingo, 31 de enero de 2021

Vuelta al trabajo, en el inicio del "ciclo Bovaglio"

Tras la partida de la dupla técnica, conformada por Sebastián Sibelli y Sergio “Chino” Lara, y días más tarde, la despedida de tres referentes del equipo, como Nicolás Martínez, Emiliano Mayola y Julio Salvá, todos ellos por no “encuadrar” dentro del proyecto futbolístico de la nueva secretaria técnica del club, este lunes por la mañana, el plantel del Deportivo Morón retornará a los entrenamientos, con la presencia del flamante entrenador del primer equipo, quien este domingo rubricara su contrato con el club y mañana será presentado oficialmente a sus nuevos dirigidos.

Se trata del rafaelino, Lucas Alfredo Bovaglio, de 41 años, nacido el 19 de abril de 1979, quien luego de una extensa trayectoria como defensor, tanto en el país como en el exterior, se retirara de la práctica activa en Talleres de Córdoba, en 2015, para dedicarse a una corta carrera como director técnico, que a la fecha registra pasos por el propio elenco “Tallarín”, con el que saliera campeón de Reserva, un año más tarde, y luego experiencias con suerte dispar, en Atlético de Rafaela y Villa Dálmine, ambos en la “B” Nacional.

Lo dicho, Lucas Alfredo Bovaglio debutó como futbolista (defensor) en Rafaela, en 1998, donde permaneció hasta el 2000, año de su traspaso a Los Andes, en el que resultara compañero de nuestro conocido, Juan Pablo Rochi. En el “Milrayitas” continuaría hasta 2001, año del regreso a Rafaela, para obtener el título de la Primera “B” Nacional en 2003. Al año siguiente emigraria al Maracaibo de Venezuela, hasta 2006. En 2007 habría de mudarse al Deportivo Táchira, consiguiendo el título de campeón en la primera división del fútbol venezolano.

Del 2009 al 2011 retorna a Rafaela, emigrando nuevamente con destino a los “Tecos” de México, previo a formar parte del plantel campeón de la Primera “B” Nacional, nuevamente con “La Crema” santafecina, en 2011. Entre el 2012 y 2014 retorna por última vez como jugador a Atlético de Rafaela, finalizando su carrera como futbolista en 2015, en Talleres de Córdoba, un “Albiazul” con el que conseguiría el campeonato del Federal “A”.

Ya en 2016, retirado de la práctica activa, se vuelca de lleno a la dirección técnica, haciendo su presentación en el propio Talleres de Córdoba, en su división Reserva, obteniendo el título de la categoría, en la temporada 2016/2017, dirigiendo 30 partidos, con 18 triunfos, 5 empates y 7 derrotas, además de registrar 55 goles a favor y 32 en contra, obteniendo 59 unidades, con una efectividad del 65,56 por ciento.

Para la temporada 2017/18 y con el antecedente del título con la Reserva de Talleres de Córdoba, asume su primer gran desafío con la dirección técnica de su “patio trasero”, Atlético de Rafaela, con el que disputa 21 encuentros del torneo regular, con 8 victorias, otros tantos empates y 5 caídas, además de marcar 30 goles a favor y recibir 18 en contra, para totalizar 32 unidades, con un 50,79 por ciento de efectividad. Además dirige un cotejo por “Copa Argentina” con derrota y 6 partidos de la “Copa Santa Fe”, en su edición 2017, con 3 triunfos, una igualdad y 2 reveses, con 7 tantos a favor y 5 en contra.

Para la temporada 2019/20 se “muda” a Campana, para dirigir a Villa Dálmine, con el que disputa 19 cotejos y una discreta estadística de 6 victorias, 4 empates y 9 derrotas, totalizando 22 unidades con el “Violeta” y una efectividad del 38,59 por ciento de los puntos en juego, hasta su desplazamiento del cargo, a comienzos de marzo de 2020, para permitir el arribo de Felipe de La Riva.

