lunes, 18 de enero de 2021

Alentemos todos juntos... (No seamos mezquinos)

Me van a disculpar, amigos lectores... Pero esta vez la crónica tendrá poco que ver con el partido y mucho con la previa del encuentro, y en primera persona, porque a veces ocurren cosas que generan tristeza y vergüenza ajena, y resulta necesario "exorcizarlas", al influjo de la emoción por un triunfo trascendente,  porque en la derrota cualquiera hace "catarsis".

Morón le ganó agónicamente a Villa Dálmine, y espera rival en el Reducido por el segundo ascenso a la "Liga Profesional", y esta alegría sin precedentes, puesto que constituye la primera vez que el Deportivo Morón se impone en una "llave" por el ascenso a la máxima división del fútbol argentino, en sus dos períodos en la Primera Nacional (ó "Primera 'B' Nacional, según la anterior denominación), resulta casi privativa en su "propiedad", del plantel y cuerpo técnico, sometidos injustamente a una descalificación y un "ninguneo" inconcebibles, viniendo de parte de muchos de nosotros mismos.

Porque es real que el equipo no venía bien, ni mucho menos, pero al final de cuentas terminó rehén de mezquindades personales o sectoriales, en el mejor de lo casos, propias del exitismo que rodea al fútbol en general, ya sea en Morón o en cualquier lugar del mundo, y en el peor de los escenarios, de aquellos que se "golpean el pecho", al grito de "la vida por Morón", pero apuestan a una derrota del equipo de "sus amores", con tal de favorecer un recambio electoral o la justificación del cambio del cuerpo técnico y/o plantel, porque no fueron parte de su conformación.

Y es que este equipo y su cuerpo técnico, sea por simple exitismo o intereses creados, en la semana previa al cotejo con Villa Dálmine en Vicente López, debieron soportar no sólo la falta de confianza en sus posibilidades, entendible en la "lógica" extremista del hincha de fútbol genuino, que llegado el punto, todos tenemos dentro, sino en el "silencio atroz" de quienes tienen la responsabilidad de sostenerlos públicamente y generar el ambiente de ilusión adecuados, y por el contrario, decidieran "darles la espalda" por completo, como si en lugar de una posibilidad histórica de ascenso a Primera, se tratase de un "trámite" obligado, del cual había que "liberarse" lo más pronto posible.

Es que llegó el tiempo de dejar la hipocresía de lado, la misma que "dibujó" muecas de "satisfacción", en más de uno, tras la derrota frente a Ferro, en el Nuevo Francisco Urbano, por la mezquindad de la proximidad de un acto eleccionario o la disconformidad con un cuerpo técnico o parte de un plantel, del que la soberbia humana los sintió "ajenos".

Por todo ello es que, más allá del hincha genuino, sin intereses creados, este triunfo frente a Villa Dálmine, con el último "suspiro", constituye un auténtico "acto de desagravio" con un plantel y cuerpo técnico, que jugando bien, mal o regular, llegaron a disputar esta instancia decisiva por mérito propio, cuando nadie ponía en dudas las posibilidades de ascenso y las mezquindades electorales se hallaban "silenciadas" por los efectos de la cuarentana.

Un Morón "remendado", pero con el corazón de siempre, con las ausencias obligadas de Julio Salvá, Emiliano Mayola, Facundo Gómez, Alan Schönfeld y Agustín Mansilla, todos aquejados de covid-19, sumados a la despedida anticipada de Matías Cortave, con una oferta imposible de desechar del Macará, de la primera división del fútbol ecuatoriano, obligaban a la "dupla" a "improvisar" y "jugarse el resto", con Mariano Bracamonte de lateral derecho, Cristian Broggi y Nicolás Martínez como centrales y Leonel Bontempo por el carril zurdo, en una defensa que jamás tuvo minutos en cancha, hasta la tarde del domingo en Vicente López, nada menos que en el primer "mano a mano" por el Reducido que otorga un segundo ascenso a la "Liga Profesional".

Y en este punto, quiero hace un "paréntesis", en esta "anti-nota" de la fecha, con una reflexión en "voz alta" y una pregunta retórica: ¿Cuántos de aquellos que denostaron a Matías Cortave, olvidándose que junto a Cristian Broggi, resultara de los puntos más altos del equipo a la largo de la malograda temporada, resultarían capaces de desechar una propuesta laboral y económica de este tipo, por "amor" a su actual trabajo?... Siempre es más sencillo criticar desde el "bolsillo" ajeno y la memoria mediatizada por la ingratitud de corto plazo.

Es que este conjunto de Morón, conformado de "emergencia" en su última línea, implicaría también una "revancha" futbolística para "Nico" Martínez, que "apuntado" como pocos, en los partidos anteriores, cumpliera una gran partido en una posición que no es la suya, pero supliendo los centímetros de altura, respecto de los puntas del "Violeta", con el corazón, la garra y el "amor por la camiseta", que varios del afuera deberían imitar, por simple "exitismo" o intereses creados.

Y en el contexto de un partido parejo, donde nadie era menos que Morón, pero tampoco más, de un buen centro de Luciano Guaycochea, tras un tiro de esquina desde la izquierda, Guillermo Villalba, el goleador en esta instancia post cuarentena, "peinaría" el balón para marcar la primera diferencia, a los '39 de la primera etapa.

Ya en el complemento, Morón procuraría "defenderse con la pelota", como hacía tiempo no le salía, y apretó a los de Campana en el inicio, hasta que promediando la etapa, Felipe De la Riva comenzaría a "mover el banco", por imperio de la necesidad y el dominio del Gallo, que hasta allí no pasaba "sofocones" en el arco del debutante, Matías Mansilla, de una brillante atajada, a los '12 de iniciado el juego, ante el remate dentro del área de Maximiliano García, el "3" de Dálmine, mostrando "credenciales" ni bien comenzado el pleito.

Sin embargo, a los '29 del segundo tiempo, de un centro bien ejecutado desde la izquierda, Catriel Sánchez se impondría por altura y potencia física para impactar el balón con dirección y violencia, y de esta manera empatar el duelo en uno, cuando Morón parecía controlar a su rival en campo propio.

En los minutos finales, los de Campana intentarían sacar ventaja definitiva del "cimbronazo" del empate, pero los ingresos de Alan Salvador, Matías Ledesma, Damián Akerman e Iván Alvarez, le devolverían al Gallito la velocidad y el "atrevimiento" perdidos.

Y en la última "bola" de la tarde, ante un tiro de esquina desde la derecha, a cargo de Ledesma, el recién ingresado "Pachu" Alvarez, con apenas un par de minutos en cancha, surgiría por sorpresa  por el centro del área, al igual que en aquél amistoso de pretemporada con San Miguel, para impactar de cabeza al gol y desatar el festejo de todo Morón, en el tercer minuto de los cuatro adicionados por un correcto Nazareno Arasa.

Y segundos más tarde, el "pitazo" final del encuentro, significaría mucho más que el festejado triunfo y la clasificación del Gallo a la siguiente instancia, sino el "acto de desagravio" de un plantel y un cuerpo técnico que no merecían el destrato y la indiferencia, con o sin intereses creados, en la semana previa a un encuentro tan trascendente.

Que pase el que sigue... a cuatro pasos de la gloria.

Y alentemos todos juntos... (No seamos mezquinos).


@elgallogustavo.



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