lunes, 7 de abril de 2025

Que se "contagien" dentro de la cancha

Morón volvió a perder y sigue sin encontrar el rumbo.

Casi en el epílogo, en una reducto siempre esquivo y un rival complicado, con arbitrajes localistas cuyas razones se extienden (y entienden) más allá del terreno de juego, el equipo de Walter Otta se quedó con las "manos vacías", en su viaje a Córdoba, tras la derrota por la mínima ante Estudiantes de Río Cuarto, quien consiguió la ventaja a los 41 minutos del segundo tiempo.

Y es que el Gallo perdió bien, aún cuando parecía tener el compromiso controlado, con línea de cinco en el fondo, para llevarse un punto de Río Cuarto, y jugando nuevamente mal, más allá de aquellos primeros pasajes del partido, en el que supo controlar con eficacia a su rival, aunque sin generarle peligro.

Cumplidas nueve fechas de un torneo tan largo como extenuante, comienzan a preocupar las señales de un equipo que hizo de su mejor versión, la excepción a la regla, y salvo pasajes en un puñado de encuentros, nunca pudo hallar el funcionamiento ni la regularidad individual y colectiva, para plasmar en la cancha la idea de juego que pretende el cuerpo técnico.

Ante el "León del Imperio", de buen rendimiento y siempre con ese "plus" que le otorga la cercanía al "calor" del poder de AFA, Morón se presentó con el estreno desde el inicio de Leandro Finochietto, a la sazón uno de los principales responsables que el Gallo recién se quedara sin nada, a falta de cuatro minutos para cumplirse el tiempo reglamentario, con tres o cuatro atajadas que tranquilizan en su delicado puesto, dada la lesión muscular que mantendrá a Julio Salvá afuera, no menos de 21 días.

En un equipo con escasas ideas y mucho menos juego asociado, en esos primeros minutos Morón se dedicó a impedir que el local se lo "llevase por delante", tal su pretendida intención de arranque, manejando  la pelota con acierto en la contención, pero sin preeminencia alguna del medio en adelante.

Una vez más Franco Lorenzón resultó de lo mejor del equipo, seguro en la marca y corrigiendo errores ajenos y en esta oportunidad, con un buen partido de Santiago Kubiszyn, en su mejor versión desde su retorno.

El problema es que, Morón recupera el balón, como en aquellos primeros 20' de juego en Río Cuarto, pero después no sabe qué hacer con él, puesto que sus protagonistas de "buen pie", aparecen solo de a ratos, como Yair González, que cada vez que se "enciende", deja en claro su calidad y marca diferencias, el tema es que lo hace demasiado poco como para torcer el rumbo del partido, como ante Defensores y cuando logra hacerlo, lo hace en soledad porque no encuentran compañeros que "sintonicen" su misma "frecuencia".

Y en ofensiva parece un "deja vú" del torneo pasado, con intérpretes que se sabe de mayor calidad individual, respecto a los delanteros de la pobre temporada pasada, pero que pese a ello, no logran "engranar" en el terreno, puesto que hasta el momento, ni Ivo Costantino (en Córdoba, llegando desde el banco y por lo menos, metiendo un buen cabezazo apenas desviado sobre el travesaño, en el complemento), ni Jonathan Berón, ni Renzo Reynaga, ni Fabricio Sanguinetti (ausente en Río Cuarto) cuando le tocó ingresar, le aportaron la cuota de desequilibrio y menos contundencia frente a los arqueros rivales.

Y en la defensa las cosas no van mucho mejor, con problemas recurrentes en los centros cruzados, específicamente desde la banda izquierda, donde Iván Vaquero cumple, pero no conforma, mientras quien arribara como titular y perdiera el puesto desde hace unas fechas, Joaquín Livera, hasta el momento no ha mostrado más que una excelente pegada en los centros, pero después, en su función primigenia, es decir, la marca, ha dado siempre ventajas, como en el gol de Estudiantes de Río Cuarto, luego de una sucesión de centros y finalmente el "buscapié" en solitario desde la izquierda del ataque, que viera pasar de largo a Nahuel Zárate y por detrás de él, la llegada sin obstáculos de Martín Garnerone, para el gol del triunfo local, a los 41' del segundo tiempo, con Joaquín Livera llegando tarde y observando con sorpresa cómo Garnerone la impulsaba a la red, a un par de metros de distancia.

Y es que Morón se mantuvo en partido gracias a lo dicho, las tres o cuatro intervenciones decisivas de Finochietto y la buena labor de Lorenzón y la voluntad de Juan Manuel Cabrera, pese a algunas limitaciones, más el retorno a algo parecido a su mejor nivel, de Kubiszyn y los escasos "destellos" de calidad de Yair González, realmente muy poco para intentar ser competitivos en un escenario hostil, ante un rival difícil dentro y fuera de la cancha, por su referida posición de privilegio en AFA.

Aunque en esta ocasión, no hizo falta que un previsible mal arbitraje de Maximiliano Macheroni le allanare el camino del triunfo al local, expulsando a algún jugador visitante (pese a que "preparó" el escenario, amonestado a medio equipo), ni cobrándole un penal a Estudiantes, y eso que tuvo la oportunidad de convalidar un gol en clara posición adelantada y sin embargo anuló la acción, cuando parecía que la terna arbitral iba a mirar para otro lado.

Pero Morón volvió a perder el partido por deméritos propios, por regalarle al balón al local desde los 25' del primer tiempo y no ser capaces de dar dos pases seguidos, salvo en un par de oportunidades, perdiendo en los "mano a mano", sin coordinación ni sistema, teniendo que recurrir al pelotazo largo y sin destino, la mayor parte de la veces, también sin precisión.

Y cuando parecía tener el punto en el "bolso", pese a permitir que Estudiantes de Río Cuarto lo complicara demasiado, desde el final del primer tiempo, pero en especial, durante varios pasajes del complemento, con un par de centros y el definitivo, de rastrón al segundo palo, con toda la defensa descompensada, devolver a Morón a una realidad, que indica que pierde porque juega mal y no tiene ideas ni menos contundencia para convertir y aunque sea complicar los planes rivales.

Con nueve fechas disputadas y un largo camino por delante, la situación actual no deja de preocupar, porque Morón ha hecho de sus mejores pasajes la excepción a la regla, en el presente campeonato.

Ojalá los intérpretes "defiendan" a Walter Otta y su cuerpo técnico, en el terreno, porque la confianza sigue intacta pero depositada en él, que se está jugando el "resto" desde que volvió al club, por amor al desafío de llenarse de más gloria de la ya conseguida.

Capacidad, trabajo y dedicación sobran. Sólo falta que se "contagien" dentro de la cancha.


@elgallogustavo.



      📸: Deportivo Morón.