En la previa del cotejo ante el "Bohemio", resulta innegable que pesaban
más las dudas que las certezas..., a saber: por un historial abrumadoramente
esquivo en los números históricos, por las incógnitas que aún en la victoria
había generado el equipo, en su última presentación ante el "Charrúa" y en
especial, por el antecedente más reciente fuera del Urbano, de una derrota
costosa ante un débil Almagro, en el epílogo del encuentro.
Sin embargo, el Gallo salió dispuesto a imponerse en rodeo ajeno y
paulatinamente logró plasmarlo, a partir de una importante tarea de todo su
mediocampo que, a diferencia del trabajoso triunfo ante Central Córdoba, no
debió sufrir por las bandas y hasta se lo notó mucho más balanceado y compensado
en la hasta ahora problemática transición entre defensa y ataque.
Con la prolijidad y el criterio de Lionel Coudannes, en su regreso por
Lucas Rodríguez Pagano y el sacrificio y generoso despliegue, no exento de gran
talento, de Dante Martín Zúñiga, sumados a un Claudio Martín Cabrera
participativo, sin intermitencias y con mayores libertades para remontar la
banda derecha, sabiéndose bien cubierta la espalda por Alejandro Espinoza, el
mediocampo del Gallito borró a sus colegas locales del sector central,
recobrando la presión y el timming en los anticipos y los quites que, de manera
colectiva, podríamos afirmar que no se repetían desde aquellas lejanas y
hermosas performances de las primeras tres jornadas.
Así las cosas, con la batalla en el mediocampo ya ganada, y si padecer
zozobras en el fondo, frente a un rival que no podía recuperar la pelota, Morón
comenzaría a gestar las mejores chances ofensivas, en un primer tiempo que
minuto a minuto iría adquiriendo la fisonomía de un monólogo de la visita.
Primero lo tendría Damián Akerman, con un remate esquinado y apenas
desviado, hasta que sobre la media hora y como consecuencia lógica de la
supremacía colectiva, el Gallo llegaría a la ventaja, a partir del cabezazo
goleador de Ariel Otermín, tras córner de Zúñiga.
Y hasta podría haber ampliado la diferencia, si el palo izquierdo de Maxi
Gagliardo no se hubiese interpuesto entre el remate de Armando Lezcano y hasta
allí un merecido segundo grito del Gallo.
No obstante, este Morón de los primeros tiempos que peca de no conseguir y
consolidar ventajas, durante los segmentos de los partidos en que más las
justifica, volvió a cometer una nueva desatención en defensa, que siete minutos
más tarde y de forma tan impensada como inmerecida, le daría a Atlanta la
posibilidad de alcanzar un empate por el que poco había hecho, en los pies de
Juan Segovia que, tras un córner y jugada preparada, tuvo tiempo de recibir el
centro, darse vuelta y vencer a Alejandro Migliardi.
De allí y hasta el final de la etapa, Morón acusaría el golpe y otra vez
permitiría otra nueva distracción en defensa, salvo que esta vez una brillante
atajada de Migliardi, tras un cabezazo de Andrés Soriano evitaría que el local
se fuese al descanso con demasiado premio. Del otro lado, Victor Meza,
inesperado compañero desde el arranque de Akerman (en lugar de Ramón Abila),
tendría la suya y la mandaría adentro, tanto no convalidado por una muy dudosa
posición adelantada del longilíneo punta.
Ya en el complemento, entre el intenso calor y la obligación del local en
ir en búsqueda del encuentro, harían que el trámite se tornara más parejo y
luchado en el medio, lo cual no impidió que la visita tuviera sus chances, esta
vez todas mal resueltas en la puntada final, sumado a un molesto e impertinente
silbato, proveniente de la parcialidad local que, ante la inacción del árbitro
Angel Bracco, confundiría en más de una ocasión a nuestro goleador histórico,
abortando un par de réplicas que tenían olor a gol.
Hasta el pitazo final no faltaría la atajada salvadora de "Chiche", como
alguna buena intervención de "Manguera" Gagliardo, dentro de un cotejo que se
tuvo para ganar y no se supo hacerlo, a pesar de merecerlo en el balance final.
Pero que, al mismo tiempo y en atención a dolorosos antecedentes recientes, esta
vez tampoco se perdió sobre el final.
En definitiva, y más allá de un punto con sabor agridulce, creemos que se
avanzó en la consolidación de un equipo que, en especial por lo observado en el
primer tiempo, parece querer comenzar a despuntar..., en la búsqueda del
recupero de aquél conjunto lujoso y contundente de las primeras fechas, que este
grupo supo ser y que, lógica mediante, debería tener todo para volver a
serlo...
... Ojalá hayamos dado un paso adelante.
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