miércoles, 22 de marzo de 2017

DERROTA EN LA AGONIA Y VERGÜENZA A LA SALIDA

En el segundo minuto de descuento, y luego de un centro desde la izquierda, enviado por Guillermo Sánchez, un pique antojadizo y afortunado, que elevaría el balón mucho más allá del alcance lógico de Nicolás Minici, le dejaría la pelota servida en el pecho a Diego Dorregaray, para una vez dominado el balón y encarados los últimos metros del área chica del Gallo, doblegar a Milton Alvarez (nuevamente de gran partido, con un par de intervenciones determinantes, para sostener el cero hasta el tiempo agregado), con un remate preciso, rasante y cruzado sobre el palo derecho del “uno” del Gallo.

De esta manera, y con este gol casi imprevisto, en la agonía del partido, el equipo de Fernando Ruiz se alzaría con un triunfo impensado, sólo segundos antes, a poco del cierre de un partido chato y mal jugado por ambos, que parecía encaminarse irremediablemente, a un inexorable y justificado empate en cero, que calificaba de la forma más meridiana, un pobre partido entre el líder del torneo y uno de sus escoltas, por la 22° fecha del torneo de la Primera “B”.

Antes de ese fatídico segundo minuto de descuento, de los tres agregados por Gastón Meineri, árbitro del encuentro, hubo un cotejo que tuvo al mejor Morón por apenas un cuarto de hora, hasta que la lesión de Javier Rossi obligara a Walter Otta a variar el esquema táctico pensado y ensayado en la corta semana, desde el triunfo del pasado viernes, antes Estudiantes de Buenos Aires, en el Nuevo Francisco Urbano, punto de inflexión a partir del cual, al Deportivo Morón le resultaría cada vez más difícil volver a hallar el “norte” del desarrollo, perdiendo la tenencia del balón y con ella, permitiendo el adelantamiento y presión de un Atlanta, limitado al ensayo repetido de “pelotazos”, en procura de su “faro” ofensivo, Leonardo Ramos.

Durante ese lapso, el Gallo evidenciaría rastros de las razones futbolísticas que lo han llevado a liderar el campeonato, con la buena gestión de Nicolás Ramírez apostado sobre la franja izquierda, para intentar desequilibrar con su gambeta en velocidad y habilitar a los dos puntas definidos en la oportunidad por Walter Otta, con Javier “Bicho” Rossi y Damián Emilio Akerman, juntos y desde el inicio.

Sin embargo y como quedara dicho, el imponderable de la lesión de Rossi, determinaría cambios nominales y posicionales que cambiarían el esquema pensado y diseñado por el cuerpo técnico del Gallo, desconcierto que aprovecharía el “Bohemio” para “copar” el mediocampo y comenzar a dominar el balón, aunque sin generar real peligro sobre el arco de Milton Alvarez, y cuando pudo lograrlo, merced a algún desborde del mismo Dorregaray (autor del agónico gol) o de los laterales de Atlanta, emergería la figura repetida de Alvarez para sostener el cero, sumado a otro muy interesante partido de Franco Racca, lamentablemente opacado por su expulsión por doble amarilla, en el tercer minuto de descuento, cuando Morón era todo desconcierto y estupor por el punto que se le habría de escurrir en la última jugada del encuentro.

Así las cosas, el Deportivo Morón regresaría de su excursión por el “León Kolbowski” de Villa Crespo, con una derrota posible en la previa, por la exigencia del rival y la historia “negra” de un Atlanta y un escenario estadísticamente esquivos, resignando ante el “Bohemio” su racha invicta de dieciocho cotejos, aunque no la punta del torneo, que a pesar de la caía resulta patrimonio exclusivo del Gallo, con una unidad por encima de su vencedor del martes por la noche.

Ahora, a cambiar rápidamente el “chip” y a pensar en Comunicaciones, otro de los animadores del certamen, que llega en alza y distante apenas cuatro puntos del Gallito, examen complicado para los dirigidos por Otta, y a la vez, una buena medida para auscultar la incidencia de la derrota con Atlanta y la capacidad de recuperación del único líder del torneo.

“Un tropezón no es caída”, y “a golpes se hacen los hombres”, solían decir nuestros abuelos…, aunque para “golpes”, en la noche de Villa Crespo, hayan estado los recibidos por la delegación dirigencial del Gallo que, artera, cobarde y con el “permiso” inocultable de una inacción policial vergonzosa, resultara agredida por un grupo de quince delincuentes, con la camiseta de Atlanta, que por fortuna no tuvieran un arma de fuego o, de lo contrario, la presente crónica tendría ribetes de tragedia.

Vergonzante “zona liberada”, de un operativo policial paupérrimo y cómplice, cuyo accionar indignante y desaprensivo, permitiera el ataque incalificable a nuestros dirigentes y miembros de prensa oficial que, sólo por fortuna, entre golpes, “cascotazos” (al presidente de la institución, Alberto Meyer, habrían de arrojarle un adoquín, ante la mirada impávida de los uniformados, distantes a sólo diez metros del hecho) y agresiones de todo tipo y calibre, pudieran finalmente retirarse de regreso a casa, con vida y sin lesiones graves o de consideración.

Por eso, cuando escuchamos a funcionarios de organismos de seguridad deportiva, que deambulan en “giras mediáticas”, dando cátedra sobre soluciones “mágicas” que permitan el regreso del público visitante, o dirigentes de entidades de nuestro fútbol, que se “rasgan las vestiduras” públicamente al referirse al “flagelo” de la violencia en el fútbol, deberíamos recordarles que unos, tendrían que inicialmente cumplir su función específica de prevención y control en los espectáculos deportivos, a fin de garantizar la protección de los asistentes a los mismos, y los otros, “comenzar por casa” y cuidar a las delegaciones visitantes, velando por la integridad física de cada uno sus integrantes, de la misma forma que lo hacemos en nuestra institución, ante cada comitiva que nos visita en el Nuevo Francisco Urbano.

Porque, tanto unos como otros, en la noche de Villa Crespo, “brillaron olímpicamente por su ausencia", dejando librados a dirigentes y prensa oficial de Deportivo Morón, a su entera “suerte”, abandonados a que la mera fortuna, como finalmente ocurriera, permitiese que hoy pudieran contarlo, como otra “anécdota” amarga de este fútbol nuestro, enfermo de irracionalidad y violencia, por inacción y desidia de quienes deben protegernos y velar por nosotros y, sin embargo, se dedican a declamar hacia afuera, mientras se hacen los “distraídos” hacia adentro.


Borrón y cuenta nueva. A ganarle a “Comu”, que seguimos punteros… y vivos.


@elgallogustavo.



                                       Foto: gentileza, Prensa Deportivo Morón.

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