domingo, 25 de abril de 2021

La misma "película"

Y como si se tratara de la secuela de una saga cinematográfica de bajo presupuesto, que transita en su nudo argumental, entre la comedia, el suspenso y el terror final, Morón repitió casi con exactitud el patrón de los últimos partidos, pero en especial de su presentación anterior como local, resignando en tiempo cumplido dos puntos merecidos en el desarrollo de la mayor parte del encuentro, hasta que con diferencia de dos goles a favor, comenzara a sufrir de una suerte de "miedo escénico", y volviese a repartir unidades, casi como "gentileza" de buen anfitrión, frente a Independiente Rivadavia de Mendoza, del mismo modo que sucediese un par de semanas atrás, ante Instituto de Córdoba.

Y es que Morón justificaba el triunfo parcial desde el trámite del cotejo, pese a sus graves problemas para capitalizar en el arco de enfrente, las oportunidades que genera, hasta que con el 2 a 0 consumado, con '15 de juego por delante, otra vez se replegara inexplicablemente, nuevamente sufriera en su área cada centro del visitante y otra vez apostara desde el banco, a sostener con línea de cinco en el fondo, en presencia de una defensa que desde siempre no brinda seguridades, en especial en la zaga y eligiendo a algunos de los mismos protagonistas que no cumplieron hasta el momento y por eso determinaran su ausencia en el propio partido o en cotejos anteriores, pese a iniciar el torneo como titulares indiscutidos.

Y es que Morón volvió a ser mejor que su rival por no menos de 75 minutos, en especial durante el primer tiempo, donde nuevamente la presión alta y la intensidad en el medio, lograra que su encumbrado rival, líder de la Zona "B" e invicto, no pudiera hacer valer su virtudes individuales en casi toda la primera etapa, mérito de un conjunto de Lucas Bovaglio que no dejaría jugar a "La Lepra" mendocina, con transiciones cortas en el mediocampo y "filoso" hasta los "arrabales" del área visitante, generándole no menos de cuatro o cinco oportunidades manifiestas de gol, otra vez no capitalizadas por un ofensiva del Gallo que no concreta lo que genera y a la larga, lo termina "pagando" en el arco propio.

Y es que el Gallo fue superior al líder zonal, por momentos muy, acercando peligro por intermedio de un tiro libre de Leonel Bontempo (de lo mejor, en la tarde del Oeste), ante un buen remate de Germán Pacheco (por primera vez como titular y en el podio de los mejores), que se fuera desviado, luego de una buena habilitación del propio Bontempo, o el cabezazo "a quemarropa" de Franco Verón, o el remate desde posición sesgada de Norberto Palmieri (de regreso al once, en reemplazo de Cristian Lillo, en una decisión incomprensible desde lo táctico) o el desborde de Bontempo, que a Tobías Zárate le quedara de espaldas al arco, apoyándose en Pacheco, cuyo zurdazo con destino de red, se encontrara de manera providencial con Cristian Aracena, arquero visitante, a mitad de camino al arco.

Y es que Morón, pese a todas las que dilapidara en el primer tiempo, en el complemento, ya con menos intensidad y con una desarrollo más parejo, aunque aún con preeminencia en el juego, se encontrara con la primera ventaja a los '17, a partir de un infracción sobre Alan Salvador, desde el vértice derecho del área, que Germán Pacheco la impulsara al segundo palo, para el cabezazo imperfecto de Verón, que con fortuna terminaría en "pase gol" a Gastón González, que a centímetros de la línea de gol, la impulsaría de "palomita" al arco desguarnecido, para el merecido 1 a 0 local.

Y es que que tan sólo siete minutos más tarde, sobre los '24 de la segunda etapa, en una jugada de pelota parada exactamente igual, desde el mismo sector, otro centro de Pacheco generaría un "revuelo" en el área mendocina, entre los problemas visitantes por rechazar la pelota y los locales por empujarla al gol, hasta que luego de una suerte de "pinball", donde el remate previo de Cristian Paz rebotara en la espalda de Matías Gómez, en segunda instancia el rebote le quedaría otra vez a Paz, para este vez sí, poner el 2 a 0 para el Gallo, que se justificaba por lo hecho en el primer tiempo.

