Morón apabulló a Chicago en Mataderos, en especial, con un primer tiempo para atesorar en la retina por siempre, donde debió irse al descanso con una diferencia de cuatro o cinco goles, y no terminar permitiendo que el local se metiese en partido, a falta de tres minutos para cumplirse el tiempo agregado, en una "chapa" final de 2 a 1 para el Gallito, que poco y nada tiene que ver con las enormes diferencias tácticas y de funcionamiento individual y colectivo, entre unos y otros, al cabo de 97' donde no existieron equivalencias reales.
Y es que, si bien el Gallo se trajo un triunfazo de Mataderos, imponiéndose tras 27 años (desde aquél lejano 1998, también con victoria 2 a 1, con los goles de Krikorian y el "Loro" Leiva), el equipo de Walter Otta no mereció ganar por un resultado tan exiguo, en un partido brillante que lo tuvo como único protagonista, "borrando" a su rival de la cancha, para marcar una diferencia pocas veces vista en décadas de clásicos entre Morón y Nueva Chicago, en cualquier torneo y condición.
Con las modificaciones de Pablo Ferreira en lugar de Matías Ballini y de Fabricio Sanguinetti en reemplazo de Jonathan Berón, Morón salió a imponer condiciones en el "República de Mataderos", desde el inicio, presionando alto al dueño de casa, para generar el error, tanto es así que la primera jugada de peligro, en favor de Morón, se registraría antes de los dos minutos de juego, con un tiro libre desde la derecha, que en principio pareció penal en perjuicio de Yair González (luego la repetición confirmaría la sanción a centímetros de la línea de cal), con una gran ejecución de Mariano Bíttolo, que Facundo Ferrero, arquero del "Torito", apenas alcanzaría a "rasguñar" para que pegaste en el palo y salvara por primera vez a Chicago, en una acción de inicio que marcaría la tendencia futura del encuentro.
En un primer tiempo de altísimo nivel, como hacía tiempo no veíamos en Morón (tal vez, desde el 2017, también con Walter Otta en el banco, pero en la "B" Metropolitana), el Gallo apabulló a su rival y lo "borró" de la cancha, marcando diferencias siderales en todas las líneas y las facetas del juego, con una intensidad insoportable para su clásico rival, con un juego asociado admirable y rendimientos individuales que, en ningún caso, bajaron de los siete puntos.
En ese contexto, de domino absoluto y a voluntad, ante un Chicago confundido, errático a impotente ante la superioridad de la visita, Morón generó no menos de cinco o seis jugadas clarísimas de gol, sólo en un tiempo, algunas increíblemente marradas a metros de la línea de gol, por falta de puntería y en otras, por un puñado de buenas respuestas del golero local, la única figura destacable en un Nueva Chicago "partenaire" de su clásico visitante, y que al cabo de los primeros 45' terminaría "apenas" 2 a 0 en favor del Gallo, por esa falta de contundencia que arrastra desde el comienzo del torneo y que no le permitiera sumar algunos puntos más en la tabla, de acuerdo a los merecimientos y las opciones de gol generadas (y desperdiciadas) en partidos anteriores.
Así las cosas, cuando el equipo de Walter Otta ya merecía convertir el tercero, antes que el primero de la tarde en Mataderos, una gran proyección de Iván Vaquero por la izquierda, 'pared" incluida con Fabricio Sanguinetti, terminaría con un buen remate al primer palo del lateral zurdo de Morón, generando la respuesta del arquero y un rechazo corto de un ex Morón, Emiliano Méndez, para que la pelota la quedara a Yair González y sorprendiendo con un derechazo al mismo palo, esta vez el "10" de Morón no fallase para empezar a poner en sintonía la superioridad abrumadora en el juego, con el resultado parcial del partido, a los 21' minutos de la primera etapa.
Mientras Fabricio Sanguinetti se transformaba en la gran figura de la tarde, intratable para la defensa local y ganando a voluntad todos los "mano a mano", tanto por derecha como por izquierda, precisamente de una corrida del uruguayo, nacería el segundo gol visitante, tras el centro al punto del penal y la aparición "fantasmal" de Ivo Costantino, para empujarla al 2 a 0, a los 38' del primer tiempo, reivindicar al "9" de Morón con la red rival, luego de perderse un tanto increíble cinco minutos antes y fundamentalmente, empezar a relacionar de manera más justa, trámite y resultado, ante un Morón que estaba sometiendo a un auténtico "baile" a Nueva Chicago, ante su público, sin exagerar ni un poco en las valoraciones y los adjetivos.
Ya en el complemento, Morón permitió que el local intentase remontar la cuesta de su impotencia, más por fervor que por ideas, mientras el Gallo regulaba el trámite y se aprestaba a asestar el tiro de gracia, con alguna contra bien hilvanada o producto de los errores de la desesperación ajena.
Pero en ese segundo tiempo, más allá de dos o tres acciones de peligro, el Gallito no podría repetir la magnífica performance de los 45' iniciales, aunque tampoco sufriría el desarrollo en el arco propio.
Aunque, en los minutos finales, un poco por quedarse una vez más con diez, por tercera vez en una clásico (Berón con Almirante y Costantino ante Chacarita) y quinta en once jornadas a la fecha, por una doble amarilla evitable de Yair González (Javier Delbarba, árbitro del encuentro, pretendía que Yair se vaya del campo para que ingrese su reemplazo, Franco Disanto, por la línea lateral opuesta al banco de los suplentes y ante la negativa del "7" de Morón, se ganase la segunda amarilla y con ella la expulsión, a falta de diez minutos para el final) y por el blooper entre los centrales visitantes, que se chocaron entre sí y permitieron increíblemente que Ignacio Rodríguez se encuentre con un descuento impensado, en el segundo minuto agregado, pusieron en duda sólo desde lo numérico y por algunos escasos instantes, un triunfazo que jamás estuvo en discusión desde el trámite del partido y que debió haberse consumado por tres o cuatro goles de diferencia.
Morón se regaló y nos obsequió una actuación inolvidable, en uno de esos encuentros especiales que pueden resultar un punto de inflexión para el resto del campeonato.
Jugando así, está claro que este Gallo es cosa sería, como aparentó en el "amanecer" del certamen y luego se desdibujara inexplicablemente con el paso de los fechas siguientes.
Ahora queda conseguir algo de regularidad de cotejo a cotejo e incluso dentro de cada partido, en el rendimiento entre primeros y segundos tiempos, para confirmar todo lo bueno demostrado en Mataderos, pero sin sufrir injustamente un resultado, por su falta de contundencia, otro asterisco a mejorar.
Por lo pronto, toca visitar Caseros, otro desafío a la medida para empezar a saber, qué esperar de este equipo, que "barrió" y "bailó" a Chicago a domicilio, pese a lo escueto del 2 a 1 final.
"Gallazo" en rodeo ajeno.
@elgallogustavo.
📸: Deportivo Morón.