En la noche de viernes del Nuevo
Francisco Urbano, el Deportivo Morón consiguió un triunfo de esos que alimentan
ilusiones y reafirman aspiraciones de grandes objetivos, al derrotar por dos a
cero, al siempre complicado e incómodo Estudiantes de Buenos Aires, cuarto en
la tabla de posiciones y otro de los serios candidatos al título, para consolidar
su liderazgo en soledad, ahora con cuatro puntos de ventaja sobre Defensores de
Belgrano (derrotado, a primera hora, por Villa San Carlos, en el “Genacio Sálice”)
y estirar su racha invicta a 18 partidos sin reveses, precisamente desde hace
exactamente una rueda, cuando el propio “Pincha” de Caseros lo venciera por dos
a uno, en el marco de la segunda jornada del actual torneo de la “B”, temporada
2016/2017.
Con un gol psicológicamente
preponderante, a los ‘3 del complemento, de un Cristian Lillo en su mejor nivel
desde que viste la camiseta del Gallo, tras un gran centro de Nicolás Ramírez,
quien minuto a minuto justifica los pedidos de Walter Otta, para su
incorporación en el último receso, y un GOLAZO impresionante de ese “genio sin
lámpara”, llamado Gerardo Daniel Martínez, quien en su partido 151 “regalando
magia pura” con la camiseta de Morón, ensayara en tiempo de descuento, un envío
magistral desde la derecha (apenas superada la mitad del campo, desde ángulo
sesgado y bien apretado contra la línea lateral), que a centímetros de las
manos de Jorge Pucheta (el buen arquero visitante), la pelota comenzara a tomar
una “comba” que la alejara lenta y definitivamente de sus guantes, para
transformarse en el 2 a 0 definitivo, con otra “obra de arte”, de las que ya
nos tiene gratamente acostumbrados Gerardo Martínez.
En el medio de ambos episodios,
hubo un encuentro duro y disputado, donde el Deportivo Morón ejerciera el
dominio de las mayores ambiciones y el control de las acciones, con la
reiterada y sana costumbre de jugar la pelota pegada al piso, a uno o dos
toques como máximo, explotando para el desequilibrio ofensivo, la velocidad y
habilidad de sus dos “rapiditos” por afuera, como Nicolás Ramírez por izquierda
y Leandro Guzmán sobre derecha, ambos en un gran nivel, desequilibrantes e
imparables para cualquier defensa.
Sumado a ellos, el talento de
Gerardo, la categoría de Emmanuel Giménez, la prodigalidad generosa de Lillo, una
defensa sólida y solidaria (con la figura destacada de Franco Racca) y la
participación vital de Milton Alvarez, autor de dos atajadas monumentales, que
podrían haber modificado el rumbo final del resultado (una de ellas, una triple
contención, en el primer tiempo, y la segunda, un mano a mano exponiendo coraje
y físico, en tiempo cumplido), convertirían al equipo de Walter Otta en un
merecido ganador, jugando al fútbol cuando debió y pudo hacerlo, y poniéndose
el “overol” para sostener el encuentro, cuando el desarrollo lo imponía y el
rival lo exigiera.
De esta forma, con tres puntos
fundamentales en sus alforjas, el Gallo sumaría 38 unidades, para conservar en
soledad el liderazgo del torneo, y aguardar con renovada confianza en sus
virtudes individuales y colectivas, otro complicado desafío, el próximo martes
a las 21.05, cuando sea tiempo de mediarse con Atlanta en Villa Crespo, en otra
buena medida para consolidar sueños y refrendar credenciales de aspirante a
grandes cosas.
@elgallogustavo.
Foto: gentileza, Prensa Deportivo Morón.
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