Y es que con el 2 a 0 consumado, Lucas Bovaglio optaría por formar una línea de cinco en el fondo, al igual que ocurriese en la "precuela" de esta "película", ante Instituto de Córdoba, en la quinta fecha y en el mismo Nuevo Francisco Urbano, también con ventaja de dos, con el ingreso de Mariano Bracamonte por Alan Salvador y de Guillermo Villalba en lugar de Matías Gómez, pese a lo cual y del mismo modo que frente a "La Gloria", "La Lepra" hallara un rápido descuento para "meterse en partido", con el solitario cabezazo goleador del "gigante" Matías Quiroga (a los '32 del complemento), que venciera la resistencia del debut absoluto en primera de Juan Martín Rojas, reemplazante de un lesionado Matías Mansilla.

Y es que a fuerza de centros, en procura de aprovechar la altura de su puntas, y con terreno y pelota a disposición, por el repliegue local contra su área, Independiente Rivadavia comenzaría a ilusionarse con no dejar el invicto en el Oeste, a falta de diez para que se cumpliera el tiempo reglamentario.

Y es que los ingresos de Alan Schönfeld por Gastón González y de Luciano Guaycochea en lugar de Germán Pacheco, no solucionarían la ausencia de contención en el medio, ni tampoco aportarían a intentar defender el resultado con la tenencia del balón, ya que Guaycochea, principal encargado de la última tarea, jamás "escondería" la pelota debajo de su "suela" y encima el equipo prescindiría de Gastón González, que pese al cansancio, hubiese podido aportar en ambos rubros, tanto en la recuperación y la contención de los "embates" rivales, como en la utilización del balón como recurso defensivo. Todo ello, con Cristian Lillo en el banco y sin chances de entrar, con la última modificación obligada de Damián Akerman por un "acalambrado" Tobías Zárate.

Y es que en la "última bola" del partido, en el cuarto minuto de los cinco agregados por un regular Maximiliano Ramírez, un centro larguísimo desde "tres cuartos", con destino al área de Morón, terminaría con el apuro de Rojas en salir a cortar lejos, y quedar a mitad de camino, la falta de reacción de la última línea ante el envío lejano y previsible de la visita, para que Matías Quiroga, autor del descuento, la cabeceara en primera instancia y luego, Daniel Imperiale la empujara al empate 2 a 2, con el arco a su disposición y sin demasiadas resistencias, frente a una defensa estática en todo momento, en la jugada definitiva del encuentro.

Y es que, "pecado de debut", no se le puede "caer" a Juan Martín Rojas por el apresuramiento en cortar el centro, luego de una actuación con algunas dudas y los nervios lógicos de un primer encuentro oficial, pero en general convincente y que abre expectativas de cara al próximo partido, ante Rafaela de visitante, el venidero domingo, dadas las condiciones y la personalidad que demostrara el correntino, más allá del error en la pelota final.

Y es que, en definitiva, sumado el cuarto cotejo sin ganar, y el segundo consecutivo de local, en que no se logra cerrar el partido o cuanto menos, sostener el resultado (con ventaja de dos goles), las responsabilidades se reparten entre las decisiones tácticas erróneas y la falta de compromiso de algunos de los principales protagonistas, sostenidos mucho más allá de la línea de cal.


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sábado, 17 de abril de 2021

No levanta la "cresta"

El Gallo no levanta la “cresta”.

Suma siete puntos sobre dieciocho posibles, hace tres partidos que no gana, los últimos dos de visitante, sin convertir goles y volvió a caer en su visita a Barracas Central, evidenciando los mismos problemas que arrastra desde el comienzo del torneo de la Primera Nacional y que hasta la fecha, y a la luz de los resultados, parecen insolubles: la falta de contundencia en el arco rival y los errores o desatenciones en el propio, que termina pagando muy caro, costándole puntos y derrotas.

Porque al equipo de Rodolfo De Paoli, en la tarde del sábado, con demasiado poco le alcanzó para vencer a un Morón que sufre los partidos en su propia área, y una vez en desventaja, asoma cada fecha más impotente para alcanzar siquiera el empate.

Y es que en rigor de verdad, a Barracas le alcanzó con una sola llegada clara en '90 y pico de juego, para quedarse con los tres puntos ante un equipo de Lucas Bovaglio, que no jugó bien, pero creó sus oportunidades, esporádicas y en módico número, como para merecer mejor suerte, pero al igual que sucediera en cotejos anteriores, una pelota intrascendente que no pudo rechazar con acierto y la falta de eficacia para concretar las (contadas) propias, marcaron la diferencia final en la “chapa” de un partido tan opaco como rápidamente olvidable.

