En la noche del lunes, en el Nuevo Francisco Urbano y frente a un rival históricamente esquivo como Platense, el Deportivo Morón volvió a jugar mal, a "regalar" un tiempo (el primero) y evidenciar su ya "endémica" falta de contundencia, en los últimos metros de juego, para "hilvanar" su segunda derrota consecutiva y comenzar a "dibujar" un gesto de preocupación, tanto dentro como fuera de la cancha.
Y es que Morón nunca descolló por su juego vistoso, en los partidos que se llevan jugados de la Primera Nacional, pero sí se caracterizó por encarnar un conjunto compacto, duro, difícil y hasta incómodo de enfrentar, sólido en defensa, con sacrificio en el medio y la "soledad" de sus puntas, por el sistema de juego, pero no por ello menos eficiente en el contralor de los partidos y efectivo en la sumatoria de puntos.
Sin embargo, desde hace un par de encuentros a esta parte, tal vez por el progresivo desgaste físico, de un equipo que basa la sustitución de sus carencias individuales, en la solidaridad y sacrificio colectivos, durante los '90, o porque los rivales ya han tomado nota de lo mismo, el equipo de "Cacho" Sialle se ha venido desdibujando, al punto de perder aquél control de los trámites que tanto destacáramos, y que hoy lo sorprende "sometido", como en el primer tiempo del último cotejo en Turdera, o la primera etapa del partido ante Platense, que en los '45 iniciales dominara pelota y terreno, aunque sin profundidad (es cierto), ante un Morón incapaz de hacer pie, hasta hallarse en desventaja y urgido por la necesidad del empate.
Sin Mauricio Alonso y Lucas Pérez Godoy, ausentes por lesión, el primero con una pubialgia que lo tiene a "mal traer", desde hace un tiempo, y el segundo desgarrado en la práctica del sábado (la segunda lesión del mismo tenor, en poco tiempo), a quienes se agregaría Damián Akerman, como alternativa en el banco de los suplentes, por una contractura, "Cacho" Sialle dispondría el regreso de Cristian Broggi como lateral derecho, "corriendo" a Matías Cortave en función de primer marcador central, con el retorno de Cristian Lillo en el "doble cinco" y el ingreso desde el inicio de Lucas Chacana, como volante externo por derecha, cambiando de punta a Fabricio Alvarenga, que habría de alternar más que nunca, entre ambos perfiles.
Sin embargo, y al igual que ocurriera con Temperley, el rival de ocasión, en este caso, Platense, con muy poco le alcanzaría para apoderarse del medio y desde allí, imponer condiciones con la pelota, jugando permanentemente en terreno de un Morón, que sin sufrir en su propio arco, se lo notaba incapaz de incomodar a su oponente, con aquellos argumentos sencillos pero contundentes, de comienzo de campeonato.
En un primer tiempo de discreto a malo, casi sin emociones frente a los arcos, Platense ejercería el monopolio del balón, aunque sin profundidad, mientras que Morón intentaría jugar de contra, repitiéndose en centro anunciados a las seguras manos de Jorge De Olivera, redondeando entre ambos, en definitiva, unos flojos primeros '45, con apenas un par de aproximaciones por lado.
En el complemento, ya con Ezequiel D' Angelo en el terreno, en lugar de Lucas Chacana, el Gallo volvería a cometer esa desatención, que tan caro se paga en categorías como la Primera Nacional, con apenas nueve minutos del segundo tiempo, y la misma tónica de la primera etapa, hasta que de un lateral en ofensiva, desde la derecha de la defensa local, Elías Borrego recibiera demasiado solo, y con el tiempo suficiente para enviar un centro largo, hacia el segundo palo, para el ingreso solitario de Nicolás Morgantini, que por detrás de todos definiría de zurda, fuerte y rasante, contra el poste izquierdo y más cercano de Julio Salvá.
Si el partido le había resultado esquivo en el cero a cero, con la ventaja parcial del "Calamar", se intuía una "cuesta arriba" difícil de sortear, para lo cual el cuerpo técnico dispondría el ingreso de Diego Tonetto por Cristian Lillo y minutos más tarde, el de Agustín Lavezzi en reemplazo de Cristian Broggi, pasando a jugar con tres en el fondo.
Entre las modificaciones posicionales y la retracción de Platense, procurando definir el pleito de contra, Morón se haría dueño de la pelota y el terreno, por primera vez en el desarrollo del juego, sumando intérpretes a una ofensiva, que hasta allí se había repetido con la "soledad" de Esteban Ciaccheri, pocas veces acompañado en los metros finales del rival.
Sin embargo, de una buena habilitación de D' Angelo, y la "canchereada" de Juan Infante, lateral izquierdo de los de Vicente López, para despejar el centro, la pelota le quedaría sorpresiva e inmejorablemente a Nicolás Ramírez, pero como ante Temperley, el "10" del Gallo, que no anda "fino" para la "puntada final", ensayaría un remate potente de zurda, pero demasiado recto para ir al arco y demasiado fuerte para buscar la llegada de un compañero.
Un par de intentos desde afuera de Fabricio Alvarenga, uno de ellos, "rasante" y "venenoso", bien contenido por De Olivera al córner, y otro tanto a cargo de Ezequiel Lavezzi, el más peligroso, luego de un control de pecho y media vuelta que se perdería alto, completarían las mejores aproximaciones de Morón, en aquél segundo tiempo, en que finalmente pudo hacerse de balón, no casualmente en los pies de dos de los mejores del Gallo, junto a Emiliano Mayola y Matías Cortave, dentro de un equipo que volvería a fallar, tanto en lo colectivo como en lo individual.
Del otro lado, sólo un remate de Joaquín Susvielles, desde afuera, determinaría una buena atajada de Salvá, sobre su palo derecho y un rebote próximo al arco, en los pies del "Bicho" Javier Rossi, bloqueado a último momento por Emiliano Mayola, constituirían las mejores opciones de un Platense que, cómodo con la ventaja parcial, le "regalara" pelota y terreno a la necesidad del local, a sabiendas de los mucho que le cuesta a Morón, generar fútbol y, más aún, situaciones ofensivas de riesgo.
Con el pitazo final de Nazareno Arasa, de regular arbitraje, pero sin decisiones que resultaran determinantes para el resultado del partido, Platense volvería a hacer valer su historial con el Gallo, para derrotarlo con tan poco, que es, en definitiva, lo que comienza a preocupar, dentro y fuera de la cancha.
A sumar en Mendoza, el próximo domingo 10, desde las 18, frente a Independiente Rivadavia, en el "Bautista Gargantini", para detener la pendiente y, cuanto menos, de cara a los últimos cuatro compromisos del año, aferrarse al séptimo puesto de la zona, último "boleto" a "Copa Argentina 2020", del que hoy estamos sostenidos con la punta de las uñas.
No se puede jugar al futbol sin columna vertebral ( arquero,zaguero central,volante central y un 9 goleador).Nosotros no tenemos volante central ni 9 goleador.Esta todo dicho. Condenados al 0 a 0, al 1 a 0 y al 0 a 1 solo "tombola". Asi vamos a tener 1 o 2 x partido (anoche Ramirez) y si fallamos perdemos.
ResponderEliminarEsperemos que no se acostumbre a perder, sin jugar bien pudo haber empatado. Ojalá que en Mendoza nos recuperemos y volvamos al Oeste con los tres puntos.
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