Y los "milagros", en sí mismos, raramente existen..., o por lo menos, lo más seguro es que hay que "ayudarlos" para que efectivamente sucedan.
Morón no pudo pasar del empate (1-1) en la final de vuelta, y Almagro se alzó inobjetablemente con un segundo ascenso impensado, allá en Villa Raffo y a principios de año, pero lo concreto es que, al cabo del partido "extra large" de '180, el "Tricolor" resultó bastante más que el Gallo de Blas Giunta, diferencia claramente establecida en un lapidario 1-5 global.
Claro que, para Morón también resultó una sorpresa el haber accedido a esta definición del torneo Reducido, luego de una campaña despareja y con demasiados altibajos de rendimiento y que, sin embargo, alcanzaría para obtener un invicto de once fechas (algo que no se conseguía, desde hace no menos de 20 años), imponerse en cotejos clásicos (ambas veces a Almirante y ante Platense en el Nuevo Francisco Urbano), cosa no habitual desde el 2010 y el 4-0 a Nueva Chicago en el viejo estadio, y fundamentalmente, devolvernos la ilusión perdida de un sueño postergado de ascenso, del cual nos "despertaríamos" demasiado pronto en la final, es cierto..., aunque ello no le reste mérito alguno a lo conseguido, nada menos que una década más tarde del último acceso a una instancia decisiva.
Porque, futbolísticamente hablando, la final habría de cerrarse en Villa Raffo, con un impensado aunque justificado 4 a 0 de Almagro, que reduciría las chances del Gallo, a menos de la mínima expresión para la vuelta, tornando la levantada en "hazaña épica" y forzando una actuación tan brillante y contundente del equipo, como pocas veces (o jamás) hubo de registrarse durante el torneo, teniendo en cuenta los escasos dos antecedentes recientes de triunfos por cuatro goles, y ninguno de ellos por esa diferencia exacta de tantos (4-3 a Almirante y 4-2 frente a Riestra, ambos en el Oeste y en la primera rueda, cuando el equipo asomaba como más "contundente", de lo que finalmente terminaría siendo).
Quizá y sólo quizá, de haber variado alguna decisión táctica, durante el concluyente cotejo de ida en el "Tres de Febrero", "clausurando" el primer "chico" en el 0-2, a los 35 segundos de aquél complemento, en lugar de intentar ir en procura del descuento, tal vez la historia siguiente podría haber sido diferente..., aunque a esta altura de las circunstancias, tal hipotético análisis resulta menos que extemporáneo, y como bien suele afirmarse en el fútbol, todo es más sencillo, cuando se lo observa cómodamente sentado, desde arriba y sin presiones de protagonista, y se lo "critica" con el "diario del lunes" bajo el brazo.
Como sea, lo cosechado por este plantel y cuerpo técnico es digno de nuestro aplauso y reconocimiento, porque con sus evidentes limitaciones a cuestas y las irregularidades futboleras ya manifiestas, lograron muchísimo más de lo esperado, aún por el más optimista de los hinchas del Gallo, además de sobreponerse a todo un año de "traumáticas" carencias institucionales repetidas hasta el hartazgo, que sólo comienzan con un atraso promedio, durante toda la temporada, de entre tres y medio y cuatro meses de haberes adeudados, sino que se continúan en la reiteración de inconvenientes semanales, más propios de una entidad de naturaleza amateur, como la ausencia de asistencia kinésica y médica diaria para atender las necesidades de rehabilitación y dolencias de los lesionados, o el "peregrinaje" por distintos destinos de entrenamiento, incluyendo la imposibilidad de entrenar lo necesario en el estadio, producto de los sucesivos trabajos de reacondicionamiento, que recién ahora comienzan a dar sus primeros "frutos", hasta desembocar en una relación desgastante con el presidente de la institución, quien hiciera de las "promesas" de pago incumplidas, casi un "culto" innecesario, haciendo que entre los jugadores, hoy su palabra tenga menos credibilidad que la de Mónica López y Boroccó Jr. juntos.
