lunes, 9 de diciembre de 2013

Vamos Gallo, CARAJO!!...

¿Quién hubiera dicho, tras la derrota de la tercera fecha frente a Platense, en Vicente López, que el Gallo iba a tener el impresionante final de semestre que acaba de consumar, con goleada incluida ante el “Canario”?.

¿Quién hubiese pensado, que los magros rendimientos individuales y colectivos de las primeras fechas, podían ser trocados al final de la rueda, por actuaciones contundentes, sólidas y por momentos, hasta lujosas?.

¿Quién hubiera sido capaz de aventurar, con la preocupación a cuestas de un solo punto sobre nueve posibles, al cabo de las primeras tres jornadas, que ese mismo equipo nervioso e impreciso, iba a ser capaz de finalizar el año con 34 unidades, como único escolta del líder, Atlanta, que reúne 35?.

¿Quién hubiese podido imaginar, cuando Defensores de Belgrano recortara la distancia inicial de seis unidades, para superarnos por primera y única vez en la tabla de los promedios, que este conjunto de Mario Grana sería capaz de finalizar la primera rueda doce puntos por encima del propio “Dragón”, y a cinco de Flandria, que al comenzar la temporada nos aventajaba por nada menos que dieciseis unidades, sin olvidarnos de Barracas Central, que arrancara catorce arriba del Gallo y hoy los halla igualados en coeficiente?.

¿Quién diría, en definitiva, que aquél Morón decepcionante de comienzos de temporada, modificaría su andar de tal modo, al punto de generar el entusiasmo, la felicidad y la esperanza que despierta en este final de año, con actuaciones individuales sobresalientes y una solidez de conjunto, que tranquiliza y, acto seguido, invita a soñar a lo grande?.

Pues este equipo lo hizo posible, redoblando la apuesta del trabajo, aprendiendo de los errores y confiando en las virtudes futbolísticas individuales y la fortaleza de un grupo, capaz de canjear críticas por elogios y puteadas por aplausos, expresándose con determinación y firmeza, sólo mediante sus pies y siempre dentro del campo de juego.

En efecto, tras la demostración de personalidad y contundencia, en la primera de las finales ante “Defe”, el Gallo debía ratificar su rendimiento y consolidar su victorioso presente, nada menos que en otro partido de “seis puntos”, ante Flandria, en el Nuevo Francisco Urbano y ante todo su público.

Y este Morón perseverante no defraudaría, sino que por el contrario, profundizaría la virtudes evidenciadas una semana antes y minimizaría los pocos errores manifestados en el Bajo Belgrano, para redondear un 4 a 0 tan elocuente en los números finales como justificado en el juego, ante una visita que jamás pudo imponer condiciones ni poner en riesgo el triunfo del Gallo, disminuido en su rendimiento por la solidez granítica de un equipo que sabe lo que pretende y cómo conseguirlo.

Al igual que ocurriese ante el “Dragón”, el Deportivo Morón reduciría a la mínima expresión a su rival de turno, asfixiándolo con ambición hasta alcanzar la tempranera ventaja, para luego administrar el juego y cerrar sus líneas en el mientras tanto y, finalmente, una vez controlado, maniatado y frustrado su partenaire, asestarle tantos golpes de nocaut como fuese necesario, con la paciencia, precisión y voracidad letal de los depredadores mayores de la naturaleza futbolera.

Con la seguridad habitual, que irradia siempre desde el arco, el gran capitán “Chiche” Migliardi, el Gallito ha consolidado una línea de tres en el fondo, de grandes rendimientos personales y mejores ensambles colectivos, a partir de notables presentes de Ariel Otermín y de Emiliano Mayola (que, en ambos casos, cuesta creer que sean los mismos de los erráticos primeros encuentros) y la confirmación del gran momento y la mejor proyección de Ariel Omar Berón.

