Por la 30° fecha del torneo de la
Primera “B”, el Gallo no pudo pasar del empate frente a Villa San Carlos, lo
que aún le permite mantener una significativa diferencia de ocho puntos, respecto
de su más inmediato perseguidor, el nuevo y único escolta, Almirante Brown.
Desde el comienzo del cotejo, el
Deportivo Morón intentó por todos los caminos posibles, doblegar a un Villa San
Carlos ordenado y necesitado de puntos, para escaparle a la zona baja de la
lucha por el descenso.
Así las cosas y pese al protagonismo
que asumiría el equipo de Walter Otta, la visita, dirigida por Facundo Besada,
habría de plantear un partido cerrado y jugado en escasos metros del campo de
juego, abroquelándose con acierto y orden táctico en dos líneas de cuatro, que
dificultarían la habitual circulación del balón del Deportivo Morón, en una
ofensiva que debió debatirse con la férrea marca de los última línea de los
Berisso.
Tanto es así que, pese al dominio
territorial y del balón ejercido por el Gallo, solamente habría de generar una
jugada manifiesta de gol, tras un par de amagues en el área de Damián Akerman,
para sacarse de encima la marcación escalonada de la visita y tras lograrlo,
generar la primera gran atajada de Pablo Bangardino, el arquero de San Carlos,
a la postre la figura destacada y determinante para que el Deportivo Morón no
pudiese alzarse con los tres puntos en juego.
Ya en el segundo tiempo, Walter
Otta (quien precisamente frente a la “Viila” de Berisso, habría de cumplir 50
partidos en la dirección técnica del Deportivo Morón), procuraría mayor
presencia ofensiva, con los ingresos de Matías Pardo, Javier Rossi y Leandro
Guzmán, aunque los mismos no redundarían en el efecto esperado en la última
línea de San Carlos, quienes llegaron al Oeste en procura de un punto y habrían
de conseguirlo.
Con el paso de los minutos, el
once de Otta justificaría la victoria, pero Pablo Bangardino, la figura del
encuentro, le ahogaría el desnivel al “Rengo” Rodrígo Díaz, tras un tiro libre
desde el sector derecho de la defensa visitante, y en otra jugada muy polémica,
Pablo Giménez, árbitro del encuentro, pasaría por alto un claro penal a favor del
Deportivo Morón, por una mano grosera de la defensa de Villa San Carlos.
Ante el pitazo final de Giménez,
el Gallo resignaría dos puntos que, en el balance general del partido y sus
merecimientos, debieron quedar en poder del Gallo, pero por la excelente tarea
de Bangardino, golero visitante y la falta de claridad de Morón en ofensiva,
habrían de repartir puntos con un Villa San Carlos, cuyo mérito mayor fuera
cerrarse en su extrema defensa y contrarrestar todo intento ofensivo de un Morón
sin puntería, en la noche del Nuevo Francisco Urbano, pero que sin embargo
merecería mejor fortuna en el desarrollo de los ’90 de juego.
A ocho de distancia de Almirante
Brown, y a falta de ocho partidos para el final del camino, el Deportivo Morón
necesita sumar de a tres en Villa Lynch, frente a la UAI Urquiza, el próximo
sábado desde las 14, para mantener su situación de privilegio y acercarse un pasito
más, al sueño grande de un anhelo postergado desde hace 27 años.
Cuando no se puede ganar, no se
debe perder, y esa es una premisa que este conjunto de Walter Otta ha
internalizado para bien, con prescindencia de los merecimientos y las
necesidades.
Sin desesperación ni ansiedades,
el Gallo agota sus últimos desafíos, a sabiendas que solamente depende de sí, y
que un punto suma, cuando al final del camino la recompensa es grande.
A ocho del final y con ocho de
distancia, el Gallo es líder y administra su ventaja, en procura de ese sueño
que desvela y mantiene en vilo a todo el Oeste, en un insomnio “dulce” con
sabor a ilusión intacta.
@elgallogustavo
Foto: gentileza, Prensa Deportivo Morón.
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