sábado, 15 de agosto de 2015

El Gallo se "fumó" un "Dragón"..., y que pase el que sigue.

Y Morón fue fiel a su historia, lejana y reciente, aquella que marca que, tanto en el Viejo como en el Nuevo Francisco Urbano, siempre se caracterizó por "bajar" punteros y "desmoronar" rachas ajenas.

En este caso, y tras la salida de un bellísimo sol de invierno, tan necesario luego de una semana de muchísima agua y inundaciones en cuarenta distritos de la provincia de Buenos Aires, el mismo brillo del deseado "Febo" hubo de trasladarse al campo de juego, para que este sorprendente Morón de Blas Armando Giunta, confirme y profundice todo lo bueno evidenciado en las últimas fechas, prolongando su actual invicto a siete pleitos sin derrotas, merced a un "triunfazo" sin atenuantes ante el líder del torneo, al cual superó en todos los aspectos del juego, para por momentos "pasarlo por encima", y sin embargo terminar sufriendo de manera injusta, una victoria que mereció concretarse mucho antes y por un margen más amplio que la mínima diferencia.

Es que este Gallo renovado de las últimas diez fechas (desde la derrota en casa, con el "karma" de Villa Crespo), ha sabido recuperarse semana tras semana, más allá de los resultados finales circunstanciales, para ir erigiéndose en un equipo sólido, compacto, ordenado, equilibrado y fundamentalmente, solidario, factores que lo fueron llevando a un crecimiento progresivo y exponencial, en lo individual y también lo colectivo, algo realmente impensado, hace tan sólo una decena de encuentros mediante.

Y ocurre que Morón recibía al cómodo puntero del campeonato, Defensores de Belgrano, con la impronta propia de un elenco visitante deslucido aunque muy efectivo, de indudable trabajo táctico en las últimas tres temporadas, lapso durante el cual han venido solidificando como conjunto, una idea de juego amarreta pero pródiga en resultados, de basal fortaleza en materia de "pelota parada" y una eficacia casi perfecta a la hora de cerrarse en defensa, ante la mínima diferencia.

Pues ante ese conjunto de Rodolfo Della Picca, que hasta este soleado sábado en el Nuevo Francisco Urbano, sólo había caído en un par de oportunidades, un Gallo diezmado desde la previa, con las vitales ausencias de Cristian Lillo (suspendido), Jonatan Páez (lesionado), Leonel Altobelli (engripado) y hasta de su capitán, Emiliano Mayola, excluido minutos antes del comienzo del partido, debido a una molestia registrada en el calentamiento; sin embargo supo sobreponerse a este auténtico "mal de ausencias", y suplir con temple, corazón y la dosis de fútbol más convincente vista hasta el momento, para redondear la mejor actuación en todo el campeonato (y eso que provenía en escala ascendente, desde hace un puñado de fechas a esta parte), y de esta forma, alcanzar un triunfo determinante, merecido y hasta exiguo, dada la superioridad sin atenuantes de un Morón, que redujo a la mínima expresión al único líder, y que debió plasmar ese predominio en un resultado mucho más amplio, de no mediar las intervenciones de Albano Anconetani, el travesaño y la escasa contundencia de la "remendada" delantera local, como para mantener "en partido" al Dragón, hasta el pitazo final.

Y es que este ambiocioso Morón, nada tiene que ver con aquél conjunto timorato y mezquino de la primera parte del actual campeonato, porque hoy afortunadamente sale a buscar su destino desde el minuto cero, tanto de local como de visitante, y aunque enfrente se halle el único líder del certamen, al que habría de "atorar" bien arriba, en procura del yerro ajeno y, al mismo tiempo, le cortaría todos los circuitos futbolísticos en el medio, venciéndolo sin atenuantes también en la "batalla del doble cinco".

En efecto, en otro gran partido de Junior Mendieta, quien habría de "cargarse al hombro" el desequilibrio ofensivo, la búsqueda "implacable" del Gallo le reportaría dividendos a pocos instantes de iniciado el cotejo, merced a un par de buenas intervenciones de Diego Barrios Suárez, en su mejor cotejo por escándalo, desde su opaca vuelta para la presente temporada de la "B" Metro.

Así las cosas, antes de la media hora inicial de juego, el Deportivo Morón ya le había generado al "Dragón" no menos de tres o cuatro situaciones clarísimas de gol, no concretadas por un mix de razones combinadas, entre las manos del inoxidable Anconetani, la intervención provindecial del travesaño y la falta de puntería propia, en el mejor lapso del equipo de Giunta en toda la presente temporada, durante el cual habría de apabullar y "barrer" literalmente a la visita del Nuevo Francisco Urbano, al tiempo de asfixiarlo contra su arquero (que agotó los recursos lícitos y no tanto, a fin de perder minutos y "enfriar" el partido ante el aluvión local), mientras sus compañeros se dedicaban a recurrir al juego brusco (con la llamativa complacencia de Ignacio Lupani, de irritante y tendencioso arbitraje) y a "revolearla" lo más alto y lejos posible.

