Ante otra multitud, que invita a pensar seriamente en la alternativa de la
apertura de la tribuna visitante, Morón comenzaba el juego ante Defensores con
una baja sensible en defensa, por la ausencia durante las próximas dos jornadas
de Cristian González (sancionado tras su expulsión ante Villa Dálmine) y en
contrapartida, con el regreso de Lucas Rodríguez Pagano, luego de purgar las
tres fechas de parate debido a la infantil roja del debut frente a Los Andes,
para volver a ocupar la titularidad de un carril izquierdo más que correctamente
cubierto por el joven y diestro Alejandro Espinoza, durante el lapso en que se
extendiera su ausencia forzosa.
De entrada, al Gallo le costó recuperar la vertical perdida en territorio
"Violeta" y durante algo más de un cuarto de hora volvió a adolecer del
principal problema desnudado en Campana: a este equipo pensado y trabajado para
ser protagonista, se pierde irremediablemente cuando le copan el mediocampo y le
quitan la pelota.
En efecto, con Dante Zúñiga preocupado en seguir de cerca a Cristian Bustos
y por lo tanto disociado de Martín Granero y para colmo, con el reingresado
Rodríguez Pagano más preocupado en darle una mano al debutante Andrés Núñez,
desbordado en esa primera etapa por un "Dragón" que comenzó prefiriendo la banda
izquierda de la defensa del Gallito, para recostar su búsqueda ofensiva,
sostenida en un vigente y siempre inquietante Luciano Lo Bianco.
Y sería precisamente Lo Bianco quien, tras capitalizar en el área chica una
salvada a medias de Chiche Migliardi, abriría el marcador por los '24 del primer
tiempo, en un resultado parcial que premiaba demasiado una mayor y mejor
tenencia del balón de la visita, pero que a pesar de ello no había generado
opciones de real peligro a una última línea del Gallito que no se transmitía la
solvencia de las primeras tres fechas
Con el resultado adverso, Morón debió abandonar por completo cualquier
atisbo de trauma sobre sus potencialidades, para salir a presionar más arriba a
su rival, propiciando las asociaciones que hasta allí no habían dado el presente
en el Urbano. Fue así que Zúñiga se olvidó de su perseguido y recuperó el centro
del campo en compañía de Granero, y a partir de ello Armando Lezcano comenzó a
amigarse con la pelota para poner en funcionamiento a los delanteros.
Y Rodríguez Pagano debió soltar amarras en defensa para privilegiar las
incursiones ofensivas, una de las cuales le daría el tanto del justificado
empate al Gallo, tras capitalizar de cabeza un centro de Martín Cabrera desde la
derecha y el mal cálculo de un Torresagasti errático a la hora del cálculo para
salir a cortar el envio aéreo, sobre los '32 de la primera etapa.
Con un resultado más acorde al juego y con una mayor dosis de seguridad en
su juego, en una misma maniobra por dos veces se le negaría el segundo al Gallo,
tras sendos rebotes providenciales y en plena área chica, primero ante un remate
de Damián Akerman y un instante más tarde luego de un furibundo derechazo de un
incansable Ramón "Wanchope" Abila que pedía y merecía destino de red.
Sobre los '45 y cuando se extinguía la etapa, una contra letal de Morón
finalizaría con una perfecta habilitación en profundidad del "Pipi" Lezcano para
dejar cara a cara a Damián con el arquero rival, para que el cordobés de primera
y sin dejarla picar la colocara bien lejos del estéril esfuerzo de Torresagasti,
pegada al poste izquierdo del golero, para gritar a voz en cuello el segundo de
Morón y el gol 102 de un intratable goleador histórico del Gallito.
Ya en el complemento, Defensores no inquietaba y sólo era cuestión de
esperar una contra acertada para comenzar a cerrar el pleito, cosa que ocurriría
antes de los '15 y nuevamente merced al enorme Damián Emilio Akerman, en su
séptimo tanto en cinco encuentros del presente torneo y el gol 103 con la casaca
que parece llevar tatuada en la piel.
Sólo una distracción en una pelota parada, podía darle algo de
incertidumbre a un cotejo que Morón tenía controlado y que creyó cerrado desde
el 3-1. Sin embargo, el cabezazo de Lencina, a falta de diez para el final y un
cierto quedo de buena parte del equipo (presumiblemente en lo físico) podría
haberle puesto un pequeño signo de interrogación, a una merecida victoria del
Deportivo Morón, que además de reencontrarlo con la victoria y un mejor
rendimiento, significó por sobre todas las cosas una prueba de carácter, para un
equipo que tras el golpe en Campana y el comienzo en desventaja ante "Defe",
supo sobreponerse con sacrificio y pasajes de buen fútbol, de cara al clásico
con Chacarita, pero fundamentalmente de frente a sus necesidades y sus
aspiraciones de equipo protagonista con pretensiones más que válidas de ascenso.
Y que por lo visto, hasta el momento, el corto camino transitado remite al
correcto.
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