Explota el Urbano |
Pues bien y ante el examen más complicado desde el inicio de campeonato y
frente al único puntero del certamen y para algunos, uno de los serios
aspirantes al ascenso, el Deportivo Morón jugó el mejor partido de la temporada,
hasta el momento, para convertir en sencillo lo muy complejo, por imperio del
mérito propio y no del azar o el error ajeno, borrando del Urbano a un Platense
rico en individualidades y sólido colectivamente, a partir de una producción
sensillamente brillante en todas sus líneas, con rendimientos individuales
sobresalientes, donde ninguno bajó de los siete puntos, enmarcados en el mejor
desarrollo de conjunto apreciado a la fecha, con contundencia, autoridad,
personalidad, solidaridad, actitud, aptitud, concentración y una sensación de
cohesión entre líneas y de supremacía presente en los noventas minutos.
Atributos, en definitiva, de un gran candidato, sacando chapa de tal en cotejo
chivo y clásico..., y por si fuera poco en martes 13 y dirigido por Pablo
Dóvalo.
De entrada nomás, el once del "Gato" Norberto Salvador Daniele sacaría a
relucir sus siempre presentes ganas de protagonismo, agregándoles una cuota de
presión en todo el campo que, sólo seis minutos más tarde daría sus primeros
frutos, a través del primer contacto serio con el arco rival, de ese monstruo
sagrado que el Gallo tiene en ofensiva, llamado terrenalmente, Damián Emilio
Akerman: gran jugada de Alejandro David Espinoza por derecha (luego del
"Guerrero Cordobés", en el podio de los tres o cuatro "fantásticos", junto a
Armando Lezcano y Lionel Coudannes), pase atrás a Claudio Martín Cabrera que
divisa al goleador en el área y envía el centro, que el enorme Damián amortigua
de pecho, da medio giro para ajustar el contro y de media vuelta saca una volea
impresionante para hacer delirar por primera vez a un Urbano, que parece querer
despedirse con varias fiestas, antes de aceptar su pase definitivo a la
inmortalidad. Decimoquinto grito en el torneo para el goleador de la "B" Metro o
decimosegundo (aproximado) pase gol de Cabrera.
En rápida ventaja y en atención a los antecedentes recientes, más de uno en
el estadio se preguntaba por lo bajo hasta cuándo el Gallito sostendría la
diferencia, acostumbrado a no cerrar los resultados cuando acumula merecimientos
y alguna distracción defensiva permite muchas veces la impensada recuperación de
un rival futbolísticamente superado.
Por fortuna este Morón sería distinto y no le daría casi chances a la
peligrosa ofensiva visitante, más allá de algún cabezazo de Facundo Talín o un
par de chances a cargo de Marcos Godoy y Sebastián Matos, no pudiendo
capitalizar los únicos desacoples defensivos que regalaría una atenta y muy
compacta línea defensiva.
Tanto es así, que en esa primera parte las mejores opciones las tendría el
Gallo, ambas en los pies de su goleador histórico, primero en un mano a mano
apenas ancho sobre poste izquierdo y luego otra habilitación de Cabrera, que
encontraría adelantado al golero visitante para evitar la segunda conquista, no
sin "explotarle" el pecho del furibundo remate a quemarropas.
Línea por línea, el Gallo comenzaba a mostrar una última línea seguro y
tiempista como hace rato no sucedía, con un Cristian Leandro González recuperado
y más parecido al gran jugador que todos conocemos y un Ariel Otermín de lo
mejor del encuentro, en especial durante los segundos '45, responsable directo
de borrar del campo a Matos, a quien obligó toda la noche a tirarse hacia los
costados, para intentar tomar contacto con el balón (lejos de la zona donde
lastima), en su intento fallido por evitar que el rubio central de Morón le
ganase en cada salto y cada anticipo.
Claro que por los laterales las cosas no le resultarían más sencillas a
Matos y compañía, con dos marcadores de punta de lo mejor de la cancha, como
Alejandro Espinoza y Juan Martín Cadelago, de sobresaliente labor ambos,
evidenciado un aplomo y una seguridad tales, que parecen experimentados en lugar
de dos juveniles.
En el mediocampo..., de pie señores para aplaudir la actuación
consagratoria de Armando René Lezcano, que generó buena parte del fútbol del
Gallo, enloqueció a todos sus rivales de "Tense" y encima colaboró con sus
compañeros a la hora de la marca, sin dudar en ir a trabar fuerte o tirarse de
cabeza al piso, si la situación así lo ameritase. Al lado suyo, por el centro,
se registraría otra labor acertadísima de Lionel Coudannes, que comienza a
mostrar destellos de su no casual pasado reciente de primera, incluido la
monumental asistencia desde el círculo central, para el segundo de Morón y de
Akerman, tras la corrida del máximo goleador actual del fútbol argentino y el
anticipo repentino sobre la salida del arquero " Calamar", para luego definir
solo y tranquilo, en un partido que comenzaba a cerrarse, ya en '10 del
complemento.
De vuelta al detalle, a la izquierda de Coudannes nos hallaríamos con un
Dante Martín Zúñiga imprescindible en el quite y el anticipo defensivos, aunque
raramente impreciso en la profundización en ataque, pero con el despliegue, la
prodigalidad y la generosidad física de siempre, que lo han llevado a situarse,
luego de los estandartes habituales de Damián y "Chiche" Migliardi, como una de
las grandes y más regulares figuras de este equipo. De hecho, existe un dato
pseudo estadístico que lo pinta de cuerpo entero: nos atrevemos a asegurar que
es el jugador de este equipo que más infracciones soporta por encuentro, lo que
implica que también es el protagonista que en mayor cantidad de veces por cotejo
entra en contacto con el esférico.
En la ofensiva, a la magistral actualidad de Damián Akerman se suma la
voluntad inquebrantable de ese batallador del área contraria, llamado Ramón
Darío Abila, que el día que enderece la mira y aproveche mejor las oportunidades
que él mismo genera, comenzarán a entrar todas, incluídas varias "chilenas". Y
si encima a esa ofensiva le sumamos el aporte del "Pipi" Lezcano, no por
casualidad el Gallo es el conjunto más goleador por varios cuerpos. Como en la
jugada del tercer tanto del Deportivo Morón, sobre los '26 de la etapa
complementaria, cuando la presión del enganche del Gallito hiciera que Facundo
Talín perdiese el balón cerca de su área, pase milimétrico en profindidad para
el gol 113 de Akerman con la casaca de Morón y el 17 en el torneo, en idéntica
cantidad de partidos, con un toque sutil de derecha a la salida del
arquero.
Y claro que estuvo el gran "Capitán Chiche" para aportar su cuota de
seguridad, descolgando algunos centros peligrosos cuando Platense se repetía por
esa vía, en una de las noches más tranquilas que el eterno Alejandro Migliardi
ha sabido vivir en la actual temporada.
Porque Morón hizo fácil lo difícil, jugando un partido brillante, ante el
líder del certamen, en martes 13 y para ganar por vez primera con Pablo Dóvalo
como árbitro. Y para sacar chapa de candidato, a fuerza de una actuación
individual y colectiva para volver a ilusionarse, de pleno derecho.
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