miércoles, 30 de diciembre de 2015

Nota a Federico Domínguez: "Los dirigentes no atienden el teléfono".

En la mañana del jueves 24 de diciembre, es decir, en plena víspera de Navidad, un estado de Facebook, perteneciente a Lisandro Daniel Mendoza, arquero suplente del Gallo, durante el pasado semestre, estremecía por la contundencia de sus palabras y por la impotencia y cansancio que traslucían clara y descarnadamente, al hacer público que a pocas horas del festejo familiar de la última Nochebuena, "la dirigencia de Deportivo Morón no fue capaz de darnos siquiera cinco pesos, para poder comprar un pan dulce".

Situaciones como la precitada, se han venido sucediendo con prácticamente la totalidad del plantel profesional del Gallo, quienes debieron soportar durante un largo y tortuoso año económico, la imposibilidad de haber cobrado, aunque sea por una sola vez, en los últimos doce meses, todo un sueldo completo a término y en efectivo, "contante y sonante".

En el medio, las repetidas y desgastantes promesas de pago, jamás cumplidas por el ahora presidente en uso de licencia, Diego Spina, fueron naturalmente socavando la necesaria relación de confianza mutua y recíproca, entre dirigencia y plantel y cuerpo técnico salientes, hasta hacer verdadera eclosión en los últimos meses, donde una deuda de cuatro millones con los jugadores, devenida de cinco meses de atraso en sus sueldos, ha colocado a muchos de los futbolistas al borde de situaciones personales de inverosímil indignidad, mientras los dirigentes les dan la espalda y "juegan" con los tiempos legales, condicionando la calidad de vida y el futuro profesional inmediato, en una "política de silencio" atroz y falta de respuestas inaudita, que genera vergüenza propia (porque, aunque no seamos directiva, se trata de nuestro propio club) y fundamentalmente, una tristeza tan infinita, como infinito es el caos económico en el que está sumido hoy el Gallo, afrontando su peor hora, en no menos de dos décadas.

Por eso, y porque a veces las palabras conllevan marcada la contundencia de la verdad, como un "cross de derecha a la mandíbula", al decir de Roberto Arlt, nada mejor que conocer la situación de los futbolistas profesionales de Morón, en su actual "laberinto" de inquietud y hartazgo, en primera persona, gracias a la generosidad y sinceridad para el diálogo, de Federico Domínguez, una de las figuras indiscutidas del último certamen, que se perdiera las finales del Reducido por una pubialgia y que, en definitiva, habla como juega: pensante, talentoso, acertado en los pases y preciso en sus definiciones.

"Siempre dicen que 'la plata va y viene' (prologa Federico Domínguez, ante la pregunta casi por compromiso y con respuesta presumible, sobre cómo hubo de pasar la Navidad, lisa y llanamente, sin plata...), en mi caso particular vivo lejos de mi familia (en Villa María, Córdoba) y no veo la hora que llegue fin de año para ir a visitarlos. Los momentos más lindos son pasar las fiestas en familia, que de hecho lo pude hacer. Pero hablando de lo económico, como ya todos saben, no fue lo esperado, porque se han prometido muchas cosas que nunca llegaron. Pero más allá de eso, fue bueno estar en casa, con mi familia, aunque ya volvimos a Buenos Aires para saber cómo sigue todo esto. Aunque sigue todo igual, sin noticias, como hace un mes atrás".

A reglón seguido, y ante la inquietud no menos obvia, de su situación particular, Federico confesó que: "hoy hablé con mi representante y a él le habían comunicado, hace un par de semanas, que el técnico (Walter Otta, quien aún no asumió formalmente, ni firmó su contrato, por el vínculo contractual todavía vigente con Blas Giunta, hasta el 31 de diciembre) quería que siguiera, y los dirigentes también habían dicho que querían que siguiera, aunque iba a haber una reducción en el presupuesto, y de ahí en adelante no se pudo comunicar más, porque los dirigentes de Morón no atendían el teléfono".

"Personalmente llamé a uno por uno..., llamé al presidente, al vicepresidente, a todos... Les mandaba mensajes y nadie me atendía. No sólo por mi situación, sinó porque necesitaba plata y los llamé a todos y nadie me atendió. El único que me contestó fue José Luis Chammah (vocal titular 1° y jefe de prensa), que me dijo que me quedara tranquilo, que iba a haber novedades..., pero nunca más me escribió, ni nada. Las 'novedades' eran noticias malas, el 'bicicleteo', porque todo lo que prometían no llegaba".

