“Caminando la cancha” se hará imposible ganar cualquiera de
estos “mano a mano” con sabor a finales del mundo, de los cuales ya perdimos el
primero frente a la UAI Urquiza,
cuando de haber conseguido sólo un empate y de acuerdo a los resultados de
nuestros rivales directos, por estas horas ya estaríamos salvados
matemáticamente.
“Caminando la cancha” volveremos a depender de los méritos y
las alegrías ajenas, como en su momento, de las atajadas de Matías Colocca y
Villa San Carlos, para poder adquirir la tranquilidad de espíritu suficientes,
como para poder soñar con el Reducido o, aunque sea, con una renovación casi
completa de principios de junio en adelante, para “barajar y dar de nuevo” en la
venidera temporada 2014/2015, que merced al “mamarracho” de la reestructuración
del fútbol argentino y sus reclasificatorios caprichosos y aprobados “de los
pelos”, otorgará cuatro ascensos a la “B” Nacional o futuro “Torneo Nacional”.
“Caminando la cancha” habremos de padecer en silencio,
pegados a la radio con transmisiones ajenas o repasando a cada momento, en
nuestros lugares habituales de trabajo o de estudio, los principales portales
de ascenso o la páginas favoritas de las redes sociales, para seguir el minuto
a minuto, el venidero martes, el derrotero de resultados protagonizados por Defensores
de Belgrano y Flandria; en la esperanza no exenta de angustia, que sus rivales
de turno hagan por nosotros lo que hemos sido incapaces de alcanzar por méritos
propios, dilapidando en tres fechas las acreencias acumuladas en las primeras
cinco jornadas de Pasini, sin las cuales hoy estaríamos irremediablemente
condenados.
“Caminando la cancha” sólo podremos alegrarnos con victorias
extrañas y hasta gritar a voz en cuello goles ajenos, con tal que nos permitan
encarar las últimas dos fechas de este tortuoso torneo, con la mansedumbre
anhelada por el mantenimiento matemático de la categoría, en la certeza e
íntima felicidad que, al mismo tiempo, habremos de presenciar los últimos
minutos en cancha, de algunos auténticos “pingüinos” disfrazados de
futbolistas, quienes desvistieron la camiseta del Gallo durante una temporada,
en el marco de una canonjía costosa desde lo monetario, la salud emocional de
los hinchas y el prestigio deportivo rifado.
“Caminando la cancha” volveremos a ser convidados de piedra
a la hora de los festejos y las vueltas olímpicas de final de fiesta, además de
“puntos” en esta tómbola maldita de decisiones erróneas tomadas a principios de
temporada, y luego sostenidas desde la soberbia repetida e insultante de los
actores con responsabilidad directa en el dislate, a la hora señalada de la
justificación absurda de la contumacia y la imbecilidad, en la toma de
decisiones que se sufren simple y se pagan doble y caro.
“Caminando la cancha” deberemos resignarnos a admitir que
las armas las carguen y martillen nuestros rivales directos, en el contexto de
una suerte de “ruleta rusa” nefasta y conocida hasta el hartazgo, donde de los
desatinos puertas adentro nos salvan los enemigos fronteras afuera, y luego,
por si no tuviésemos suficiente calvario, estaremos obligados a volver a
asistir con renovados asombro y pavura, al relato condescendiente y
maquiavélico de los objetivos cumplidos y las hipócritas “palmadas en la
espalda” a los hacedores de la debacle.
“Caminando la cancha” volveremos a caer en la cuenta que
“San Salvador” Pasini es un cura milagrero y un santo beato, en proceso de
canonización en vida, todo al mismo tiempo y por idéntico módico precio, sin el
cual hubiésemos perdido la categoría hace varias fechas, entre la indolencia
negligente de algunos, la falta de compromiso intolerable de otros tantos y la
cobardía futbolística presente en más de uno; con protagonistas que parecieran
ajenos o insensibles a los desafíos de la hora, o bien, jamás estuvieron a la
altura de los acontecimientos y las demandas de este club tan grande, lo mismo
que quienes tuvieron la oportunidad de optar por otras alternativas y
finalmente, los terminaron escogiendo, para (mal) representarnos dentro de un
campo de juego.
“Caminando la cancha” sin alma y desangelados, habrán de
procurarse nuevos destinos en sus carreras profesionales, agotando las horas de
su confortable estadía en la institución que sólo nosotros amamos, mientras el
corazón del hincha se desgarra y sangra, sin que pareciera importarle a nadie;
mientras los procesos comiciales dominan la escena y las promesas electorales
vaticinan éxitos y futuros de grandeza, a contramano de este presente deportivo
de vergonzante tristeza y angustia hasta en “tiempo recuperado”.
“Caminando la cancha”, en lo inmediato, nos aguardan aún dos
“mano a mano”, con dudosa capacidad anímica como para enfrentarlos con
posibilidades de éxito, a sabiendas que más allá de los esfuerzos denodados de
“San Salvador” Pasini, los “pingüinos” no entienden de compromiso ni de amor
propio, como sus mentores no comprenden de autocrítica ni de sentido común al
momento de las contrataciones.
“Caminando la cancha”, en definitiva, sólo podremos aspirar
a enfrentar ya descendidos, tanto a Defensores de Belgrano como a Flandria,
para no tener que soportar dos nuevos “partos” complicados, en los próximos y
decisivos quince días; por la salud de nuestras arterias y en la certeza que,
más allá de su intervención providencial y “divina”, “San Salvador” de los
“milagros”, santo beato en proceso de canonización en vida…, tampoco es “Dios,
todo poderoso”.
“Caminando la cancha”… De aquí y hasta el final del torneo.
“Dios te salve, Pasini”…, y líbranos de los “pingüinos”.
RECEN POR MI (si las elecciones se los permiten).
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