Luego de su histórica participación en la "Copa Total Argentina" de la presente edición, el Deportivo Morón debía volver a concentrarse con exclusividad en el Torneo de la "B" Nacional, donde se hallaba en deuda con su juego y el rendimiento habitual, tal vez acusando cierta dificultad para aclimatarse y afianzarse dentro de la nueva categoría.
Sin embargo, este Morón de tan buenos resultados en el certamen federal y de andar irregular en el campeonato local, volvió a evidenciar los problemas que lo vienen aquejando en su regreso al Nacional, y no le permiten comenzar a sumar los triunfos necesarios que le devuelvan la confianza y lo alejen de la zona coloreada de roja en la tabla de los descensos.
En la derrota del último jueves ante Instituto, en el Nuevo Francisco Urbano, cierto es que el Gallo no mereció perder, y que "La Gloria" habría de llevarse un premio excesivo para Alta Córdoba, mitad por obra de una fortuna esquiva para el local, y demasiado benevolente en el caso de la visita, y mitad por la falta de puntería de Morón que, una vez más y por deméritos propios que deberá revisar en la semana, debió afrontar el desarrollo del partido partiendo nuevamente desde atrás en el resultado.
En efecto, si bien el equipo de Walter Otta generó mucho y de peligro, tal vez como nunca antes en la sumatoria de los siete cotejos precedentes, volvió a padecer su falta de contundencia en el arco rival, a la vez de cometer errores defensivos que lo llevaran a perder el partido apenas superado el primer cuarto de hora, facilitándole el trabajo táctico a una visita que, ante la ventaja parcial, por la que nada había hecho hasta entonces, ni mucho menos justificaría después, sacaría a relucir todo el "manual" de malas prácticas futboleras, para terminar virtualmente "colgado" del travesaño y con el micro que los trasladara hacia Buenos Aires dentro del propio arco.
Así las cosas, entre la mala fortuna propia, ayudada por la falta de puntería en la última "puntada", sumadas a la "buena estrella" de la visita que habría de convertir en su primera llegada y luego administrar esa diferencia entre dilaciones de tiempo y mañas varias, habría de colaborar la deplorable actuación de un árbitro como Pablo Díaz, con lamentables antecedentes en su "foja de servicios", quien además de ignorar una falta clara en perjuicio de Rodrigo Díaz (que terminaría sacándolo del partido, si bien ya arribaba "entre algodones"), resultaría determinante -para mal- en dos acciones fundamentales, dentro de un vergonzoso "espectáculo" de desatinos a lo largo de los '90 más el agregado: en principio, antes del primer cuarto de hora, debió expulsar a Guido Mainero, por un codazo descalificador a Nicolás Martínez, infracción que sin dudas observara, pero considerara de amarilla, precisamente el autor del gol del triunfo de Instituto, que jamás debió haber cabeceado al gol el quedo defensivo de la defensa de Morón, porque a los '17 de la etapa inicial ya debía hallarse en el vestuario terminando de cambiarse antes de tiempo.
La segunda acción habría de tener lugar en el complemento, esta vez a cargo de Lucas Hoyos, el arquero del conjunto dirigido por el debutante Darío Franco, que también debió haber sido expulsado por doble amarilla, luego de impulsar con violencia, más allá de los límites del campo, una pelota ya fuera de juego, para evitar la rápida restitución por parte de los hombres del Gallo, y cuya segunda amonestación resultara ignorada con descaro por Pablo Díaz, nuevamente consciente de la infracción para roja.
En definitiva, y al término de una noche en que la visita habría de llevarse a Alta Córdoba un premio excesivo, y el Deportivo Morón pagar un precio demasiado alto por su falta de puntería y aquél yerro defensivo del inicio, acumulando los méritos necesarios para quedarse cuanto menos con el empate, no resulta menos cierto que en las primeras ocho fechas del torneo, y a excepción de los cotejos ante Santamarina de Tandil (su único triunfo hasta el momento) y San Martín de Tucumán, el Deportivo Morón siempre debió "correr" desde atrás en casi todos los demás partidos en que se abriera el marcador, con una mejora ostensible en los segundos tiempos, incluidos los dos cotejos referidos, lo que podría revelar cierto déficit de intensidad en los inicios de los encuentros, necesitando recién del estímulo negativo de la desventaja para reaccionar y "fruncir el ceño" para "enojarse", futbolísticamente hablando.
Prueba de ello podrían resultar, tanto la primera etapa frente a Nueva Chicago, como los '30 iniciales de la jornada precedente ante Almagro, donde en ambos casos, y luego de un inicio "liviano" e inconexo, el Gallo ajustaría clavijas y adoptaría una actitud de mayor decisión respecto del arco rival, recién hallándose en desventaja, con sus mejores expresiones futbolísticas en los segundos tiempos.
Por todo ello, quizá resulte necesario, tanto dentro como fuera del terreno de juego, cambiar el "chip" de la "Copa Argentina", para asumir con nostálgica alegría que el "sueño" de acceder a la "Copa Libertadores" terminó, siendo hermoso mientras duró y cuyo recuerdo inolvidable permanecerá en nuestras retinas y en el palpitar de nuestros corazones, hasta el final de nuestros días.
Y comenzar a sumar en el campeonato, todo lo más posible en las 16 fechas que restan de acá y hasta el final de temporada, para que del "sueño" de la copa, no pasemos a una "pesadilla" en el Torneo de la "B" Nacional.
A despertar, trabajar y ajustar. Estamos a tiempo.
@elgallogustavo.
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