sábado, 21 de marzo de 2015

Con la habitual e innecesaria cuota de sufrimiento.

Que este Morón de Blas Armando Giunta, "modelo" 2015, se complica "solito y solo", ya no es noticia, en virtud de una irregularidad manifiesta, que aún dentro de los distintos momentos de un mismo partido, lo han llevado a rendimientos importantes y, como contrapartida, a bajones tan pronunciados como llamativos.

Y el encuentro frente a Barracas Central no podía resultar la excepción, por más que faltando '20 para el final del partido, este Gallo ciclotímico se hallara venciendo con claridad en el desarrollo y el resultado (3-0), a un "Camionero" que con un hombre de menos, poco parecía oponer para preocupar en una tarde "tranquila", sólo en apariencia.

Sin embargo, y de los '30 en adelante, las desconcentraciones en la última línea y un flojo relevo entre los volantes, habrían de acercar innecesariamente a la visita (2-3), a la posibilidad de un empate que hubiese constituido una injusticia por lo exhibido durante los '90, y al mismo tiempo, una "cachetada" reveladora para un Morón que, por momentos, parece abusar de su suerte y confiarse en sus buenos momentos y su capacidad ofensiva, fundamentalmente, a partir de un Leonel Altobelli que está imparable y en un nivel altísimo.

De entrada, ninguno de los dos habría de hacerse fuerte con la pelota o "lastimar" en ataque, más preocupados ambos conjuntos en controlar a las individualidades de su rival, que comprometidos en potenciar el juego propio para intentar acercar peligro al arco contrario.

Aún así, y con el correr de los minutos iniciales, sería el Gallo quien haría mayor pie en un mediocampo superpoblado, apostando a la "pimienta" de un Altobelli intratable, bien secundado por Cristian Yassogna, en esta oportunidad más de punta, y el ingreso de un Lucas Nanía que se mostraría siempre solo por derecha, no siempre bien abastecido como para sacar provecho de sus libertades ofensivas.

En el medio, y en ausencia de Gerardo Martínez, las responsabilidades creativas recaerían en Federico Domínguez, quien frente al "Camionero" alternaría buenas y malas, con el despliegue y el buen pie de siempre, aunque impreciso para el pase profundo. A su lado, Cristian Lillo, fiel a su estilo, asomaría solidario y participativo, aunque siempre con la premisa de priorizar el relevo defensivo, a la proyección en ataque. Sobre la izquierda, Adrián Peralta volvería a ofrecer una floja tarea individual, más allá de su voluntad y ganas innegables, puesto que repetiría una actuación demasiado liviana, sin lograr nunca desbordar y "correr la banda", tal lo que se espera de un volante externo.

Sobre los '24 de la etapa inicial y tras un tiro de esquina, Ariel Otermín habría de ganar en el área contraria, y cuando el balón había superado al arquero visitante, Elías Gomez y se dirigía con destino a la apertura del marcador, Roberto Floris habría de evitar el gol, valiéndose para ello de un puñetazo anti-reglamentario. Expulsión para el defensor de Barracas y penal bien sancionado por Lucas Di Bastiano, que en ausencia de Damián Toledo y Gerardo Martínez, sería Leonel Altobelli el encargado de patearlo, fuerte y esquinado a la derecha del arquero, que eligiría el palo contrario. Uno a cero y con un hombre de más, la tarde comenzaba a despejarse para los de Giunta.

De allí y hasta el final de la etapa, Morón podría haberse ido al descanso con algún gol más, puesto que la prototípica línea de tres en el fondo, del "Camionero" del "Gato" Daniele, ofrecía licencias para atacarla por los costados, pero ninguna de las contras generadas por el Gallo habría de finalizar de manera acertada.

Hasta ese momento, la incógnita de Carlos Morel, debutante absoluto en el arco del Deportivo Morón, venía aprobando con cierta solvencia su "bautismo de fuego", claro que en esa primera etapa no había sido exigido lo suficiente, como para establecer cualquier juicio determinante.

En el complemento, la visita, obligada a buscar el empate, aún con un hombre menos, habría de apelar a la pelota parada y los centros, para intentar preocupar a los defensores del Gallo que, hasta ese momento y con diferentes rendimientos, se mostraba bastante sólida para contener a dos "tanques", como Víctor Piriz Alvez y Abel Soriano, con una sobria y acertada presentación de Cristian Broggi y la seguridad habitual de Emiliano Mayola, más allá de las dudas en la marca que exhibían Gabriel Díaz y Ariel Otermín, que luego habrían de potenciarse con el transcurso del segundo tiempo.