De esta manera y con la llegada de Lucas Alfredo Bovaglio a la dirección técnica del Gallo, se inicia una nueva etapa, que al parecer se caracterizará por una renovación del plantel, en especial entre los referentes, ya que además de los referidos alejamientos de “Nico” Martínez, del “capitán” Emiliano Mayola y Julio Salvá, podrían seguir el mismo destino, otro “histórico” como Cristian Lillo, así como Kevin Gissi, Ezequiel D’Angelo y Facundo Gómez, aunque con estos últimos, el nuevo departamento de fútbol deberá acordar los términos de un “adiós” anticipado, puesto que mantienen contrato vigente con la institución.

 

@elgallogustavo.



viernes, 22 de enero de 2021

Fin de un "sueño", sin reproches

A Deportivo Riestra, con muy poco, le alcanzó para sacar esa diferencia mínima, que le permitiera pasar de fase en el Reducido de la Primera Nacional y consecuentemente, dejar al Gallo con las manos vacías.

Apenas el cabezazo de Víctor Hugo Gómez, "acostumbrado" a marcarnos goles desde sus épocas iniciales en Defensores de Cambaceres y más tarde en Barracas Central, anticipando al retornado Facundo Gómez (entre "Gómez" estuvo el duelo decisivo del encuentro), a los '14 del segundo tiempo, sellaría la diferencia exigua pero definitiva, entre dos equipos que se mostraron más preocupados en no cometer errores, que "ocupados" en generar el juego necesario para desequilibrar a su rival en el desarrollo.

Por desgracia, este Morón que tan bien habría de mostrarse en la etapa "prepandemia", lo cual le permitiría acceder por derecho propio a esta "doble chance" de ascenso, y que ocho meses más tarde, nos asombrara con el muy buen nivel exhibido, tanto en Río Cuarto como en Vicente López, más allá de no haber cosechado triunfos, por la "anemia" ofensiva que lo acompañara durante casi toda la temporada, pero en particular desde el regreso oficial del fútbol, jamás pudo recuperarse del "cimbronazo" de la derrota de local con Ferro, cayendo en un "pozo" futbolístico, individual y colectivo, del que nunca pudiera recuperarse.

De hecho, desde aquella tarde en el Nuevo Francisco Urbano, a la tarde-noche del adiós a la competencia en Victoria, con la derrota de la víspera ante Riestra, Morón sólo habría de imponerse en dos partidos (ambos en el descuento, ante Estudiantes de Buenos Aires y el último domingo, frente a Villa Dálmine para acceder a esta instancia), más por imperio de la actitud y el amor propio de insistir en la búsqueda, que por decantación al mérito de haber superado a sus oponentes futbolísticamente.

Sin sobrarle jamás nada, pero consciente de sus limitaciones, este equipo de la "dupla" supo hacer del sacrificio y la solidaridad dentro de la cancha, sus "estandartes" principales para equiparar diferencias en la calidad individual y los presupuestos y logísticas con la mayoría de sus eventuales adversarios, tanto es así que ningún rival habría de superarlo con holgura a lo largo de esta interrumpida temporada, más allá de triunfos, empates o derrotas, siempre por esos "pequeños detalles" que definen a un ganador, entre dos "fuerzas" equilibradas en base a humildad, ganas y coraje.

Pero entre casos de covid (como en todos los equipos del medio local e internacional), un proceso eleccionario a mitad de la etapa definitoria y un bajón futbolístico tan pronunciado como irremontable, Morón comenzó a desdibujarse paulatinamente, haciendo que aquellas virtudes individuales, pero especialmente colectivas, que lo llevaran a estar a cuatro partidos de ascender a la Liga Profesional, comenzaran a escasearle como para justificar con argumentos futbolísticos sólidos, esa chance potencial de soñar un "sueño" de Primera.

Y fue así que terminó dejando una imagen pálida y preocupante, al concluir la instancia de clasificación para la final por el primer ascenso, la cual trasladaría a la fase inicial del Reducido, donde no lograra "hacer pie" desde los argumentos futbolísticos, ante un irregular Villa Dálmine, pero que el "corazón" que lo acompañara en todo este proceso, le permitiera conseguir una clasificación tan agonica cómo festejada, haciendo de ese mismo "corazón" el "motor" de la ilusión colectiva, aunque la "razón" transitara por carriles separados.

