Y al cabo de una semana "frenética", de las más convulsionadas en los últimos años, el Deportivo Morón dentro de la cancha, nos (y se regaló) una sonrisa enorme, que más que alegría se asemejó a un profundo y necesario desahogo, porque el Gallo ganó la primera de las tres "finales" que le esperan hasta el final del campeonato, sumando tres puntos vitales para "alimentar" el sueño que desvela a todo el Oeste: permanecer en la categoría.
Con el debut de otra dupla del "riñón" mismo del club, conformada por Alejandro Esteban "Chiche" Migliardi y Sebastián Sibelli, ambos entrenadores de la Tercera, y con apenas un "puñado" de entrenamientos, jugadores y cuerpo técnico desde adentro, con el apoyo siempre incondicional de la gente, de la "línea de cal", apenas hacia afuera, Morón tomó una "bocanada" de oxígeno fundamental, para aguardar con un poco más de tranquilidad los partidos de Los Andes (del sábado a la noche, frente a Mitre en Santiago) y Quilmes (con Chicago, en el cierre nocturno de la fecha, este lunes en el "Centenario"), sin "descuidar" lo que pueda pasar con Defensores de Belgrano, hoy por debajo del Gallito en los promedios, y con una encuentro difícil ante el Villa Dálmine de Walter Otta, el sábado por la tarde, en el Bajo.
Y es que Morón jugó el partido con Olimpo, inmerso también en la lucha por eludir el descenso, pero en la tabla de los promedios de los "indirectamente afiliados" (con Santamarina de Tandil y Gimnasia de Jujuy) como se deben afrontar este tipo de auténticas finales y con tanto en juego: con actitud, corazón "caliente" y cabeza "fría", para buscar la victoria con las mejores "armas" disponibles, y una vez lograda la ventaja, abroquelándose en su terreno, "jugando" con los nervios y la desesperación visitantes, trasladándole la responsabilidad y la necesidad a su rival, sin sobrarle absolutamente nada, pero justificando en la búsqueda permanente y la inteligencia táctica, un triunfo tan ajustado como merecido y festejado.
Sin el desequilibrio habitual de Junior Mendieta, suspendido por dos fechas, a consecuencia de su expulsión en Puerto Madryn (con lo cual, cumplida la mitad de la pena ante los bahienses, estará a disposición en la jornada de cierre, con Los Andes en el Oeste), Migliardi y Sibelli apostarían a un 4-4-2 más tradicional y previsible para los "intérpretes", con Bruno Galván en el arco, la última línea dispuesta por Méndez y Pico hace una semana atrás (Maximiliano Paredes, Franco Racca, Emiliano Mayola y Nicolás Martínez), el doble cinco de siempre, con Matías Nizzo y Cristian Lillo, con Gastón González por derecha y Nicolás Ramírez por el sector opuesto, y dos puntas, con la vuelta de Facundo Pumpido y el ingreso desde el arranque de Agutín Lavezzi.
En una primera parte donde Morón intentaría el desequilibrio por la bandas, para buscar la "cabeza" de Pumpido en el área, o su "pivoteo" para la llegada de algún volante, de frente al arco contrario, el fútbol lo generaría Nicolás Ramírez, el mejor de la agradable tarde en el Oeste, bien acompañado en la derecha por Gastón González, en su doble de rol de contención y primer pase ofensivo y nuevamente, otra labor pareja y destacada de Matías Nizzo, quien sin embargo se perderá el próximo cotejo, con Rafaela de visitante, al haber recibido la quinta tarjeta amarilla, de manos del tucumano Luis Lobo Medina, un árbitro de mal desempeño, pero con polémicas que esta vez perjudicaran a la visita, en jugadas puntuales que podrían haber cambiado el rumbo final del partido.
Tras unos primeros '45 con buenas intenciones, de parte del Gallo, aunque sin la profundidad necesaria que lo limitara en todo el campeonato, y una par de aproximaciones en los pies de González desde afuera, de Lillo de cabeza y la más clara, de Ramírez en el área, tras centro de Lavezzi, Morón se iría al descanso con buenas sensaciones, aunque con alguna señal de "alerta" en su propia área, en las contadas ocasiones en que la visita se apartara de su "libreto" de esperar y salir rápido en la contra.
