sábado, 8 de diciembre de 2018

Despierta, Morón...

El pasado viernes 30 de noviembre, las celebraciones ya tradicionales por el "Día del Hincha de Morón", contarían con un "invitado sorpresa", quien llegaría "apadrinado" por el propio presidente de la institución: Daniel Bellini.

En efecto, mientras los organizadores del evento, socios nucleados desde hace un tiempo, bajo la figura de la Subcomisión de Socios, nunca reconocida del todo, por la actual comisión directiva, al igual que sucede con una iniciativa similar, el Departamento de Socios, impulsada inicialmente por Gastón Capurro, se hallaban abocados a las tareas propias de la continuidad de la fiesta, el presidente del club, Alberto Meyer, habría de tomar la palabra en el escenario (hecho que sorprendería a los "ingenieros" del evento", puesto que no estaba pautada su alocución), y luego de unas breves consideraciones, en el marco de una celebración que conmemoraba, nada menos, que los 50 años del único ascenso a Primera, en 1968, cedería el micrófono a un "gran colaborar del club" (en los propios términos introductorios del presidente), haciendo uso de la palabra, ante una concurrencia atónita, el emblemático empresario de la "noche" y dueño histórico de la disco "Pinar de Rocha", quien había recuperado su libertad sólo días antes, al cumplir las dos terceras partes de su condena a quince años, por el asesinato de su entonces pareja, Morena Pearson, allá por marzo de 2008.

Con un frondoso prontuario judicial, Daniel Bellini comenzaría a tener "dificultades" con las autoridades, en 1985, en una causa por falsificación de instrumento público, estafas reiteradas y asociación ilícita. En 1987 se lo procesó por tenencia de arma de guerra y al año siguiente por defraudación, obteniendo el beneficio de condenas menores, que lo librarían de pasar demasiado tiempo "a la sombra".

Ya en los '90, durante un allanamiento en una casa de su propiedad, en Castelar, la policía le secuestraría una imprenta y 25 mil billetes de 100 dólares (apócrifos, claro está), a medio terminar, causa que interesaría a las autoridades de los Estados Unidos, más precisamente de la Reserva Federal, quienes sorprendidos ante la calidad de la falsificación, le otorgarían el dudoso "mérito" de ser el responsable de la confección, de los mejores dólares falsos vistos hasta aquél momento.

Ante ello, el entonces "Rey de la noche" se profugaría con destino a Paraguay, permaneciendo en un lujoso country "guaraní", entre 1991 y 1994, bajo la identidad falsa de Albino Vega, hasta que en ocasión de su nueva detención y extradición, su entonces joven abogado, Víctor Stinfale (hoy gerenciador de Deportivo Riestra), lograría un cambio en su carátula, a "tentativa de falsificación de moneda", para bajar su condena a siete años de prisión y con ello, acceder a su excarcelación automática.

En una década del '90 de alta exposición y expansión comercial, a Daniel Bellini se lo relacionaría (aunque jamás se comprobara su responsabilidad) con el asesinato nunca esclarecido de Leopoldo "Poli" Armentano, dueño de la emblemática disco "El Cielo" y ultimado por sicarios, el 20 de abril de 1994 (falleciendo tras dos días de agonía), como con la causa que llevaría a la cárcel a Diego Maradona y su entonces representante, Guillermo Cóppola, por presunta venta de cocaína, investigación encabezada por el ex juez federal de Dolores, Hernán Bernasconi, de estrechos vínculos con el "Rey de la noche" y que, tiempo después, implicaría la ruina pública y profesional del otrora mediático magistrado.

También apuntado en el incendio intencional de la ex disco de Haedo, "Mall", pero sin indicios suficientes para llevar el caso a una denuncia formal, el 21 de marzo de 2008, Daniel Bellini ultimaría a sangre fría, de un balazo letal en la cabeza, a la joven Morena Pearson, por entonces de 23 años y pareja del empresario, hecho que en principio el imputado intentaría "disfrazar" como un suicidio de quien alguna vez, participara como modelo de la presentación de camiseta y plantel del Deportivo Morón, (casualmente en tiempos de Alberto Meyer como presidente, pero en sus ocho años de gestión precedente, antes de su vuelta el 8 de junio de 2016), aunque la ausencia de rastros de pólvora en las manos de la víctima, darían por tierra con las intenciones de librarse del asesinato de la madre de su pequeña hija.

Condenado a 15 años de prisión por dicho femicidio (con condena firme desde el 6 de octubre de 2015 y que en la actualidad, con una nueva legislación vigente al respecto, le hubiese correspondido perpetua), en 2013 y tras permanecer cinco años en la cárcel, Bellini (de 68 años) obtiene el beneficio de la prisión domiciliaria, a raíz de padecer Mal de Parkinson, enfermedad que no le impediría manejar su auto particular y en 2016 ser sorprendido en un operativo vehicular de rutina, perdiendo momentáneamente el beneficio de las salidas laborales, hasta que Casación revocara la medida y le permitiera regresar a ocuparse de sus asuntos comerciales.