Y hasta allí llegó Morón, con ese enorme "corazón" que lo trajo hasta aquí, pese a la ausencia cada jornada más evidente, de argumentos futbolísticos sólidos para sostener ese "sueño" de Primera, más allá del "latido" coincidente de nuestros corazones.

Y por ese valor, ese coraje y ese amor propio capaz de defender los "colores" en cada escenario y ante cada rival, sin importar y disimulando las desigualdades presupuestarias o de calidad individual, en esta hora de lógica desilusión, se impone un agradecimiento enorme al plantel y cuerpo técnico, por hacer de la camiseta una extensión de la propia piel, y por "regalarnos" la posibilidad de una "ilusión", en momentos en que las tristezas colectivas se sobreponen largamente a las alegrías y las razones para "soñar" no abundan desde la realidad social de un país y un mundo cada vez más "ásperos" y adversos.

Por todo ello, es que estamos convencidos que no es momento de reproches ni de "pases de factura", sino por el contrario, de reconocer y valorar en su justa medida, el esfuerzo de los protagonistas que nos llevaron a "soñar" un hermoso sueño de "Primera".

Veremos qué nos depara el futuro.

Mientras tanto... Simplemente: GRACIAS!.



@elgallogustavo.



lunes, 18 de enero de 2021

Alentemos todos juntos... (No seamos mezquinos)

Me van a disculpar, amigos lectores... Pero esta vez la crónica tendrá poco que ver con el partido y mucho con la previa del encuentro, y en primera persona, porque a veces ocurren cosas que generan tristeza y vergüenza ajena, y resulta necesario "exorcizarlas", al influjo de la emoción por un triunfo trascendente,  porque en la derrota cualquiera hace "catarsis".

Morón le ganó agónicamente a Villa Dálmine, y espera rival en el Reducido por el segundo ascenso a la "Liga Profesional", y esta alegría sin precedentes, puesto que constituye la primera vez que el Deportivo Morón se impone en una "llave" por el ascenso a la máxima división del fútbol argentino, en sus dos períodos en la Primera Nacional (ó "Primera 'B' Nacional, según la anterior denominación), resulta casi privativa en su "propiedad", del plantel y cuerpo técnico, sometidos injustamente a una descalificación y un "ninguneo" inconcebibles, viniendo de parte de muchos de nosotros mismos.

Porque es real que el equipo no venía bien, ni mucho menos, pero al final de cuentas terminó rehén de mezquindades personales o sectoriales, en el mejor de lo casos, propias del exitismo que rodea al fútbol en general, ya sea en Morón o en cualquier lugar del mundo, y en el peor de los escenarios, de aquellos que se "golpean el pecho", al grito de "la vida por Morón", pero apuestan a una derrota del equipo de "sus amores", con tal de favorecer un recambio electoral o la justificación del cambio del cuerpo técnico y/o plantel, porque no fueron parte de su conformación.

Y es que este equipo y su cuerpo técnico, sea por simple exitismo o intereses creados, en la semana previa al cotejo con Villa Dálmine en Vicente López, debieron soportar no sólo la falta de confianza en sus posibilidades, entendible en la "lógica" extremista del hincha de fútbol genuino, que llegado el punto, todos tenemos dentro, sino en el "silencio atroz" de quienes tienen la responsabilidad de sostenerlos públicamente y generar el ambiente de ilusión adecuados, y por el contrario, decidieran "darles la espalda" por completo, como si en lugar de una posibilidad histórica de ascenso a Primera, se tratase de un "trámite" obligado, del cual había que "liberarse" lo más pronto posible.

Es que llegó el tiempo de dejar la hipocresía de lado, la misma que "dibujó" muecas de "satisfacción", en más de uno, tras la derrota frente a Ferro, en el Nuevo Francisco Urbano, por la mezquindad de la proximidad de un acto eleccionario o la disconformidad con un cuerpo técnico o parte de un plantel, del que la soberbia humana los sintió "ajenos".

Por todo ello es que, más allá del hincha genuino, sin intereses creados, este triunfo frente a Villa Dálmine, con el último "suspiro", constituye un auténtico "acto de desagravio" con un plantel y cuerpo técnico, que jugando bien, mal o regular, llegaron a disputar esta instancia decisiva por mérito propio, cuando nadie ponía en dudas las posibilidades de ascenso y las mezquindades electorales se hallaban "silenciadas" por los efectos de la cuarentana.

