Este sábado, apenas pasado el mediodía, Morón puso el "agua" y desde Remedios de Escalada llegaron los "tallarines", para que el equipo de Otta le agregara el "pesto" necesario, capaz de redondear una actuación colectiva sobresaliente, como hacía tiempo no se veía en el Nuevo Francisco Urbano (tal vez, desde el 8 de diciembre de 2013, en el último 4 a 0, en tiempos de Mario Grana), gracias a un nivel parejo y muy alto en lo individual, para "triturar" a un rival de los "complicados", y recuperar la "memoria" futbolística, luego de tres fechas sin ganar y algunas dudas recurrentes en su funcionamiento.
Con una defensa nuevamente "remendada", por las ausencias obligadas y repetidas de Juan Ferreira y Nicolás Minici, el técnico del Gallo optaría por devolver a Cristian Broggi a su mejor "perfil", por el lateral derecho, corriendo al resto de la defensa hacia la izquierda, con tal de incluir a Emmanuel Francés como primer central, y consecuentemente, a Emiliano Mayola en función de marcador de punta zurdo, en un "revival" de sus primeros tiempos en Morón, también en tiempos del mencionado Grana.
Por fortuna, y a diferencia de su floja presentación, en el empate frente a Atlanta, Emmanuel Francés despejaría todo tipo de dudas, jugando un muy buen partido, con solidez en la marca, rapidez para las coberturas y fundamentalmente, inteligencia para no complicarse nunca. Asimismo, el capitán Mayola habría de demostrar una adaptación asombrosa a un puesto que parecía en el "recuerdo", para clausurar su lateral y complementarse de manera perfecta, con Nicolás Gásperi, su "compadre" defensivo de siempre, y de rendimiento tan parejo, sobrio y eficiente, que desde hace rato lo convierten en imprescindible. Y si a todo ello, le sumamos la recuperación del mejor Broggi, resulta comprensible, en parte, el retorno de la defensa a la solidez "extraviada" en los partidos precedentes.
Y decimos "en parte", porque el "resto" de la explicación debería buscarse en el mediocampo, donde el cuerpo técnico "tomaría nota" de los desequilibrios devenidos en los últimos tiempos, de la ausencia de volantes externos, para reforzar ambas bandas con el ingreso de Cristian Lillo (en lugar del suspendido, Emmanuel Giménez), para desempeñarse como carrilero zurdo, y jugar sin dudas, su mejor partido en largo tiempo, además de retrasar unos metros a Cristian Yassogna, con destino a su ya habitual "rol" de volante diestro, donde evidentemente hoy se siente más cómodo y desarrolla su mejor juego, con mayor terreno para explotar hacia adelante, y su prodigalidad y solidaridad características en la faz defensiva.
Por delante de ellos (sin olvidarnos de la versión mejorada de Damián Toledo, con más "compañía" en la marca y menos "recorrido"), resulta bien sabido que todo depende del "genio creativo" de ese doble enlace de lujo que tiene el conjunto de Walter Otta, y que de los pies y los "encuentros" de Rodrigo Díaz y Gerardo Martínez, depende en buena medida la suerte ofensiva del equipo, cuando los "conejos" afloran y los "pases de magia" le devuelven el verdadero sentido, a esa "palabrita" desusada y maltratada, del "fútbol" como deporte bien entendido.
Y para "desgracia" de la visita, Talleres se toparía con la mejor versión de "tándem", vista hasta el momento, con un gran partido de ambos, en términos colectivos, y una maravillosa primera media hora del "Rengo", una de las figuras del encuentro, complementada por el "genio creativo" más regular y biológicamente más joven, de Gerardo Martínez. Y si a estos auténticos fenómenos con la pelota en los pies, le agregamos ese delantero letal, inteligente y solidario, hallado en Javier Rossi (y con movimientos tan "akermanianos", que lo tornan aún más "familiar" para el "ojo Gallo"), fácil resulta entender que, cuando el nivel general se halla alto, Morón puede "aplastar" a cualquier rival, con absoluta autoridad y contundencia.
Ni más, ni menos, lo que habría de ocurrir en el mediodía pasado, de este sábado en el Nuevo Francisco Urbano, donde el Deportivo Morón borraría de la cancha a la visita, dominándolo a voluntad, mientras el partido fuera tal, en materia de equivalencias, lapso durante el cual convirtiera tres de los cuatro goles del encuentro, y hasta podría haber anotado un par más, por méritos y contundencia propios, más allá de las "ayudas" del arquero rival y su última línea, en la saludable intención, aunque imprudente en su reiteración sistemática, de salir jugando siempre desde el fondo, en cualquier circunstancia.
Por eso, tras los "gritos" de Yassogna a los '6, de Javier Rossi a los '8 y de Gerardo a los '15 (de tiro libre, con la "complicidad" de Alejandro Granero, lo que no le quita valor al remate "letal" del mismo), todos en el primer tiempo, en el complemento, Morón regularía a placer el trámite, cediéndole terreno y balón a un Talleres que, afecto también al buen trato de la pelota, carecería por completo de contundencia, resumiéndose en un "toqueteo" lindo, pero intrascendente, hasta tres cuartos, y en las pocas que pudiera arrimar peligro, encima se toparía con la seguridad de Milton Alvarez.
Tanto resultaría así que, en la media hora final del cotejo, cuando el Gallo se decidiera a buscar el cuarto, Junior Mendieta de regreso tras su lesión, armaría una jugada individual de excepción, mitad habilidad, mitad guapeza, para generar el inapelable penal que, gentileza de Gerardo Martínez y reconocimiento del resto de sus compañeros, ejecutara él mismo, para dejar sin chances a Granero y "decorar" el resultado con el definitivo y justificado cuatro a cero.
Morón puso el "agua" y desde Remedios de Escalada llegaron los "tallarines", para que el equipo de Otta pusiera "flor de pesto" y nos regalara una "panzada" de fútbol y goles.
Simplemente... GRACIAS. Así da gusto.
Gustavo Adrián Requelme.
@elgallogustavo.
Foto: archivo, Osvaldo Abades (h).
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