domingo, 27 de septiembre de 2015

En la última "bola" encontró su "recompensa".

Y en ocasiones, muy de vez en cuando, la justicia se "amiga" con el fútbol y se hace "presente" al cabo de un partido, de la categoría que sea, y en cualquier parte del mundo.

Y eso es, precisamente, lo que ocurriría con la "chapa" final del encuentro entre Morón y Almagro, disputado en una agradable mañana de primavera, en el Nuevo Francisco Urbano, cuando el Gallo en la última "bola" del cotejo, hallaría finalmente la diferencia buscada durante los '90, en el debut goleador de su jugador menos pensado y más atrevido y desequilibrante: Junior Leandro Mendieta.

"Premio", sin dudas, a la vocación ofensiva permanente del equipo de Blas Giunta y a sus ganas de quedarse con los tres puntos y, al mismo tiempo, "castigo" al amarretismo progresivo de un elenco de Fernando Ruiz, que teniendo argumentos futbolísticos para aspirar a más, se "enamoró" del empate, en especial a partir del complemento, este Gallo que venía de sobrellevar su "semana negra", con dos derrotas impensadas en fila (Fénix de local e Italiano en Ciudad Evita), supo reponerse a tiempo de sus dudas y hasta del "mal de ausencias" que lo afligiera (registró cuatro cambios, uno por lesión y los restantes tres por suspensiones disciplinarias), para quedarse con un triunfo necesario y fundamental, de cara al tramo decisivo del presente campeonato.

Porque, sin jugar bien, pero con la actitud y la solidaridad colectivas de siempre, el Deportivo Morón intentó desde el minuto cero, frente a un rival difícil y directo en la "pelea" por ingresar al Reducido, sobreponerse a sus limitaciones habituales en la generación de juego y, en especial, a su carencia de profundidad y contundencia en el arco de enfrente, para "meter y meter" los '90 y, en una de esas, "acertar" alguna para que el triunfo quede en "casa".

No por casualidad, el desarrollo de la jugada decisiva del encuentro, es decir, aquella que le diera el gol agónico y merecido a Morón, habría de gestarse entre dos de sus "actores protagónicos", uno por el esfuerzo encomiable que "regala" partido a partido y, el otro, por el desequilibrio ofensivo que genera, cada vez que se hace dueño de los ataques del Gallo: corría el minuto '90 y mientras Yamil Possi, árbitro del cotejo, adicionaba tan sólo tres minutos al tiempo reglamentario, una vez más y como toda la mañana de domingo, Cristian Román Yassogna tomaría "la lanza", por su banda derecha ("pelada" de tanto trajinarla y transitarla, tanto hacia adelante como en retroceso), para luego de un rodeo, probar al arco desde afuera, con la "fortuna" (o "justicia" futbolera) que la "comba" ensayada terminaría lejos del arco, pero propiciando una asistencia perfecta para Junior Mendieta, que ingresando sigilosamente por detrás de la defensa, fusilaría al arquero del Almagro, para hacer "delirar" al Pueblo del Gallito y ajustar el resultado a los merecimientos futbolísticos.

Porque Morón siempre había sido más, a pesar de su escasez de volumen de juego (aspecto en el cual, habría de "extrañar" y mucho a Federico Domínguez), y había también contado con las mejores y a la sazón, únicas chances de gol del encuentro, a partir de un par de cabezazos peligrosos de Diego Barrios Suárez (otra vez, de buen rendimiento, ganando mucho a la defensa rival y anticipando las salidas del arquero visitante), otro "testazo" de Ariel Otermín, un remate desde lejos de Kevin López, una "salvada" en la línea al remate de Cristian Lillo, y otras dos oportunidades en los pies de Junior Mendieta, primero con una "volea", en el primer tiempo y, más tarde, en el complemento, con un mano a mano conjurado por Facundo Espíndola, el joven reemplazante de Agustín Gómez.

Mientras tanto, del otro lado, Carlos Morel habría de convertirse, con el paso de los minutos, y en particular durante todo el segundo tiempo, en un verdadero "espectador de lujo", dado que Almagro apenas generaría un par de aproximaciones esporádicas, en la etapa inicial, con un remate cruzado de Rodrigo Holgado, el "siete" visitante y una buena jugada colectiva, cuyo remate final del propio media punta "Tricolor", terminaría rebotando en la espalda de su compañero, Oscar Altamirano y, por esta última intervención, finalmente invalidada por un presunto off side.

Aquello que sí recuperaría el once de Giunta, con la vuelta de su capitán, Emiliano Mayola, y a pesar de la baja por lesión de Nicolás Gásperi, es la solidez defensiva que había cimentado en su invicto de once fechas, y que por el contrario, hubo de evidenciar graves desacoples en las recientes dos derrotas.

En este sentido, y con Ariel Otermín desenvolviéndose como primer marcador central, sin dudas el rol en el que más y mejor rinde, la totalidad de la última línea del Gallo volvería a tener un gran partido, con otra actuación destacada de Cristian Broggi (le tocó contener las subidas de Emiliano Ronconi, lateral derecho visitante y nuevamente lo hizo muy bien), la seguridad y sobriedad habituales de Emiliano Mayola y el correcto acompañamiento de Carlos Ramos, por cuyo sector intentó desequilibrar ese buen jugador, llamado Damián Arce, a quien luego de "perder" en un par de ocasiones, luego hubo de controlarlo sin problemas, hasta hacerlo "desaparecer" del encuentro (un "Lito" Ramos que, lamentablemente, recibiera la quinta tarjeta amarilla y será baja en la próxima visita al "Gallego").

Asimismo, destacar y saludar el esperado regreso a las canchas, de Damián Ezequiel Toledo (ingresó en el segundo tiempo, en reemplazo del "batallador", Mauro Montenegro), luego de su prolongada inactividad por una grave lesión ligamentaria, sufrida a comienzos de temporada.

Por último, párrafo aparte para Yamil Possi, árbitro del cotejo que, como su colega, José Carreras, el último miércoles ante Italiano, condicionaría en varios pasajes a los jugadores del Gallo, "pitando" todas las "dudosas" para la visita y, en contrapartida, no sancionando de igual modo las faltas cometidas por los defensores de Almagro, en particular las del rústico y áspero Abel Luciatti, quien "maltrataría" todo el partido, tanto a Barrios Suárez como a Mendieta, sin siquiera resultar amonestado.

Aunque, en definitiva, y más allá de los fallos dudosos de Possi y el amarretismo de un rival que, procedente de tres victorias consecutivas, sin recibir goles en contra, habría de "enamorarse" demasiado pronto del cero a cero, muy de "tanto en tanto" y cada vez menos, en algunas ocasiones la "justicia" se "amiga" con el fútbol y "decora" el resultado de un encuentro, de acuerdo a los merecimientos futboleros.

Y Morón, en la última "bola" de la mañana, encontró su justa "recompensa".

En cualquier parte de mundo y sin importar la categoría..., bienvenida la "justicia" al fútbol.



Gustavo Adrián Requelme.
@elgallogustavo.



                          Foto: gentileza, Osvaldo Abades (h).

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