Un Morón "remendado", pero con el corazón de siempre, con las ausencias obligadas de Julio Salvá, Emiliano Mayola, Facundo Gómez, Alan Schönfeld y Agustín Mansilla, todos aquejados de covid-19, sumados a la despedida anticipada de Matías Cortave, con una oferta imposible de desechar del Macará, de la primera división del fútbol ecuatoriano, obligaban a la "dupla" a "improvisar" y "jugarse el resto", con Mariano Bracamonte de lateral derecho, Cristian Broggi y Nicolás Martínez como centrales y Leonel Bontempo por el carril zurdo, en una defensa que jamás tuvo minutos en cancha, hasta la tarde del domingo en Vicente López, nada menos que en el primer "mano a mano" por el Reducido que otorga un segundo ascenso a la "Liga Profesional".

Y en este punto, quiero hace un "paréntesis", en esta "anti-nota" de la fecha, con una reflexión en "voz alta" y una pregunta retórica: ¿Cuántos de aquellos que denostaron a Matías Cortave, olvidándose que junto a Cristian Broggi, resultara de los puntos más altos del equipo a la largo de la malograda temporada, resultarían capaces de desechar una propuesta laboral y económica de este tipo, por "amor" a su actual trabajo?... Siempre es más sencillo criticar desde el "bolsillo" ajeno y la memoria mediatizada por la ingratitud de corto plazo.

Es que este conjunto de Morón, conformado de "emergencia" en su última línea, implicaría también una "revancha" futbolística para "Nico" Martínez, que "apuntado" como pocos, en los partidos anteriores, cumpliera una gran partido en una posición que no es la suya, pero supliendo los centímetros de altura, respecto de los puntas del "Violeta", con el corazón, la garra y el "amor por la camiseta", que varios del afuera deberían imitar, por simple "exitismo" o intereses creados.

Y en el contexto de un partido parejo, donde nadie era menos que Morón, pero tampoco más, de un buen centro de Luciano Guaycochea, tras un tiro de esquina desde la izquierda, Guillermo Villalba, el goleador en esta instancia post cuarentena, "peinaría" el balón para marcar la primera diferencia, a los '39 de la primera etapa.

Ya en el complemento, Morón procuraría "defenderse con la pelota", como hacía tiempo no le salía, y apretó a los de Campana en el inicio, hasta que promediando la etapa, Felipe De la Riva comenzaría a "mover el banco", por imperio de la necesidad y el dominio del Gallo, que hasta allí no pasaba "sofocones" en el arco del debutante, Matías Mansilla, de una brillante atajada, a los '12 de iniciado el juego, ante el remate dentro del área de Maximiliano García, el "3" de Dálmine, mostrando "credenciales" ni bien comenzado el pleito.

Sin embargo, a los '29 del segundo tiempo, de un centro bien ejecutado desde la izquierda, Catriel Sánchez se impondría por altura y potencia física para impactar el balón con dirección y violencia, y de esta manera empatar el duelo en uno, cuando Morón parecía controlar a su rival en campo propio.

En los minutos finales, los de Campana intentarían sacar ventaja definitiva del "cimbronazo" del empate, pero los ingresos de Alan Salvador, Matías Ledesma, Damián Akerman e Iván Alvarez, le devolverían al Gallito la velocidad y el "atrevimiento" perdidos.

Y en la última "bola" de la tarde, ante un tiro de esquina desde la derecha, a cargo de Ledesma, el recién ingresado "Pachu" Alvarez, con apenas un par de minutos en cancha, surgiría por sorpresa  por el centro del área, al igual que en aquél amistoso de pretemporada con San Miguel, para impactar de cabeza al gol y desatar el festejo de todo Morón, en el tercer minuto de los cuatro adicionados por un correcto Nazareno Arasa.

Y segundos más tarde, el "pitazo" final del encuentro, significaría mucho más que el festejado triunfo y la clasificación del Gallo a la siguiente instancia, sino el "acto de desagravio" de un plantel y un cuerpo técnico que no merecían el destrato y la indiferencia, con o sin intereses creados, en la semana previa a un encuentro tan trascendente.