Repitiendo el once de inicio, en el empate con “sabor a derrota”, de la jornada precedente, ante Instituto en el Oeste, el Gallo intentó como siempre imponer condiciones de entrada, con la saludable y repetida intención de ser protagonista, pero que con el paso de los minutos y ante la imposibilidad de trasladar esas intenciones en el resultado, comienzan a desdibujarse y tornarse previsibles, máxime ante un equipo como Barracas, que sin brillo pero consciente de sus limitaciones, hace de la “lucha” en el medio la base de su estrategia, para buscar con recursos simples y concretos, a Germán Estigarribia, su “carta de gol” en el arco contrario.

Y así ocurriría a los '27 del primer tiempo, cuando nada había hecho el local para sacar una diferencia, frente a un Morón que había sido apenas mejor en intenciones, pero intrascendente, cuando Matías Acuña envió un centro de tantos, casi por “compromiso”, ante el cierre tardío de Leonel Bontempo, y en el intento por rechazar de cabeza, Cristian Paz no haría otra cosa que “peinarla” al segundo palo, donde un “solitario” Estigarribia aprovecharía las “licencias” para cabecear con comodidad al palo más lejano de Matías Mansilla, con un “frentazo” bombeado y preciso por encima del “1” del Gallo.

En esta oportunidad, Matías Mansilla, que venía envuelto en críticas por sus errores costosos ante Gimnasia de Jujuy e Instituto, no tuvo responsabilidad en el gol del triunfo de Barracas, como sí lo tuvo una defensa visitante que no supo anticipar el centro desde la izquierda y mucho menos despejar con acierto la pelota área, ni tampoco controlar a Germán Estigarribia, para por lo menos incomodar al delantero en su cabezazo.

Del otro lado, con la desventaja consumada, Morón volvería a intentar con sanas intenciones, pero escasas ideas y mucho menos contundencia, repitiéndose como en partidos anteriores, en recursos, “caminos” y sistemas ya probados y “comprobados” en su ineficacia, por lo menos con estos “interlocutores” y en un medio local como la Primera Nacional, donde las “recetas” más exitosas suelen ser las más simples y pragmáticas.

Tal vez, el cuerpo técnico del Gallo deberá rever algunos nombres, pero especialmente el sistema táctico de origen, para adecuarlo no sólo al “material” con el que se cuenta, sino también para adaptarlo y adaptarse a un medio local, en el cual las “recetas” futboleras resultan más “prosaicas” y sencillas de lo que parecen.

A veces, “cambiar” no es “traicionarse”, sino ser inteligente y elaborar el “concepto” como algo “dinámico” y no tanto como un “dogma” rígido, para en definitiva, evitar que la “idea” se transforme en “ley” y el “sistema de creencias” (futbolísticas) en “contumacia” pura o la repetición obstinada y sistemática en el error.

Se está a tiempo de “adaptarse” y levantar la “cresta”.


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jueves, 15 de abril de 2021

Llegó Braian Molina, para la zaga

Ante la grave lesión del juvenil central de Newell’s, Mateo Broglia, que lo mantendrá alejado de las canchas por un plazo de seis meses (es decir, hasta septiembre del corriente, cuando el préstamo sin cargo y sin opción se realizó hasta el 31 de diciembre de 2021), el Deportivo Morón solicitó a la AFA un cupo extra, que fuera aceptado y mediante el cual, en la fecha, el equipo de Lucas Bovaglio incorporara a un nuevo refuerzo: se trata del zaguero diestro (también se ha desempeñado como lateral por derecha), Braian Nicolás Molina, de 25 años, de último paso en el Macará de Ambato, de la primera división ecuatoriana, casualmente, nuevo destino futbolístico de Matías Cortave, desde diciembre pasado.

Nacido el 17 de abril de 1995, en Moreno, Braian Molina es un “producto” de las formativas de River Plate, tanto es así, que con el “Millonario” se adjudicara las “Dallas Cup” en 2014, torneo amistoso internacional juvenil que se disputa desde 1980, y que River lo obtuviera el 20 de abril de 2014, luego de vencer en la final por 2 a 0, a la Selección Sub 20 de EEUU, para convertirse en el segundo ganador argentino de este prestigioso certamen, con el único antecedente de San Lorenzo en 1998.

