En un Morón que no conoce de "calma" y donde el sentido común y la calidad humana son bienes escasos, por lo menos, en los encargados de la toma de decisiones, tras las "marchas" y "contramarchas" respecto del alejamiento de Arnaldo "Cacho" Sialle como técnico del Gallo, finalmente este miércoles (dos días más tarde de iniciadas las conversaciones), habría de llegarse a un acuerdo económico para cristalizar en los hechos el alejamiento del entrenador rosarino, acto administrativo que terminará de oficializarse, entre jueves y viernes, cuando las partes rubriquen la rescisión contractual, fe de escribano mediante.
Mientras tanto, el "gigante", sin suerte en su paso por el Oeste, pasó este miércoles a despedirse de sus ya "ex" dirigidos, puesto que el plantel entrenó por última vez en 2019, para gozar de la licencia de verano, hasta el próximo 3 de enero, cuando se reencuentren en el Nuevo Francisco Urbano, para realizar seguramente algunos test físicos de rutina, de cara a la pretemporada a desarrollarse en el Complejo Gabriel Calderón, en Mariano Acosta, con dupla técnica de la "casa".
Al mismo tiempo, y mientras el secretario técnico arribaba a un complejo entendimiento con el representante de "Cacho" Sialle, la dirigencia del Deportivo Morón parece haber asumido una actitud de auténtico "Grinch", en vísperas de la inminente Navidad, puesto que a los dos telegramas de despido reseñados el lunes, entre martes y miércoles habrían de sumarse dos más, y nadie está en condiciones de asegurar que esa cifra no siga en aumento en los días subsiguientes.
Con el diálogo nuevamente "enturbiado" por dicha actitud inconsulta de dejar a nuevos trabajadores "en la calle", pese a la promesa realizada en su momento, cuando lo que más apremiaba era liberar las cuentas bancarias del club, embargadas por la deuda de aportes con el propio gremio, este mismo miércoles, por un lado, un directivo presionó a una empleada de años en la institución, para que aceptara renunciar, a fin de cobrar una suma de dinero en lo inmediato, o de lo contrario, de resultar "necesario" despedirla (obviamente, sin causa justificada), el mismo pago asomaba "a los premios".
Acto seguido, ante semejante actitud decididamente miserable, la mujer (como muchos, dependiente en exclusiva de su empleo en el club, y con un penoso e irreversible problema de salud en su entorno familiar más cercano) habría de descompensarse, desmayándose, para luego de ser atendida por el médico del plantel y aguardar media hora por la ambulancia, fuera derivada a un hospital, donde quedaría internada durante algunas horas, por un pico de hipertensión, que horas más tarde le permitiría volver a su hogar, pero con un intenso dolor de cabeza, que determinaría la recomendación médica de regresar al día siguiente, para control y seguimiento del cuadro hipertensivo.
Por otro lado, en la misma jornada del miércoles, una representación de UTEDyC se apersonaría en la institución, con la intención de dialogar con el presidente, Roque Labbozzetta, o en su defecto con otro miembro de comisión directiva, para negociar la indemnización de otro despido, en este caso de una empleada más joven en el club, del área de administración.
Ante la ausencia del presidente y de cualquier otro miembro directivo, los delegados gremiales labrarían un acta donde harían constar que dicho despido sin causa, determinaría un compensación de 600 mil pesos, para lo cual conminarían a las autoridades del Deportivo Morón a responder en el plazo perentorio de 48 horas.
Lo cual, en definitiva, desbarata la falacia argumental de "estar abocados al pago de juicios anteriores", recurriendo para ello al "bolsillo" de los socios, mediante el aumento de la cuota, cuando queda claro que, cuanto menos, resulta gravemente contradictorio, al tiempo de estar generando nuevas demandas que deberán ser atendidas y solucionadas por quienes los sucedan en sus cargos, a partir de mayo o junio de 2020.
En este cuadro de situación, con dos meses de atraso en los sueldos y cuatro cesantías sin justa causa, con el único argumento de "acomodar los números", las próximas "fiestas" asoman sombrías y de enorme y despiadada incertidumbre para los empleados y sus familias, en meses que históricamente resultan aciagos en materia de recaudación por cuota societaria u otros ingresos.
Con una directiva, encabezada por su presidente, que parece haber asumido la actitud de "Grinch", cambiando "bonos" navideños por telegramas de despido, la variable de "ajuste" predilecta vuelven a ser los trabajadores, y encima, aquellos que menos ganan.
En pocas palabras..., el ajuste lo "pagan" los más vulnerables de la "cadena".
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