miércoles, 25 de noviembre de 2015

A '180 del sueño que nos desvela... Dos de cuatro.

Para ser descarnadamente sinceros, con nosotros mismos y con Uds., amigos lectores, en momentos como éste, resulta realmente complicado dividir la emoción y el sentimiento puro, del análisis periodístico, como para intentar mantener la mínima compostura profesional, a la misma hora que el corazón de hincha desborda y nos lleva por caminos de ilusión y festejo.

Porque si bien, es imprescindible mantener la mesura, puesto que aún no se ha logrado nada, como en el caso de todos Uds., amigos lectores, hoy tenemos más ganas de "revolear" los papeles y salir a gritar a voz en cuello, que de analizar las razones futbolísticas de un triunfazo, que nos deja a las puertas de un ascenso demorado durante más de 25 años, y de una vuelta olímpica "soñada" despierta, tantas (pero tantas) veces, como días acumulan los almanaques desde 1990 a esta parte.

Y es que, como también suele ocurrir en materia de "destino" y, por qué no, hasta de designios divinos insondables e inexplicables, tal vez la temporada menos pensada, con el plantel más humilde y en medio de la situación institucional más desfavorable, los "planetas" hayan de alinearse de una vez por todas, para que podamos liberar tanta amargura y frustración repetidas y contenida, y accedamos finalmente a esa gran alegría que tanto (pero tanto) nos merecemos.

Morón volvió a regalarnos otra actuación para el "encuadre" en la retina de hincha, no tanto por sus argumentos futbolísticos (que también los tuvo), sino por otra muestra concluyente de fortaleza, actitud y personalidad de equipo admirable, capaz de hacerse fuerte en las difíciles, y en el contexto más desfavorable, y que, lejos de desconcentrarlos o desanimarlos, los ha unido y robustecido en lo individual y colectivo, por imperio de una dignidad, una hombría de bien y un solidaridad de conjunto, que pareciera hacerlos "invencibles" dentro y fuera de la cancha.

Ya que en otra demostración de carácter, y ante el Defensores poco lucido, pero efectivo de Rodolfo Della Pica, que liderara la última temporada de la "B" Metro, durante buena parte de su desarrollo y hasta las fechas de clausura de su calendario, el Gallo pudo doblegar con justicia por dos a uno, a un equipo complicadísimo en lo táctico, para acceder por mérito propio a la finalísima del Reducido por el segundo ascenso a la "B" Nacional 2016 y, al mismo tiempo, desde lo estrictamente estadístico, abortarle un invicto de ocho encuentros consecutivos y de nada menos que 38 partidos en su "fortaleza" particular del "Juan Pasquale", reducto donde no conocía la derrota desde marzo de 2014, frente a Barracas Central, incluyendo en dicho lapso, su derrotero completo y fugaz por la primera "C", luego de su descenso en la misma temporada.

Sin dejar de mencionar que, asimismo, habría de convertirse también en el único equipo capaz de anotarle dos goles en la actual campaña, al "monolítico" conjunto del Bajo, en su pequeña "fortaleza", donde Albano Anconetani, el "inoxidable" golero del "Dragón", finalizaría las 42 jornadas del campeonato pasado, ostentando junto a su sólida defensa, la "chapa" de equipo menos goleado de la temporada 2015.

Tal vez, Blas Armando Giunta haya sido capaz de transmitirle a sus dirigidos, aquella mística inolvidable de los '80, cuando el actual técnico del Gallo vestía la "5" de San Lorenzo de Almagro, y hoy este grupo de notables batalladores con la camiseta de Morón, se hayan erigido en la reencarnación y versión moderna y del fútbol de ascenso, de los "Camboyanos" azulgranas, famosos por suplir a base de un enorme corazón y amor propio, sus limitaciones y las falencias reiteradas de una economía "sanlorencista" en tiempos de grave crisis.

Por las razones que fueran, y en la templada noche de martes del Bajo Belgrano, el Gallo habría de demostrar bien temprano en el encuentro, al igual que una semana antes, ante Barracas de visitante, que no estaba dispuesto a oficiar de simple "partenaire" de "Defe", y que ni siquiera pretendía exponer su ilusión del pasaje a la final, mediante la "lotería" de una posible definición por penales.

Bajo esa idea, y a los '7 de comenzado el encuentro, la primera de las tantas y tan productivas corridas de Leonel Altobelli (que afortunadamente para la "causa" del Gallo, volvió a ser el mismo de sus mejores jornadas, precisamente en estas instancias decisivas), Luciano Goux, una abonado al juego brusco con mala intención, habría de aplicarle un codazo descalificar al propio delantero de Morón, lo que originaría la roja directa del central local, a instancias del juez asistente, en una sanción más que correcta de Héctor Paletta, a pesar de las airados e infundados reclamos de todo Defensores de Belgrano, que a nada de comenzado ya comenzaba a condicionarse solo.

