Pues bien y luego de presenciar el empate en dos ante Deportivo Armenio,
en cotejo válido por la 11° fecha del torneo de la "B" Metro, ante un Francisco
Urbano nuevamente colmado, seducido ante el trabajoso triunfo de una semana
antes ante Colegiales en Munro y a la postre, una vez más abandonado en su
ilusión, ante una nueva promesa no corrrespondida de coqueteo con el liderazgo
del campeonato, podemos concluir sin temor al error que ambas personalidades
conviven patológicamente en este Gallito bipolar, propietario de una ofensiva
temible y letal (Mr. Hyde) y al mismo tiempo de una faceta defensiva de terror,
sin importar la condición de local ni la mayor o menor complejidad que
represente su rival (Dr. Jeckyl).
Es que este Morón que buscaba ante Deportivo Armenio, situarse a sólo dos
unidades de los punteros, con la posibilidad matemática de abrazar la cima en
soledad, de vencer a Barracas Central en el postergado de la 7° jornada, comenzó
ganando con un golazo descomunal de ese monstruo sagrado del gol, llamado entre
sus acólitos como Damián Emilio Akerman (el undécimo en diez partidos en la
temporada y el 107 con la camiseta que pareciera llevar grabada en la piel), con
dominio territorial, prepotencia en la categoría de sus jugadores y todo un
marco a su favor, para manejar el balón y aumentar la ventaja cuando se lo
propusiera, y sin embargo en sólo diez minutos se lo dieron vuelta y tras
alcanzar el empate poco antes del cierre de la primera etapa, en el complemento
pudo y hasta debió retirarse derrotado del campo de juego, de no mediar entre
cuatro y cinco intervenciones magistrales de ese número uno en todo sentido que
afortunadamente lleva el buzo de arquero del Gallo y se apellida Migliardi,
aunque para el Pueblo del Deportivo Morón simplemente se trate del inoxidable
gran "Capitán Chiche".
Y es que todo lo bueno y muy bueno que desarrolla el Gallito de tres
cuartos de cancha en adelante, lo dilapida irremediablemente con una defensa que
no para contrario alguno y cada partido juega peor, no importa que defienda con
tres, con cuatro, con cinco o con el Cuartel de Bomberos Voluntarios de Morón en
pleno.
Y la simbología utilizada no es azarosa, porque realmente la última línea
del Gallo es un incendio, donde más allá de discusiones tácticas, sorprende y
asusta por el magro rendimiento reiterado de sus protagoniatas individuales, a
lo que debe sumársele un desorden táctico que no ayuda, y que lamentablemente se
irradia e iguala, en mayor o menor medida, a todas las líneas del equipo.
Seguramente, desde el cuerpo técnico y por su puesto los jugadores, habrá
que seguir trabajando para encontrar las respuestas a todos los interrogantes
que genera fecha tras fecha, una errática defensa que ya permitió dieciseis
goles en once encuentros y que partido a partido se encarga de agrandar y erigir
en figura a cuanto delantero adversario los enfrente.
Y habrá que urgar profundo porque ya se probaron dos sistemas tácticos
diferentes y hasta la totalidad de defensores con que se cuenta en el plantel
(salvo los juveniles), y lejos de hallarse algún atizbo de solución,
defensivamente el equipo se muestra cada fecha más permeable, inseguro, nervioso
y lo dicho, desordenado tácticamente.
Y tal vez, y sólo tal vez, una de las razones de tanto desajuste y
desbarajuste defensivos, deba buscarse tanto en la indefinición de un esquema
táctico único y unívoco, como en la rotación por prueba y error de la totalidad
de los protagonistas en materia defensiva, sin terminar de conformar ni un
planteo base ni una última línea titular, previsible y con la suficiente
confianza y ensamble que sólo otorga la continuidad.
Del empate en dos con Armenio, quizá puedan extraerse algunas conclusiones
valederas. A saber:
1) Que Ariel Otermín, por ejemplo, comenzó siendo uno de los puntos más
altos de la defensa y hoy quizá sea el más bajo, y tal vez ello obedezca a que
ha sido a la fecha, el único jugador que sin resignar continuidad, ha tenido que
deambular por la totalidad de las posiciones defensivas, cualquiera que fuese el
esquema, desde su inicial ubicación como lateral por izquierda, hasta su actual
desempeño por la franja opuesta, sin olvidarnos de su paso como líbero en
algunos cotejos. Quizá sea hora de despojarlo de su uniforme de "comodín" o
"paria" defensivo para que recupere perfil y nivel en su habitual puesto de
marcador de punta zurdo;
2) Con este pequeño movimiento se abriría un pequeño abanico de
posibilidades, máxime manteniendo la línea de cuatro en el fondo y teniendo dos
alternativas aguardando en el banco de los suplentes: desde un lateral derecho
bien definido y poco utilizado, como Osvaldo Héctor Vila, hasta un
lateral-volante más versátil y de demostrado rendimiento, aún con el perfil
cambiado, como Alejandro David Espinoza.
3) Ya en la mitad del campo, Claudio Martín Cabrera constituye claramente
un jugador de otra categoría y que marca diferencias, cuando tiene la espalda
bien cubierta, en la faz ofensiva y fundamentalmente, hasta que el físico le
aguanta. En cualquier otro caso, el riocuartense va a estar desaprovechado y el
equipo ofrece demasiadas ventajas y huecos por su banda.
4) La necesaria inclusión de Lionel Coudannes ha de generar en el cuerpo
técnico de esos problemas "agradables", porque frente a Armenio y luego de una
primera etapa en la que se lo notó perdido, repuntó en el complemento y fue de
lo mejorcito dentro del desorden que también caracterizó al mediocampo;
5) Dante Martín Zúñiga no desentonó en su vuelta, oficiando de carrilero
por izquierda, aunque quedaría en evidencia que el oriundo de Cutral Có es
volante central y rinde positivamente más en el centro del campo,
6) Tranquilos que no todas son pálidas, ya que el Gallo encontró el
enganche que desde "Quique" Seccafien viene buscando sin suerte, finalmente
hallado en el "Pipi" Armando René Lezcano, que llegó como suplente de Mariano
Messera y hoy se adueñó de la diez titular, tanto de las gambetas, los pases en
profundidad y los tiempos del equipo;
7) Y lo mejor, sin dudas, en la ofensiva, con un Damián Akerman cada día
más vigente e intratable, que incluso puede elegir compañero de lujo, entre su
ocasional dupla de ataque y las grandes alternativas que aguardan en el banco.
De hecho y en este punto, un Mariano Matías Martínez, pronta e injustamente
criticado, es sólo tres partidos ha justificado la confianza que le depositara
el "Gato" Daniele, a partir de un buen entendimiento con Damián, una bonita
definición en el segundo gol y una chance clarísima en un tiro libre en el
primer tiempo, que Marcos Jara, el arquero de Armenio, no tuvo más alternativa
que verla pasar y rezar para que saliera el balón desviado. Y lamentablemente
para Morón, los ángeles de la fortuna estuvieron de su lado.
En definitiva y luego de aquella pregunta retórica tras la derrota
categórica frente a Chacarita, únicamente no traducida en los números, hoy
finalmente nos animamos a una respuesta: Dr. Jeckyl y Mr. Hide conviven
patológicamente en este Morón bipolar, que mata despiadadamente en ofensiva,
pero que al mismo tiempo se suicida irremediablemente en la faz defensiva. De
quién finalmente triunfe en esta fraticida lucha interna, dependerá en gran
medida la suerte final de este Deportivo Morón, capaz de hacernos vivir el cielo
y el infierno en apenas '90 de juego.
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