Deportivo Morón llegaba a
Remedios de Escalada, con la premisa de sumar de a tres, ante el último de la
tabla, para mantener la diferencia de cinco unidades que lo separaban de su más
próximo perseguidor, como Defensores del Belgrano, antes que el ”Dragón”
derrotara a San Telmo por dos a uno y recortara esa distancia a dos puntos, en
el marco de la vigesimosexta fecha del torneo de la Primera “B”, temporada
2016/2017.
Sin embargo, el Gallo se toparía
con un Talleres que le jugaría el partido de igual a igual y que, durante
varios pasajes del cotejo, sería capaz de “robarle” el balón al líder del
campeonato, principio ineludible para un Morón que se siente seguro con el
dominio de la pelota y del terreno del juego y que, por el contrario, sufre los
partidos cuando es el rival quien controla el medio campo y con él predomina
las acciones.
Pese a ello, la fría noche del
Sur del Gran Buenos Aires comenzaría de manera inmejorable para el equipo de
Walter Otta, cuando a los ’11 del primer tiempo y tras una habilitación
sensacional de ese enorme jugador de toda la cancha, llamado Nicolás Ramírez,
Matías Pardo quedara cara a cara con Alejandro Granero, el arquero local, y lo
venciera con un derechazo seco y a media altura, para adelantar en el marcador
al único líder del torneo.
A pesar de la tempranera ventaja,
el Gallo no podría hacer jamás pie en terreno “Tallarín”, perdiendo con el
local la “madre de todas las batallas”, en la tenencia del balón, en el
mediocampo y con ello, permitiría el adelantamiento paulatino del “Albirrojo”
que, a los ’22 de la primera etapa y luego de un penal inexistente sancionado
por Paulo Vigliano, Daniel “Trapito” Vega haría “justicia” con el desarrollo hasta
ese momento, desviando su remate sobre el palo izquierdo de Milton Alvarez.
Aunque sólo siete minutos más
tarde, y en consonancia con un Morón demasiado retrasado en el campo de juego y
sin control del balón ni de las acciones, determinaría que el local, de tanto
manejar la pelota en las inmediaciones del área visitante, Joan Gaona recibiera
con bastante fortuna un desvío de un remate defectuoso de media distancia y,
casi en el área chica, resolviera con calidad, eludiendo con un enganche hacia
adentro el cierre desesperado de Emiliano Mayola, para definir con certeza,
fuerte y abajo, sobre la base del palo izquierdo del arco de Alvarez.
Con el empate en uno, ya más
ajustado a la realidad futbolística de uno y otro, Talleres y el Deportivo
Morón se retirarían a los vestuarios, para regresar tiempo después sin cambios
nominales ni de rendimiento, puesto que desde el inicio del complemento, el
local profundizaría sus ansias de llevarse el encuentro, ante un Morón incapaz
de defenderse con la pelota y generar el juego atildado y de conjunto al que
nos tiene acostumbrados.
Con un enorme trabajo en la zaga
de Franco Racca, la figura del Gallito, y un muy buen segundo tiempo de Rodrigo
Díaz, a partir de su ingreso en lugar de Emmanuel Giménez, los de Otta
intentarían llevarse los tres puntos para el Oeste, a partir de los ’20 del
complemento, dominando por primera vez en el partido, pelota y territorio,
provocando alguna llegada de peligro al arco de Granero, aunque sufriendo las
contras locales, que generarían un par de buenas intervenciones del “uno” de Morón.
Con el pitazo final de un Paulo
Vigliano de flojísimo desempeño, el Deportivo Morón se alzaría con un punto que
en la previa, podría haber sabido a poco, dada la ubicación de uno y otro en la
tabla de posiciones, pero que a la luz de los acontecimientos y el desarrollo
efectivo de los ’90, deberá valorarse y mucho, teniendo en cuenta que el Gallo no pudo imponer su juego
en casi todo el cotejo y, pese a ello, supo sumar de a uno para conservar la
ventaja de tres, antes de su fecha libre, en un partido que pudo ser triunfo,
en los primeros ’15 y que, desde allí y hasta los ’20 del complemento, también
pudo haberse convertido en una dura derrota.
Porque a veces, de a uno, también
se suma.
@elgallogustavo.
Foto: gentileza, Prensa Deportivo Morón.
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