Luego de realizar todas las inferiores en Núñez, en 2016 se incorpora a Instituto de Córdoba, debutando profesionalmente con “La Gloria”, donde jugaría cuatro partidos, tres como titular, con 314 minutos de juego, sin convertir goles ni recibir tarjetas.

En 2017 se “muda” a México, para vestir la camiseta de Venados, de la segunda división del fútbol “azteca”, donde en su primera temporada, la 2017/18 interviene en 28 encuentros, todos como titular, con 2476 minutos en cancha, además de convertir sus primeros dos tantos oficiales y ser amonestado en tres oportunidades, sin expulsiones.

En la temporada 2018/19, Braian Molina disputa nueve partidos con el equipo de Yucatán, en Mérida, todos desde el inicio, sumando 810 minutos efectivos de juego, sin anotar goles, con cuatro tarjetas amarillas y ninguna roja.

El 31 de diciembre de 2018 emigra a Chile, para desempeñarse en el Ñublense de Chillán, de la primera división chilena, disputando 16 cotejos, 12 de ellos como titular, con 1126 minutos en cancha, sin goles y con una única amonestación.

El 1° de enero de 2020 se marcha al Macará de Ambato, en la máxima categoría del fútbol ecuatoriano, donde interviene en 27 partidos, todos desde el inicio, con 2411 minutos en cancha, tres goles convertidos (uno de ellos, de gran factura, el 15 de septiembre de 2020, con un “zapatazo” desde 60 metros, para el triunfo de Macará 2 a 1 ante Orense) y diez amonestaciones, con una expulsión por doble amarilla.

Su último encuentro oficial se remonta al 20 de diciembre de 2020, en el triunfo de Macará, 1 a 0 frente a Independiente del Valle, en Ambato y su último gol, al 13 de diciembre del año pasado, en la derrota, también como local, por 4 a 3 ante Liga Deportiva Universitaria de Quito.

En definitiva, Braian Nicolás Molina, central de 25 años, de último paso en 2020 por Macará de Ecuador y desde la fecha, nuevo jugador del Deportivo Morón hasta el 31 de diciembre de 2021, registra un total de 86 encuentros oficiales (80 en el exterior, cuatro en Instituto de Córdoba y dos por Copa Libertadores 2020 con Macará), con cinco goles como profesional, tres con el conjunto de Ambato, en Ecuador y dos con Venados de Yucatán.

Llegó Braian Molina, para la zaga.


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domingo, 11 de abril de 2021

Dejó dos puntos en el camino

Morón regresaba a su estadio, para jugar por primera vez, en el presente torneo de la Primera Nacional, en el Nuevo Francisco Urbano, con la necesidad de recuperarse de la caída en Jujuy, con errores determinantes en el arco propio y una ineficacia manifiesta y repetida para concretar en el arco contrario, recibiendo la visita de Instituto de Córdoba, sin triunfos en el campeonato, aunque con una sola derrota y apenas un gol convertido en cuatro presentaciones, además de sufrir un brote de covid en la semana, con cinco futbolistas afectados (dos titulares) y otros tantos integrantes del cuerpo técnico, incluido su entrenador, el ex arquero, Mauricio Caranta.

En el caso del elenco de Lucas Bovaglio, por primera vez “metía mano” en el once de inicio, tras repetir formación durante las cuatro jornadas anteriores, con la vuelta de Cristian Lillo en el medio (pese a que a punto estuviera de alejarse del club, cuando le anunciaran allá por enero, que no iba a ser prioridad en la consideración de la secretaria técnica y del cuerpo técnico, por entonces recién designado) en lugar de Norberto Palmieri y la presentación desde el inicio de Tobías Zárate, en reemplazo de Guillermo Villalba y en búsqueda de mayor contundencia ofensiva.

Desde el pitazo inicial de Jorge Broggi, Morón volvería a proponer su habitual esquema de equipo “corto”, con escasa distancia entre líneas y mucha presión en la salida del rival, lo que redundaría en importante beneficios, no sólo para una rápida recuperación del balón y el control del mismo, sino para llegar a sacar una diferencia parcial de dos goles, a partir de fallas en las entregas cerca del área de “La Gloria”.