Que pase el que sigue... a cuatro pasos de la gloria.

Y alentemos todos juntos... (No seamos mezquinos).


@elgallogustavo.



lunes, 11 de enero de 2021

Con Dálmine, a todo o nada

Y Morón no pudo mejorar la imagen, de cara al inicio de los duelos "mano a mano", por el segundo ascenso a la "Liga Profesional", tras una derrota casi "cantada" frente a Atlanta, en el Nuevo Francisco Urbano, por el peso de una historia desfavorable, que se acrecienta año tras año con el "Bohemio",  pero también por el trámite de un encuentro que tuvo en la visita a un justo ganador, pese a la ventaja inicial del Gallo.

En la jornada de cierre de la Zona Campeonato "A", y ya sin chances de pelear por acceder a la final por el primer ascenso, o al menos, al segundo lugar del grupo para ingresar en cuartos de final de la próxima instancia, Atlanta llegaba al Oeste con técnico "provisorio" (el "Pipa" Sebastián Cassano), luego de la renuncia de Fabián Lisa, el pasado fin de semana, mientras que Morón contaba con el regreso de Matías Cortave al once inicial, por Facundo Gómez, procurando recuperar la "vertical" futbolística, aquella que perdiera desde la derrota en el mismo escenario ante Ferro Carril Oeste.

En los primeros minutos de juego, el equipo de la "dupla" pareció evidenciar algo de la "memoria" extraviada en los últimos cinco cotejos de la Zona Campeonato, a partir de un mejor manejo del balón, en su línea de medios, lo que evitaba en esos primeros minutos, la utilización del "pelotazo" como recurso repetido, tal lo ocurrido en el pobre empate en cero ante Temperley, de la fecha anterior.

Y en el primer cuarto de hora, quizá el mejor pasaje de Morón en el partido, el Gallito hallaría la primera ventaja de la calurosa tarde, luego de una muy buena combinación entre Luciano Guaycochea, que recostado sobre la izquierda la "pincharía" con destino a la subida de Nicolás Martínez (aprovechando la "cortina" de Alan Salvador) y la mejor asistencia de "Nico", enviando un centro con ventaja ofensiva, que en el medio del área grande, Guillermo Villalba la impulsaría al gol, con "ayuda" del defensor "Bohemio".

Con el uno a cero a su favor, el equipo de Sergio "Chino" Lara y Sebastián Sibelli, en otro momento se hubiera "defendido" con la pelota, pero siendo uno de los grandes déficit de conjunto, en las últimos tiempos, Morón se vería obligado una vez más a ceder la iniciativa al rival, "monopolizando" la visita, tanto la tenencia del balón como la presencia en terreno contrario.

Pese a ello, recién en los minutos finales de la etapa inicial, el dominio de Atlanta representaría un peligro real para el arco de Julio Salvá, que volvería a "salvar" el empate visitante en un par de ocasiones, al igual que en los cotejos precedentes, del mismo modo que "Nico" Martínez también se "vestiría" de "bombero" para evitar la conquista "Bohemia", en el epílogo del primer tiempo.

En el descuento, Alan Salvador contaría con una ocasión inmejorable para establecer diferencia de dos, en casi dos llegadas de Morón, tras otra buena habilitación de Guaycochea, pero la excelente intervención de Juan Francisco Rago, en el "mano a mano" con el "7" local, evitaría que el local se retirase a los vestuarios con una diferencia demasiado exagerada.

Una lástima... Porque al minuto del juego del segundo tiempo, de una pelota parada desde el sector derecho de la ofensiva visitante, la pelota le quedaría increíblemente solo a Nicolás Previtali, el volante central visitante, con tanta fortuna que el balón casi le rebotaría en el botín, para marcar el empate uno a uno de Atlanta, merecido en el desarrollo, pero imprevisto en el "amanecer" de la etapa complementaria.

El "cimbronazo" del gol tempranero, no sólo "quemaría los papeles" de la estrategia del Gallo para el segundo tiempo, sino que agrandaría aún más a la visita, que seguiría buscando quedarse con los tres puntos, ante un Morón cada vez más replegado en su campo y parecido al equipo endeble y vulnerable de los jornadas precedentes.