Con libertad condicional desde noviembre de este año, Daniel Bellini comenzó su relación con el Deportivo Morón, en tiempos de Diego Spina, quien dada su amistad personal con el empresario de la "noche", y cuando el "grifo" (y no Leonardo, el ex arquero del Gallo, precisamente) de los "dineros" comunales comenzaban a escasear, en un Morón que implicara una fuerte y fallida apuesta política para la administración comunal de Nuevo Encuentro, el empresario comenzaría a prestar dinero para el pago del plantel y otros gastos corrientes, generando una deuda, en poco tiempo, que nadie puede hoy cuantificar con certeza, pero que se ubicaría en nos menos de un millón de pesos, o tal vez el doble, con cheques de la institución, en blanco, en manos de terceros ajenos al club.

De allí surgiría el proyecto de construir un cerramiento, en el bajo Platea Capelli, que aprobado en el más absoluto silencio por la gestión Spina, intentaría "pagarle" la deuda a Bellini con una "bailanta" en dicho sector del estadio, iniciativa que resultaría abortada por los propios socios del club, autoconvocados mediante las redes sociales y plasmada su rotunda negativa, en una Reunión Informativa que implicaría un revés jamás remontable para la administración "spinista".

En 2016, y tras el regreso de Alberto Meyer a la presidencia, luego de una prolongada ausencia del club, la necesidad de recuperar los originales de documentos necesarios para la gestión del club, como los contratos de concesión y de publicidades, todos ellos "ausentes" de la secretaría y presidencia de la institución, pero obrantes en la oficina particular del propio Spina, en las inmediaciones del Palacio Municipal, "favor con favor" habría de saldarse, y Meyer asumiría la "romana" de cancelar la mora con Bellini, ofertando para ello las concesiones de la confitería del Nuevo Francisco Urbano y más tarde el restaurante en el nuevo sector social, a quienes se le agregaría a último momento, el Salón de Usos Múltiples contiguo a la secretaría administrativa.

Tiempo después, en agosto de 2017, Alberto Meyer iría un paso más allá, de lo que ofrecería Diego Spina, en su momento, para compensar al empresario de la "noche", al cederle erróneamente sectores internos de la institución, como un pseudo Departamento de Marketing, que recalaría en manos del encargado de la confitería del estadio, mano derecha operativa de Daniel Bellini, pero con cero conocimiento e idoneidad profesional en la materia.

No satisfechos con ello, los emisarios de Pinar de Rocha, ya dentro del club (organizadores de la denominada "Cena de los Campeones", tras la obtención del título el 6 de junio de 2017) "arremeterían" con la intención de adueñarse también de Prensa y Comunicación del club, intención resistida por quien suscribe, entonces secretario de actas y jefe de prensa del Deportivo Morón,  negativa que determinara de parte de la mayoría de mis pares, en reunión de comisión directiva, el 21 de agosto de 2017, mi remoción en ausencia (con aviso) como encargado del área comunicacional de Morón, decisión que, un día después, desencadenara mi dimisión indeclinable como dirigente, por cuyos términos entre jocosos y despectivos, para un mayoría automática, condescendiente con los deseos ridículos de los esbirros del "Rey de la noche", a punto estuviese de generar el envío de cartas documento de varios de mis ex "compañeros", quienes habrían de "escandalizarse" con las socarronas razones esgrimidas en mi renuncia (por considerar que, a gente poco seria, resultaba absurdo remitirles una carta "formal"), pero no con el principio de entrega del club, que días atrás comenzara a tomar forma definitiva, con Daniel Bellini como "orador" sorpresivo y principal en los festejos por el "Día del Hincha".

Una "entrega" que despuntaría a gestarse, de manera decisiva, con la libertad condicional del empresario de la "noche", en noviembre último, y que, como era de suponer, implicaría una "escalada" previsible de compromisos e imposiciones, puesto que resultaba más que obvio que, el "negocio" real del ahora "socio vitalicio" del Deportivo Morón (al igual que Diego Spina), Daniel Bellini, no pasaba por el irrisorio usufructo de dos confiterías lamentables, apenas amobladas con los sillones de descarte, de los reservados de Pinar de Rocha, y con cero sentido de pertenencia en la ornamentación de los mismos.

En definitiva, mientras el oficialismo se ensimisma en creer que todo está "ok", y la oposición mira para otro lado, esperando el momento "estratégico" para "marcar la cancha" y decir "presente", el nuevo socio vitalicio se vale de la interna histórica entre ambos sectores, hoy funcionales a los intereses ajenos, al privilegiar el "ego" y las disputas personales por sobre el futuro institucional.

Un club que, el 25 y 31 de diciembre próximos, habrá de convertirse finalmente en una discoteca (aquello por lo que tanto reclamamos en época de Spina), mientras unos miran para para otro lado, otras se hacen los desentendidos y la institución se va a la "banquina", coptado por empresarios de pésimas reputación y frondoso prontuario, "auspiciados" por la propia dirigencia, encabezada por su presidente, y una oposición incapaz de "inflar un bote salvavidas", ocupados en alimentar la discusión interna en las redes, mientras el "Titanic" se hunde inexorablemente.

Entre negocios, traiciones y cobardías, estamos hipotecando el futuro institucional de nuestros hijos y a punto de perder el club que amamos, tal cual lo conocemos.

Es hora de despertar, Morón..., antes que sea demasiado tarde.


@elgallogustavo. 



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