lunes, 8 de junio de 2015

Mentiras que "matan": un relato de llamativas coincidencias históricas.

Repasando mentalmente las imágenes que nos dejara otra tarde de vergüenza en la historia demasiado reciente, del Nuevo Francisco Urbano, habríamos de quedarnos con una en particular que, luego de pasar inicialmente inadvertida (por lo menos, en nuestro caso), con el paso de la horas comenzaría a cobrar mayor significación simbólica y hasta fuerza de pregunta, en una suerte de "deja vú" nefasto, de sinsabores repetidos y "desgracias" ya vividas en el pasado reciente.

En concreto, nos preguntamos: ¿qué hacía un patrullero, perteneciente al llamativamente numeroso operativo policial, del último sábado 6 de junio, DENTRO de los límites del estadio, y más precisamente, en los playones contiguos a la Platea Oficial, es decir, a escasos metros del epicentro de violencia al término del encuentro con Atlanta?.

En simultáneo, y apelando a la memoria emotiva, individual y de conjunto, ¿en cuántas canchas de nuestro medio, habrían de repetirse situaciones de este tipo, con móviles policiales involucrados, ubicados dentro o en las adyacencias de los accesos populares, pero en definitiva, siempre apostados en lugares inadecuados y hasta insólitos, desde la óptica de los protocolos de seguridad y el sentido común más elemental y prosaico?.

Sin respuestas concretas para el primer interrogante, la segunda respuesta tiene nombre propio y hasta fecha: tan sólo en el Deportivo Morón, habría de reproducirse una situación inaudita de esta naturaleza, más precisamente el 10 de diciembre de 2006, cuando al término del fatídico cotejo con Social Español, en dicha jornada, la victoria insospechada del "Gallego", nos arrebatara la posibilidad de alzarnos con el Torneo Apertura y, lo que sería más costoso a futuro, los gravísimos incidentes post partido, condenarían para siempre la "suerte" de nuestro viejo y recordado "Francisco Urbano".

En efecto, en aquella tarde, otro patrullero habría de arder en llamas, justo frente al portón de acceso a la platea (por entonces, la única), en la intersección de Almirante Brown y La Roche, fuego que resultara atribuido a los desmanes posteriores, ya fuera del estadio y que, en contrapartida, documentos fotográficos del momento, demostraran que el incendio del móvil policial siniestrado, había de comenzar antes de finalizado el encuentro, aún con los portones de acceso herméticamente cerrados.

Aquella nefasta tarde, sumada a la negativa recurrente de poder jugar durante años, en sábado por lo tarde, de conformidad a la negativa del comercio céntrico de nuestra ciudad, siempre de acuerdo al relato de las autoridades institucionales y comunales de entonces, abrirían definitivamente las puertas a la concreción del proyecto de infraestructura física más importante en la historia del municipio y que, pese a hallarse enmarcado dentro de un plan estratégico más integral y abarcativo, denominado pomposamente "Morón 2020", en rigor de verdad, el único presupuesto que habría de perseguirse con obsesión, hasta su efectivo cumplimiento, no sería otro que el traslado hacia una nueva locación, de nuestra "segunda casa" y entrañable Urbano.

Demás está decir que, muchos de los principales actores comunales, con mayor interés en la concreción del proyecto millonario de traslado del estadio, hoy dirigen (o deberían hacerlo) los destinos del Deportivo Morón, registrándose situaciones insólitas, a lo largo de ese largo y penoso camino, que derivara en nuestra intervención municipal (no sin culpas propias, al no haber sido capaces de administrarnos correctamente por nosotros mismos, para evitar el "desembarco"), donde el actual presidente del club, de conformidad al momento histórico que se tome como referencia, habría de sentarse de uno u otro lado del "mostrador", a la hora de las negociaciones, defendiendo (o por lo menos, declamar hacerlo) los intereses de una u otra parte, cambiando raudamente de "camiseta", durante los últimos tres años a esta parte.

Una porción de la historia más reciente y conocida, caracterizada por la pérdida progresiva del prestigio futbolístico e institucional alcanzado en toda una vida de esfuerzos compartidos, la debacle económica más grave, negligente y formidable, desde los tristes tiempos de otra intervención, la síndico-financiera y su quiebra y convocatoria de acreedores, y la división más profunda que jamás se haya visto entre "compañeros de sentimiento", hoy fatalmente enfrentados por aspiraciones políticas, obligaciones contractuales y compromisos o "favores" varios, dentro de un club desconocido para nuestros "padres" fundadores, coptado por un internismo despiadado y mediatizado por operaciones político-partidarias cruzadas, en las que los socios e hinchas resultamos rehenes indefensos de intereses extraños, mientras nos "desangramos" en luchas intestinas y fraticidas.

Porque en definitiva, y de regreso al eje de este relato, tantas coincidencias históricas y tanto patrullero repetido, en ubicaciones insólitas para la razonabilidad de la seguridad y hasta del sentido común más elementales, como suele afirmarse en el derecho penal, suena a "prueba plantada" o, de manera más prosaica, a "cama" bien tendida.

Y por si fuera poco, a la reiteración sospechosa de patrones desgraciados, debemos sumarle invariablemente, la persistencia (en funciones diferentes) de varios de los mismos protagonistas de aquél 10 de diciembre de 2006.

¿ Cuál sería la búsqueda de hoy, en todo caso, el "salvataje del salvataje"?. Tal vez nunca lo sepamos..., o quizás sí, y eso es aún más inquietante.



Gustavo Adrián Requelme.
@elgallogustavo.

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