Con la ventaja númerica, los de Giunta empezarían a sentirse más protagonistas del partido, tanto que a los '23 del primer tiempo y luego de un tiro libre desde la derecha, ejecutado por Cristian Yassogna, y rechazado por la defensa local, el rebote recaería en Ariel Otermín, en tres cuartos, que vistiéndose de Juan Román Riquelme, por un puñado de segundos, ensayara un pase "en cortada" sorpresivo y punzante dentro del área grande para Emiliano Mayola, quien a su vez se despacharía con un centro largo y preciso hacia el flanco opuesto, para que finalmente Cristian Yassogna definiera con una formidable volea de derecha y le "rompiese" el arco a Anconetani.

Como el "depredador" que huele sangre en su presa y va por más, pocos minutos más tarde, sobre los '35 de esa primera etapa, Mauro Montenegro habría de poner nuevamente a correr "mano a mano" a Leonel Altobelli, quien ingresando al área grande sería derribado claramente con falta, por Miguel Barbieri, para que otra vez Paletta, a instancias de su línea, sancionase el penal para el Gallo, convertido sin titubeos por el mismo Altobelli, luego de varios minutos de demora, por un Defensores desesperado y fuera de sí, que comenzaría a endilgarle a árbitro y juez asistente, las razones de una derrota cimentada en virtudes ajenas y deméritos propios, pero sin injerencia alguna de la terna arbitral, de muy buen desempeño.

Claro que, cuando se trata de Morón, sabemos perfectamente que, si no se sufre, no vale... Y tan sólo un minuto más tarde del segundo gol del Gallo, que parecía ya lapidario, y en la única falla defensiva de la visita en todo el partido, Damián Toledo perdería de vista en la marca a Miguel Barbieri y, ante el quedo en la salida de Carlos Morel, cabecearía solito y solo al descuento, luego de un preciso centro de Fernando Enrique.

Ya en el complemento, y a pesar de no poder sacar demasiado provecho del hombre de más, por la ausencia de control y dominio de balón en el medio (en ese aspecto, hubo de notarse la ausencia repetida de Federico Domínguez), el Gallo no habría de soportar sofocones de consideración en su defensa, gracias a una actuación descomunal de los cuatro del fondo, pero en especial de Nicolás Gásperi y Emiliano Mayola, quienes habrían de lidiar en cada centro y cada intento de pelota parada, con la "fuerza aérea" de "Defe", capitaneada por Lucas Buono, el mismo Barbieri y más tarde, también Gonzalo Gil.

Sin demasiada profunfidad para la contra, salvo por un mano a mano de Yassogna (la figura de Morón y de la cancha), bien contenido por Anconetani, aunque desde ángulo muy sesgado, las pocas expectativas locales habrían de diluirse allá por los '39 del segundo tiempo, cuando Fernando Enrique cruzara a destiempo y desde atrás al incansable Montenegro, para dejar a su equipo con nueve y permitirle al Gallo un cierre de partido más apacible, ahora sí con el manejo de la pelota, a partir del buen ingreso de Lucas Nanía.

Con el pitazo final del árbitro se desataría el festejo merecido de los once "gladiadores" del Gallito, mientras la locura invadía a los futbolistas locales, quienes incluido el expulsado Goux, intentarían agredir al árbitro del encuentro, cosa que en definitiva hubo lamentablemente de concretarse, en otro acto de barbarie de los tantos a los que nos ha acostumbrado nuestro fútbol, agravado en ese caso, por tratarse de alguno de los propios protagonistas, quienes sin dudas deberían dar el ejemplo contrario.

En definitiva, con mucha personalidad, corazón e inteligencia, el Deportivo Morón se metió de pleno derecho en la final del Reducido, en la cual podrá definir de local ante Almagro, en el Nuevo Francisco Urbano y ante su gente.

Amigos lectores, sabrán comprender..., pues hicimos cuanto pudimos. En ese delicado límite entre el análisis profesional y el sentimiento de hincha..., hoy sin dudas nos dejamos llevar por este último.

A 180 minutos del sueño que nos desvela desde hace casi 26 años.

Dos de cuatro... Y que se venga Almagro.


Gustavo Adrián Requelme.
@elgallogustavo.



                         Foto: gentileza, Osvaldo Abades (h).

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