En un partido malo, aburrido y con un pésimo arbitraje de Felipe Viola, el Gallo consiguió lo más importante: volver a ganar, por segunda vez en el campeonato, ante un Defensores de Belgrano, siempre complicado, dentro de la cancha y en las oficinas de AFA.
Con la única modificación obligada del ingreso de Renzo Reynaga, en lugar del suspendido Ivo Costantino, el Gallo antes del primer cuarto de hora de partido, perdería también a un referente, como Julio Salvá, con una molestia muscular en su muslo (al parecer el aductor) derecho, provocando el debut de Leandro Finochietto, el arquero que viniera de Argentinos Juniors, al igual que Juan Manuel Cabrera, Yair González y Facundo Báez, todos ellos desde el inicio.
En un encuentro deslucido y sin emociones, donde el campo de juego no ayudaría a los protagonistas, pero estos tampoco se ayudarían a sí mismos, el "Dragón" de Carlos Mayor se acomodaría mejor a un terreno que conspira contra cualquier intento de jugar decorosamente al fútbol, mientras el Gallo una vez más, se veía superado en el mediocampo, pese a la presencia ya confirmada como titular de Matías Ballini, acompañado por Pablo Ferreira, de flojo presente desde su regreso de Serbia.
Pese a dicha preeminencia en el manejo del balón, Defensores de Belgrano jamás inquietaría al debutante Finochietto, y las únicas acciones de peligro, dentro de un paupérrimo primer tiempo, estarían dadas por un remate desviado de Gastón González, ingresando desde la izquierda y hacia adentro, luego de una recuperación en tres cuartos, para el remate alto y desviado del "8" del Gallo y la más clara, casi en el final de la primera etapa, a la salida de un tiro de esquina desde la derecha y el centro de Yair González, el cabezazo con destino de gol de Matías Ballini, que providencialmente encontraría la cabeza salvadora de Agustín Massaccesi, para enviarla por encima del travesaño.
Sin embargo, la única "emoción" de una primera etapa para el "bostezo", de ambos lados, la aportaría un protagonista inesperado: Felipe Viola, de pésimo arbitraje, expulsaría por doble amonestación a Facundo Báez, a los 43 minutos de la etapa de inicio, luego de una entrada fuerte e innecesaria contra un defensor visitante.
En rigor de verdad, la roja a Báez, quizá exagerada en la rigurosidad reglamentaria, no habría estado tan mal, de no mediar el antecedente del "Topo" Ezequiel Aguirre, el "inoxidable" siete "bravo" de "Defe", que amonestado en los primeros minutos y en una acción posterior muy similar a la de Báez, con una entrada excesivamente fuerte en perjuicio de Yair González, debió ser también expulsado por el árbitro del partido, quince minutos antes que le señalara el camino anticipado de las duchas, al "10" de Morón, claro que ahí debió recordar la relación entre el presidente de Defensores y el de AFA, compañeros en el fútbol y el directorio de la CEAMSE, para sostener una interpretación diferente ante una misma clase de jugada.
Con la bronca a cuestas de un jugador de menos, una vez más, y sin el "Topo" Aguirre para disputar el complemento, Defensores aprovechó la superioridad numérica para volver a manejar la pelota y el trámite del partido, aunque sin generar una sola acción de peligro frente al arco de Finochietto, más allá de un cabezazo solo y a las manos del arquero, del ingresado Enzo González, en clara posición adelantada, que el línea en sintonía con el árbitro principal, nunca se daría por aludido.
A los 12 minutos del complemento, y con otra fortísima entrada de Agustín Massaccesi, el primer marcador central visitante, la cara no le daría para volver a hacerse el desentendido a Viola, como en el primer tiempo con Aguirre, y no le quedaría otra que expulsar por doble amarilla al zaguero de Defensores, equiparando la desventaja numérica sobrellevada por Morón hasta ese momento.
Y pese al mal juego y las escasas ideas, allí el equipo de Walter Otta retemplaría su ánimo para ir en búsqueda de un triunfo demasiado necesario, que por cómo se vislumbraba el final del encuentro, sólo podía producirse por un error no forzado o una acción virtuosa de alguno de los protagonistas (más allá de un remate desde afuera del área, que se perdería cerca del palo derecho, de Matías Ballini, quien más cerca estuviese de marcar el desnivel para el Gallito).
Y por fortuna, Morón tendría de su lado a un "lagunero", pero talentoso Yair González, que habría de darle a Morón ese desahogo tan imprescindible como el oxígeno que respiramos.
Y es que sobre los 38' del segundo tiempo, Iván Vaquero "agarraría la lanza" y previa "pared" con Mariano Bíttolo, llegaría al fondo y mandaría un centro que ni Jonathan Berón, ni Emiliano Franco (otros dos venidos desde el banco) lograrían empujar al gol, hasta que Juan Manuel Cabrera la recuperase casi en el borde del área grande y de espaldas al arco, habilitase el ingreso por derecha de Yair González, que con un derechazo "tres dedos" a los "Chelo" Delgado, la colocara sobre el poste diestro del arco de "Defe", dejando sin reacción a Alejandro Medina, golero de la visita, para el delirio de todo Morón, dentro y fuera del terreno de juego.
Sin demasiado tiempo para más, ni menos ideas de juego, por ambos lados, Morón se quedaría con tres puntos fundamentales para sumar en la tabla y en la cuestión anímica, más allá de haber jugado quizá su peor partido, en un terreno que no ayuda en absoluto y con un arbitraje que "pintaba" para escándalo.
El Gallo volvió al triunfo y ese es el único balance positivo.
Siempre es más sencillo trabajar en mejorar los errores, durante la semana, a partir de una victoria.
Con muchísimo por mejorar, Morón se regaló una sonrisa y "apagó" el "fuego" de un más que discreto "Dragón" del Bajo Núñez.
Ahora espera un desafío diferente, con "El León del Imperio", en el siempre esquivo reducto del Estudiantes cordobés.
Da la sensación que, si el equipo de Walter Otta ajusta algunas "clavijas" y minimiza los errores evitables, como tantas expulsiones infantiles, por el estado de su campo de juego, es posible que se sienta mejor y rinda más de visitante, que de local.
Veremos si se confirma, el domingo en Río Cuarto.
@elgallogustavo.
📸: Eduardo Fabián Acuña.