miércoles, 24 de febrero de 2016

"Pasito a pasito"..., se agiganta la ilusión.

Y este Morón de Walter Otta, en silencio, con humildad y "pasito a pasito", viene ratificando con el correr de los partidos y los minutos en cancha, que existen razones para ilusionarse, aunque sólo hayan pasado tres encuentros efectivos, o dos y tres cuartos, si consideramos los doce minutos restantes, del cero a cero con Riestra, que el Tribunal de Disciplina de la AFA, en una medida tardía y criticable, decidiera darlo por terminado, veinte horas antes de la continuación pautada del mismo.

Luego del muy buen triunfo en un difícil reducto, como el "Estadio Armenia" de Ingeniero Maschwitz, el Gallo regresaba al Nuevo Francisco Urbano, con la misión de sumar de a tres, por primera vez ante su público, ante un UAI Urquiza de flojo comienzo de campeonato, pero siempre incómodo y peligroso, debido a su ya conocida impronta de intentar jugar bien al fútbol, con pelota al piso, sin importar el cuerpo técnico que se hallare circunstancialmente en el banco de los suplentes.

De entrada nomás, el Gallo mostraría la primera de las "credenciales", que pausada pero firmemente comenzara a esbozar desde el inicio del actual ciclo técnico: una evidente ambición de triunfo, desde el minuto cero, a partir del encuentro recurrente de sus hombres de "buen pie" y una "presión alta", a un par de "toques", que busca desequilibrar a las defensas rivales, entre el "apuro", la "asfixia" y el poblar el terreno rival, con la llegada de sus volantes más hábiles y la subida permanente y criteriosa de ambos laterales.

A pesar de la prematura pérdida de Junior Mendieta, quien se retiraría lesionado, a escasos cinco minutos de iniciado el partido, comenzarían a generarse los primeros desequilibrios ofensivos, a partir de las combinaciones del "tridente" de lujo que ofrece Morón en el medio, con Gerardo Martínez en un gran nivel físico y futbolístico, un "Rengo" Rodrigo Díaz dinámico, talentoso y mostrándose siempre como opción de pase y descarga, y un Emmanuel Giménez que quita cuando hay que recuperar y juego cuando es momento de hacerlo, demostrando su categoría y el por qué de la insistencia del técnico en traerlo.

Con Cristian Yassogna en cancha (reemplazante de Mendieta), bien de punta como en sus "viejos tiempos", en esta versión táctica de Otta, el Gallo dominaría las acciones y controlaría el manejo del balón, generándole al heterodoxo Matías Cano, arquero de la visita, un par de "revolcones" ante los desbordes del propio Yassogna y la presencia siempre "intimidante" de Javier Rossi, además de un claro penal no sancionado por Sebastián Bresba, ante una mano grosera de un defensor de la UAI Urquiza.

Con el correr de los minutos y por efecto de un calor agobiante (propio de un horario inconveniente para la práctica de cualquier deporte y que, en el caso del fútbol, habrá de profundizarse la sinrazón "criminal" de la AFA, cuando desde el próximo ocho de marzo finalicen las restricciones de los horarios de verano, y puedan volver a programarse los partidos entre las 11 y las 17), Morón quitaría el pie del "acelerador", permitiéndole a la visita comenzar a manejar la pelota en el medio, algo que saben hacer muy bien y se tornan peligrosos cuando entran en "confianza".

En ese marco y cuando se extinguía el primer tiempo, a los 42 minutos, con un empate gusto a poco para el Gallito, la UAI Urquiza que apenas había llegado una sola vez con peligro, ensayaría un lindo "toqueteo" en el medio, ante la relajación de la marca de Morón, permitiendo que Julio César Serrano, un "experto" en la materia, despachar a un remate formidable, desde afuera del área, imposible de contener para Milton Díaz y un par de arqueros más, todos juntos, al unísono.

Con el 0-1 abajo, injusto por dónde se lo mire, Morón se retiraría a los vestuarios, con el doble desafío de dar vuelta el resultado, ante dos rivales coincidentes y complicados: la UAI Urquiza y el desgaste emergente de un calor extenuante.

Sin embargo, en apenas doce minutos del complemento, el Morón de Walter Otta sería capaz de revertir el resultado, y al mismo tiempo, demostrar una vez más, al igual que el primer tiempo ante Armenio, los destellos de juego asociado y atildado capaces de ilusionarnos con grandes cosas, aún en la tercera fecha del campeonato.

Primero a los '3, y luego de una notable combinación entre Emmanuel Giménez y Rodrigo Díaz, el "Rengo" quedaría de cara al arco, para derrotar a Cano y otorgarle al resultado, algo más de justicia, respecto de los méritos de uno y otro y el desarrollo general del partido.

A continuación, sobre los '12 de la etapa complementaria, y luego de un preciso centro desde la derecha, de Maximiliano Jerez (de gran segundo tiempo, tras reemplazar a Juan Gabriel Ferreira, también lesionado, al cierre del primer tiempo), Javier "Bicho" Rossi, otro de buen partido, se anticiparía a propios y extraños, en el área chica de la visita, para gritar el segundo gol y hacer delirar a todo el Nuevo Francisco Urbano.

De allí y hasta el pitazo final, el elenco de Otta no pasaría sobresaltos de consideración, y hasta podría haber ampliado el marcador, de no mediar el cansancio colectivo, por el esfuerzo y una jornada agobiante.

En definitiva, ganó Morón y es escolta de Fénix, a dos puntos, en la antesala del encuentro más esperado del torneo, frente a Almirante Brown, en Isidro Casanova.

Con la ilusión a cuestas... "Pasito a pasito".



Gustavo Adrián Requelme.
@elgallogustavo.



                         Foto: exclusivo, Osvaldo Abades (h).

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