viernes, 3 de octubre de 2014

Morón vuelve a enamorar

Foto: gentileza, Leonela Albañir.
 Morón ganó, gustó y pudo golear. Sostenido en el orden y la disciplina tácticas adquiridas a partir de la llegada de Blas Giunta, el Gallo justificó una trascendente victoria ante Villa San Carlos, para afianzarse en el cuarto lugar de la Zona "B", del Torneo de Primera "B", "Osvaldo Guerra", y al mismo tiempo, ponerse a tiro del tercer escalón de la tabla zonal, aún en poder de su vencido de la víspera, como inmejorable antesala del choque en el "Eduardo Gallardón", del próximo martes, frente al escolta real y líder virtual, Los Andes.

Luego de la pobre actuación del último domingo, en el empate en cero frente a Almagro, el Deportivo Morón no sólo debía revalidar dicha unidad de visitante, con un triunfo necesario (y ante un rival directo) de local, sino que también precisaba demostrar que todo lo bueno exhibido en las dos victorias consecutivas, no habían sido el resultado del azar o de un mero envión anímico, ante el cambio repentino de cuerpo técnico.

Ante ello, el Gallo saltaría al mejorado terreno de juego del Nuevo Francisco Urbano, revalidando las premisas y credenciales que tan buenos resultados arrojaran sucesivamente, primero frente a la UAI Urquiza, y más tarde ante Italiano en Ciudad Evita.

Presión alta (que no es lo mismo que "hipertensión arterial"), órden táctico, pocos metros de distancia entre líneas, entrega, sacrificio y mucha, pero mucha solidaridad, volverían a erigirse en las virtudes destacadas de un Morón by Giunta, que habría de controlar las acciones de principio a fin, aún sin la pelota, evidenciando al mismo tiempo, un grado de concentración y compromiso en sus protagonistas, digno de elogio, que eximiría de mayores intervenciones a un Sebastián Peratta, devenido en espectador de lujo por las virtudes colectivas de sus compañeros.

Con un línea defensiva verdaderamente granítica, a pesar del "mal de ausencias" que aqueja con especial hincapié a la defensa del Gallo, este Deportivo Morón de Blas Armando Giunta asoma casi inexpugnable para los rivales de turno, asentado en dos laterales prolijos y eficientes, a lo que Gastón Montero, en lo particular, le agrega una dosis de interesante criterio a la hora del ataque; sumados a dos centrales de idéntico perfil zurdo y que, sin embargo, se complementan cada vez con mayor acierto, aventando todo peligro, tanto de arriba como de abajo, o anticipando con timming y eficiencia, cuando la jugada o el relevo defensivo así lo requieren.

En este punto, es imprescindible subrayar la tarea sobria, eficaz y solvente, de un Emiliano Mayola nuevamente figura de la cancha, que por mérito propio e imperio de los buenos y sostenidos rendimientos, pasara de prescindible en la "era Pasini", a pieza insustituible de una última línea que genera hacia afuera, un grado tal de seguridad y garantía, que uno desde las gradas pareciera intuir que, salvo un acierto "maradoniano" del rival o una distracción fatal de los nuestros, resultaría casi imposible que el adversario nos coloque a un delantero cualquiera, cara a cara con el "Flaco" Peratta.

En el medio, frente a la "Villa" habría de aparecer el generador de juego, que el equipo estaba necesitando y nosotros estábamos esperando, hallado en los pies de un Federico Domínguez, grata y absolutamente consolidado en su puesto, sapiente a la hora de la distribución del balón y pródigo al momento de colaborar para cerrar la banda izquierda, de conformidad a la doble función que se le exige desde el cuerpo técnico. 

Y por si fuera poco, autor de un golazo (el primero que convierte alguien distinto a Damián Akerman y Cristian Yassogna), con una definición de zurda formidable, para cerrar el cotejo desde lo numérico, puesto que en lo futbolístico se hallaba definitivamente clausurado, desde hacía bastante tiempo antes.

En el círculo central, hasta la lesión de Damián Toledo (otro más que se suma a una enfermería desbordada), habríamos de encontrarnos con la presencia y el aplomo del "Patrón del Medio". Sin embargo, y en su ausencia, hallaríamos asimismo a la mejor versión, de lo visto hasta el momento, del santiagueño Jonathan Páez, quien puesto como nuevo líder del mediocampo, hubo de responder de la mejor manera, jugando verdaderamente un gran partido, con timming y precisión para el quite, criterio para el primer pase ofensivo y, por si fuera poco, una dosis interesante de personalidad y don de mando para ordenar a sus compañeros.

Por el carril opuesto, el derecho, cómo olvidar al más solidario por aclamación, dentro de un equipo absolutamente solidario, y que en el primer tiempo anduviera más retrasado, para colaborar con Rodrigo Lemos en el armado de la "muralla" de contención de la banda diestra; para luego, en el segundo tiempo y con mayores espacios, contara con más libertades para sumarse en ataque y, por ejemplo, meter un pase gol formidable de derecha a izquierda, al pecho mismo de Federico Domínguez, para que el oriundo de Villa María sentenciara la partida. Hablamos, claro está, de Cristian Yassogna, el más generoso, dentro de un equipo igualmente generoso a la hora del sacrificio.

Finalmente, en la delantera, el Gallo siempre contará con el jugador más trascendental en la historia de la institución, goleador histórico y líder en presencias con la camiseta de Morón, y "martín pescador" ante cada error de las defensas ajenas, para dejar en ridículo al arquero de San Carlos, con una gambeta corta y definir con la frialdad de los elegidos, abrir la cuenta del partido, engrosar su fantástica estadística y hacer reventar de gozo, por 142 vez, las gargantas de todos los hinchas del Deportivo Morón.

Y está Leonel Altobelli, un jugador de otra categoría, veloz y desequilibrante ante cada corrida, y sin dudas, uno de los que más kilómetros recorre, al cabo de cada partido, detrás seguramente de  Cristian Yassogna.

Y hasta está un recuperado Emnanuel Pío, que con cada vez más minutos en cancha, comienza a demostrar su nivel y jerarquía, tan sólo con un toque de primera o "limpiando" tres rivales en la marca, apretado contra la línea de costado.

Y está este Morón de Blas Giunta, en definitiva, que sumó diez puntos de doce posibles, desde su llegada y alcanza también los cuatro cotejos con la valla propia en cero, precisamente desde su arribo al banco de suplentes del Gallito.

Morón ganó, gustó y hasta pudo golear, porque contó con ocasiones como para engrosar la chapa final de 2 a 0. 

Morón lo justificó de principio a fin, anclado en sus virtudes innegociables, y ahora también comienza a encontrar el fútbol tan deseado.

Morón venció claramente y con justicia a Villa San Carlos y, en definitiva, vuelve a ilusionar, de pleno derecho.

"Morón vuelve a enamorar", y es más que un viejo slogan.

Gustavo Adrián Requelme.
@elgallogustavo.

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