sábado, 13 de febrero de 2016

Del "apagón" a la "brillantez", en apenas cuatro días.

Luego del interrumpido encuentro inaugural frente a Riestra, y más allá de los inconvenientes lumínicos que desencadenaran su aplazamiento hasta el próximo miércoles (a falta de doce minutos oficiales por jugarse), dentro del campo de juego, la imagen generalizada del equipo de Walter Otta, en su estreno, había sido la de un conjunto "apagado".

Tan sólo cuatro días más tarde, y bajo el abrasador sol de Ingeniero Maschwitz, el Gallo evidenciaría un vuelco notable en su juego, justificando en los '90 el 2-0 final ante el Deportivo Armenio, en su siempre complicado reducto del "Estadio Armenia", bajo la premisa de una sana intención de jugar bien al fútbol, defendiéndose siempre con la tenencia del balón y el arco de enfrente como "horizonte" permanente, con puntos muy altos en lo individual, pero fundamentalmente, con una sólida, convincente y promisoria labor de conjunto.

Sin exagerar la "nota" (precisamente, tratándose la presente de una crónica escrita), y con las precauciones naturales y lógicas de una segunda fecha de campeonato, sin embargo, debemos admitir y concluir que el primer tiempo del Deportivo Morón en Maschwitz, resultaría lisa y llanamente "brillante", en respuesta a nuestro pedido en la previa, de "encenderse" a tiempo en lo colectivo, dentro de un torneo corto, de apenas 19 jornadas, que no otorga demasiadas chances para implementar el sistema habitual de la "prueba y error".

Ya al minuto y medio de juego, el once de Walter Nicolás Otta habría de presentar sus "credenciales" ante Armenio, mediante la primera "triangulación" ofensiva entre Gerardo Martínez, Rodrigo Díaz y Junior Mendieta, cuyo centro resultaría apenas "ancho" para el botín derecho de Javier Rossi, en lo que sería el preanuncio de la tónica general posterior del encuentro, con un Morón "amo y señor" de las acciones en todas sus líneas, con solidez en el fondo, lucidez y ductilidad para jugar a un solo toque en el medio, y una gran rapidez y profundidad en sus hombres de punta, fundamentalmente en Mendieta, de regreso con todas sus "luces" bien encendidas.

En aquellos primeros minutos de juego, se destacaría la figura del debutante desde el inicio, Emmanuel Giménez (reemplazante de Damián Toledo, en duda por un golpe frente a Riestra, quien ingresaría en el complemento), quien mostrándose como primera opción de pase, por delante de la última línea visitante, distribuiría con acierto y simpleza cada balón que pasara por su "suela", evidenciando el criterio y la calidad de un volante de "otra categoría", hasta que un golpe casi al término del primer tiempo y el desgaste físico de una tarde abrumadora de calor, lo fueran "extinguiendo" en sus intervenciones, pero con la promesa de un jugador realmente interesante.

Luego de un par de aproximaciones ofensivas peligrosas, mientras Lillo y Giménez controlaban el medio sin sobresaltos, sobrevendría la apertura del marcador, a los '28 del primer tiempo, como consecuencia necesaria de una visita dueña de las acciones y merecedora de la primera diferencia: centro preciso desde la derecha, de Juan Gabriel Ferreira (gravitante con sus proyecciones, pero con nuevas falencias en la marca) para que por detrás de todos y con la punta de su botín diestro, Junior Leandro Mendieta se anotara por primera vez en el marcador, "premio" quizá "divino" para un correntino que viviese un verano complicado, con muchos "claroscuros" en los últimos tiempos.

Sin zozobras en el fondo, y con otra actuación destacada de Nicolás Minici (quien fuera también de lo más parejo ante Riestra), sumado a la solidez habitual del tándem de centrales, Nicolás Gásperi-Emiliano Mayola, más el buen rendimiento de Cristian Lillo, Rodrigo "el Rengo" Díaz "pagaría" su "deuda" futbolística del partido anterior, jugando un interesante partido, mostrándose siempre libre para la "descarga" y el primer pase ofensivo, convirtiéndose en el eje de ese "triángulo" virtuoso y vistoso que tiene el Morón de Walter Otta, con Martínez en la generación de juego y Mendieta en el desequilibrio y el desborde en ataque, para un Javier Rossi que aún no termina de "ensamblar" en este esquema, para cambiar la figura geométrica a un "cuadrado" perfecto y contundente.

Siete minutos más tarde de la apertura del marcador, cuando la supremacía del Gallo resultaba absoluta y por momentos, hasta abrumadora para las ganas y la voluntad de un dueño de casa, minimizado por una primera mitad del Deportivo Morón, lindante a lo "perfecto", y en otro encuentro a "un toque" del "triángulo mágico" de Otta, el "Rengo" Díaz habilitaría a Junior Mendieta, para que el "orgullo chajariense" despachara un derechazo furibundo, desde afuera del área, para hacer estéril el esfuerzo de Daniel Monllor, arquero de Armenio y ajustar la diferencia en el tanteador, a las enormes diferencias entre uno y otro equipo, dentro de la cancha.

Con oportunidades y merecimientos suficientes para ampliar aún más el 2 a 0 parcial, finalizaría una primer mitad para el "cuadro" del Gallito, con puntos individuales muy altos (Mendieta, Díaz, Giménez, Minici) y la saludable vocación de procurar sociedades futbolísticas para imponer una idea táctica, que comienza a mostrar sus virtudes, a caballo del orden, la intensidad, el buen juego y la solidaridad de sus protagonistas.

Por si fuera poco y si algo faltaba para redondear una tarde casi "ideal" de Morón (y nos reservamos el "casi", en la prevención y esperanza que aún habrá mejores actuaciones por venir, en el devenir de las próximas diecisiete fechas), en los primeros diez minutos del complemento, y en el único lapso del encuentro donde el Gallo cedería el control de las acciones, emergería la figura descollante de un Milton David Alvarez sorprendente, con tres o cuatro atajadas "brillantes", para confirmar que el arco del Deportivo Morón se halla en inmejorables "manos".

Superado el breve sofocón de aquellos primeros minutos del segundo tiempo, el Gallito volvería a controlar y manejar a su antojo, dominio territorial y del balón, pudiendo y debiendo haber ampliado la "chapa" final del cotejo, de no mediar el cansancio generalizado y la falta de justeza en la última "puntada".

Del "apagón" a la "brillantez", en apenas cuatro días.

Sin falsos "triunfalismos" y con la mesura propia de una segunda fecha, saludamos la propuesta y nos reservamos el derecho a soñar, aunque pudiese resultar prematuro.

Ocurre que, hacía demasiado tiempo, que no veíamos a un equipo de Morón, dar tres pases seguidos entre compañeros de camiseta.

Enhorabuena y que se "haga (sana) costumbre".


Gustavo Adrián Requelme.
@elgallogustavo.



                         Foto: gentileza, Osvaldo Abades (h).

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