El Gallo jugó su partido en Villa Crespo como una final, y al cabo de una serie pareja y muy cerrada frente a Atlanta, tal y como se preveía, terminó quedándose de manera merecida, con el "boleto" a semifinales del Reducido, luego de un cero a cero de visitante, que bien pudo ser triunfo, con una pizca de claridad y contundencia en los metros finales del "dueño de casa".
Luego de la agónica victoria en el Oeste, con aquél festejado gol de Ivo Costantino, hace ya quince días, parate futbolero mediante por las elecciones generales del pasado domingo 26 de octubre, el equipo de Walter Otta necesitaba de un empate en territorio "Bohemio", un escenario históricamente esquivo para Morón, mientras que el local salía al campo de juego y frente a su público, con la obligación de ganar, aunque sea por la mínima, para hacer valer su ventaja deportiva, por haber tenido mejor ubicación en su zona (segundo), que el Gallito en la suya (cuarto), pese a que Morón cosechó tres puntos más que Atlanta, en la comparativa de sus campañas.
Con el único cambio táctico del ingreso de Gastón González, en lugar de Matías Ballini, respecto del once de inicio frente al mismo rival, en el duelo de ida, en el Nuevo Francisco Urbano, en los minutos iniciales Atlanta intentó aplicar la misma "receta" que tan buenos resultados le diera en el Oeste, en especial durante el primer tiempo de aquél encuentro, con Nicolás Medina, el hábil juvenil delantero "Bohemio" (de sólo 22 años), recostado sobre la derecha, para jugarle todas las pelotas mano a mano a Joaquín Livera, verdadero "dolor de cabeza" para el lateral izquierdo del Gallo, tanto es así que en la primera acción del partido podría haberse llevado la tarjeta amarilla, por una fuerte entrada al "11" local, algo que sucedería irremediablemente dos minutos más tarde, condicionando al "3" visitante durante los 57' que permaneciera en cancha.
Sin grandes chances de riesgo, pero intentando apretar a Morón contra su arco, Atlanta renovaría el crédito del desequilibrio que le generaba su "alfil" de punta por derecha, provocando un par de tiros libres, la mayoría mal ejecutados por Jorge Valdés Chamorro, el "8" del "Bohemio", de errático partido, a diferencia del buen rendimiento que exhibiera dos semanas antes en el Nuevo Francisco Urbano.
En un partido trabado, luchado y con escasas luces, como toda final que se precie de tal, a pesar del dominio territorial de Atlanta, las oportunidades más claras de gol las generaría la visita, en una corrida por izquierda de Fabricio Sanguinetti, cuyo centro al área no conectaría con la llegada solitaria de Yair González, por el lado opuesto y luego, en una excelente acción individual del propio "10" del Gallo, con un Yair que ingresando por derecha y dejando a su marcador de manera magistral (tiraría la pelota por una lado y la iría a buscar por el otro, dejando parado como una "estaca" al defensor), pero teniendo a Ivo Costantino libre en el punto del penal, prefirió definir él mismo, desde un ángulo sesgado, perdiéndose la pelota por el segundo palo de Francisco Rago, el "1" local.
Del otro lado, el mencionado Nicolás Medina tendría una buena chance, dejando en el camino a Livera y recortando para su zurda, pero por fortuna, el remate saldría sin contundencia y a las manos de Julio Salvá, que sí tendría que exigirse, minutos más tarde, para sacarle de la cabeza el gol a Marcos Echeverría, anticipándose con su palma al cabezazo del "9" de Atlanta.
Pero la jugada de quiebre del partido, tendría lugar a los 17' de la etapa de inicio, cuando Lucas Ambrogio, el "7" y uno de los más desequilibrantes del local, se ganara la tarjeta roja de Felipe Viola, por una entrada fortísima e innecesaria sobre la rodilla izquierda de Juan Manuel Cabrera (como siempre, en el podio de los mejores del Gallo y de la tarde), lo que dejaría con uno menos al local, muy temprano en el encuentro y permitiría que Morón comenzara a manejar los tiempos del partido, a partir del hombre demás.
Tanto es así que hasta el final de la primera mitad, Atlanta no volvería a inquietar a Salvá y el monopolio del manejo del balón cambiaría de dueño, con un Morón más adelantado en el terreno y defendiendo la clasificación transitoria con la pelota en sus pies.
Ya en el complemento, sin Mariano Bíttolo, lesionado en el dorso de la rodilla, en el esfuerzo por llegar a un cierre, reemplazado por Matías Ballini y minutos más tarde, con Emilio Lazza por un amonestado y condicionado Joaquín Livera y con Jonathan Berón en lugar de Sanguinetti, Morón intentaría rematar la serie, a partir de la mayor tenencia del balón y la desesperación increscente de su rival, comenzando a generar situaciones inmejorables en territorio local, incluso con superioridad numérica, pero más allá de un muy buen remate desde afuera de Berón (que, al igual que en los cotejos anteriores, ingresaría una vez más de buena manera), rechazado al tiro de esquina por un "atajadón" de Rago, el Gallo carecería de buenas decisiones y contundencia en el área de Atlanta, para marcar un gol y cerrar la clasificación mucho antes.
Pese a ello, Morón no sufriría el desarrollo del segundo tiempo, más allá de la incertidumbre de un resultado "corto", en el cual un error propio o un acierto ajeno lo podía dejar con las "manos vacías" en cualquier momento, algo que apenas se esbozaría en un par de ocasiones aisladas, la más clara, en un remate con potencia y dentro del área grande, del recién ingresado Jonathan Bauman, que Salvá evitaría con una atajada notable, para subirse también al podio de los más destacados de la tarde (junto al referido Cabrera, Franco Lorenzón y Franco Vázquez).
Con el Gallo manejando el balón y liquidando física y emocionalmente a su rival, pero dilapidando todas y cada una de las chances que tendría con ventaja numérica en las inmediaciones del área de Atlanta, Walter Otta aportaría marca y primer pase con el ingreso de Santiago Kubiszyn por Gastón González y más tarde, en el epílogo de la "batalla" de Villa Crespo, mandaría al campo de juego a Matías Cortave (en lugar de Emiliano Franco), para reforzar la "cancha de arriba", ante algún embate aéreo y desesperado del local, en los instantes finales, que no ocurriría.
Con el pitazo final de Felipe Viola, de mal arbitraje (debió expulsar a Jonathan Dellarossa por un "planchazo" a Ballini y en rigor de verdad, también a Joaquín Livera, que "caminó por la cornisa" los 57' que jugó y el árbitro le "perdonó" la roja en más de una ocasión) la desazón se apoderaría de Villa Crespo y la algarabía se mudaría para el lado de Morón.
El Gallo está en semifinales y va por todo (y contra todos, si es que toca la "ballena del comisario").
Con la ilusión como estandarte.
@elgallogustavo.
📸: Deportivo Morón.

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