domingo, 11 de mayo de 2014

“Caminando la cancha” (de aquí y hasta el final del torneo).


“Caminando la cancha” se hará imposible ganar cualquiera de estos “mano a mano” con sabor a finales del mundo, de los cuales ya perdimos el primero frente a la UAI Urquiza, cuando de haber conseguido sólo un empate y de acuerdo a los resultados de nuestros rivales directos, por estas horas ya estaríamos salvados matemáticamente.

“Caminando la cancha” volveremos a depender de los méritos y las alegrías ajenas, como en su momento, de las atajadas de Matías Colocca y Villa San Carlos, para poder adquirir la tranquilidad de espíritu suficientes, como para poder soñar con el Reducido o, aunque sea, con una renovación casi completa de principios de junio en adelante, para “barajar y dar de nuevo” en la venidera temporada 2014/2015, que merced al “mamarracho” de la reestructuración del fútbol argentino y sus reclasificatorios caprichosos y aprobados “de los pelos”, otorgará cuatro ascensos a la “B” Nacional o futuro “Torneo Nacional”.

“Caminando la cancha” habremos de padecer en silencio, pegados a la radio con transmisiones ajenas o repasando a cada momento, en nuestros lugares habituales de trabajo o de estudio, los principales portales de ascenso o la páginas favoritas de las redes sociales, para seguir el minuto a minuto, el venidero martes, el derrotero de resultados protagonizados por Defensores de Belgrano y Flandria; en la esperanza no exenta de angustia, que sus rivales de turno hagan por nosotros lo que hemos sido incapaces de alcanzar por méritos propios, dilapidando en tres fechas las acreencias acumuladas en las primeras cinco jornadas de Pasini, sin las cuales hoy estaríamos irremediablemente condenados.

“Caminando la cancha” sólo podremos alegrarnos con victorias extrañas y hasta gritar a voz en cuello goles ajenos, con tal que nos permitan encarar las últimas dos fechas de este tortuoso torneo, con la mansedumbre anhelada por el mantenimiento matemático de la categoría, en la certeza e íntima felicidad que, al mismo tiempo, habremos de presenciar los últimos minutos en cancha, de algunos auténticos “pingüinos” disfrazados de futbolistas, quienes desvistieron la camiseta del Gallo durante una temporada, en el marco de una canonjía costosa desde lo monetario, la salud emocional de los hinchas y el prestigio deportivo rifado.

“Caminando la cancha” volveremos a ser convidados de piedra a la hora de los festejos y las vueltas olímpicas de final de fiesta, además de “puntos” en esta tómbola maldita de decisiones erróneas tomadas a principios de temporada, y luego sostenidas desde la soberbia repetida e insultante de los actores con responsabilidad directa en el dislate, a la hora señalada de la justificación absurda de la contumacia y la imbecilidad, en la toma de decisiones que se sufren simple y se pagan doble y caro.

“Caminando la cancha” deberemos resignarnos a admitir que las armas las carguen y martillen nuestros rivales directos, en el contexto de una suerte de “ruleta rusa” nefasta y conocida hasta el hartazgo, donde de los desatinos puertas adentro nos salvan los enemigos fronteras afuera, y luego, por si no tuviésemos suficiente calvario, estaremos obligados a volver a asistir con renovados asombro y pavura, al relato condescendiente y maquiavélico de los objetivos cumplidos y las hipócritas “palmadas en la espalda” a los hacedores de la debacle.

“Caminando la cancha” volveremos a caer en la cuenta que “San Salvador” Pasini es un cura milagrero y un santo beato, en proceso de canonización en vida, todo al mismo tiempo y por idéntico módico precio, sin el cual hubiésemos perdido la categoría hace varias fechas, entre la indolencia negligente de algunos, la falta de compromiso intolerable de otros tantos y la cobardía futbolística presente en más de uno; con protagonistas que parecieran ajenos o insensibles a los desafíos de la hora, o bien, jamás estuvieron a la altura de los acontecimientos y las demandas de este club tan grande, lo mismo que quienes tuvieron la oportunidad de optar por otras alternativas y finalmente, los terminaron escogiendo, para (mal) representarnos dentro de un campo de juego.

“Caminando la cancha” sin alma y desangelados, habrán de procurarse nuevos destinos en sus carreras profesionales, agotando las horas de su confortable estadía en la institución que sólo nosotros amamos, mientras el corazón del hincha se desgarra y sangra, sin que pareciera importarle a nadie; mientras los procesos comiciales dominan la escena y las promesas electorales vaticinan éxitos y futuros de grandeza, a contramano de este presente deportivo de vergonzante tristeza y angustia hasta en “tiempo recuperado”.

“Caminando la cancha”, en lo inmediato, nos aguardan aún dos “mano a mano”, con dudosa capacidad anímica como para enfrentarlos con posibilidades de éxito, a sabiendas que más allá de los esfuerzos denodados de “San Salvador” Pasini, los “pingüinos” no entienden de compromiso ni de amor propio, como sus mentores no comprenden de autocrítica ni de sentido común al momento de las contrataciones.

“Caminando la cancha”, en definitiva, sólo podremos aspirar a enfrentar ya descendidos, tanto a Defensores de Belgrano como a Flandria, para no tener que soportar dos nuevos “partos” complicados, en los próximos y decisivos quince días; por la salud de nuestras arterias y en la certeza que, más allá de su intervención providencial y “divina”, “San Salvador” de los “milagros”, santo beato en proceso de canonización en vida…, tampoco es “Dios, todo poderoso”.

“Caminando la cancha”… De aquí y hasta el final del torneo.

“Dios te salve, Pasini”…, y líbranos de los “pingüinos”.

RECEN POR MI (si las elecciones se los permiten).

                                       Foto archivo: Osvaldo Abades.

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