Deportivo Morón debía cambiar el “chip” de su eliminación en Copa Argentina, para volver a meterse de lleno en la lucha por su objetivo primordial y prioritario: el torneo de la Primera “B”, en procura del tan ansiado y postergado ascenso a la “B” Nacional.
En la soleada y agradable tarde de lunes, y en el siempre complicado reducto de Munro, el Gallo afrontaba una visita complicada ante Colegiales, de flojo comienzo de campeonato, pero habitualmente riesgoso en su terreno de dimensiones reducidas, que exige a sus visitantes a ’90 de extrema concentración, en especial, ante pelotazos de larga distancia y “pelotas paradas”.
De arranque, el conjunto de Walter Otta se pararía mejor en el exiguo terreno de juego del “Tricolor”, ejerciendo el control de las acciones iniciales, a partir de criterio de Rodrigo Díaz para manejar el balón y los “hilos” del partido, y el desequilibrio de Matías Pardo en ofensiva, de gran primer tiempo, con gran peligrosidad en los metros finales de la defensa local, además de un sacrificio y prodigalidad destacables a la hora del retroceso defensivo.
De a poco, y entre los diez y los treinta minutos del primer tiempo, el Deportivo Morón gozaría de las mejores ocasiones para abrir el marcador, con dos oportunidades muy claras de Damián Akerman, momento a partir del cual, el Gallito comenzaría a mermar en su rendimiento y cederle progresivamente la iniciativa al local, que finalizaría con una mejor imagen los primeros ’45, merced a dos o tres aproximaciones ofensivas, que constituirían el presagio de lo que sucedería apenas iniciado el complemento.
En efecto, apenas comenzado el segundo tiempo, a los ‘5 de la etapa complementaria, un rechazo largo de Damián Toledo derivaría en un córner que, tras su posterior ejecución al corazón del área de Morón, y un rechazo imperfecto de Nicolás Minici, dejaría el balón a pedir del botín derecho de Manuel López, el “siete bravo” de Colegiales, para abrir el marcador en el punto del penal del área de Milton Alvarez.
Con el “mazazo” del gol de Colegiales y el flojo rendimiento colectivo del Gallito, acicateado por la necesidad de acceder, como mínimo, a un empate, Walter Otta decidiría el debut de Sebastián Montero, el juvenil delantero de Morón, para jugar todos sus “fichas” en ofensiva, en lugar de un extenuado Toledo.
Punto de inflexión, en el desarrollo de un partido que asomaba cada minuto más esquivo, el ingreso de Montero cambiaría definitivamente el rumbo del partido, con una gran actuación del punta de las inferiores de Morón, pivoteando permanentemente ante los defensores locales, para facilitar la llegada franca, de cara al arco, de Damián Akerman, Matías Pardo y los volantes que se soltaran en ataque.
Así las cosas, sobre los ’30 del segundo tiempo, una corajeada y trepada ofensiva de Cristian Broggi (otro de buen rendimiento) terminaría en un centro milimétrico a la cabeza de Sebastián Montero, quien con un soberbio cabezazo, cambiándole el palo a Gastón Brambati, arquero “Tricolor”, permitiría a la visita acceder a un empate sufrido, aunque merecido en el balance total del partido.
Con el uno a uno consumado, y ante la presión del público local, Colegiales intentaría recuperar la “vertical”, en búsqueda de un nuevo desnivel, lo que permitiría una generación de espacios jamás vista hace ese momento, lapso durante el cual y a consecuencia de lo mismo, Damián Akerman se hallaría de frente al arco, a escasos metros de la línea de gol, para sentenciar el cotejo con el segundo gol del Gallo, siete minutos más tarde, y alcanzar de esta manera, el primer triunfo fuera de casa.
Con el pitazo final, del también debutante (dirigiendo a Morón), Leandro Rey Hilfer, el Deportivo Morón accedería a tres puntos vitales, para meterse de lleno en la lucha por el campeonato, a la espera de un traspié de Atlanta, este martes, ante San Carlos.
Cambió el “chip” y se puso en “carrera”… Se viene Morón.
@elgallogustavo.
Foto: gentileza, Prensa Deportivo Morón.
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