jueves, 11 de mayo de 2017

Cuando no se puede ganar, no se debe perder

Por la 30° fecha del torneo de la Primera “B”, el Gallo no pudo pasar del empate frente a Villa San Carlos, lo que aún le permite mantener una significativa diferencia de ocho puntos, respecto de su más inmediato perseguidor, el nuevo y único escolta, Almirante Brown.

Desde el comienzo del cotejo, el Deportivo Morón intentó por todos los caminos posibles, doblegar a un Villa San Carlos ordenado y necesitado de puntos, para escaparle a la zona baja de la lucha por el descenso.

Así las cosas y pese al protagonismo que asumiría el equipo de Walter Otta, la visita, dirigida por Facundo Besada, habría de plantear un partido cerrado y jugado en escasos metros del campo de juego, abroquelándose con acierto y orden táctico en dos líneas de cuatro, que dificultarían la habitual circulación del balón del Deportivo Morón, en una ofensiva que debió debatirse con la férrea marca de los última línea de los Berisso.

Tanto es así que, pese al dominio territorial y del balón ejercido por el Gallo, solamente habría de generar una jugada manifiesta de gol, tras un par de amagues en el área de Damián Akerman, para sacarse de encima la marcación escalonada de la visita y tras lograrlo, generar la primera gran atajada de Pablo Bangardino, el arquero de San Carlos, a la postre la figura destacada y determinante para que el Deportivo Morón no pudiese alzarse con los tres puntos en juego.

Ya en el segundo tiempo, Walter Otta (quien precisamente frente a la “Viila” de Berisso, habría de cumplir 50 partidos en la dirección técnica del Deportivo Morón), procuraría mayor presencia ofensiva, con los ingresos de Matías Pardo, Javier Rossi y Leandro Guzmán, aunque los mismos no redundarían en el efecto esperado en la última línea de San Carlos, quienes llegaron al Oeste en procura de un punto y habrían de conseguirlo.

Con el paso de los minutos, el once de Otta justificaría la victoria, pero Pablo Bangardino, la figura del encuentro, le ahogaría el desnivel al “Rengo” Rodrígo Díaz, tras un tiro libre desde el sector derecho de la defensa visitante, y en otra jugada muy polémica, Pablo Giménez, árbitro del encuentro, pasaría por alto un claro penal a favor del Deportivo Morón, por una mano grosera de la defensa de Villa San Carlos.

Ante el pitazo final de Giménez, el Gallo resignaría dos puntos que, en el balance general del partido y sus merecimientos, debieron quedar en poder del Gallo, pero por la excelente tarea de Bangardino, golero visitante y la falta de claridad de Morón en ofensiva, habrían de repartir puntos con un Villa San Carlos, cuyo mérito mayor fuera cerrarse en su extrema defensa y contrarrestar todo intento ofensivo de un Morón sin puntería, en la noche del Nuevo Francisco Urbano, pero que sin embargo merecería mejor fortuna en el desarrollo de los ’90 de juego.

A ocho de distancia de Almirante Brown, y a falta de ocho partidos para el final del camino, el Deportivo Morón necesita sumar de a tres en Villa Lynch, frente a la UAI Urquiza, el próximo sábado desde las 14, para mantener su situación de privilegio y acercarse un pasito más, al sueño grande de un anhelo postergado desde hace 27 años.

Cuando no se puede ganar, no se debe perder, y esa es una premisa que este conjunto de Walter Otta ha internalizado para bien, con prescindencia de los merecimientos y las necesidades.

Sin desesperación ni ansiedades, el Gallo agota sus últimos desafíos, a sabiendas que solamente depende de sí, y que un punto suma, cuando al final del camino la recompensa es grande.


A ocho del final y con ocho de distancia, el Gallo es líder y administra su ventaja, en procura de ese sueño que desvela y mantiene en vilo a todo el Oeste, en un insomnio “dulce” con sabor a ilusión intacta.


@elgallogustavo



                                      Foto: gentileza, Prensa Deportivo Morón.

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