Por si fuera poco, cuando la línea de tres (mérito exclusivo de Mario Grana, que apostó y aceitó un esquema defensivo desusado para la categoría) se junta demasiado y genera algún desequilibrio ocasional por las bandas, este Morón cuenta con la prodigalidad y la solidaridad de dos carrileros incansables, que bajan para marcar, recuperar el balón y volver a remontar la banda -cuantas veces resulte necesario-, como Mariano Barbieri por derecha y Matías Orihuela por izquierda, de gran actualidad ambos y generosos en lo táctico, para ajustar los desacoples defensivos y generar los desequilibrios ofensivos, con habilidad en velocidad y sacrificio.

En el medio, el balance tiene nombre y apellido, y se llama Martín Granero, sin lugar a dudas el de rendimiento más parejo durante todo el semestre (de enorme capacidad de quite, timming y un tiempista sin igual), y también indudablemente, el mejor volante central de la categoría por escándalo, por lo visto en esta primera rueda de la “B” Metro, temporada 2013/2014. A su lado, el neuquino Dante Zúñiga combina en medidas justas, talento y sacrificio, para erigirse en la primera opción de pase, con su raro estilo de “galera y bastón”, aunque de movimientos heterodoxos, con una capacidad admirable de ubicación para cubrir espacios y relevar compañeros, y no dudar en evitar la progresión territorial de los rivales, trabando hasta con la cabeza, como recurso in extremis pero efectivo.

Unos metros más adelante, la generación del fútbol de este equipo, se reparte en partes iguales entre la habilidad de Gerardo Martínez y el talento de Esteban González, ambos quizá discontinuos pero igualmente importantes, cuando el primero de ellos se cargara el once al hombro, en los momentos más oscuros del semestre, mientras el segundo creciera exponencialmente, con el paso de los partidos, para erigirse en la pausa que el conjunto requería de él. Y un plus adicional, también compartido: la excelencia de la pegada de ambos, en el caso de Gerardo, para el envío franco al arco y, en el del “Pelado”, para la asistencia milimétrica, entre líneas y aún a distancia, como lo demostrara precisamente, en la génesis del cuarto tanto ante el “Canario” (obra de un recuperado Martín Gastón Sánchez, venido desde el banco, a quien se lo notó rápido y vertical como siempre, pero más incisivo y preciso que en su versión de los últimos tiempos).

Finalmente, en ofensiva, hoy Morón encuentra el dato preponderante de la recuperación futbolística de su máximo goleador histórico y buque insignia, con un Damián Akerman en su máxima expresión de letalidad y contundencia, evidenciado con meridiana claridad en su segundo gol(azo) ante Flandria, el sexto de su cuenta personal en el presente torneo –quinto en los últimos cuatro partidos- y nada menos que el 132 con la casaca que mejor le sienta. Encima, y para colmo de males para los rivales, en coincidente levantada con su “compadre”, Mariano Martínez, el hombre de los goles importantes para la sumatoria de puntos, en los instantes más aciagos del juego, y que si bien demostrara un semestre más regular que Akerman (erigiéndose en el goleador del equipo con siete tantos), en las últimas fechas y al igual que varios de sus compañeros, ha evidenciado un notable crecimiento en su rendimiento, que lo emparenta con el “MyM” de los mejores momentos en el Gallo, como en el final de la temporada 2012/2013.

¿Quién lo diría, no?..., escoltas a un punto del líder y cada vez más lejos de la zona roja del descenso, con una racha de cinco sin perder y tres triunfos consecutivos y fundamentales, ante rivales directos en los promedios, para redondear un cierre de año inmejorable y a toda orquesta.

Ojalá la tranquilidad que trasunta el equipo dentro del terreno de juego, pueda también contagiarse hacia el afuera, y que esta dicotomía absurda en la que nos hemos metido, no nos restrinja la alegría, ni nos requiera solicitar permiso para ser felices y disfrutar de este momento. Porque, en definitiva, la esperanza, los sueños de ascenso y la felicidad del hincha, son tan legítimamente nuestros, como de cualquiera.

Vamos Gallo, CARAJO!!...

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