Así las cosas, a los '11 del primer tiempo, de una buena jugada sobre el sector izquierdo del ataque local, Alejandro Faurlin, el volante diestro de Instituto, rechazaría corto dentro del área, “regalándole” la pelota a Alan Salvador sobre el lado opuesto, que saliendo apenas para sacarse de encima a su marca, rematara de manera notable, de zurda, arriba y junto al poste derecho de Jorge Carranza, para darle al Gallito la primera diferencia en la tarde del Oeste.

Estimulado por la ventaja inicial, Morón comenzaría a justificar el uno a cero, dominando las acciones y generando opciones para ampliar el resultado, en un par de ocasiones a distancia, con el remate de Gastón González que “estallara” en el travesaño visitante y el derechazo apenas desviado de Luciano Guaycochea, y la más clara de todas, promediando la primera etapa, con una buena habilitación del referido Luciano Guaycochea a Matías Gómez (de lo mejor de la etapa inicial, junto a Alan Salvador), sobre la derecha, para que el “Monito” aprovechara la llegada de González como “distracción”, para finalmente enviar el centro preciso al área con destino a Tobías Zárate, que sólo frente a Carranza, no pudiera abrir el botín para darle más ángulo a su remate, que impactaría en la pierna derecha del golero visitante, evitando de esta manera el segundo de Morón.

Sin embargo, sin demasiada contención en el mediocampo, un Instituto de buen juego y mejor pie, empezaría a llevar peligro al arco local, “desnudando” una vez más las “licencias” que otorga este Morón en su defensa, en particular entre los centrales, sector donde Franco Verón se adelantaría en falso un par de veces, dejando el “hueco” justo para que Damián Arce hiciera valer su habilidad como en aquella situación que Cristian Paz, llegando con la justo, pudiese desviar al tiro de esquina un remate solitario y franco, por el centro del área, que de otro medo tenía destino irremediable de gol.

Con el correr de los minutos, en aquella primera etapa, el partido se plantearía de ida y vuelta, con dos equipos muy similares, de buen pie y peligrosos en ataque, pero permeables en sus últimas líneas, aunque con una diferencia determinante para el resultado final del encuentro: la seguridad de Jorge Carranza en el arco, por el lado de los cordobeses, para evitar algún gol más del Gallito, y como contrapartida, las dudas que comenzaría a evidenciar Matías Mansilla, quien venía de una tarde “negra” en Jujuy y ante Instituto repitió dudas y errores.

Ya en el complemento, la dupla técnica “alternativa” del visitante, conformada por Claudio “Café” Sarría y Daniel “Miliki” Jiménez, realizarían dos cambios fundamentales para la levantada de su equipo, pero también para el destino final del partido: Joaquín Mateo (debutante en “La Gloria”) y Rodrigo Garro reemplazarían a Tomás Allende y Alejandro Faurlin, respectivamente, ambos de flojo primer tiempo.

Y desde su ingreso, Joaquín Mateo empezaría a generar “dolores de cabeza”  por izquierda, complicando la tarea de la defensa de Morón, con sus gambetas y su desequilibrio tanto para desbordar, como para hacer la diagonal y encarar o buscar un compañero por el medio.

Sin embargo, cuando el desarrollo comenzaba a complicársele al equipo de Bovaglio, el Gallo hallaría otro “regalito” de la última línea de Instituto, para poner un dos a cero exagerado por entonces: cesión corta para Carranza, que obliga al arquero a salir del área para evitar con sus pies que Guaycochea se haga del balón, pero de cuyo rebote largo, Tobías Zárate, hijo del “ Roly” y de interesante debut, mostrara su “estirpe familiar” y desde afuera del área, con el arquero a mitad de camino y en el piso, la colocara con precisión sobre el poste zurdo, para el 2 a 0 de Morón y su primer gol como profesional en nuestro medio, a los '11 del segundo tiempo.

Por desgracia, la alegría de la mayor diferencia le duraría demasiado poco al local, ya que apenas un minuto más tarde, en una gran acción individual sobre la banda izquierda de la ofensiva visitante, el ingresado Joaquín Mateo dejara en el camino a Cristian Paz y de cara a Matías Mansilla, venciera la floja resistencia del “uno” de Morón, a quien la pelota se la “escurriría” entre las piernas, para el pronto descuento de Instituto.

