En este Morón, las circunstanciales expectativas de pequeñas mejoras futbolísticas, que permitan hilvanar alguna "mini racha" de, al menos, dos triunfos en fila, resultan tan efímeras como las promesas electorales de campaña.
O uno, a pesar de la edad y la profesión, sigue manteniendo viva la "llama" del hincha y aunque la realidad y las evidencias indiquen claramente lo contrario, partido tras partido, se hace caso omiso a la razón, para guiarse por el corazón (que jamás sabrá de razones).
Morón volvió a jugar mal, y por momentos muy mal y a perder bien, frente a un equipo apenas ordenado y voluntarioso, como San Miguel, esa institución de Los Polvorines que toma al Gallo como su "clásico"rival, cuando de este lado se lo considera un partido más, sin otro atractivo que los tres puntos reglamentarios en juego.
Pero más allá de estas disgreciones no futboleras, que uno se permite para sobrellevar la acumulación de decepciones que genera este equipo desangelado, casi desde el minuto uno del campeonato, a la visita le salió tan "barato" quedarse con el triunfo en el Nuevo Francisco Urbano, que sobran las palabras para explicar lo ya referido en tantos partidos anteriores, por temor a cansar de redundante a los gentiles lectores, como uno mismo se harta de escribir siempre las mismas razones, de la pobreza futbolística de un Morón que no genera nada y que ni siquiera es capaz de capitalizar el envión anímico de una víctoria en un verdadero clásico, como hace una semana y en el mismo escenario, frente a Nueva Chicago.
Con Emilo Lazza como segundo marcador central, de buen partido, en lugar del suspendido Agustín Gómez y la ausencia (permanente?) de Ezequiel Rescaldani, reemplazado por las ganas y las limitaciones de Matías Romero, uno de los "héroes" de la victoria con sabor a épica ante Mataderos, apenas si el Gallo pateó un par de veces al arco, en ambos tiempos, en especial en el complemento, cuando ya tenía la necesidad de forzar el empate, para el cual siempre estuvo lejos, un poco por mérito del orden defensivo rival y mucho más por la inoperancia propia para dar dos pases seguidos y preocupar a San Miguel, sin fútbol ni ideas, pero cuanto menos con ganas.
El gol de San Miguel fue un claro ejemplo de este equipo de Morón, que parece estar en otra "frecuencia" dentro de la cancha: infracción de Nicolás Henry al borde del área, sobre el vértice izquierdo, el inoxidable Joaquín Pucheta, arquero visitante que sorprende acercándose al lugar de la falta, con la intención de tomar el envío, junto a Nahuel Luján, el interesante "10" de Los Polvorines.
Conclusión?... En una jugada sorpresiva, pero con tiempo de reaccionar, de haber estado atento alguno de los jugadores locales, Pucheta abre sobre la derecha, para un Luján total y absolutamente solo, dentro del área, que supo aprovechar la "siesta" de toda la defensa y los medios del Gallo, cruzando el remate junto al poste diestro, ante la salida de Juan Martín Rojas.
Uno a cero a los 38 del primer tiempo, mérito al "laboratorio" del entrenador visitante, Gustavo "Sapito" Coleoni y a la desconcentración alarmante de los propios, que ni siquiera atinaron a correrlo a Luján, por lo menos para salir en la foto del unico gol del partido.
Y en el complemento, la historia repetida hasta el hartazgo, de la impotencia de un equipo sin volumen de juego, ni ideas, ni mucho menos precisión para dar dos pases seguidos con destino cierto, ni jerarquía individual para salvar la pobreza de conjunto, y lo que es aún peor, con la amarga sensación de poder seguir jugando 90 minutos más, sin ser capaces de generar una sola acción manifiesta de gol, ni siquiera hablemos de empatar o mucho menos dar vuelta el resultado.
Perdió Morón, otra vez, con una acción ajena propia de un partido amateur y sin respuestas propias que en algún momento dieran lugar a la esperanza de rescatar un punto, ante un modesto rival, en casa y frente a su gente.
Ahora quedará visitar a Temperley, otro de andar irregular, en el Beranger, para cerrar esta pobre primera rueda y esperar a que el nuevo técnico, sea Cristian Díaz o quien asuma, logre operar un cambio tan radical, que hoy parece difícil de pensarlo.
Pero el corazón de hincha siempre va a primar sobre la razón y sus evidencias repetidas.
Un corazón de hincha que, en 18 fechas e incluso antes, desde el cierre del torneo pasado, viene soportando un destrato innecesario.
"Aguante corazón (de Gallo), aguante!"...
@elgallogustavo.
📸: Deportivo Morón.
Como se arregla este Frankestein ?? Y si, este equipo es un monstruo creado por una secretaria tecnica incapaz de elegir buenos jugadores y un Fabian que perdio la brujula lamentablemente enredado en esa teleraña de dirigentes que prometen una cosa y hacen otra. Escuche en un medio de los viernes a la noche que uno de los integrantes de la secretaria tecnica decia que tenemos un GRANNN EQUIPO, jaja. Le digo a ese dirigente que Moron cosecho hasta ahora 22 puntos sobre 54 en juego (40% de los puntos) y de local jugo 10 partidos y obtuvo 14 puntos sobre 30 en juego (47% de los puntos). Pesima y terrorifica campaña, que solo se sostiene porque estamos aún lejos de los de abajo que siguen perdiendo gracias a Dios. No nos mientan mas, armen un equipo para ascender, traigan 4 refuerzos de jerarquia YAAAAA y ojala Cristian Diaz arregle este Frankestein. Aguante Gallo !!
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