Es que, para que ello ocurra, Morón habría de derrotar a Defensores de Belgrano, en su terreno más propicio, esto mes, la supremacía en las "pelotas paradas" y en la "cancha de arriba", cabeceando mucho y bien en ambas áreas, donde se destacarían Barrios Suárez y Cristian Yassogna en ataque, así como Cristian Broggi, Nicolás Gásperi y Ariel Otermín en defensa, sobresaliendo en la acertada tarea de este último (dentro de una sólida, concentrada e impecable labor de toda la última línea, incluido Carlos Ramos, el reemplazante de emergencia de Mayola), la renovada certidumbre que su "lugar en el mundo" es la zaga, y no el lateral izquierdo, función que cumple por disciplina colectiva y en ausencia de un marcador de punta natural de perfil zurdo.

Asimismo, el Gallo se impondría claramente en la "batalla de los medios", a partir de un solidario y parejo encuentro de su línea de volantes completa, con el despliegue generoso de siempre de Yassogna (esta vez, más ordenado y prolijo tácticamente), una nueva demostración del sacrificio y el potencial del "Rolfi" Mauro Montenegro, que en combinación con el encomiable desdoblamiento defensivo-ofensivo de Federico Domínguez, en el rol y lugar del terreno que mejor le sientan, para explotar sus notables condiciones futbolísticas (ahora potenciadas por una gran cuota de entrega), entre estos últimos habrían de "borrar" a Juan Manuel Sosa y Nahuel Fioretto, con el aporte por izquierda del "Kily" Peralta, de buen desempeño en su regreso.

Aunque pudo, debió y mereció largamente retirarse al entretiempo, con dos y hasta tres goles arriba, el cero a cero parcial marcaba la fortuna de un líder del torneo impotente, superado claramente en lo individual y de conjunto, y en las evidentes falencias ofensivas de un Gallito, que genera las ocasiones, pero pocas veces las resuelve acertadamente, máxime sin su goleador, Leonel Altobelli, en cancha.

Ya en el complemento, y cuando más de uno de los asistentes al encuentro, comenzaba a añorar las múltiples oportunidades perdidas, antes de los diez del segundo tiempo, una clara mano en el área, luego de un remate al arco de Barrios Suárez, determinarían la inapelable sanción de un penal a favor del Gallo que, a la sazón, resultaría la única determinación para el local, de un Lupani que de allí y hasta el final, se dedicaría descaradamente a "inclinar" la cancha para la visita.

Sin Toledo ni Páez disponibles, Carlos David Morel, el nuevo arquero goleador del Gallo, habría de cruzarse toda la extensión del terreno para cobrar la falta, bien definida sobre palo derecho de su colega, que prefirió jugársela por el izquierdo. Gol de Morón, para una demorada y largamente justificada ventaja parcial, y también para el desahogo hecho grito de todo el público de Morón.

Tan sólo un par de minutos más tarde, Mendieta contaría con la chance inmejorable de liquidar el cotejo, pero entre una floja definición del chajariense y la virtud de Anconetani, habrían de mantener en partido a Defensores de Belgrano, que intentó revertir la historia, de allí en adelante, a partir de su mayor virtud y su arma ofensiva favorita: el centro para la calva cabeza de ese molesto, pero interesante delantero, llamado Lucas Buono.

De hecho, de una pelota peinada por el propio Buono, el recién ingresado Ezequiel Aguirre, desperdiciaría la ocasión más clara de empate para la visita, con un remate mordido y esquinado, sobre palo derecho de Morel, que hubo de parar algunos corazones en el Nuevo Francisco Urbano.

De allí y hasta el final, máxime a partir de la expulsión de Junior Mendieta, por agresión mutua con Martín Iglesias, el Gallo sólo atinaría a replegarse y a "resistir" la ventaja mínima dentro de su área grande, mientras arreciaban los envíos aéreos de Defensores, en una búsqueda desesperada, encabezada por Lucas Buono, Nahuel Fioretto y hasta el árbitro del encuentro.

Con el pitazo final, se desataría el festejo y volverían a su ritmo normal los miles de corazones presentes en el Oeste, testigos de la mejor demostración futbolística y de carácter de este Morón que, con absoluta justicia y hasta suficiencia (salvo en el resultado), bajó al líder del torneo y lo redujo a "escombros", desde lo táctico, individual y colectivo.

Quién lo hubiera dicho..., hace sólo un par de meses.

Que pase el que sigue (Villa San Carlos, en Berisso).


Gustavo Adrián Requelme.
@elgallogustavo.


                         Foto: gentileza, Osvaldo Abades (h).

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