Sin embargo, el Gallito contaría con un par de nuevas oportunidades para desnivelar la "balanza" a su favor, generando otra gran reacción de Rago, arquero de Atlanta y a la postre determinante para el resultado final, controlando un remate con destino de gol, de Matías Cortave en el área grande y algunos minutos más tarde, contando con la dosis de suerte necesaria, como para que el remate cruzado de Villalba saliese apenas ancho sobre su poste derecho y más lejano.

A la vuelta de aquellas dos jugadas, un Morón que se había adelantado, generó un retroceso errático que permitió que Julián Marcioni, el más activo y "punzante" del ataque de la visita, desde la "media luna" sacara un remate rasante de derecha, que iría a "estrellarse" contra el parante diestro del arco del Gallo (del lado de adentro, claro está...), para marcar el 2 a 1 en favor del "Bohemio", a falta de diez minutos para que se cumpliese el tiempo reglamentario.

En los minutos finales, con Damián Akerman en cancha y mucha juventud, en los pies de Damián Núñez, Enzo Galeano y Santiago Sala, Morón intentaría "rescatar" un punto, pero la falta de ideas y contundencia que lo acompañaría desde la vuelta del fútbol oficial, lo privarían de un mejor final en su estadio.

Ahora es tiempo de Villa Dálmine, el primer "duelo" por el Reducido, a "suerte y verdad", en un sólo partido, en cancha neutral y con definición desde el punto del penal, en caso de empate en los '90.

Morón perdió y no mejoró la imagen, aunque en el fútbol todo es posible.

Por eso la ilusión sigue intacta.


@elgallogustavo.



                                               Foto: Prensa Deportivo Morón.

lunes, 4 de enero de 2021

Empate "Gasolero"

Morón llegaba al "Alfredo Beranger", con la expectativa de revalidar el primer triunfo en la Zona Campeonato, en la agonía del encuentro frente a Estudiantes de Buenos Aires, en la fecha pasada, y apostando a una mejora futbolística individual y colectiva, sumar de a tres de manera consecutiva, con Temperley, con el objetivo primordial de conservar ilusiones y chances matemáticas de clasificación a la final por el primer ascenso a la "Liga Profesional", hasta la jornada de cierre de esta instancia.

Sin embargo, la alegría y el desahogo de la esperada victoria con el "Pincha", procurando mejorar los aspectos futbolísticos a subsanar, siempre desde la mayor tranquilidad que acompañan a los triunfos, no se vería reflejado en el desarrollo de un pálido empate en cero con el "Gasolero", donde el Gallo se viera superado en el juego por el local, durante parte de los '90 y si bien no sufriera demasiados "sofocones" en su última línea, tampoco generara riesgo en el área rival, más allá de algunas jugadas esporádicas, en particular, en los últimos '15 de partido.

Con las ausencias obligadas de Matías Cortave y Kevin Gissi (ambos por lesión) y de Agustín Mansilla, positivo de covd-19, el once de inicio de la "dupla" se presentaría con Facundo Gómez como primer marcador central, Alan Schönfeld por la banda derecha de la línea de volantes y el regreso de Guillermo Villalba en la ofensiva, para acompañar a Alan Salvador.

En los primeros minutos de juego, el Gallo adoptaría una saludable actitud de protagonismo, como en aquellos cotejos iniciales del actual "Torneo de Transición", cuando sorprendiera gratamente a propios y extraños, en sus dos primeras y complicadas "excursiones" de visitante, en Río Cuarto y Vicente López, hasta que el local comenzara a monopolizar la tenencia del balón en el medio y a anticipar a los volantes del Gallito, aunque sin profundidad como para preocupar seriamente a Julio Salvá y los defensores de Morón.

Entre las carencias ofensivas del "Gasolero", que tan sólo convirtió dos goles en seis partidos, desde la vuelta del fútbol oficial, y la ausencia de ideas en el Gallo, para intentar "hilvanar" juego asociado, el trámite del partido se habría tan previsible como aburrido, con Temperley manejando la pelota con criterio, hasta la "media luna" del área visitante, y del otro lado, un equipo de Lara y Sibelli que se mostraba incapaz de retener la pelota bajo la "suela", fallando de manera reiterada pases sencillos, de corta distancia, debiendo recurrir al pelotazo para sus puntas, como única herramienta para arrimar peligro al arco "Celeste".