Al mismo tiempo, este plantel limitado en sus capacidades y potencialidades reales, pero sin dudas que homogéneo, unido y más que fuerte desde lo anímico y moral, debió además resignar, precisamente en el Reducido, por cruel mueca de un destino siempre esquivo, a uno de sus principales baluartes durante el año y, tal vez, el único futbolista capaz de generar el poco fútbol que siempre demostró este plantel y que, en estas finales frente a un mejor Almagro, se notase demasiado: nos referimos a Federico Domínguez, cuya pubialgia atendida de manera personal, en ausencia de kinesiólogos dentro del club, terminaría agravándose por responsabilidad del director técnico, quien no creyendo inicialmente la lesión del cordobés de Villa María, y hasta comparándolo con Damián Akerman por "borrarse" en las finales, en opinión del propio Giunta (por aquella ausencia también por lesión, de nuestro goleador histórico, y su inasistencia en el Reducido anterior, frente a Tristán Suárez en Ezeiza), y previa recriminación desafortunadamente pública, ante el resto del plantel y allegados, hubo finalmente de confirmar la veracidad de la dolencia de Domínguez, cuando el mismo se resintiera producto del apresuramiento en exigirlo durante uno de los últimos entrenamientos.
De cualquier forma, y pese a una nueva decepción ante otra oportunidad de ascenso desperdiciada, seguramente con el paso de los días y los ánimos colectivos un poco más atenuados, tomaremos real dimensión que el "milagro" no se emparentaba con acceder a una "remontada" no imposible, pero sí claramente improbable y "heroica", de un 0-4 en la ida, sino que la verdadera "proeza" habría de registrarse previamente y ser, sin duda alguna, el haber accedido y perdido ante un rival decididamente superior en los '180, a una instancia final inimaginable y fuera de cualquier pronóstico, y por lo tanto, de inobjetable mérito grupal (y en algunos casos, también individual), a pesar de limitaciones propias y desatinos ajenos.
Lástima que, al final del camino, no pudiésemos ser capaces de reconocer el esfuerzo y el intento hasta el final, de los verdaderos protagonistas de esta historia, por culpa de los mismos imbéciles de siempre, es decir, esos cincuenta delincuentes de costumbre, disfrazados de hinchas, pero que nada tienen que ver con Morón, al ser capaces de generar los tristes disturbios del final y, en definitiva, echar a perder la espléndida fiesta del verdadero Pueblo del Gallo, quien a pesar de reconocer de antemano la extrema dificultad de la contienda, daría el "presente" como de costumbre, con el calor y el color que lo caracteriza, colmando el Nuevo Francisco Urbano a pesar del 0-4 parcial y alentando de manera generosa y conmovedora, hasta el preciso momento en que los violentos se apoderaran del "protagonismo" para desbaratar la fiesta de la mayoría (más allá del resultado) y colocar a nuestra "casa" (la del auténtico hincha, aquél que la preserva y jamás la dañaría) al borde de una sanción disciplinaria que puede resultar costosísima.
Ojalá, alguna vez, se sancione penalmente a los sujetos responsables, y no al objeto inanimado receptor de la locura irracional de estos inadaptados, porque a la vuelta de estas historias recurrentes de suspensiones y clausuras de estadios, que en lo particular, ya las hemos vivido y parecido demasiadas veces en nuestra historia, por un puñado de mercenarios sin casaca, suelen "pagarla" el socio e hincha común que abonan su cuota social o entrada y, en definitiva, los clubes que ven tambalear aún más su frágiles economías, sin ingresos como local, durante un largo tiempo. Aunque, qué podemos esperar de un fútbol incapaz de elegir a su presidente de manera transparente, y donde 38 más 38 suma 75, además de apañar en conjunto con buena parte de la clase política, a los mismos imbéciles que nos niegan la posibilidad de ver a nuestro equipo, mientras ellos continúan haciendo "negocios", con la "vista gorda" de los mismos que deberían sancionarlos y erradicarlos de los espectáculos deportivos.
En definitiva, y aunque perdamos mil finales más... "No me arrepiento de este amor, aunque me cueste el corazón"...
... "Amar es un 'milagro', y yo te amé, como nunca jamás lo imaginé"...
... Y, "que la cuenten como quieran".
Gustavo Adrián Requelme.
@elgallogustavo.
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