jueves, 9 de marzo de 2017

A las "Mujeres del Gallo"...

Son las que nos contagiaron e inculcaron esta pasión, o en su defecto, acompañaron este amor, aún sin saber demasiado de fútbol. 


Son las que festejaron con nosotros, a la hora del triunfo, y las que secaron nuestras  lágrimas y “bancaron” nuestra amargura y malos humores, ante alguno de los tantos “cachetazos” que el fútbol ha sabido propinarnos; aguardándonos con ese mate compañero, compresivo y cariñoso que, más que una simple infusión de yerba, resultaba un auténtico bálsamo y una amorosa caricia para nuestra atribulada alma, en especial durante los últimos 26 (ya casi 27) años de socios e hinchas.

Son las que se entristecieron in situ o desde casa, frente a la tele y con algún relato partidario de fondo, la tarde-noche aciaga de Florencio Varela, cuando nuestros sueños compartidos se hicieron trizas, en cuestión de un par de segundos, aún increíbles y dolorosos a la distancia.

Son las que sufrieron, primero por el resultado del partido y luego por la suerte e integridad física de los suyos y de sus compañeros de sentimiento, en la tarde del “viejo” Francisco Urbano y Deportivo Español, las manos de Loza, los goles anulados y los incidentes posteriores, en el comienzo del final anunciado de nuestro mítico estadio.

Son las que nos acompañaron desde el baby, para intentar hacer realidad nuestro insistente sueño de jugar en la primera del Gallo, comprándonos la “pilcha” con esfuerzo y siguiéndonos a todas la canchas con infinita paciencia, aunque más tarde la suerte, la falta de constancia o la ausencia de verdadero talento, nos hayan disuadido de una quimera tan lejana como hermosa mientras durase.

Son las que colaboraron y continúan haciéndolo en todas las áreas, participando a diario en las diversas actividades y eventos del club, con ese amor y apasionamiento únicos que les proviene de género, y que a nosotros, desde la vereda de enfrente, nos resulta al mismo tiempo, tan incomprensible como admirable.

Son las Angélica Cado de Pagano o Nelly Grosso, capaces de acompañar a los “padres fundadores” de esta pasión, por descabellados que pudiesen resultar sus sueños compartidos, a los ojos de terceros, lavando la ropa a mano de un plantel entero, partido tras partido y en cada entrenamiento, o bien ayudando codo a codo y ladrillo por ladrillo, a levantar el gimnasio cubierto, desvelo de su marido y de sus hijos propios y ajenos.

Son las que, no tan ilustres desde la significancia de sus apellidos, pero con idéntica pasión e importancia para el devenir de nuestra historia común, las podemos ver en el paraavalanchas o agitando con orgullo su bandera en la platea, de nuestro “viejo” Francisco Urbano y ahora en el Nuevo, con igual o más pasión y fidelidad que muchos de ustedes y nosotros juntos, y con bastante más bagaje futbolero que hasta algún (ex) presidente o miembro de comisión directiva, cuyo apellido reservamos pero todos conocemos.

Son las que también desde el anonimato, permitieron y permiten que sus “hombres” dediquen horas de su tiempo personal, familiar, de pareja y hasta comercial y laboral, a este loco y agridulce amor, para que puedan desarrollar sus tareas de gestión dirigencial o colaboración institucional, con la impagable tranquilidad mental y de espíritu, a sabiendas que sus hogares y diferentes frentes internos se hallan siempre bien cubiertos.

Son las que quizá ya no estén a nuestro lado, pero que continúan alentando desde el cielo, cuidándonos también, aún de grandes y a la distancia únicamente física, procurando tal vez torcer algún final apretado con necesidad de victoria, a través de sus “influencias” celestiales.

Son las que por convicción propia o acompañamiento, llegaron primero de la mano de sus padres, más tarde del brazo de sus novios y esposos, para luego llevar a sus hijos en el regazo, y años mediante, tal vez a sus nietos, para completar el ciclo vital de un género tan noble como hermoso, que embellece los estadios y perfuma sus ambientes.

Son, en definitiva, nada más y nada menos que las MUJERES DEL DEPORTIVO MORON.

UNICAS, IRREPETIBLES…, Y DEL GALLO.


@elgallogustavo

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