Ya en el complemento, nuevamente Lavezzi contaría con otra clara, ante la asistencia de Ramírez, aunque el zurdazo forzado y cruzado del "Pochito", se iría apenas "ancho" por el "caño" zurdo del arquero.
Hasta arribar al minuto 10 del segundo tiempo, en que "Nico" Ramírez "sacaría a pasear" a su marcador sobre la banda izquierda del ataque del Gallo y tras el desborde y posterior centro al área chica, Pumpido y Lavezzi irían en búsqueda del cabezazo goleador, llegando primero en la carrera el sobrino de "Ezequiel", para impulsar el balón con su brazo fuera del arco, es decir, hacia el área, donde Gastón González capturaría el rebote para cruzar la pelota al primer palo y desatar, por un lado, el "delirio" dentro y fuera de la cancha y, por el otro, los reclamos "medidos" de algunos jugadores y auxiliares de Olimpo, que en virtud de su "mesura", parecieran no haber observado nítidamente la acción del "9" local.
Con la esperada ventaja a su favor, y más de '40 por delante, el Gallo se replegaría en su campo, con dos líneas de cuatro bien definidas y compactas, a partir del ingreso de Juan Celaya por "Nico" Ramírez, el mejor de la cancha, apostado a definir el pleito mediante alguna contra, que finalmente no se concretaría, ni tampoco habría de contar con chances para cerrar el resultado.
Defendiendo "a pie firme" en su área y "luchando" como la última cada pelota, Morón sostendría sin demasiados sobresaltos los intentos con más ganas que fútbol, de un Olimpo que desnudaría a la vez sus limitaciones, puesto a tomar la iniciativa por imperio de la necesidad, donde empezarían a destacarse los hombres de la última línea local, en especial Nicolás Martínez y Maximiliano Paredes, de buen segundo tiempo.
Sin profundidad para la contra, ni Mauricio Alonso, ingresado por Agustín Lavezzi, ni Fabricio Alvarenga, sustituto de Gastón González, lograrían permitirle a Morón volver a "preocupar" a Olimpo en su campo y, con Ramírez también descansando, tampoco podría defenderse con la pelota, con lo cual las "embestidas" de Olimpo comenzarían a repetirse, con el peligro siempre latente de un error o desatención, sosteniendo la ventaja tan cerca de Galván.
Así la visita dilapidaría un "cara a cara" con el arquero del Gallo, desviándola en soledad al lado del palo derecho, pero en fuera de juego, acción que resultaría una suerte de "anticipo" de la última polémica de la tarde, con el gol anulado a Olimpo en tiempo de descuento.
Con seis minutos adicionados y Morón "bancando" en su área, los centros que comenzaban a "arreciar" desde ambos laterales, en una de las últimas jugadas de la tarde, el corazón del hincha del Gallo a punto estaría de detenerse, cuando tras una serie de despejes de cabeza, y luego que Olimpo manejara la pelota de una lateral al otro, Axel Rodriguez, ingresado para sumar presencia en ataque, ganaría de cabeza en el área local para poner la pelota lejos de Bruno Galván, sobre su palo derecho. Sin embargo y a instancias de su asistente, Luis Medina Lobo habría de invalidar un gol (al parecer) legítimo de la visita, devolviendo del "infarto" a más de uno de los presentes en el Nuevo Francisco Urbano.
Sin tiempo para mucho más y con el pitazo final del árbitro, mientras de un lado los jugadores y cuerpo técnico de Olimpo se "arremolinaban" alrededor de la terna arbitral, ya sin la "mesura" de los reclamos en el gol del triunfo, del otro lado de la cancha, los "18" de Morón se fundían en un abrazo prolongado, ante el aplauso y el desahogo de todo el público local, que viviera los minutos finales con el corazón de Gallo en la "boca".
En una semana "caliente" y compleja, como hacía rato no se vivía en el club, dentro de la cancha, los protagonistas se "olvidaron" del "afuera" institucional, para regalarnos y regalarse tres puntos tan vitales como sufridos.
Quedan dos finales, y el Oeste hoy es una fiesta de ilusión y esperanza "Nacional".
De las polémicas, esta vez, que se ocupen y preocupen los demás.
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