domingo, 17 de agosto de 2025

En la última, perdió con el último

En la última, Morón perdió con el último.

En efecto, en la última "bola", de la tarde en Remedios de Escalada, el Gallo que comenzó ganando, se quedó con las manos vacías frente a Talleres, que lo fue a buscar en el complemento y lo dio vuelta en el agregado, para soñar con permanecer en la categoría.

Una vez más, como otras tantas veces en la historia reciente (y no tanto del Deportivo Morón), se perdió el partido que no debía perderse, por más que dentro de la cancha siempre resultan once contra once y pocas veces importa (o tiene decisiva incidencia) cómo llegan en la previa.

Lo cierto es que Morón cayó en su visita a Escalada, frente al último de su zona, Talleres, que pese a levantar en las últimas fechas, no deja de ser el equipo de peor rendimiento, junto a Defensores Unidos de Zárate, ambos dependiendo de algo más que un "milagro" para no descender a la "B" Metro.

Y por si fuera poco, Morón lo empezó ganando con justicia, a los '33 del primer tiempo, luego de una jugada preparada, del "laboratorio" en la semana de Walter Otta, en la que Juan Manuel Olivares (nuevamente en el once de inicio) amagara con un centro al área, en un tiro libre en tres cuartos rival, y cediera por el centro a Mariano Bíttolo, quien metiera un pase en "cortada" fenomenal para Fabricio Sanguinetti, que en diagonal del centro a la izquierda del área chica, sacara un zurdazo inapelable contra el vértice superior zurdo del arco de Damián Tello, el "1" de Talleres.

En rigor de verdad, dentro de un arbitraje indisimuladamente "localista" de Yamil Possi, quien no tuviera injerencia decisiva en el resultado final del partido, pero que "pitara" todas las "chiquitas" en favor del dueño de casa, en particular durante el segundo tiempo, la posición del uruguayo en el gol del Gallo, desde el ángulo sesgado que ofrecía la televisión por su habitual app, resultó más que fina, y pese a que pareciera partir en la misma línea del último defensor (nobleza obliga, ya que tanta veces nos hemos quejado y con razón, de los "errores" arbitrales en perjuicio de Morón), bien pudo invalidar la acción por posición adelantada, como convalidar el tanto de la ventaja inicial, tal cual lo hiciera.

Tras el uno a cero del Gallito, que guardaba su correlato con el desarrollo del encuentro hasta ese momento, bien pudo aumentar la ventaja el equipo de Otta, que supo manejar los tiempos de aquel primer tiempo y contó con un par de chances para ampliar el marcador, aunque en los instantes finales de la etapa, dejó entrever desacoples defensivos, máxime a partir de la lesión de Emilio Lazza, promediando la primera etapa y su reemplazo por Joaquín Livera, de lo más pobre del equipo, junto a Matías Cortave (reemplazante de Franco Lorenzón), con responsabilidad directa en el tanto del empate local.

Ya en el complemento, el Morón que saldría al campo de juego en Escalada, poco y nada tendría que ver con ese Gallo dominante y en ventaja de los '45 iniciales, resignando protagonismo en beneficio de las necesidades de un Talleres voluntarioso pero limitado, y fundamentalmente, sin la intensidad que lo llevara a ponerse en ventaja y a manejar el trámite, sin ser jamás un dechado de grandes virtudes.

Y así llegaría el empate de Talleres, a los 4 minutos del segundo tiempo, luego de (otra vez, al igual que una semana atrás, en el descuento de Estudiantes de Río Cuarto, en el Oeste), una pelota que nadie pudiese terminar de despejar y la dejaran "viva" en la puerta del área propia, para que una buena asistencia en profundidad con destino a Camilo Viganoni, aprovechando el errático intento de anticipo de Cortave, que no haría otra cosa que dejar solo al "7" local con Julio Salvá, para "puntearla" al gol de la igualdad en Escalada, cuando el partido parecía "a pedir" de Morón, en el entretiempo.

A partir de allí, y como tantas otras veces en la historia reciente (y no tan reciente), el Gallo le daría "vida" a un Talleres que parecía "muerto" (o casi "finado"), durante el primer tiempo, no sólo por la desventaja parcial, sino fundamentalmente dada la ausencia de argumentos futbolísticos para intentar revertir la historia por exclusivo mérito propio y sin "ayuda" ajena.

Y si bien Morón pudo recuperarse con el correr de los minutos e ir en búsqueda de un triunfo necesario para no perder el "tren" del campeonato, generando algunas chances para volver a ponerse en ventaja, también "desnudaría" la endeblez de una defensa, otrora sólida y el punto de partido del buen andar colectivo, con pobres rendimientos de casi toda la defensa, a excepción de Juan Manuel Cabrera y Lazza, mientras estuvo en cancha.

Hasta que Mariano Bíttolo y Pablo Ferreira resultaran reemplazados, ambos al límite de sus posibilidades físicas y resguardados por esa misma razón y en virtud de la seguidilla de futuros compromisos, perdiendo a partir de allí la preeminencia en la zona media y permitiendo que Talleres volviese a sentirse capaz de "lastimar", como lo hiciera en el epílogo del partido.

Y es que, de una pelota que terminaría en gol de Morón, impulsada por Ivo Costantino, pero invalidada por presunta carga contra el arquero local (si se tratase de Gimnasia de Mendoza o de Jujuy, hubiesen sancionado con idéntico criterio?), un mal retroceso de Morón y un pase largo, encontraría a Camilo Viganoni, el autor del empate, con demasiado terreno para correr y mandar el centro, gracias a una sucesión de errores visitantes (el mal cálculo de Franco Vázquez en el cierre por el lateral diestro, Livera que había quedado "anclado" en ofensiva y lejísimo de la jugada, Cortave que "empantanado" en el área chica no llegaría a interceptar el envío, que además superaría a Cabrera, sin relevo alguno a sus espaldas), para que la pelota le quedara en soledad, por el lado opuesto a Leonel Barrios y el "9" local no desperdiciara el "regalo" y la impulsara por debajo del cuerpo de Salvá, para el impensado 2 a 1 de Talleres de Remedios de Escalada, en el tercer minuto agregado de los cinco al tiempo reglamentario.

En definitiva, tres puntos "ganables", más allá que todos los partidos hay que jugarlos y cualquier rival ofrece su resistencia, y que encima se estaban ganando con justicia, al término del primer tiempo, terminaron por convertirse en una derrota dolorosa, que recorta sueños y enciende alarmas de rendimientos individuales que no se hallan a la altura de lo que está en juego.

Ahora llega otro "raid" de tres partidos de local, al igual que al final de la primera rueda, donde el Gallo deberá sumar la mayor cantidad posible de puntos, y si fuera factible los nueve en disputa, para no poner en riesgo su clasificación actual al Reducido y, quien te dice..., volver a ilusionarse con no abandonar la pelea por el primer puesto del grupo.

Por lo pronto, a ganar el duelo con Mataderos, con la plusvalía emocional que conllevan este tipo de partidos clásicos, máxime de local.

Sin margen de error.


@elgallogustavo.



       📸: Deportivo Morón.


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