En uno de los primeros ataques profundos del local, en los segundos '45, un centro al área chica desde la derecha, enviado por Lucas Nanía, encontraría el impensado desvío al gol de Eduardo Tallarico, para que el Gallo pasara a ganar dos a cero, a los '9 del complemento.

Con el 0-2 a cuestas y el hombre de menos, el "viejo lobo" de Daniele introduciría un cambio en la visita, que resultaría gravitante en los últimos '15 de partido, cuando de la calma volveríamos a caminar por la "cornisa": ingresaría el "Pipa" Raúl Estévez en reemplazo de Piriz Alvez.

Y si la falsa sensación de "partido terminado" sobrevolaba la fresca tarde de sábado del Nuevo Francisco Urbano, ni qué hablar cuando sobre los '17, Leonel Altobelli (demás está decir, que la figura excluyente de la cancha) sacaría "a pasear" una vez más a su marcador de turno, para luego de dejarlo desairado encarar con velocidad y decisión sobre el arco visitante, para regalar una gran definición, de cabeza y sobre la humanidad de Elías Gomez, para anotar el tercero y presagiar la posibilidad de una tarde al fin tranquila, con poco más de '25 por delante.

No obstante, para este Morón de Blas Giunta que tiene por costumbre complicarse "solito y solo", el primer descuento de la visita, obra de Abel Soriano, desnudaría el concierto de falencias y errores defensivos repetidos, que habría de constituir la constante de ataque y desequilibrio de Barracas, de allí y hasta el final de partido: Raúl Estévez que, ya recostado sobre la izquierda de la defensa del Gallo, le ganaría la espalda a Federico Domínguez y superaría con facilidad a Ariel Otermín, para ensayar un centro atrás con tantas libertades para los delanteros rivales que, en algún momento, a más de uno se le ocurriría la posibilidad que la jugada estuviese invalidada.

Lejos de eso, el descuento del "mellizo" Soriano, a los '30 del segundo tiempo, pondría nervioso a prácticamente todo el equipo, que comenzaría a replegarse inexplicablemente y encima a perder las marcas y ni hablar de los anticipos. Y esa sensación de inseguridad que comenzaba a apoderarse del once dentro de la cancha, y se trasladaba lentamente a sus hinchas, con el correr de los minutos, se potenciaría exponencialmente cuando, en el primer remate franco al arco y, en definitiva, la primera exigencia seria al golero debutante del Gallito (en el 1-3 no tuvo nada que hacer), Carlos Morel exhibiría una resistencia tan floja, que la pelota habría de vencerle las manos y, providencialmente, impactar en su palo izquierdo, en una jugada tan afortunada como decisiva para el cierre del encuentro.

Con alguna chance para ampliar otra vez el marcador, porque en evidencia, con este Morón jamás se puede hablar de "definir" el pleito, en el primer minutos de descuento y tras un pase de 25 metros, del medio y hacia la derecha de la ofensiva visitante, otra vez el "Pipa" Estévez encontraría las facilidades para ganar la banda y llegar hasta el fondo, cuyo centro resultaría empujado al gol por Maximiliano Rodríguez, ante el inexplicable estatismo de toda la última línea y el propio arquero.

No sin tiempo para la cuota habitual de suspenso, a partir de un rechazo nervioso y defectuoso de Gabriel Díaz, y su posterior tiro de esquina, con Elías Gomez para el cabezazo, tendría que aparecer la figura del encuentro, el "Llanero solitario" Altobelli, para recuperar el balón en defensa, sobre el lateral derecho de la defensa, y con la enésima falta provocada en su favor, asegurar la infracción salvadora y el posterior pitazo final de Lucas Di Bastiano.

Sin margen para la duda, a la hora de los merecimientos, Morón volvió a complicar lo sencillo y transformar una tarde tranquila, en sesenta segundos de sufrimiento, inimaginados hasta los '20 del complemento.

Con desatenciones que se repiten y muy flojas actuaciones en la defensa, hoy el hincha del Gallo se pregunta, ¿cuántos goles a favor harán falta, para poder sumar tres puntos sin sufrimiento?.

La respuesta la tienen los propios jugadores y el cuerpo técnico, en el trabajo diario de la semana.

Aunque, ojalá sea pronto, para hallar la soluciones definitivas a los errores y ventajas reiteradas, porque de lo contrario, deberemos abogar para que los partidos se definan por diferencia de goles, antes que por tiempo efectivo.

Cinco minutos más..., y no contábamos el "cuento".


Gustavo Adrián Requelme.
@elgallogustavo.



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