De allí y en adelante, la visita se animaría al empate, controlando las acciones y generando zozobra a la última línea de Morón, en cada ataque profundo, usufructuando también los cada vez más pronunciados errores en la marca y las dudas de Mansilla, como en aquella jugada que por poco no terminara en un nuevo “blooper”, ante el rechazo de Guillermo Villalba (en cancha por Tobias Zárate) y que de su intento defectuoso, la pelota le rebotara en la espalda y por poco Gonzalo Castillejos no aprovechara para “facturar” el empate, a falta de diez.

Casi como un “espejismo”, un remate desde la mitad de cancha, de Mariano Bracamonte (reemplazante de Alan Salvador) por poco no se convertiría en un golazo y la tranquilidad en el resultado, con un derechazo de emboquillada, que Carranza reaccionaria justo a tiempo para enviarla por encima del travesaño, a falta de cinco para el tiempo cumplido.

Con Norberto Palmieri en el campo, por Matías Gómez, Morón no lograría “defenderse” con la pelota en el medio, ni tampoco defender con mayor acierto, pese a la “línea de cinco” en el fondo,  permitiendo que “La Gloria” se le viniera encima de manera sistemática, hasta que a los “44, una infracción innecesaria de Alan Schönfeld (reemplazante de Luciano Guaycochea), muy cerca del área, terminara con un tiro libre preciso de Rodrigo Garro, a los '90, que tal vez con un pequeño roce en la barrera, no lograría ser controlado por Matías Mansilla, una vez más, de floja respuesta.

Con el 2 a 2 consumado, en la ultima del encuentro, Germán Pacheco (que ingresara por Gastón González), habilitaría por izquierda a Villalba, que sobre el primer palo la “puntearía” al gol del triunfo, pero otra gran reacción de Jorge Carranza evitaría el desnivel en el descuento.

El pitazo final de Jorge Broggi, de buen desempeño, más allá de alguna jugada puntual, como una infracción clara no cobrada a la visita, reclamada como penal de Leonel Bontempo, pero apenas fuera del área, de acuerdo a la imagen de la televisión, a Morón se le escaparía sobre el epílogo, un triunfo que había resignado mucho antes en el trámite del partido.

Entre errores en el arco, debilidades defensivas y la escasa efectividad para aprovechar sus momentos y ocasiones, el Gallo volvió a dejar puntos en el camino.

Mucho por mejorar.

 

@elgallogustavo.




lunes, 5 de abril de 2021

En Pascuas, el Gallo "resucitó" al "Lobo"

Morón llegaba a San Salvador de Jujuy, con el antecedente de un triunfo "trabajado" ante Tristán Suárez, para sumar seis unidades de nueve posibles.

Como contrapartida, el local, el "Lobo" jujeño dirigido por Arnaldo Adolfo Sialle, arribaba al encuentro frente al Gallo, sin puntos, con tres derrotas en igual cantidad de presentaciones y apenas dos goles a favor, tanto es así que la continuidad de "Cacho" estuvo es duda durante la semana, con "visita" incluida de "hinchas caracterizados" en uno de los últimos entrenamientos.

Sin embargo, todos los antecedentes y especulaciones previas, habrían de perder sustento, en presencia de un error difícil de entender en Matías Mansilla, al minuto de juego, sumada a la escasa eficacia en el arco rival, factores determinantes para una derrota que permitiría "resucitar" al local y en el caso de la visita, desperdiciar una inmejorable oportunidad de seguir sumando, ante el peor equipo de los enfrentados hasta el momento.

En efecto, Matías Mansilla, la gran figura en la victoria precedente ante Tristán Suárez, sosteniendo la diferencia mínima en el juego y en el resultado, ante Gimnasia y Esgrima de Jujuy, sufriría su "tarde negra", de esas que tienen todos los arqueros, incluidos los consagrados, pero que debido a la posición que ocupan en el campo de juego, suelen "pagarse" con derrota, ante cada yerro grave.

Y la tarde en Jujuy comenzaría "torcida" para el Gallo en general, y para Mansilla en particular, desde el primer minuto de juego, cuando desde un lateral desde la derecha del ataque local, realizado en forma de centro al área por Álvaro Cazula, el lateral diestro del "Lobo", encontraría al arquero de Morón inusualmente adelantado, incluso más allá del punto penal, tanto es así que en el intento por rechazar, el "9" local (más tarde protagonistas principal de otra acción determinante), Facundo Suárez, "peinaría" el envío, ganándole a Mansilla y los defensores, permitiendo que a sus espaldas, Leandro González, definiera con el arco desguarnecido para el inesperado uno a cero de Gimnasia y Esgrima.