Aún así, con escasa tenencia, Morón se las arreglaría para llegar con riesgo en un par de ocasiones, como en el remate cruzado de Alan Salvador, tras el centro desde la derecha de Cristian Broggi, favorecido por el yerro de cabeza del defensor local y algunos minutos más tarde, el envío sobre el travesaño de Dylan Glaby, rematando incómodo en el área grande.

Por el lado del local, la más clara de esa primera etapa se produciría casi en el cierre de la misma, cuando luego de un desborde por izquierda de Lucas Bandulciel (de lo mejor del local y de lo más "lúcido" en la noche de Turdera), el remate al gol quedaría en los pies de Federico Vietto, cuyo remate con destino al palo más lejano de Salvá, se desviaría en Nicolás Martínez, generando una gran reacción, a puro reflejo del "1" visitante, para evitar la caída de su arco, sobre el poste derecho.

Ya en el complemento, las necesidades de ambos, pero en especial del local, harían que los dirigidos por Walter Perazzo salieran a jugar el complemento unos metros más adelante y con mayor decisión sobre el arco de Morón, "apretando" al Gallito en esos primeros minutos del segundo tiempo, que debió soportar el asedio territorial y con el balón del "Celeste", pero nuevamente carente de profundidad y peligro real, más allá de algún tiro de esquina o el rebote tras un centro cruzado.

Sin reacción, ni mucho menos oportunidad de "defenderse con el balón", al igual que le sucediese en la fecha anterior, con el "Pincha" de Caseros, el Deportivo Morón se limitó a sostener los "embates" locales, procurando ajustar alguna contra que le diera el "premio" mayor de llevarse los tres puntos para el Oeste.

Con el ingreso de Ezequiel D'Angelo, primero, y de Santiego Sala y Matías Ledesma, unos minutos más tarde (por Dylan Glaby, Guillermo Villalba y Luciano Guaycochea), la visita hallaría un poquito más de claridad ofensiva y de "verticalidad", generando la más clara del Gallo, con un remate "venenoso", desde afuera del área de Sala, que Joaquín Papaleo contuviera con dificultad, facilitando un rebote largo hacia el centro del área, que por muy poco, Cristian Broggi en posición de "9", no alcanzara a puntearla efectivamente sobre el "achique" desesperado del arquero "Celeste".

En los últimos '15 o '20 de partido, se vería la mejor "versión" del Deportivo Morón, no por el juego, sino por la vocación de "llevarse por delante" al local, a pesar de sus limitaciones, para lograr el gol del triunfo, que le permitiera arribar a la fecha de cierre con chances matemáticas de "soñar" con la final, o por lo menos, con el segundo puesto en la zona, que clasifica a semifinales de la próxima instancia de "Reválida".

Sin embargo el gol no llegaría, a pesar de los ingresos de Damián Akerman y Mariano Bracamonte, en lugar de los "Alan", Salvador y Schönfeld (piezas fundamentales en el triunfo ante Estudiantes de Buenos Aires), y el "pitazo" final de Leandro Rey Hilfer, de muy buen arbitraje, confirmando que por lejos resulta el mejor de la categoría, dejaría a unos y otros, locales y visitantes, con el "sabor amargo" de un empate que les serviría de poco a ambos, ya que los confirmaría fuera de la lucha por el primer ascenso, a falta de una fecha.

Con más dudas que certezas, y mucho por corregir y ajustar, el Gallo apunta a cerrar esta primera instancia con una "sonrisa", frente a Atlanta en el Nuevo Francisco Urbano, el próximo domingo 10 del corriente, pero fundamentalmente, procurando mejorar sustancialmente la imagen de conjunto y varios rendimientos individuales, para "recuperar la memoria" y encarar de la mejor manera, la segunda chance de ascenso a la "Liga Profesional" que otorga la instancia de la "Reválida".

Empate "Gasolero".


@elgallogustavo.



                                         Foto: Prensa Club Atlético Temperley.