¿De
qué sirve porfiar en la continuidad de una idea táctica que, a la
sazón, origina el efecto exactamente contradictorio al buscado, cuando
lejos de potenciar las bondades de un tridente ofensivo de innegable
categoría para la "B" Metro, genera el aislamiento evitable de sus
hombres de punta, y por lógica e indeseable consecuencia, una
inoperancia en ataque que preocupa y remite a una verdad incontrastable:
que calidad y cantidad, sin coordinación y armonía, no siempre van de
la mano?.
¿De qué sirve empecinarse en un
sistema que obliga al "Flaco" Sebastián Peratta a jugar permanente e
innecesariamente adelantado, casi como un líbero (pero de voley, por el
recurso extra del uso de la manos), desempeñándose constantemente al
límite del error o, cuanto menos, del riesgo excesivo, en la previsión
defensiva y la cobertura de una última línea, proclive a la
descompensación y la inferioridad numérica ante cada retroceso, producto
del desorden táctico y la ambición sistémica desmedida, de una idea
interesante para el caso particular del Bayer Munich, aunque de dudosa
adaptabilidad a nuestro medio y máxime en la "B" Metro?.
¿De
qué sirve apostar ciegamente a un esquema que obliga a desbalancear
desde el vestuario al mediocampo, depositando la responsabilidad de la
marca en un par de sus protagonistas y la creación de fútbol como
resultado de las bondades del armado colectivo, aunque sin intérpretes
claramente predeterminados, lo que en definitiva y dependiendo de los
rendimientos individuales y de conjunto, determine que a la postre nadie
marque o todos lo hagan a destiempo, mientras que la generación de
juego se torne tan anárquica como espasmódica, y los delanteros deban
bajar indefinidamente para tomar contacto con un balón, que viaja
demasiado por el aire en ausencia de ideas claras y patrones de juego
virtuosos?.
¿De qué sirve, por mera ortodoxia
táctica, convertirse en previsible para cualquier rival de turno, con
prescindencia de sus virtudes particulares, al reiterarse en fórmulas de
sencillo contraste para jugadores y técnicos adversarios, transcurridas
tan sólo un par de fechas, a sabiendas de nuestros puntos flojos y
problemas no resueltos, poblándonos el mediocampo y/o la ofensiva, con
tal de imponernos superioridad numérica y a partir de ella, el
usufructuo del balón y la ocupación del terreno, y en definitiva,
invitándolos a neutralizarnos y "hacernos partido", más allá de los
nombres propios "pesados" que exhibe nuestra desorientada y errática
plantilla?.
Y por la misma rigidez de ideas y
esquemas predeterminados, de plausible intención en el pizarrón, pero
impracticable desde el pragmatismo prosaico de los terrenos de juego del
ascenso argentino, ¿de qué sirve "experimentar" en el marco de un
torneo tan corto como el actual, que con la mitad de duración de las
temporadas acostumbradas, ofrece muchísimo menos margen para la "prueba y
error", máxime en presencia de un plantel absolutamente nuevo y con
pocas horas de rodaje y conocimiento colectivo en su haber?.
Porque,
en definitiva, ¿de qué sirve complicar lo no tan complejo, pretendiendo
que el microondas funcione en el baño y el bidet en la cocina, cuando
con un par de retoques y caprichos al margen, el material humano existe y
se halla disponible, a tiro de cambio y rectificación de ideas y rumbos
posibles?.
Y en ese sentido, el momento es
AHORA. Y el cambio de esquema se impone por lógico imperio de las
necesidades y la urgencias, así como por la prepotencia de los tiempos
que se agotan con inusitada rapidez, en este Torneo de Transición 2014.
El
mismo criterio de modificación de actitudes y comportamientos que
debería evidenciar la dirigencia del Gallo, por respeto a los socios que
pagan su cuota y a los hinchas que abonan su entrada y que, con
justificable bronca e impotencia, pudieron ver por tevé no sólo la
derrota del Deportivo Morón frente a Los Andes, por la mínima, sino
también la agraviante contradicción de un partido disputado a puertas
cerradas por disposición del APreViDe y, sin embargo, rebozante en
número de asistentes y de rostros conocidos, que nada tenían que hacer
en la "Platea Oficial Filiberto Ferrante", en ocasión de hallarse
restringido el acceso del público en general.
Sin dudas que, por una u otra razón... ES HORA DE CAMBIAR, MORON.
Gustavo Adrián Requelme.
Gracias por hacer mencion de la impotencia que generaron las imgenes de la platea.me senti un pelotudo, me senti poco importante.una verguenza ver esa gente que empezo a ir a la cancha cuando asumio Spina. Una falta de respeto total impropia de muchos de los chicoa de la nueva comision que conozco y son buena gente pero en esta le erraron
ResponderEliminarDe nada, Leo. Te aseguro que en nuestro caso, como socios e hinchas de muchos años, nos generó tristeza y vergüenza ajena, al igual que ocurriera en ocasión de la presentación del nuevo plantel y la discrecionalidad a la hora de cursar las invitaciones al evento. Es más, en nuestro caso particular podríamos haber ingresado, ya que estamos acreditados como medio partidario, pero al igual que en los anteriores partidos a puertas cerradas, decidimos no hacerlo para no traicionarnos como socios y, al mismo tiempo, por respeto a nuestros amigos y compañeros de sentimiento, imposibilitados de asistir al estadio. Esperemos que las imágenes que recogiera TyC no termimen perjudicando aún más al club, agravando la sanción todavía vigente. Saludos!. Gustavo Adrián Requelme.
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