Con la desventaja desde los "vestuarios", seguramente lo planificado durante la semana por plantel y cuerpo técnico, habría de cambiar abrupta y repentinamente, salvo por la saludable predisposición del equipo de Lucas Bovaglio, de buscar siempre el arco de enfrente, sin importar rival ni escenario.

Y allí surgiría el segundo problema de Morón, en rigor de verdad, no sólo en el presente campeonato, sino desde un buen tiempo a esta parte: nos referimos a su marcada falta de contundencia en el arco rival, que lo privó de subsanar el error del inicio, con un empate que mereció largamente en el juego, al término de la primera mitad.

Porque Morón quiso, supo y pudo recuperarse del inesperado impacto del comienzo, tomando las riendas del encuentro y jugando colectivamente un muy buen primer tiempo, con la figura destacada (una vez más) de Gastón González, quien contaría con las mejores chances para igualar el "pleito", bien acompañado en esa primera parte por el "Monito", Matías Gómez, desequilibrante tanto por izquierda como por derecha.

Sin embargo, entre la muy buena tarde de Fernando Otarola (tal vez redimiéndose del error que le costara al "Lobo" la derrota con Güemes de Santiago del Estero, en el epílogo del cotejo anterior) y en igual proporción, las dificultades de Morón para trasladar al resultado la superioridad que en ocasiones marca en el desarrollo, impidieron que el Gallo accediera a un empate más acorde con el trámite de un primer tiempo, que muy superior a su rival, sólo lo tendría abajo en el marcador, también por deméritos propios, más que por algún merecimiento objetivo del rival.

En el complemento, tal vez por el cansancio del rigor físico que impondría la continua búsqueda del empate en los primeros '45, o que el local, con la tranquilidad del injusto resultado a favor, comenzaría a manejar mejor los tiempos y los nervios del Gallito, el conjunto de Bovaglio no lograría sostener ni la intensidad, ni el dominio absoluto de las acciones, como en la etapa de inicio, y el trámite se haría más "peleado", con menos claridad en la visita.

Pese a ello, Morón seguiría en procura de la igualdad, pero dejando más espacios para las "contras" del "Lobo", mientras "luchaba" contra sus propias limitaciones ofensivas, no en la gestación, porque situaciones generaría, sino en la imprescindible "puntada final".

Por si fuera poco, la "tarde negra" de Matías Mansilla se cerraría para disgusto propio, primero y del equipo, luego, a los '20 del segundo tiempo, tras un centro largo de Matías Gómez, desde la derecha, que recuperaría en primera instancia, Norberto Palmieri, sobre el sector opuesto, para más tarde perder el balón con Facundo Suárez, el centrolantero local, quien apenas superada la línea del área grande local y con todo Morón en ataque, ensayaría un remate "teledirigido", que sorprendería en su recorrido a un nuevamente adelantado arquero de Morón, para "clavar" el 2 a 0 de Gimnasia y Esgrima de Jujuy, con un remate "de otro partido", desde 70 u 80 metros.

Con la desventaja de dos, otra vez con "complicidades" propias, las resistencias anímicas de la visita comenzarían a mermar, de manera paulatina, pese al intento de "inyectar" variantes desde el banco, con los ingresos de Mariano Bracamonte, Santiago Nagüel, Tobías Zárate, Germán Pacheco y Alan Schönfeld, por Cristian Broggi, Alan Salvador, Guillermo Villalba, Norberto Palmieri y Luciano Guaycochea.

El "pitazo" final de un correcto Guillermo González, "sentenciaría" la "suerte" del Gallo en su "excursión" jujeña, con dos "regalos" increíbles, entre la "tarde negra" de Mansilla y la ineficacia ofensiva.

A "ajustar piezas" y pensar en Instituto, el domingo 11, desde las 16:10, en el Nuevo Francisco Urbano, de un Morón que hasta la fecha, transita entre "La Gloria" y "Devoto".

En Pascuas, el Gallo "resucitó" al "Lobo".


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