Lo que, tal vez por un sentido de elemental respeto y hasta "código" futbolero (en verdad, un "camino de una sola vía" en este Morón actual, atravesado por el desdén dirigencial), Federico Domínguez no refiere, es que algún dirigente habría de apagar el teléfono y desatender las llamadas, inmediatamente después de ofrecer una renovación de contrato, supeditada a una reducción importante en su sueldo, pretensión que su representante desestimaría de manera lógica, máxime en presencia de una deuda cuantiosa que no parecía constituir parte del temario más urgente: "hoy sigue todo igual, hablé con mi representante y me dijo que los dirigentes no atienden para arreglar mi situación... Así que la realidad es ésta... Yo me entero que están arreglando jugadores, de a poco, y a nosotros no nos atienden el teléfono. Por ahí lo que más molesta, por lo menos en mi caso, no es que no te paguen, que también es grave, sino la actitud de no dar la cara, que me parece una actitud poco sensata".

"Sinceramente, le decía a la gente más cercana, que mi intención era quedarme en el club, porque además tengo una bronca interna grande y estoy muy triste, porque jugué todo el año y me perdí los partidos más importantes - y a mí eso me dolió mucho, porque ser titular en un equipo y no poder jugar una final, duele-, hoy me ponía a pensar y, la verdad, que así no quiero seguir, porque no podés estar tranquilo nunca... Tenés que pagar cosas y nunca tenés dinero, no podés hacer nada y llega fin de mes y estás siempre con una incertidumbre tan grande, que te genera malestar..., porque es la realidad, ya que uno se predispone mal para las cosas".

"Aunque mis ganas están, pero nadie te atiende el teléfono y uno no sabe lo que va a pasar. En lo personal me cansé de llamar, me comuniqué con mi representante y ya estamos a 29 de diciembre y en horas se vence mi contrato".

"Estoy viviendo en un departamento que me dio el club y también quiero llamar, por si lo tengo que dejar. No tengo plata para irme a vivir a otro lado, porque esa es la realidad, y estoy medio 'en bolas', por así decirlo. Y eso me genera mucha intranquilidad, porque no tengo club tampoco y estoy a punto de quedar libre. Pero esa es la realidad..., la triste realidad".

"Me hubiera gustado que las cosas hubiesen sido de otra manera... Que no nos paguen, porque sabemos que son muchos los clubes que tienen problemas para pagar, pero que por lo menos se hubiese ido de frente, con la verdad... Quizá la situación hubiera sido distinta y uno la hubiese encarado de otra manera".

"Uno está esperando que en Morón te digan cómo va a ser la situación, si te van a querer, si te van a renovar, si no te van a renovar, y por respeto a eso, que uno espera del club donde la gran mayoría jugamos durante el último año o año y medio, es que uno no busca en otro lado, y por ahí te quedás sin nada".

"Creo que la mayoría de mis compañeros, si bien algunos ya tengan club, la mayoría no sabe que va a pasar, y eso es lo que preocupa, más que nada. Se podrían haber organizado de otra manera, diciéndonos a aquellos que jugamos un año o un año y medio en el club, más allá de los rendimientos futbolísticos, cómo seguíamos y no haber llegado a esta situación. Pero ya está..., ésta es la realidad".

"Lo prometido era pagar toda la deuda, aunque uno se imaginaba que iba a ser difícil que se pagara todo..., pero hubiese esperado que se pagara, por lo menos algo, antes de Navidad, para cubrir los gastos..., pero ni siquiera eso".

"Lo último que me pagaron fue julio. Son cinco meses de deuda. Pero lo que más duele es la actitud de los dirigentes, el no dar la cara, el no ir de frente y el no atendernos los teléfonos".

"Hablé con tres o cuatro de mis compañeros, y sinceramente no tienen un peso".

Más claro... Imposible.

La sinceridad y el relato descarnado, en primera persona, y con toda la carga lógica de incertidumbre e inquietud a cuestas, de alguien que se maneja dentro y fuera de la cancha, de idéntica manera: de frente, con la verdad y con respeto..., aunque ese mismo respeto, lamentablemente, sea hoy "un camino de una sola vía", en el (des)trato con los directivos.

Federico Domínguez, el zurdo cordobés de Villa María, otra de las víctimas de la informalidad agraviante y los desatinos reiterados de una dirigencia que, en materia futbolística, han convertido al Deportivo Morón en un club laboralmente poco serio e institucionalmente a la deriva, que entristece en presente y angustia a futuro.

Y que nadie se ofenda...

O que se ofendan..., pero atiendan los llamados y paguen lo que deben.


Gustavo Adrián Requelme.
@elgallogustavo.



                          Foto: gentileza, Osvaldo Abades (h).

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