Sin demasiados misterios, Morón jugó el peor partido de la "era Otta" y, consecuentemente, perdió sin atenuantes su primer encuentro en el campeonato, además de resignar su invicto en el actual torneo, frente a Tristán Suárez, en el "20 de Octubre".
En la actuación más floja, en lo individual y colectivo, desde la asunción de Walter Nicolás Otta como técnico del Gallo, aún por debajo de lo mostrado en el debut, ante Deportivo Riestra (en especial, durante el primer tiempo en Ezeiza), el Deportivo Morón jamás pudo imponer su juego, más allá de un breve lapso del complemento, y careció de ideas y claridad para intentar arribar siquiera al empate, partiendo en desventaja por cuarto cotejo consecutivo.
Al mismo tiempo, y tal como ocurriese en Isidro Casanova, donde comenzaran a encenderse las primeras señales de alarma, y que luego se profundizaran en varios pasajes del empate frente a Atlanta, el Gallo volvió a sufrir el partido en defensa, en particular por las bandas, donde una mala tarde de Maximiliano Jerez, por derecha (en reemplazo de Nicolás Minici, con un esguince de tobillo) y de Cristian Broggi por izquierda, sumados a la ausencia de carrileros naturales que tiene este equipo, determinaría un constante "dos-uno", de parte de los puntas y volantes "Lecheros", para complicarles la existencia a los jóvenes laterales de Morón, de regular rendimiento, es cierto, pero también sin cobertura alguna de sus medios, a la hora de cubrir su zona en inferioridad númerica (qué lástima haber dejado ir a Federico Domínguez, por ejemplo, a consecuencia de un simple y subsanable, entre gente de bien, encono personal).
Precisamente, de la manera referida, Tristán Suárez arribaría al único gol del partido, cuando sobre los '30 de la etapa inicial y luego de haber "avisado" de idéntico modo, en un par de oportunidades, sólo minutos antes, Abel Sandoval, la "pesadilla" del local y figura del encuentro, superaría con una gambeta a Maxi Jerez, para despachar un centro a media altura, que terminaría dentro del arco de Milton Alvarez, luego del anticipo ofensivo de Facundo Diz, sobre el primer palo, ante el reiterado estatismo de una última línea de Morón, nuevamente "atornillada" al piso, como ocurriese el último martes, en ocasión del primer tanto de Atlanta, en el Nuevo Francisco Urbano.
Con renovadas dudas de una defensa cada vez más "emparchada", con Juan Gabriel Ferreira otra vez ausente, debido a su fascitis plantar, el referido esguince de Minici y un Nicolás Gásperi que llegaba al límite, luego de una semana de bronquitis y un estado febril con altas temperaturas, del medio hacia adelante, el Gallo no hallaría las respuestas que había encontrado hasta el momento, con un tándem de enganches, Díaz-Martínez, sin la claridad de otros cotejos y tal vez, acusando también el cansancio y trajín de los últimos dos partidos, en menos de cuatro días, y alguna molestia muscular que venían arrastrando, tal el caso de Gerardo Martínez.
Asimismo, con un Emmanuel Giménez disminuido físicamente y "entre algodones", por una contractura que lo mantendría en duda durante la última y corta semana de entrenamiento (expulsado en tiempo cumplido, en una sanción exagerada de Pablo Dóvalo, que podría haberse "solucionado" con una amarilla, y no con roja directa), sumado a un Damián Toledo que se exige e intenta, pero no remota la "cuesta" de su repetido bajo rendimiento, esta vez, los delanteros de Morón quedarían más aislados que nunca, debiendo retroceder varios metros para hacerse del balón y, una vez hecho el esfuerzo, con demasiado terreno y escasa compañía para arribar con peligro hasta el área del "Lechero".
De hecho, en aquel pálido e intrascendente primer tiempo del equipo de Otta, la primera aproximación recién llegaría sobre el cuarto de hora, con un remate de Gerardo, desde afuera, quien repetiría a los '39, en la más clara de los '45 iniciales mediante un buen tiro libre, la especialidad del ejecutante, que habría de irse apenas ancho sobre el palo derecho de Nicolás Tauber, quien más allá de su gesto de "tengo todo controlado"..., de haber impactado con más justeza, la hubiese tenido que ir a buscar "adentro".
Ya en el segundo tiempo, y durante los primeros '15 del complemento, las necesidades habrían de "despertar" al Gallo, logrando lo que jamás hasta ese momento: manejar el balón y arrinconar a Tristán contra su arco. Claro que, sin ideas en la creación, ni sorpresa en los intentos, ni mucho menos claridad en los últimos metros, Morón no resultaría capaz de generarle una sola jugada neta de gol, al arco de Tauber, más allá de un par de aproximaciones aéreas, por tiros libres del "Rengo" Díaz y sendos cabezazos del capitán Mayola.
Tanto fue así, que la única llegada clara del segundo, y a la sazón, la segunda chance neta de todo el encuentro y las más próxima al gol, en los '90, sobrevendría a los '27, cuando luego de un buen desborde por derecha de Matías Pardo (en cancha, desde el entretiempo, en reemplazo de Toledo), primero el "Bicho" Rossi y, segundos más tarde, Cristian Broggi, habrían de perderse lo que pudo y debió haber sido el empate del Gallo, más allá que esta vez, los merecimientos no habrían estado de su lado.
Luego de eso, Walter Otta "quemaría las naves", mandando al terreno de juego a dos puntas, como Federico Turienzo (en su debut oficial en el Gallito) y Javier Pérez, reestablecido del desgarro sufrido ante la Reserva de San Lorenzo, para jugar con tres en el fondo, los dos enganches y tres puntas (con Javier Rossi, aunque sin Cristian Yassogna), para sin embargo, entre el apuro, la falta de "lucidez" y el cansancio casi generalizado, no poder crearle una sola opción franca de empate, más allá de la descripta, no capitalizada por Rossi y Broggi.
Como contrapartida, y sin constituir nunca un "dechado de virtudes", el Tristán de Vicente José Stagliano y Eduardo Daniel Bazán Vera, manejaría mejor la pelota, con Juan Manuel Azil y Sandoval, mientras estuvieron en cancha, al punto de contar con tres o cuatro chances de contra, para definir el encuentro, algunas bien resueltas por Milton Alvarez, de buen partido, y en otras, como en la jugada más "rara" del cotejo, cuando Damián Emilio Akerman, en su primer enfrentamiento con el Gallo, mano a mano con el arquero visitante y con el perfil justo para su remate letal y ya conocido de derecha, prefiriera dar el pase al medio del área, para un compañero que llegaba con lo justo y apareado por la marca de los zagueros... Y que cada uno, saque sus propias conclusiones.
Con el final del partido, y la primera derrota en el campeonato, los rostros de Otta (expulsado por Dóvalo, en tiempo cumplido) y de los propios jugadores del Gallo, lo decían todo: se jugó mal, jamás se hallaron los caminos, y la caída resultó la consecuencia lógica de un retroceso, que vino dando señales desde Almirante e incluso antes, durante algunos pasajes del triunfo con la UAI Urquiza.
A "barajar y dar de nuevo", antes que la ilusión del torneo se extinga demasiado pronto.
Suárez profundizó nuestros problemas, se impuso con justicia y nos dejó a todos más que "Tristones".
Gustavo Adrián Requelme.
@elgallogustavo.
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